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Loraine era una esposa devota desde que se casó hace tres años. Sin embargo, a su esposo Marco no le importaba nada ella. Nada de lo que ella había hecho ablandó su corazón. Por fin, Loraine se cansó de todo esto. Ella le pidió el divorcio y lo dejó sin pensar. Los demás la miraron como si estuviera loca. "¿Has perdido la cabeza? ¿Por qué estás tan ansiosa por divorciarte?". "Es porque tengo que irme a casa para obtener una fortuna de mil millones de dólares. Además, él ya no me gusta", respondió Loraine con una sonrisa. Todos se rieron de ella; algunos pensaron que el divorcio la había afectado mentalmente. No fue hasta el día siguiente que se dieron cuenta de que no estaba mintiendo, porque una mujer fue declarada repentinamente la multimillonaria más joven del mundo, ¡y era Loraine! Marco se sorprendió mucho con esas peripecias. Cuando volvió a encontrarse con su exesposa, ella ya era una persona diferente. Un grupo de jóvenes guapos la rodearon y ella les sonrió a todos. Esta escena lastimó el corazón de Marco. Dejando a un lado su orgullo, trató de recuperarla. "Hola, mi amor. Veo que eres multimillonaria ahora. No deberías estar con idiotas que solo quieren tu dinero. ¿Tal vez podamos volver a estar juntos? También soy rico. Juntos, podemos construir un imperio fuerte. ¿Qué dices?". Loraine entrecerró los ojos hacia su exmarido, y sus labios se curvaron con disgusto.
En la oscuridad de la noche, Loraine Bryant caminaba nerviosamente hacia una habitación, mientras se alisaba su camisón de seda con sus manos sudorosas.
Esa fue la primera vez que usaba un camisón tan revelador, y ni siquiera llevaba ropa interior.
La sensación de la brisa fresca rozando su piel la hizo estremecerse.
La chica se animó a sí misma, diciéndose que no había nada que temer.
El hombre que se encontraba en la habitación era su esposo, Marco Bryant, y habían estado casados durante tres años. Un camisón como el que la chica traía puesto había sido diseñado para momentos como ese.
Después de darse unas palmaditas en el rostro y de tomar algunas respiraciones profundas para tranquilizarse, Loraine llamó a la puerta.
Un momento después, apareció un hombre alto y de aspecto fuerte. Sus ojos eran hostiles y sus labios estaban ligeramente fruncidos. Era tan atractivo como un dios griego de una antigua pintura al óleo.
"Ya es muy tarde. ¿Qué sucede?", preguntó con una voz gélida. Loraine sintió como si estuviera mirando a un extraño.
De hecho, casi perdió todo el valor que tanto le costó reunir.
"Marco, ¿recuerdas qué día es hoy?".
Frunciendo el ceño, el hombre instó: "Ve al grano".
Ante eso, la expectativa que había en los ojos de Loraine se convirtió en decepción. Y así, forzando una sonrisa dijo: "Es nuestro tercer aniversario de bodas. Últimamente pareces muy ocupado. Pero no importa, ¡preparé una sorpresa para ti!".
Tan pronto como Loraine terminó de hablar, inesperadamente una mujer salió de detrás de Marco. Se paró cómodamente junto a él, y saludó a Loraine con una sonrisa.
"Hola, Loraine. Marco me ha hablado mucho de ti. Aún no nos han presentado, ¿verdad?".
La mujer era hermosa; su voz sonaba dulce y sus ojos lucían vivaces, lo que hacía que cualquier persona quisiera protegerla.
Sin embargo, su presencia ahí sorprendió tanto a Loraine, que esta se quedó inmóvil, mientras sentía cómo sus manos y pies se congelaban.
"¿Keely? ¿Qué haces aquí?".
A pesar de que las chicas nunca se habían conocido en persona, la existencia de Keely Haywood siempre había ensombrecido el matrimonio de Loraine y Marco, como si fuera una nube oscura.
Esa casa estaba llena de rastros de Keely. Por si eso fuera poco, todos los miembros de la familia Bryant le recordaban a Loraine que Keely era la mujer que Marco amaba y que ella solamente era la señora Bryant simbólica.
Al notar el camisón sexy de Loraine, Keely bajó los ojos y, luciendo avergonzada preguntó:
"Marco, mi presencia aquí es inoportuna, ¿verdad?".
En ese momento Loraine dio rienda suelta a su hostilidad. "¡Obviamente sí!".
Al escuchar las palabras de Loraine, el rostro de Keely palideció, y se disculpó: "Lo lamento. No te enfades, por favor. Me iré de inmediato".
Mientras la chica hablaba, se movió como si estuviera a punto de irse.
Marco, por su parte, miró a Loraine con el ceño fruncido, y le dijo: "Keely es nuestra invitada, así que cuida tu actitud".
De pie, en la puerta, Loraine se sintió humillada, como si la hubieran abofeteado.
Legalmente, desde tres años atrás, ella era la esposa de Marco, sin embargo, durante ese tiempo, no había recibido el más mínimo respeto por parte de su marido ni de la familia Bryant.
El hombre siempre estaba tan ocupado con el trabajo, que rara vez regresaba a casa, e incluso cuando lo hacía, nunca dormía en la misma habitación que Loraine.
¡Y ahora el hombre le decía a su esposa que no se enfadara por ver a otra mujer en su habitación! ¿Qué demonios estaba pasando?
Todos los esfuerzos, paciencia y expectativas de Loraine de los últimos tres años se habían convertido en nada más que una broma de mal gusto.
Mirando a Marco a los ojos, y con una voz teñida de decepción, Loraine preguntó: "¿Qué hay de mí?".
"No compliques las cosas", respondió el hombre con impaciencia. "Keely está recuperándose y necesita descansar. ¿Qué quieres; dinero o un obsequio? Te compensaré".
Mientras Marco hablaba, Loraine observó cómo los ojos de Keely brillaban con un aire de suficiencia. Antes de darse cuenta, perdió los estribos.
"Marco, ¿por qué no entiendes que no es tu dinero lo que quiero?".
Dicho lo anterior, la abatida chica se dio la vuelta y se marchó.
El hombre la vio irse, mientras se pellizcaba el puente de la nariz.
"¿Qué le sucede hoy a Loraine?".
Parpadeando y con una voz suave, Keely contestó: "Creo que está enojada conmigo. Iré a disculparme con ella".
Cuando Loraine regresó a su habitación, se quitó el camisón y se acostó en la cama.
Pero de repente, llamaron a la puerta...
Ante eso, sus ojos se iluminaron.
¿Acaso Marco vino a buscarla?
Después de levantarse de la cama de un salto, fue a abrir la puerta. Para su decepción, todo lo que vio fue la cara de Keely. Debido a eso, la luz de su mirada se atenuó.
"¿Qué estás haciendo aquí?".
Keely fue directo al grano: "Tú y Marco pueden haberse casado hace tres años, pero yo soy la única mujer a quien él ama. Hasta hace poco, estuve recibiendo tratamiento médico en el extranjero. Como pensé que no me quedaba mucho tiempo de vida, dejé que Marco se casara contigo. Pero ya me recuperé, así que espero que respetes nuestro amor y te divorcies de él".
En ese momento, Loraine sintió un dolor punzante en el corazón, sin embargo, era demasiado orgullosa para permitir que Keely la viera derrotada.
"¿Tú, una amante, estás pidiéndole a una esposa que se divorcie de su hombre? ¿Te das cuenta de lo ridículo que eso suena?".
Al escuchar las palabras de Loraine, la sonrisa de Keely desapareció, y espetó: "¡Mide tus palabras! ¡No soy una amante! ¡Cuando se trata del amor, la persona que no es amada es la que sale sobrando!".
Entonces, en un tono burlón, Loraine respondió: "Mientras no me divorcie, yo soy la esposa de Marco y tú su amante".
Las palabras de Loraine golpearon tan fuerte a Keely, que frunció el ceño con ferocidad mientras escupía:
"¿Por qué eres tan arrogante? Veamos qué hace Marco si algo malo me sucede. ¿Crees que te dejará ir impune?".
Al escuchar las palabras de Keely, un mal presentimiento se apoderó de Loraine.
"¿Qué es lo que quieres, Keely?".
De repente, esta última se abalanzó sobre Loraine, y la arrastró hacia las escaleras.
Al ser tomada por sorpresa, Loraine no pudo liberarse del agarre de la otra chica.
"¡Marco, ayúdame! ¡Loraine quiere matarme!".
Seguidamente, Keely se arrojó por las escaleras como una maniaca, aún aferrada a Loraine. Incapaz de liberarse, esta última fue arrastrada escaleras abajo.
Rodó varios tramos de escaleras, antes de por fin aterrizar pesadamente en el suelo.
Los repetidos golpes que recibió en la cabeza crearon una herida profunda, causando que un chorro de sangre brotara de ella.
Un dolor agudo recorrió su cuerpo, mareándola y, causando que poco después se desmayara.
Justo cuando todo comenzaba a oscurecerse a su alrededor, vio a Marco corriendo. El hombre pasó justo junto a su esposa, eligiendo levantar a Keely y llevársela, dejando a Loraine tirada en un charco de su propia sangre...
Loraine era una esposa devota desde que se casó hace tres años. Sin embargo, a su esposo Marco no le importaba nada ella. Nada de lo que ella había hecho ablandó su corazón. Por fin, Loraine se cansó de todo esto. Ella le pidió el divorcio y lo dejó sin pensar. Los demás la miraron como si estuviera loca. "¿Has perdido la cabeza? ¿Por qué estás tan ansiosa por divorciarte?". "Es porque tengo que irme a casa para obtener una fortuna de mil millones de dólares. Además, él ya no me gusta", respondió Loraine con una sonrisa. Todos se rieron de ella; algunos pensaron que el divorcio la había afectado mentalmente. No fue hasta el día siguiente que se dieron cuenta de que no estaba mintiendo, porque una mujer fue declarada repentinamente la multimillonaria más joven del mundo, ¡y era Loraine! Marco se sorprendió mucho con esas peripecias. Cuando volvió a encontrarse con su exesposa, ella ya era una persona diferente. Un grupo de jóvenes guapos la rodearon y ella les sonrió a todos. Esta escena lastimó el corazón de Marco. Dejando a un lado su orgullo, trató de recuperarla. "Hola, mi amor. Veo que eres multimillonaria ahora. No deberías estar con idiotas que solo quieren tu dinero. ¿Tal vez podamos volver a estar juntos? También soy rico. Juntos, podemos construir un imperio fuerte. ¿Qué dices?". Loraine entrecerró los ojos hacia su exmarido, y sus labios se curvaron con disgusto.
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