Libro y Cuento de Isla Hunter
No hay escapatoria de la obsesión del despiadado director ejecutivo
Cuando Grayson la dejó de forma abrupta, Aurora no hizo escándalo: simplemente cortó por lo sano. Tras su frase: "En el futuro, donde sea que yo esté, tú no puedes aparecer", ella se esfumó por completo de su mundo. Al tercer año de la ruptura, Aurora regresó a la ciudad, recomenzó su vida y se convirtió en la presentadora estrella de la televisión local. Grayson solía mirarla en la televisión, recordando con nostalgia los buenos tiempos. En el quinto año, ya libre de las cadenas familiares, planeó deliberadamente una cena para reencontrarse con ella. Quería reavivar la llama, pero ella lo recibió con una frialdad distante, y su negativa rotunda a reconciliarse hizo que él, siempre tan comedido, perdiera el control. Al descubrir que era la prometida de su sobrino, dejó de contenerse: fuera como fuese, luchando o jugando sucio, la recuperaría. Cuando Aurora se alejó con determinación una vez más, la voz de Grayson sonó quebrada a sus espaldas. "Aurora, hasta el día en que me muera, no volveré a soltar tu mano". En la universidad, Aurora lo había perseguido, sin saber que era un Rockefeller, hasta que el desaire de su padre demostró la enorme distancia que jamás podría cruzar. Ya fuera hace cinco años o ahora, nunca debieron estar juntos, pensó Aurora.
