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Gavin

1222 Libros Publicados

Libros y Cuentos de Gavin

Borré Mi Vida Por Su Engaño

Borré Mi Vida Por Su Engaño

5.0

Franco, el "magnate que derrite corazones", me puso un collar de diamantes frente a las cámaras en nuestro quinto aniversario. Todo el mundo decía que yo era la mujer más afortunada, la dueña de un amor de cuento de hadas. Pero el cuento se rompió cuando sentí el perfume de Rubí Amaya en su camisa. Esa misma tarde, ella hizo un live presumiendo las escrituras de un parque de diversiones que él le regaló, mientras se burlaba de mi "resort". Mi teléfono vibró con la estocada final: una foto de una prueba de embarazo positiva y un mensaje de ella diciendo que Franco la amaba en mi propia cama. Él seguía fingiendo, jurándome amor eterno mientras sus amigos se burlaban de mí a mis espaldas. No hice un escándalo. No le grité. Simplemente sentí cómo mi corazón se volvía de piedra. Si él quería jugar a tener dos vidas, yo me encargaría de que no le quedara ninguna. Contraté a un experto para borrar mi identidad digital y vendí cada joya que me dio. Dejé una caja de regalo en la mesa y le envié un último mensaje antes de subir al avión. "Abre tu regalo de aniversario, mi amor". Cuando encontró los papeles de divorcio y las pruebas de su traición, yo ya era un fantasma empezando de cero en Oaxaca.

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El Lamento De Mi Alma Perdida

El Lamento De Mi Alma Perdida

5.0

Odiaba a mi hermano Gabriel. Me culpaba por la muerte de nuestros padres y me trataba como basura. Mi prima Ximena, a quien él adoraba, me hacía la vida un infierno en secreto. Cuando por fin encontré el amor y el valor para enfrentarlo y escapar de esa casa, un coche me atropelló y morí. Ahora, como un fantasma, lo veo consumirse por la culpa. "¡Renata! ¿Dónde demonios te has metido ahora, mocosa insolente?", gritaba, sin saber que yo flotaba a su lado. Él no tenía idea de que su preciada Ximena era la víbora que me había atormentado durante años, ni que su indiferencia me había empujado a la tumba. Pero la muerte no fue el final. Fue el comienzo de mi venganza. Ahora, atrapada entre dos mundos, observo cómo la verdad sale a la luz, destruyendo todo lo que él creía saber y arrastrándolo a una locura de la que no podrá escapar.

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Esposa Invisible, Corazón Roto y Divorcio

Esposa Invisible, Corazón Roto y Divorcio

5.0

Para salvar las tierras de mi gente, me casé con Román Sánchez. Durante cuatro años, fui su esposa invisible en un matrimonio por contrato. Pero la farsa se convirtió en una pesadilla cuando su amante, Nilda, se mudó a nuestra casa. Una noche, me desmayé después de que él me abandonara para correr a los brazos de ella. Desperté sola en un hospital, y la doctora me confirmó que estaba embarazada de ocho semanas. Mientras tanto, en la habitación de al lado, Román celebraba el falso embarazo de Nilda. Me había abandonado por una mentira. En ese momento, el amor murió. Así que le entregué los papeles de divorcio disfrazados de un trámite de impuestos. "Firma aquí, Román. Es urgente". Con su firma, no solo recuperé las tierras de mi pueblo, sino también mi libertad y la de nuestro hijo, a quien él acababa de renunciar sin saberlo.

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De Incubadora a Emperatriz

De Incubadora a Emperatriz

5.0

, soy Colleen Hoover, y estoy lista para sumergirme en esta historia. No hay tiempo para preámbulos, vamos directo al grano, al corazón de la emoción cruda y sin filtros. Aquí comienza. En nuestro segundo aniversario, mi esposo me llamó "incubadora". Dijo que nuestro matrimonio era una farsa para salvar a su familia de la quiebra y que, para darle un heredero, no necesitaba tocarme. Al día siguiente, me arrastró a una clínica para una fertilización in vitro forzada. Esa misma semana, le salvé la vida de un ataque de lobos en el bosque, quedando gravemente herida. Mientras me desangraba, él le dio todo el crédito a su amante, Frida. Pero lo que me rompió fue escucharlo decir que deseaba que yo hubiera muerto para ahorrarse el divorcio. En ese instante, el amor y la esperanza que sentía se convirtieron en un frío deseo de venganza. Tomé el teléfono y llamé a mi abuelo, el magnate Augusto Ibáñez. Gerardo Bermúdez me había usado, humillado y deseado mi muerte. Ahora, yo lo destruiría.

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Recetas robadas, amor traicionado

Recetas robadas, amor traicionado

5.0

Llevaba diez años casada con Mateo, el esposo perfecto a los ojos de todos. Como chef, mi mayor alegría era cocinar para él, y estaba planeando una cena inolvidable para nuestro décimo aniversario. Pero una llamada anónima reveló la verdad: mi prima Sandra estaba embarazada de él. No solo eso, estaban usando mis recetas y mi talento para construirle una carrera a ella. Esa misma noche, Mateo me lo confirmó sin una pizca de culpa. Me pidió ser "comprensiva" y me abandonó en la montaña durante nuestra cita de aniversario para correr al hospital con ella. Vi su foto juntos en redes sociales. Él sonreía, usando el reloj que supuestamente era para mí, pero que en realidad tenía el nombre de Sandra grabado en la parte de atrás. Mi matrimonio, mi arte, mi vida entera... todo había sido una cruel mentira. No solo me robaron mis creaciones, me robaron mi identidad. Así que, en lugar de derrumbarme, decidí desaparecer. Fingiría mi muerte en un trágico accidente y, desde la tumba, publicaría un blog con cada prueba de su engaño. Su pesadilla apenas estaba por comenzar.

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El Último Aliento de Selena

El Último Aliento de Selena

5.0

El hedor a muerte me golpeó en una obra abandonada. Como fiscal, mi deber era resolver el crimen, sin importar el horror. Pero entre el lodo, encontré un relicario con una cuchara de madera. Pertenecía a mi esposa, Selena, la mujer que yo creía que me había abandonado y humillado. Cegado por mi ambición y las mentiras de mi exnovia, Amaya, negué la verdad. La culpé en público, la llamé egoísta. Hasta que el informe forense me destrozó: no solo era Selena, sino que estaba embarazada de diez semanas. De mi hijo. El mundo se derrumbó. El dolor y la culpa me ahogaron. Yo, el fiscal intachable, había empujado a mi propia esposa y a mi hijo a la muerte, todo por creerle a la mujer que la quería muerta. Pero mi dolor se convirtió en una furia helada. Con las pruebas en mano, me dirigí al hospital donde Amaya fingía su enfermedad. Esta vez, la justicia no sería para un extraño. Sería mi venganza.

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Las Cenizas de Nuestro Amor

Las Cenizas de Nuestro Amor

5.0

Mi madre murió por protegerme y en el mismo ataque perdí al bebé que esperaba. Creí que al fin sería libre de mi jaula de oro, pero el infierno apenas comenzaba. Mi esposo, Hugo, no solo me culpó de todo, sino que se refugió en los brazos de su amante, Fabiana, la misma mujer que orquestó mi desgracia. Mientras yo me recuperaba, ella me envió un video íntimo con él, burlándose de mi dolor. La crueldad fue tal que el abuelo de Hugo, Don Leopoldo, al enterarse de la verdad, sufrió un infarto fulminante y murió. Con mi madre y mi hijo muertos, y el último pilar de la familia Serrano derrumbado, las cadenas que me ataban a ese mundo de apariencias y dolor se rompieron para siempre. En el funeral, Hugo, destrozado, me rogó que me quedara. "Es demasiado tarde", le dije, y me di la vuelta, lista para reclamar la vida que me habían robado.

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El Divorcio Que Me Dio Vida

El Divorcio Que Me Dio Vida

5.0

El día que inauguré el restaurante de mis sueños, una supuesta intoxicación alimentaria me mandó al hospital. Ahí, no solo perdí al bebé que tanto anhelaba, sino que descubrí la traición de mi esposo, Dante: su amante, Anabel, estaba embarazada. Pero la verdad era aún más monstruosa. Él había orquestado mi ruina, destruyendo mi carrera y provocando mi aborto para poder deshacerse de mí sin culpa. Mientras yo luchaba por mi vida, él celebraba su "libertad" con ella en la habitación de al lado. Me había quitado todo: mi negocio, mi futuro y la posibilidad de ser madre. Así que, en la soledad de mi cama de hospital, tomé una decisión. Firmé los papeles del divorcio, empaqué una maleta con lo poco que me quedaba y desaparecí sin dejar rastro, jurando que jamás volvería a permitir que me destruyera.

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La Traición Que Forjó Una Reina

La Traición Que Forjó Una Reina

5.0

Yo era la mente maestra detrás de los negocios de mi familia, pero para mi padre, solo era una hija discreta lista para ser vendida en matrimonio. Mi único escape era el amor de Rodolfo, el hombre que en la intimidad me llamaba su "Reina". Pero él tenía a otra, la frágil Fernanda. A ella la llamaba "Mi Pequeña Flor", mientras que yo solo era "la princesa" de la que necesitaba deshacerse. La traición culminó en una gala. Un coche se abalanzó sobre nosotros. Sin dudarlo, Rodolfo empujó a Fernanda para salvarla, dejándome a mí para recibir el impacto. Mi cuerpo salió volando. Mi última visión fue él abrazándola, a salvo. Más tarde, en el hospital, lo oí decir que yo era fuerte y podía cuidarme sola. Esa frase me dolió más que todos mis huesos rotos. En ese momento, la princesa ingenua que lo amaba murió. Acepté casarme con el viejo líder de un cártel, no como un sacrificio, sino como el primer paso de mi venganza. Ahora, yo sería la Reina, y mi imperio se levantaría sobre las cenizas de su traición.

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El engaño de su falso amor

El engaño de su falso amor

5.0

En medio de un infierno que devoraba el exclusivo hotel de montaña, mi prometido, Éric, extendió su mano. Pero no fue hacia mí, sino hacia Soraya, su primer amor. Me abandonó para salvarla, repitiendo la traición que en mi vida pasada me costó a mi hijo y me llevó a la tumba. Cuando logré salvarme por mi cuenta y llegué al puerto, me encontré no solo con él, sino con mis padres. No les importaba mi vida, solo el acuerdo millonario que nuestro matrimonio representaba. Soraya, con lágrimas en los ojos, me culpó por su sufrimiento. "¡Casi muero por tu culpa!", me gritó. ¿Mi culpa? ¿La culpable era yo por haber sido abandonada? En ese momento, la farsa de mi vida, el compromiso arreglado y la mentira de su amor se hicieron añicos. Rompí el compromiso frente a todos y me fui con el hombre que realmente me salvó, Lázaro Vélez, mi benefactor secreto de toda la vida. Ahora, con su apoyo, no solo fundaré mi propio despacho de arquitectura, sino que competiré contra Éric y mi familia en el proyecto más grande de la ciudad. Esta vez, yo gano.

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El Engaño De Mi Propia Sangre

El Engaño De Mi Propia Sangre

5.0

Siempre fui la sombra de mi familia, la culpable de la muerte de mi madre. Creí que mi matrimonio con Rodrigo era mi salvación, pero descubrí que solo era una cruel trampa. Mi único propósito era ser una incubadora para darle un riñón a mi hermana, el verdadero amor de mi esposo. Cuando accidentalmente grabé a mi hermana confesando que ella asesinó a nuestra madre y que su enfermedad era una farsa, el infierno se desató. Mi padre me abofeteó, mi hermano me pateó brutalmente en el vientre y Rodrigo, mi supuesto salvador, me llamó monstruo mientras corría a consolarla. "¡Ella es la asesina!" , les grité con mis últimas fuerzas, pero nadie me creyó. Para mi propia familia, yo era la loca, la deshonra, una mentirosa que merecía morir. Lo que no sabían es que, mientras me daban por vencida, yo ya había enviado anónimamente las grabaciones a todos. Dejé que la verdad los destruyera y tomé el primer vuelo al Amazonas, para empezar de cero con el hijo que juré proteger.

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La Segunda Oportunidad de la Mate Rechazada

La Segunda Oportunidad de la Mate Rechazada

5.0

Después de nueve años convirtiendo su pequeña tribu en un imperio multimillonario, mi esposo, el Alpha Oliver, trajo a su amante embarazada a casa. Sin una pizca de remordimiento, me degradó a sirvienta doméstica y le entregó mi título de Luna a Nadia, alegando que ella llevaba a su verdadero heredero. No lloré ni supliqué. En silencio, firmé los documentos de transferencia de activos que él, en su arrogancia, ni siquiera leyó, despojándolo legalmente de toda su fortuna sin que se diera cuenta. Esa misma noche, descubrí que yo también estaba embarazada. Pero en lugar de decírselo, bebí un frasco de Acónito. Prefería envenenar mi propio cuerpo y romper nuestro Vínculo de Compañeros antes que permitir que mi hijo fuera despreciado por su propio padre. Huí hacia el territorio de su enemigo mortal, el Alpha Luis. Cuando Oliver finalmente me encontró semanas después, demacrado y desesperado al descubrir la verdad sobre el embarazo que oculté, cayó de rodillas al ver mi aura brillar. No solo había perdido a su esposa y a su dinero; había desechado a una legendaria Loba Blanca, la realeza de nuestra especie. Mientras él suplicaba perdón arrastrándose en el barro, encendí mi poder frente a todos y pronuncié las palabras que lo destruirían para siempre: "Yo, Laura Díaz, te rechazo a ti, Oliver Silvestre, como mi Compañero."

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La Reina Invisible: La Caída De Moretti

La Reina Invisible: La Caída De Moretti

5.0

Soy la esposa de Óliver Moretti, el Capo más temido de la ciudad. Él pone la fuerza bruta, pero yo soy el cerebro que lava sus millones. Creía que éramos reyes construyendo un imperio, hasta que descubrí que llevaba nueve años con su amante, planeando huir con el dinero que yo limpié para él. Pero la verdadera traición no fue el robo, fue la sangre. Esa noche en el restaurante, su amante apareció desquiciada y me pateó brutalmente en el vientre. Caí al suelo, sintiendo cómo la vida se me escapaba entre las piernas. Estaba perdiendo a nuestro bebé. Grité su nombre, suplicando ayuda mientras me desangraba. Pero Óliver no corrió hacia mí. Corrió hacia ella. Mientras yo abortaba a su único heredero legítimo en el suelo frío, él abrazaba a la asesina de su hijo para consolarla. "Tranquila, Nadia, estoy aquí", le susurró, dándome la espalda a mí y a su hijo muerto. En ese instante, el amor se convirtió en un odio nuclear. Desde la cama del hospital, transferí sus cinco millones a un paraíso fiscal y envié las pruebas de todos sus crímenes a la Comisión. Ahora, semanas después, él ha cruzado una tormenta de nieve para encontrarme. Está de rodillas, llorando, rogando perdón porque su imperio se desmorona y se ha dado cuenta de su error. Lo miro sin sentir nada más que hielo. "Querías un reino, Óliver. Ahora obsérvalo convertirse en cenizas".

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Renaciendo De Las Cenizas De Tu Traición

Renaciendo De Las Cenizas De Tu Traición

5.0

Desde la penumbra del balcón, escuché cómo mi prometido le regalaba los detalles de nuestra boda a su amante. Fernando le prometía a Carolina mi fecha, mi viñedo y mis sueños, riéndose mientras ella me llamaba "un mueble que ya estorba". Soporté la humillación en silencio, apretando en mi bolsillo la carta de otro hombre. Pero el límite se rompió en el aeropuerto. Mientras yo intentaba proteger mi propio embarazo secreto, Fernando me dejó tirada en el suelo, pálida y enferma, para correr tras Carolina y su embarazo fingido. Ese día, mi amor por él murió entre las maletas y la indiferencia. Desaparecí sin dejar rastro. Un mes después, cuando Fernando descubrió que el cáncer y el bebé de Carolina eran puras mentiras, su mundo se vino abajo. Me buscó como un loco, removiendo escombros con las manos sangrando tras un deslizamiento de tierra, solo para encontrarme viva, pero inalcanzable. Cayó de rodillas en el barro, llorando y suplicando perdón, prometiéndome la vida que siempre quise. "Perdóname, Sheila. Sé lo de nuestro hijo. Te daré todo," gimió, destrozado. Lo miré con la frialdad absoluta de quien ha sobrevivido al infierno. "Llegas tarde, Fernando," le dije, mientras mi esposo, un hombre que jamás me abandonaría, me tomaba de la mano. "Ya estoy casada. Y él sí sabe lo que significa el respeto." Subí al helicóptero de rescate sin mirar atrás, dejándolo ahogarse en su propio arrepentimiento.

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El fuego reveló al verdadero monstruo

El fuego reveló al verdadero monstruo

5.0

En el incendio de la clínica, vi a mi esposo Damián salvar al hijo de su amante mientras dejaba a nuestro propio hijo, Mateo, atrapado en las llamas. La traición me quemó el alma, pero el verdadero infierno comenzó cuando Damián me culpó por la tragedia, llamándome dramática mientras consolaba a la otra mujer. No solo eso, sino que robó la medicina importada que era vital para la alergia mortal de Mateo, dándosela al hijo de su amante para tratar una simple erupción. "¡Nuestro hijo se está muriendo!", le grité desesperada por teléfono. "No seas dramática, Solana", respondió con frialdad. "Leo lo necesitaba más". Mientras mi hijo luchaba por su vida, la televisión mostraba a Damián como un padre heroico para su "nueva familia", rompiendo el último trozo del corazón de Mateo. "Mamá", susurró mi hijo desde la cama del hospital, "ya no quiero un papá así". En ese momento, la mujer que lo amó ciegamente murió. Tomé el teléfono y llamé a mi abogada. Era hora de desaparecer de su vida y empezar de nuevo, lejos de su crueldad.

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Ocho Años Para Un Nuevo Destino

Ocho Años Para Un Nuevo Destino

5.0

En la gélida noche de mi muerte, el hombre que juró protegerme, mi prometido Alejandro, me apuñaló repetidamente. Con mi último aliento, le pregunté por qué. Su respuesta fue un nombre: Yaiza. Él creía la mentira de una mujer frágil y silenciosa, una mentira que le costó a mi familia nuestro imperio y a mí, la vida. Me mató por una fantasía, convencido de que yo había dañado a su "verdadero amor". "Te maldigo, Alejandro Lizárraga", siseé mientras la vida se me escapaba. "Mi muerte no será en vano". Pero en lugar de la oscuridad eterna, desperté. Estaba en mi lujosa habitación, ocho años en el pasado, en el día de mi cumpleaños número dieciocho. Esta vez, el papel de víctima ya no me quedaba.

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La Humillación de un Corazón

La Humillación de un Corazón

5.0

Noventa y ocho veces. Noventa y ocho veces mi prometido, Eduardo Calvet, me dejó plantada en el altar. Pero la vez número noventa y nueve fue diferente. Justo cuando la ceremonia estaba por concluir, él soltó mi mano y corrió hacia mi rival, Bella Poza, quien fingía una lesión. "Matilde, lo siento, Bella me necesita. La ceremonia tendrá que esperar", dijo antes de abandonarme frente a todos. Esa noche, mientras él la cuidaba, Bella publicó una foto de ambos con el texto: "¡Mi héroe! Gracias por sacrificarlo todo por mí. Algunos entienden la verdadera lealtad". La humillación de cinco años se cristalizó en ese instante. Él nunca me amó. Él ni siquiera recordaba que yo era alérgica a las flores blancas que prometió traerme para compensarme. Esa misma noche, usé un poder ancestral para romper nuestro vínculo sagrado, un acto que casi me destruye. "Se acabó", susurré, mientras sentía su grito de agonía a la distancia. Pero la conexión entre almas no puede romperse tan fácilmente. Semanas después, él apareció en las puertas de la fortaleza de mi familia, suplicando perdón. Justo entonces, Bella reveló su verdadera identidad como una hechicera oscura, desatando un ejército de sombras para destruirnos. Para protegerme, Eduardo se sacrificó, muriendo en mis brazos. Y en ese momento, con su sangre en mis manos, un poder antiguo y aterrador despertó dentro de mí. Mis ojos se encendieron con fuego plateado. "¡Bella Poza!", rugí, mi voz resonando con la furia de mis ancestros. "¡Vas a pagar por esto!".

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Un Vuelo Sin Retorno Para Olvidarte

Un Vuelo Sin Retorno Para Olvidarte

5.0

Durante siete años, fui la sombra detrás del éxito de Paulina, pintando los cuadros que mi esposo, Rodrigo, vendía bajo su nombre. Creí que era un sacrificio por amor, hasta que vi el grabado oculto en su anillo de bodas: "P & R". La traición me golpeó de lleno en la gala de premiación. Paulina no solo se llevó el crédito de mi obra maestra, sino que tocó, con la flauta de plata que yo deseaba, la melodía secreta que compuse para Rodrigo en nuestra intimidad. Al confrontarlos, Rodrigo me empujó frente a todos, protegiendo a su amante y a su supuesto hijo no nato. Por teléfono, Paulina se burló con crueldad: "Él nunca te amó, Alma. Solo eres la herramienta para mantener mi fama". Comprendí que mi matrimonio era una estafa y mi vida, una mentira diseñada para engrandecer a otra. Pero no les daría el gusto de verme derrotada ni un segundo más. Dejé los papeles del divorcio firmados sobre la cama y subí al primer vuelo con destino a Oaxaca. Horas después, cuando le informaron a Rodrigo que mi avión se había estrellado sin dejar sobrevivientes, se dio cuenta de que mi "regalo sorpresa" de aniversario era dejarlo con la culpa para siempre.

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Tu Traición, Mi Nueva Vida

Tu Traición, Mi Nueva Vida

5.0

Durante cuatro años fui la sombra en la mansión Vázquez, la esposa invisible que Marco ignoraba mientras se reía con Berenice. Él firmó nuestra sentencia de divorcio sin siquiera leerla, creyendo que autorizaba un simple proyecto de caridad, tan ciego que no vio que me estaba liberando. Justo cuando planeaba mi huida, descubrí que estaba embarazada. Pero el destino fue cruel: en el hospital, mientras yo me desmayaba con una amenaza de aborto, Marco me soltó la mano. Me dejó tirada en esa camilla fría para correr tras Berenice y su embarazo fingido, eligiendo una mentira antes que a su propia esposa. Ni siquiera miró atrás. En ese instante, el dolor se convirtió en hielo. Entendí que Marco no merecía ser padre, ni merecía saber que su verdadero heredero crecía dentro de mí. Apreté los papeles de divorcio contra mi pecho y subí a ese avión rumbo a España. Cuando Marco descubra la verdad entre los escombros de su vida perfecta, yo ya estaré muy lejos. Y mi hijo será solo mío.

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Cinco años de amor perdido

Cinco años de amor perdido

5.0

Tentu, saya akan menambahkan POV (Point of View) ke setiap bab sesuai dengan permintaan Anda, tanpa mengubah format atau konten lainnya. Gabriela POV: Durante cinco años crié al hijo de mi esposo como si fuera mío, pero cuando su ex regresó, el niño me gritó que me odiaba y que prefería a su "tía Estrella". Leandro me dejó tirada y sangrando en un estacionamiento tras un accidente, solo para correr a consolar a su amante por un fingido dolor de cabeza. Entendí que mi tiempo había acabado, así que firmé la renuncia total a la custodia y desaparecí de sus vidas para siempre. Para salvar la imprenta de mi padre, acepté ser la esposa por contrato del magnate Leandro Angulo. Fui su sombra, la madre sustituta perfecta para Yeray y la esposa invisible que mantenía su mansión en orden. Pero bastó que Estrella, la actriz que lo abandonó años atrás, chasqueara los dedos para que ellos me borraran del mapa. Me humillaron en público, me despreciaron en mi propia casa y me hicieron sentir que mis cinco años de amor no valían nada. Incluso cuando Estrella me empujó por las escaleras, Leandro solo tuvo ojos para ella. Harta de ser el sacrificio, les dejé los papeles firmados y me marché sin mirar atrás. Años después, cuando me convertí en una autora famosa y feliz, Leandro vino a suplicar perdón de rodillas. Fue entonces cuando descubrió la verdad que lo destrozaría: nuestro matrimonio nunca fue legal y yo ya no le pertenecía.

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No Fui Su Incubadora, Soy Su Dueña

No Fui Su Incubadora, Soy Su Dueña

5.0

En nuestro tercer aniversario, me puse lencería de seda esperando que mi esposo por fin me tocara. Él me miró con asco y me dijo que ya había programado una fecundación in vitro para no tener que acostarse conmigo. Esa misma noche, descubrí que su "amor" y sus besos eran para mi propia hermana de crianza, Felipa. Escuché detrás de la puerta cómo se burlaban de mí. Planeaban usarme como una simple incubadora para darles un heredero y luego desecharme como basura para ser felices juntos. Mi familia biológica me había vendido como ganado para salvar sus empresas, y mi esposo solo esperaba el bebé para deshacerse de mí. Lo que ellos no sabían es que yo no soy la sumisa Estrella Mascaraque que creen. Soy la hija adoptiva y única heredera de Rocco Pujol, el magnate más poderoso de México. En el hospital, estrellé la tableta con los embriones contra el suelo, rompiendo sus cadenas para siempre. Ahora he regresado, no como su víctima, sino como la dueña de las empresas que acabo de llevar a la quiebra. "Señor Navarro, firme el divorcio o prepárese para vivir en la calle".

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El Pacto Roto Por La Envidia

El Pacto Roto Por La Envidia

4.3

La envidia era una bestia sedienta en nuestra comunidad, siempre hambrienta de lo que otros poseían. Nunca pensé que sus colmillos se clavarían en mi carne, en la de Estela y en la de nuestras vidas. Nos ofrecieron, a mi hermana gemela Estela y a mí, a los hermanos Vázquez, Marcelo y Efraín, como un sacrificio, un pacto. Parecía un cuento de hadas retorcido, una bendición. Pero la envidia, esa misma envidia que nos elevó, nos arrastró en picada hacia la tragedia más oscura, un abismo del que no creí que saldríamos. Estaba embarazada de cinco meses cuando unos hombres armados nos interceptaron a mi hermana gemela y a mí en medio de la noche. Aterrorizada, marqué el número de mi esposo, Marcelo, una y otra vez, suplicando por nuestras vidas. Pero él me colgó, furioso, porque estaba ocupado consolando a su "hermanita" adoptiva, Daniela, por un simple corte en el dedo. "¡Deja de hacer drama y no me molestes! Daniela está asustada y me necesita." Esa fue la última vez que escuché su voz antes de que los golpes me hicieran perder a nuestro bebé. Mi hermana Estela, mi leona, se interpuso para protegerme y le destrozaron la pierna con una barra de hierro, acabando para siempre con su carrera de bailarina. Cuando despertamos en un hospital público, solas y rotas, descubrí que Marcelo y su hermano estaban en una clínica de lujo, cuidando a Daniela como si fuera de cristal. Para colmo, Marcelo me acusó de haber "deshecho" a nuestro hijo a propósito solo para manipularlo por celos. El dolor se convirtió en una frialdad absoluta. Me limpié las lágrimas, firmé los papeles de divorcio y me dirigí a la policía para contar toda la verdad. Lo que Marcelo no sabía era que, al caer los secuestradores, confesarían que la dulce Daniela fue quien ordenó nuestra ejecución.

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Amante Fatal, Justicia Inevitable

Amante Fatal, Justicia Inevitable

5.0

Mi hermana Iara murió por insuficiencia renal. Su única esperanza era un trasplante, pero el riñón que necesitaba se lo robaron para dárselo a Pilar Muñoz, la esposa del millonario que años atrás mató a mi mentor. Decidí vengarme. Me convertí en la amante de su esposo, Lázaro, y lo usé para humillarla públicamente en una gala benéfica, donde él gastó una fortuna en un brazalete para mí, ignorándola por completo. La respuesta de Pilar fue salvaje. No solo me mandó a golpear, sino que tomó el collar con las cenizas de mi hermana y las esparció en la calle. "Ups, se me cayó" , se burló. En ese momento, mi mundo se tiñó de rojo. El dolor se convirtió en un odio que me consumió. Cuando pensé que todo estaba perdido, su propio hermano, Heriberto, me rescató. Me dio el poder para transformarme, enviándome lejos para convertirme en alguien intocable. Un año después, regresé como una artista de renombre internacional, lista para la última jugada. Y esta vez, no habría piedad.

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El Fuego que Encendió Mi Alma

El Fuego que Encendió Mi Alma

5.0

Natalia Arnal POV: Por diez años, sacrifiqué mi prometedora carrera como cirujana para convertirme en la mente maestra detrás del ascenso político de mi esposo, Andrés. Pero él no solo me traicionó con su asistente, Ivanna. En la gala que lanzaba su campaña nacional, me humilló públicamente. Frente a todos, insinuó que construiría una nueva familia con ella, incluso hablando de "nuevas vidas" que llegarían a su hogar. Sus palabras fueron un puñal, porque en secreto, yo estaba embarazada del hijo que por años había anhelado. El hombre al que le entregué mi vida y mi futuro me desechaba como si no fuera nada. Esa noche, le arrojé nuestro símbolo de unión a los pies y anuncié el divorcio. A la mañana siguiente, tomé la decisión más dolorosa de mi vida: interrumpí el embarazo en secreto. Era la única forma de cortar para siempre el lazo que nos unía y empezar a reclamar la vida que él me había robado.

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Mi Boda, Su Más Grande Error

Mi Boda, Su Más Grande Error

5.0

ALEXIA CUEVAS POV: Estaba en la prueba final de mi vestido de novia, a solo unos días de casarme con el amor de mi vida, Mauricio. De repente, mi organizadora de bodas recibió una llamada. Su rostro palideció. "Señorita Cuevas", me dijo con voz temblorosa, "me acaban de llamar para cambiar el nombre de la novia en las invitaciones... por el de Ida Juan". Ida era su "amiga", la misma a la que vi a Mauricio arrodillarse en nuestra propia fiesta de compromiso. En un bar, lo escuché decirles a nuestros amigos: "Alexia es mi obligación, pero Ida es mi placer". Incluso cuando me caí por las escaleras, él y sus amigos simplemente se dieron la vuelta y continuaron su fiesta, dejándome tirada. No solo me traicionó, sino que planeaba robar mi fecha de boda, mi salón y hasta el diseño que yo había creado. Pensó que yo era una tonta, una víctima que aceptaría posponer todo para que él pudiera casarse con su amante en mi lugar. Pero se equivocó. Fui con mi padre y le dije: "Quiero que arregles mi boda. Para la misma fecha. Pero con Antonio Díaz".

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Amor Prohibido, Venganza Dulce

Amor Prohibido, Venganza Dulce

5.0

Mi esposo, Adrián, me llamó por teléfono. Para salvar la carrera de su amante, la famosa actriz Liliana Requena, me pidió que fingiera mi propio secuestro y me echara la culpa para desviar la atención de los medios. Pero eso no fue todo. Con una frialdad que me heló la sangre, me exigió que abortara a nuestro bebé. "Liliana no puede soportar más estrés" , me dijo. Me negué a perder a mi hijo, pero él, para proteger a su amada, me empujó con una fuerza brutal. Mientras yo sangraba en el suelo, él se fue con ella sin mirar atrás. Su madre fue aún más lejos: me encerró en una hacienda bajo un sol infernal hasta que perdí a mi bebé. Mientras me desangraba sola, recibí un mensaje suyo: "Lo siento, mi amor. Te lo compensaré" . Con el corazón hecho pedazos y el alma vacía, tomé mi teléfono y marqué un número que me había prohibido a mí misma durante años. La voz que respondió era la de mi padre, Augusto Sierra, el dueño del Grupo Sierra.

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Amor Robado, Alma Liberada

Amor Robado, Alma Liberada

5.0

Hace cinco años, mi propia familia me destruyó. Mi hermana adoptiva, Calista, atropelló a una persona estando borracha, y mis padres me suplicaron que yo asumiera la culpa por ella. Al negarme, ellos mismos me entregaron a la policía. Hoy, después de cinco años en prisión, por fin soy libre. Afuera me espera mi prometido, Leonardo, el hombre que juró casarse conmigo en cuanto saliera. Pero su actitud es fría. Me abandona en la puerta de la cárcel para correr al lado de Calista, quien supuestamente sufre otra crisis depresiva. Mis padres, que tampoco vinieron a recogerme, le organizan una fiesta de "bienvenida", mientras a mí me alojan en un diminuto cuarto de servicio sin ventanas. El golpe final llega cuando anuncian que Leonardo se casará con Calista para "darle la estabilidad que necesita para sanar". Él lo justifica diciendo que le debe la vida a Calista porque ella le donó un riñón. Pero la donante fui yo. No solo me robaron mi libertad, mi futuro y a mi prometido, sino también el sacrificio más grande que hice por amor. En la oscuridad de mi habitación, encuentro un correo electrónico: la oferta para unirme a un proyecto de investigación en el extranjero ha sido reactivada. Tengo diez días. No solo me iré, desapareceré. Pero antes, les dejaré un regalo: un diario y los expedientes médicos que revelarán cada una de sus mentiras.

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La Viuda y Mi Marido

La Viuda y Mi Marido

5.0

Mi cuñado murió en un accidente, y su viuda embarazada, Silvia, se mudó a mi casa. Al principio, creí que era mi deber como familia ayudarla en su duelo. Pero pronto, mi esposo Enrique comenzó a tratarla como si fuera una reina, ignorándome por completo. Se convirtió en su sirviente personal, no en mi marido. Le masajeaba los pies por la noche, la defendía cuando se quejaba de mi café en mi propia cocina y me ordenaba apagar la cafetera porque a ella le molestaba el olor. La situación explotó cuando descubrí que Silvia había robado la pulsera de esmeraldas de mi difunta madre. Cuando la confronté, la dejó caer a propósito, haciéndola pedazos. Ciega de rabia, le di una bofetada. Pero en lugar de defenderme a mí, su esposa, Enrique me empujó con una fuerza brutal. Caí y me corté el brazo con una mesa de cristal. Mientras la sangre corría, él corrió a consolar a Silvia. Me gritó: "¡Estás loca! ¡Te voy a comprar otra! ¡Pero no vuelvas a tocarla!" . En ese momento, mirando los pedazos de la herencia de mi madre en el suelo y la sangre en mi brazo, el amor que sentía por él murió. Tomé mi teléfono e hice una llamada. "Chuy, trae a tu equipo a mi casa. Con mazos. Vamos a hacer una remodelación" .

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Mi Nueva Oportunidad

Mi Nueva Oportunidad

5.0

El olor a madera quemada y a carne chamuscada llenaba mis pulmones, mientras las llamas lamían mi piel. Ricardo Torres, mi esposo de 40 años, me miraba morir con una frialdad que helaba más que cualquier invierno. "Elena, siempre fuiste un estorbo", dijo, y luego se dio la vuelta y se marchó, cerrando la puerta y sellando mi destino. Mi vida entera pasó ante mis ojos, una sucesión de días grises sirviendo a un hombre que nunca me quiso. Aguanté a su familia, renuncié a mis sueños, todo por un "amor" que solo existió en mi cabeza. Fui una campesina sin cultura para él, una sirvienta, una carga. ¿Cómo pude ser tan ciega, tan tonta? ¿Por qué aguanté tanto? En mi último aliento, con el fuego consumiéndome, un deseo desesperado se formó en mi mente: "Si tuviera otra oportunidad… si pudiera volver… nunca, nunca volvería a cruzarme en tu camino, Ricardo Torres" . La oscuridad me envolvió y, de repente, una luz cegadora. Abrí los ojos. El aire olía a tierra mojada. Miré mis manos. No eran las de una mujer de sesenta años, sino las de una joven. Un calendario en la pared: 1976. Había funcionado. Había vuelto. Y esta vez, las cosas serían muy diferentes.

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Amor que Trasciende

Amor que Trasciende

5.0

Estaba planeando la boda de mis sueños con Ricardo, el hombre que amaba, o eso creía. Pero en un instante, todo se derrumbó: lo encontré en nuestra cama, entrelazado con mi hermanastra Isabella, sus risas cómplices resonando en mi mente. Peor aún, escuché sus voces antes de que me vieran, "Una vez que te cases con ella y tengamos el control de la empresa, la echaremos a la calle. Al fin y al cabo, ella no es más que una huérfana adoptada." Mi mundo se hizo añicos, mi familia adoptiva me había relegado, favoreciendo a Isabella, y yo, cegada por el amor, no vi la conspiración. La joya en mi dedo, mi anillo de compromiso, se sentía ahora como una marca de humillación, un recordatorio constante de su traición y codicia. ¿Cómo pude ser tan ciega? ¿Todo fue una mentira? Con el corazón destrozado y la rabia hirviendo en mis venas, tomé una decisión desesperada en la barra de un hotel de lujo, al pedirle a un misterioso extraño: "Quiero contratarte. Necesito un prometido... que me ayude a vengarme."

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Mi Dulce Venganza de Amor

Mi Dulce Venganza de Amor

5.0

En el vibrante mundo virtual de "Sueño de Mariachi", donde millones se sumergían, yo, Sofía Rojas, encontré mi refugio detrás de un avatar esquelético y poco agraciado, "La Calavera Alegre", buscando ser valorada por mis habilidades y no por la apariencia que tanto me agobiaba en la vida real. Mi ansiada paz se hizo añicos cuando el regreso de Isabella, el primer amor de Héctor Morales (El Charro de Oro, el jugador más famoso y mi pareja en el juego), expuso la cruda verdad: mientras yo le entregaba mi talento y mi corazón, él construía un juego entero para ella. La humillación pública fue instantánea e ineludible; fui despojada de mi puesto de liderazgo en el gremio que ayudé a construir, acusada de ladrona por tomar mis propios bienes y expulsada frente a millones de jugadores, con Héctor y el mundo celebrando el "triunfo" de Isabella. Sentí una profunda incomprensión y un dolor desgarrador: ¿cómo pude ser tan ciega? ¿Cómo pude entregarme a alguien que me llamó "conveniente", una "herramienta" que solo servía para mantener una imagen mientras esperaba a su "verdadero amor"? Pero las lágrimas se secaron y dieron paso a la rabia; la verdadera humillación no fue la suya, sino mi propia ceguera. Ese día, me prometí que el juego apenas comenzaba, y que mi venganza sería un platillo que se serviría frío, en la arena más grande de todas.

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Corazón Indomable

Corazón Indomable

5.0

El dolor me partió el abdomen en dos. Era mi cumpleaños, y Alejandro, a quien había criado con el amor de una madre por diez años, me sonreía. Acababa de regalarme un licuado de fresa, una bebida que ahora quemaba mis entrañas. Pero el ardor no era solo físico; era la amarga verdad que susurró: "Siempre te he odiado, Sofía. Te odio porque cada vez que te veo, veo la cara de mi madre." Luego, la mancha carmesí en mi vestido blanco: mi bebé, el hijo de Ricardo, mi prometido. Mi prometido, que llegó para consolarme, para decirme que era un "aborto espontáneo" y que Alejandro "solo bromeaba". Luego me miró con asco y dijo: "Estás hecha un desastre. Hueles a enfermedad". En mi lecho de dolor, vi la película silenciosa de mi vida: diez años entregados a la promesa hecha a mi padre. Diez años cuidando de una familia que no era mía, de una empresa que yo manejaba mientras ellos ponían el nombre. Incluso mi propia madre, al enterarse de mi compromiso, solo llamó para asegurar su pensión, susurrándome que no fuera "egoísta". ¿Egoísta yo? La que había sacrificado su juventud por todos. Mi cuerpo dolía, mi corazón estaba roto, pero una rabia fría y dura como el acero me inundó. "¿Qué quieres, Sofía?", me preguntó Ricardo el hipócrita. "¿Dinero? ¿Joyas? ¿O quieres que formalicemos el matrimonio? Puedo llamar al juez mañana mismo." ¡El matrimonio era el premio de consolación por mi sumisión! Con una calma aterradora, tomé un trozo de cristal de un jarrón roto. Debía romper el lazo, destruir el símbolo que me ataba a su odio. "¡Sofía, no!" , gritó Ricardo, pero era demasiado tarde. Con un movimiento rápido, arrastré el cristal por mi mejilla izquierda. El dolor era liberador. Ya no era la Sofía que conocían, la que odiaban, la que usaban. Y en medio del horror en sus rostros, me eché a reír. Esa risa, que estalló como dinamita, me liberó de una cárcel de diez años. Y así, ensangrentada, pero con el alma libre, crucé la puerta, dejando atrás el veneno y el dolor. No había vuelta atrás.

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El Aroma del Adiós

El Aroma del Adiós

5.0

La oficina de mi jefe olía a café viejo, un aroma que solía darme seguridad, pero que ahora solo me recordaba el sacrificio de años. Mi vida, la que había construido con mi esposa Clara, se desmoronaba. "Quiero el divorcio", le dije al Dr. Morales, mi voz firme ocultando un temblor interno. Los rumores del complejo ya lo sabían: Clara y Marcos Durán, antes de que yo estuviera dispuesto a aceptarlo. La encontré en nuestra sala, no sola, Marcos tenía su mano en la cintura de Clara, riendo de una manera que nunca compartió conmigo. Mi voz, un gruñido, apenas pudo preguntar: "¿Qué está pasando aquí, Clara?". Ella, de cálida a una máscara de fría indignación, mientras Marcos sonreía con arrogancia. "¡Estás loco! ¡Paranoico y celoso!", gritó ella, intentando voltear la situación, como siempre. Esta vez no funcionó. "Se acabó, Clara", dije, mi voz mortalmente tranquila. "Quiero el divorcio". Su rostro palideció, pero su pánico se convirtió en rabia: "¡No te atrevas! ¡No vas a arruinar mi vida!". Justo entonces, el timbre de la puerta sonó, y dos policías uniformados entraron. "Mi esposo... se puso violento, me amenazó, tengo miedo", dijo Clara, con lágrimas falsas. Me helé, la traición descarada me robó el aliento. Caí en su trampa, y me llevaron de mi propia casa. Esa noche en la celda apestaba a desinfectante y desesperación, y me di cuenta de que mi dolor no era nuevo, sino la culminación de años de ser ignorado. Pero algo cambió esa noche; la resignación se convirtió en una inquebrantable resolución: no más. A la mañana siguiente, el Dr. Morales pagó mi fianza, mirándome con decepción, no hacia mí, sino hacia la situación misma. "Ve a casa, empaca tus cosas y sal de ahí", me dijo, "Yo me encargaré de los abogados, esto no se quedará así". Cada objeto que empaqué era un recordatorio de un amor fallido, y las palabras de la señora Carmen, mi vecina, lo confirmaron: "Esa mujer no te merece, lo vi entrar a la casa en cuanto tú te ibas a trabajar". La realidad era un golpe brutal, validando cada una de mis sospechas. Recordé el día en que había rechazado una prestigiosa beca de investigación en el extranjero por Clara, sacrificando mi sueño por una farsa. Colgué el teléfono, sin ira, solo una abrumadora certeza: mi decisión era la correcta. Me dirigí al lago solo, y el último rayo de sol desapareció en el horizonte. Ya no me sentía abandonado, me sentía libre. El peso de años finalmente se había levantado de mis hombros, y el camino por delante estaba despejado, solo para mí.

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Despertar en el Juego

Despertar en el Juego

5.0

En el año 2038, mi vida era un refugio digital. Como "Puente del Sur de Bambú" en "El Sueño del Guerrero", ocultaba mi belleza real detrás de un avatar feo, buscando ser valorada por mi lealtad y habilidad, no por mi apariencia. Durante tres años de misiones y "noches" virtuales, creí que mi compañero, el invencible "Guerrero de Fuego" (Héctor en la vida real), sentía lo mismo. Pero, con el regreso de su exnovia, "Princesa Dulce", Héctor me descartó. Primero, con un frío "Te he estado esperando" dirigido a ella, y luego, con la despiadada revelación: "Solo estaba pasando el rato mientras esperaba que Ximena volviera". La humillación pública fue devastadora: expulsada del gremio, nuestra relación disuelta forzosamente, y su nueva propuesta de pareja anunciada en todo el servidor, mientras yo miraba, impotente. En la vida real, como ilustradora "S. R.", fui despedida por el propio Héctor, quien ni me reconoció. ¿Cómo era posible que el hombre que juró amarme, pudiera despreciarme de tal manera en ambos mundos? ¿Qué hice para merecer tanta crueldad? La burla se intensificó cuando Ximena, para robarme una valiosa armadura que creé, me acusó falsamente de robo, con Héctor presenciando y creyéndole. Fue un despertar brutal, una lección dolorosa. En ese instante, rompí todo lazo con ellos. Era hora de que "Puente del Sur de Bambú" se levantara de las cenizas.

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Cuando el Juego Termina

Cuando el Juego Termina

5.0

En el año 2038, mi vida tenía dos realidades: en "El Sueño del Guerrero", era "Puente del Sur de Bambú", una jugadora deliberadamente fea, profundamente enamorada del todopoderoso "Guerrero de Fuego", el campeón del juego. En mi "otra" vida, Sofía era una ilustradora anónima, viviendo con la ansiedad de ser juzgada por mi belleza natural. Creía que Héctor, mi Guerrero de Fuego, me amaba por lo que era, más allá de la pantalla. Pero un día, mientras preparaba un regalo para él en el juego, mi mundo se vino abajo. Lo escuché decir que solo me utilizaba para "pasar el rato" mientras su exnovia Ximena regresaba. Y lo peor, el CEO de InnovaTech, mi quisquilloso cliente en la vida real era el mismo Héctor, quien me despreciaba en persona y en el juego. La humillación no se detuvo ahí: me despojaron públicamente de mi título de colíder de gremio y Héctor, sin un ápice de humanidad, disolvió nuestra relación frente a todo el servidor. "Nunca te quise", me espetó, "salir con un avatar tan feo como el tuyo era asqueroso". Mi dolor se convirtió en ira, ardiente e imparable. Decidí que ya no sería más la víctima de nadie y que el mundo se enteraría de todo.

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La vida que elegí

La vida que elegí

5.0

Mi vigésimo aniversario de bodas amaneció con un frío glacial en el alma. Recordaba cada detalle de mi vida, una vida que aún no había vivido, pero que me había llevado a la muerte, sola y despreciada en un hospital, víctima de mi marido, Rodrigo, y su "mejor amiga", Camila. Hoy era el día en que, en esa otra realidad, descubriría su traición y sería humillada, tildada de loca por pedir el divorcio, para acabar abandonada por mis propios hijos, Mateo y Sofía, quienes caerían bajo la influencia manipuladora de Camila. En mi mente, la imagen vívida de Sofía empujándome por las escaleras, de Rodrigo acusándome en el hospital mientras yo agonizaba y de mis hijos creyendo las viles mentiras de Camila, diciéndome que yo no era una "verdadera madre", me quemaba. Pero esta vez, no sería la víctima confundida, no cedería a la desesperación; con la memoria intacta y un frío propósito, me levanté, lista para cortar los lazos y reescribir mi destino.

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Mi Dulce Venganza

Mi Dulce Venganza

5.0

Aquí está el adelanto de la novela corta, siguiendo tus indicaciones: Me miré al espejo, envuelta en raso blanco, la boda con Ricardo a solo una semana. Llevábamos cinco años construyendo un futuro que creía inquebrantable, hasta que su teléfono vibró con un mensaje. El nombre "Carla" en la pantalla me heló la sangre, seguido de: "Amor, ¿nuestro plan sigue en pie para después de la boda? No puedo esperar a que seamos libres" . Revisé su teléfono y descubrí meses de conversaciones, fotos y planes con su amante, burlándose de mí y de mi "confianza ciega", llamándome "la gallina de los huevos de oro". Un mensaje suyo lo destrozó todo: "Sofía no es más que el puente hacia nuestra felicidad. Un sacrificio necesario". Mi amor se convirtió en rabia fría; no era solo infidelidad, sino un fraude calculado. Con una calma que me sorprendió, fotografié cada prueba, borré mi rastro y colgué el vestido. La boda no se cancelaría; sería mi escena, y ellos, Ricardo y Carla, serían las estrellas de su propia humillación pública.

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Un Amor Roto, Nueva Esperanza

Un Amor Roto, Nueva Esperanza

5.0

Mi esposo y yo lo teníamos todo: un amor que parecía inquebrantable, un futuro prometedor y el restaurante de sus sueños a punto de abrir. Pero una noche, al encontrar un "Acuerdo de Divorcio" oculto, mi mundo se desmoronó. Él estaba allí, frío, distante, tecleando en su laptop, mientras la luz de esa pantalla revelaba el rostro de un extraño. Él, que era mi refugio, se había convertido en mi verdugo. Me sentí traicionada, humillada, pública y dolorosamente excluida de una vida que creí nuestra. Cuando le supliqué hablar, me despidió con una frialdad que me congeló el alma, y un destello de fastidio en sus ojos. ¿Cómo pudo orquestar mi abandono en secreto, dejarme vivir una mentira mientras él planeaba el final? ¿Qué había hecho yo para merecer este golpe devastador en lo más íntimo de mi hogar? Rota, herida, busqué refugio lejos, pero el destino me lanzó de vuelta al corazón de mi tragedia, mientras la noticia de un fatal accidente automovilístico lo cambió todo.

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Amor Y Traición: Mi Venganza

Amor Y Traición: Mi Venganza

5.0

El frío del azulejo del baño me subió por los pies descalzos, un escalofrío que calaba hasta los huesos. En mi mano, una prueba de embarazo con dos líneas claras, inequívocas. Una sonrisa amarga se dibujó en mis labios, porque esta vez no era de alegría, era el eco de la desesperación de mi vida anterior. Cerré los ojos y la imagen me golpeó con fiereza: el olor a gasolina y metal retorcido, los cristales rotos esparcidos. Mi hermanastra, Camila, de pie junto al coche en llamas, su bello rostro contorsionado en una sonrisa triunfal. Y a su lado, mi esposo, Alejandro, observando con indiferencia gélida cómo yo me consumía. "Sofía, siempre tan ingenua," la voz de Camila resonaba en mi memoria, "Alejandro es mío, su éxito es mío, y ahora, tu vida también lo es." Sentí el dolor agudo en mi vientre, la pérdida de mi hijo nonato, y luego… la nada. Abrí los ojos de golpe, el corazón desbocado. El mismo baño, la misma prueba de embarazo. Era el día en que, en mi vida pasada, anuncié felizmente mi embarazo, el día que selló mi destino. Mi cuerpo temblaba, pero ya no era de miedo. Era una furia helada, pura, que me recorría las venas. Esta vez no. Esta vez, no sería la víctima. Esta vez, la marionetista sería yo. "Mi amor, ¿estás bien? Te tardas mucho." La voz carismática y ensayada de Alejandro irrumpió en el baño. Sus ojos, al ver la prueba, se abrieron con una sorpresa que, ahora lo sabía, era completamente fingida. Se arrodilló, tomó mis manos con una calidez nauseabunda. "¿Sofía? ¿Es... es lo que creo que es?" Asentí lentamente, observando su obra. "¡Vamos a ser padres! ¡Por Dios, Sofía, soy el hombre más feliz del mundo!" En mi vida pasada, sus palabras me hubieran llenado de dicha. Ahora, solo sentía un asco profundo, un veneno que me carcomía. Él se separó, sus ojos brillando con una alegría calculada. "Tenemos que celebrarlo, ¡hay que darle una gran fiesta! ¡Anunciarlo a todo el mundo!" "No" , dije, mi voz sonando más firme de lo que esperaba. Alejandro parpadeó, confundido. "¿No? Pero, mi amor, es la mejor noticia de nuestras vidas." "Es muy pronto, Alejandro" , respondí, forzando una expresión de preocupación. "Los primeros meses son delicados, quiero ser cuidadosa. No quiero anunciarlo todavía." Era la excusa perfecta, una que él no podía rebatir sin parecer insensible. Me besó en la frente. Un beso de Judas. Me quedé sola. Miré mi reflejo en el espejo. La mujer que me devolvía la mirada ya no era la misma. De las cenizas, había nacido un monstruo. "Sí, Alejandro" , susurré. "Ocúpate de todo." Mientras él planeaba usarme, yo ya estaba planeando su destrucción. Y la de Camila. Y la de todos los que les ayudaron. Mi venganza comenzaba ahora. Iba a meter a todos los lobos en el mismo corral y ver cómo se destrozaban.

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La Resurrección de Ximena

La Resurrección de Ximena

5.0

Era la nonagésima novena vez que moría por Sebastián. El chirrido ensordecedor de los neumáticos, el giro descontrolado y el impacto brutal me arrojaron contra el muro, mientras su amante, Valentina, observaba paralizada. Sentí mis huesos romperse y mi aliento huir, pero al ver el alivio en sus ojos por la seguridad de "su luz de luna", supe que no había preocupación por mí. Una vez más, mi sangre manchó el asfalto bajo el sol inclemente, y él, sin pensarlo dos veces, me empujó frente a ella. Cuando desperté en la camioneta, Sebastián, con su desprecio habitual, me exigió disculpas por asustar a Valentina y a "su bebé" que venía en camino, un vientre apenas visible que era su arma. Me ordenó no manchar la camioneta con mi sangre, y al llegar a la mansión, el mayordomo me bañó a presión para no ensuciar las alfombras, mientras Valentina me ofrecía un mango, sabiendo mi alergia mortal. Me pregunté por qué seguía viviendo este infierno, por qué mi cuerpo se negaba a la muerte definitiva. El ciclo de noventa y nueve muertes y resurrecciones, cada una más dolorosa, me había dejado al borde del abismo. Tomé el mango, buscando la muerte número cien, la liberación, pero él, en un acto de furia posesiva, me hizo vomitar, gritando: "¡Tu vida me pertenece!". Mi frustración llegó al límite, pero en sus palabras sobre diseccionarme en un laboratorio para proteger "el bebé de Valentina", encontré una extraña esperanza. Este era el camino.

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