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Todo comenzó cuando ella pilló a su prometido poniéndole los cuernos con su hermana. La vida de Yvonne cambió completamente después de aquella noche desgarradora. Con el corazón roto, se emborrachó y entró en la habitación equivocada. Se entregó a un hombre desconocido. Peor aún, su padre la repudió porque quedó embarazada fuera del matrimonio; sin tener otra opción, se fue al extranjero con la determinación de tener éxito y vengarse. Seis años más tarde, regresó al país como una exitosa doctora y madre de un niño genio. A la tierna edad de seis años, Aiden ya era uno de los mejores hackers del mundo. Obtuvo la lista de los solteros más elegibles de la ciudad. Un día, le preguntó a su madre: "Mami, puedo ayudarte a encontrar un novio. ¿Qué tipo de hombre te gusta?". Yvonne, que no tenía interés en los hombres, sólo fingió pensarlo. Antes de que pudiera responder, un hombre dijo: "Aiden, soy tu padre. ¿Por qué estás contra mí?". ¡Y así, la misión de reunir a sus padres comenzó oficialmente!
"¡No, no, no! ¿Cómo puede ser?".
Yvonne Tate se quedó mirando el resultado de la prueba de embarazo que tenía en las manos. Este decía que estaba embarazada de dos meses.
No había mayor pesadilla que la que había vivido hacía dos meses. En su ceremonia de compromiso, sorprendió a su hermana revolcándose con su prometido, Cillian Schultz. Desconsolada, bebió hasta emborracharse, y en consecuencia, se equivocó de habitación de hotel. Esa noche, acabó teniendo sexo con un hombre extraño.
En aquella habitación en penumbra, aquel hombre la aprisionó contra la cama y la invadió con fuerza y furia. Pensar en lo que ocurrió aquella noche aún le producía escalofríos.
Por más que lloró y luchó, el hombre no se detuvo. Su virginidad, que mantuvo por veinte años, fue tomada por un hombre a quien ni siquiera conocía.
Las manos de Yvonne temblaron hasta que el resultado de la prueba se cayó al suelo. En una fracción de segundo, una fina mano apareció de la nada y lo recogió.
"¿Qué? ¡Estás embarazada!", gritó Natalia Tate, su hermanastra.
"¡Cállate!".
Yvonne estaba muy molesta y avergonzada. Culpaba a Natalia y a esa basura de Cillian por esto. Al fin y al cabo, ¡ella no habría bebido y entrado en la habitación equivocada si no la hubieran traicionado!
No obstante, Natalia no era una buena persona; en vez de callarse, espetó adrede en voz alta: "¡Oh, Yvonne! Si no me falla la memoria, hace dos meses seguías con Cillian, ¿no? ¿Cómo es que estás embarazada? ¿Acaso le fuiste infiel?".
¡Claro que no!
Los ojos de Yvonne se clavaron en Natalia. Cómo se atrevía a acusarla de haber sido desleal, cuando era ella quien se había acostado con Cillian en su fiesta de compromiso. ¿Tenía amnesia, o solo era una desvergonzada?
"No te atrevas a acusarme de promiscua. ¡Nunca le fui infiel a Cillian! Además, ¿no tienes vergüenza? ¿No tienes miedo de que le cuente a todo el mundo que eres la mujer que se acostó con el prometido de su hermana?".
Los labios de Natalia se curvaron en una tenue sonrisa. Seguidamente agitó el trozo de papel que tenía en la mano y expuso: "Adelante, si tienes el valor. El hecho es que tú eres la puta. Fuiste infiel cuando aún estabas comprometida. Además, ahora yo soy la prometida de Cillian. Aunque decidieras hacer público esto, tengo cómo defenderme. ¡Al final quedarás en ridículo tú!".
"¡Yvonne!".
Un rugido vino de la puerta. Su padre, Daniel Tate, llegó y abofeteó con fuerza a Yvonne en la mejilla.
"¡Estúpida! ¡No puedo creer que tenga una hija como tú! ¿Cómo te atreves a embarazarte sin estar casada? ¡Eres una vergüenza para esta familia! ¿Cómo le explicaré esto a la familia de Cillian si se difunde la noticia?".
Algunos criados empezaron a cuchichear mientras veían a Daniel regañar a su hija. Ante esto, Natalia sonrió orgullosa. Yvonne, por su parte, se sujetaba la mejilla hinchada mientras las lágrimas amenazaban con caer de sus ojos.
"Papá, no cometí ninguna desvergüenza. Esto no es más que un malentendido. Fueron Natalia y Cillian...".
"¿Qué? ¿Solo un malentendido?". Daniel le arrebató el resultado de la prueba y se lo tiró a la cara. "¿Cómo explicas esto entonces? ¿Qué significa?".
Yvonne agachó la cabeza, sin saber qué decir. ¿Cuál sería la mejor manera de decirle a su furioso padre que tras emborracharse acabó en la cama de otro hombre? Solo conseguiría enfurecerlo más.
En ese momento, la madrastra de Yvonne, Eleanor Tate, bajó las escaleras despacio y pronunció con sorna: "Debe de ser por eso que insistió en romper el compromiso con Cillian. ¡Se quedó embarazada después de abrirle las piernas a otro hombre! Es imposible que el niño sea de Cillian. Después de todo, ¿por qué elegiría terminar con él si fuera suyo?". Tras fulminar con la mirada a Yvonne, Eleanor le dijo a su esposo: "Cálmate, cariño. Deberíamos averiguar quién la embarazó antes para saber qué hacer".
El fuego en los ojos de Daniel aumentó al mirar a Yvonne. "Dime, ¿quién te embarazó? ¡Si no lo dices, te desheredaré!".
"Yo... No lo sé...", balbuceó Yvonne, temblando de miedo.
En ningún momento vio con claridad el rostro de aquel hombre.
No solo la habitación estaba en penumbra, sino que su visión era borrosa porque bebió demasiado. Tan solo recordaba que el hombre olía a madera de sándalo.
"¿Cómo no puedes saber quién te embarazó? ¿Intentas encubrirlo? ¡Eres una sinvergüenza!".
Daniel se puso furioso. Le dio a su hija una cachetada en la otra mejilla que la hizo tambalearse y caer al suelo con un ruido sordo.
Ella se agarró las mejillas hinchadas con ambas manos y rompió a llorar.
Era tan injusto que nadie la apoyara. Yvonne sabía que Natalia quería arruinar su reputación para que la echaran de la casa; era lo que siempre había querido desde el primer día que ella y su madre llegaron.
Años atrás, la madre de Yvonne murió muy joven. Poco después, la madre y la hija se mudaron a la casa y pusieron a su padre en su contra. Desde entonces, convirtieron su vida en un infierno.
Ella se casó en secreto con una superestrella; sin embargo, su estado civil se mantuvo en conocimiento público. Ella lo amaba como a un perro, tan leal, tan sin vergüenza, pero él la alejaba constantemente solo por su egoísta razón de tomar venganza contra su madre. Después de su divorcio, ella accidentalmente se acostó con un atractivo desconocido cuyos ojos azules exudaban un atractivo sexual extremo, atrayéndola a una inevitable atracción fatal. Él era tan tranquilo y gentil, prometiéndole la felicidad eterna. "¿Ms. Cathryn Riley, se casará conmigo?" Su expresión era seria y sincera. Los dedos delgados del hombre sostenían una caja redonda de terciopelo rojo muy delicada y hermosa; dentro había un anillo de diamante exquisito. Asustada emocionalmente, ella le respondió, "He sido divorciada una vez. Espero que no me haga divorciar por segunda vez de nuevo." Keith sonrió y respondió suavemente, "Mi mundo nunca se ha centrado en nadie. Pero en los días venideros, mi mundo se centra en ti". Ella estaba tan conmovida que no pudo evitar llorar lágrimas de felicidad. Estar con él le trajo una alegría eterna y su promesa eterna reemplazó su sufrimiento por el matrimonio fracasado.
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Ella cayó en la trampa que la tendieron su prometido y su mejor amiga. Lo perdió todo y murió en la calle. Sin embargo, ella renació. En el momento en que abrió los ojos, su esposo estaba tratando de estrangularla. Afortunadamente, ella sobrevivió a eso. Firmó el acuerdo de divorcio sin vacilación. La joven estaba lista para su miserable vida. Para su sorpresa, su madre en esta vida le dejó una gran cantidad de dinero. Ella dio la vuelta a las tornas y se vengó. Todo le salió bien cuando su ex marido apareció en su vida.
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No fue mi elección nacer hija de la mafia, pero elegí ser la esposa de la mafia. Después de la muerte de mi padre, mi abuelo era demasiado viejo y vulnerable para defender a nuestra familia de los enemigos de mi padre. Y la única forma de asegurar nuestra supervivencia era que yo me casara con el jefe del poderoso clan Mellone. Mi dote es un pedazo de tierra codiciado por el mismísimo jefe del clan. Yo, Giulia, odio a mi novio. Ya lo he dicho. Lo odio con una pasión feroz, que hace arder mi cuerpo Detesto todo lo que tiene que ver con él: su insufrible arrogancia, su sonrisa burlona, sus peligrosos ojos grises metalizados y su corazón corrupto y vicioso. La forma en que todos se someten patéticamente a cada una de sus palabras y se apresuran a servirlo como si fuera una especie de dios me irrita muchísimo. Pero lo que es peor, odio la vergonzosa forma en que mi cuerpo responde al suyo. Tiemblo por él. La intensidad de mi deseo puro me sorprende y me repugna. ¿Cómo puedo desearlo tan desesperadamente si lo odio tanto? Es como si fuera el mismísimo diablo y me hubiera hechizado.
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