Dado que el acuerdo ya había sido notariado por el abogado, no había vuelta atrás.
Al pensar en lo absurda que era la situación, Ariana no pudo evitar reírse.
"Bueno, supongo que estamos en la misma página", comentó mientras arrojaba el documento sobre la cama y lo miraba con frialdad. "A decir verdad, tenía pensado dejarte todo si podías ayudarme... Salvo las pertenencias de mi madre, por supuesto".
"Por si no te ha quedado claro todavía, ahora eso depende de mí... La propiedad es mía". Theodore se apoyó en la silla de ruedas mientras hablaba tranquilamente.