Cuando le conté a mi esposo Edric que era infértil, me prometió que me amaría sin importarle nada. Durante tres años, él siempre fue amable conmigo, estaba feliz de haber encontrado a alguien que realmente me amara y no le importara que no pudiera darle un hijo. Hasta que un día me enteré de que me había estado engañando hace mucho tiempo, viviendo una doble vida y teniendo un bebé con otra persona. Se trataba de mi media hermana, estaba tan enojada al enterarme de esta impactante noticia que la abofeteé, pero no esperaba que debido a eso perdiera a su bebé. Edric furioso, envió a su abogado para obligarme a firmar el acuerdo de divorcio. Me dijeron que no me llevara ninguna joya que Edric me compró, y que ninguna de las propiedades me pertenecería, todo lo que podía hacer era empacar algunas de mis pertenencias y marcharme. Tres años después, volví para vengarme, con otro hombre...
El olor a desinfectante impregnaba el aire del hospital. Irene salió corriendo de la consulta del médico con los resultados del laboratorio en la mano y, justo cuando iba a llamar por teléfono, recibió una llamada de su tío.
-Irene, ¿las cosas entre tú y Edric están bien? -le preguntó.
-Todo bien. ¿Por qué preguntas?
-Supe que antier Edric acompañó a una muchacha al hospital para un control prenatal...
-¿Crees que tiene una amante-preguntó ella entre risas.
-¡Sí!
-No te preocupes. De todos los hombres, Edric es la última persona en el mundo que haría algo así. -Irene terminó de hablar con su tío y llamó a Edric, pero él se demoró en contestar.
-Estoy muy ocupado. No me llames ni me molestes si no es por algo importante. No puedo seguir hablando ahora. -Sonaba frío y sin emoción. De hecho, colgó antes de que Irene pudiera decir nada.
Irene apretó en su mano los resultados de la prueba y sintió que su ardiente pasión se congelaba al instante. «Desde que nos casamos hace tres años, Edric siempre ha sido muy amable conmigo, aunque hace un tiempo que su actitud no es la misma. No solo está distante, sino que incluso se muestra impaciente al responder mi llamada». Irene se preguntaba qué habría provocado aquel cambio tan brusco. Con la mente ocupada en sus pensamientos, se giró y vio una figura ante ella.
-¡Mi hermana! -exclamó una voz suave.
Al percatarse de que quien la llamaba era Lily, su hermana bastarda, Irene frunció el ceño, le lanzó una mirada de desprecio y, sin importar que estuviera acompañada de una señora de mediana edad, le dijo con tono frío:
-Cuida tus palabras. Mi madre solo tuvo una hija.
-Irene, ¿viniste a la consulta de infertilidad otra vez? -En lugar de enfadarse por la respuesta, Lily sonrió y le habló con delicadeza.
-No es asunto tuyo.
-¿No vas a preguntarme por qué he venido a esta consulta? -preguntó Lily y levantó una ceja queriendo provocar una reacción en su hermana. Luego se rio entre dientes y le anunció-: ¡Estoy embarazada de Edric!
Fue entonces cuando Irene se dio cuenta de su pancita. Lily nunca había escondido sus sentimientos hacia él y siempre se las había agenciado para enrollarse con él antes de que se casara con Irene, quien, a pesar de lo que estaba escuchando ahora, no perdió la calma y replicó:
-¿Te volviste loca?
-¿No me crees? Bueno, ¡mira esto! -Lily le mostró los resultados de su chequeo y la expresión en el rostro de Irene cambió en cuanto reconoció aquella letra, que le resultaba muy familiar. No podía creer que tuviera ante sus ojos la firma de Edric. Luego Lily continuó-: Hace cuatro meses pasamos la noche juntos; fue bestial, estuvimos dándole toda la noche y quedé embarazada -añadió ella con una sonrisa de orgullo-. Está feliz con el bebé y me pidió que lo tuviera. Puedes dejarlo después de que nazca el niño.
-¡P*ta! -rugió Irene y, temblando de rabia, abofeteó a Lily, que enseguida cayó al suelo como si lo hubiera planeado.
-¡Ay, mi barriga! -gritó.
Irene solo le dio una bofetada, pero Lily comenzó a sangrar; una sangre roja carmesí comenzó a chorrear por sus pantalones en cuanto cayó al suelo. Irene estaba sorprendida y apenas podía creer lo que acababa de suceder. Enseguida el personal médico se llevó a Lily a la sala de urgencias e Irene, temerosa de abandonar el lugar, también la siguió. Se encontraba fuera de la sala del hospital desde hacía un buen rato, cuando oyó el sonido de unos pasos que se acercaban. Levantó la mirada y vio a su suegra, Margaret.
-¿Qué está pasando? -preguntó Margaret mirando a Irene con furia. ¿Cómo fue que Lily acabó en la sala de urgencias?
-La señorita Nelson... No, la Sra. Myers la empujó -respondió la señora de mediana edad que acompañaba a Lily.
-¡Tan p*rra! Eres un árbol estéril y por eso no soportas que los demás logren lo que tú no has conseguido, ¿verdad? -le gritó Margaret y la abofeteó. Irene nunca le había caído bien, así que le pegó con fuerza, tanto que comenzó a hinchársele el rostro.
Irene pensaba que Lily mentía, pero la actitud de Margaret se lo confirmaba todo, así que en su corazón creció la desesperación y se sintió tan sofocada que casi se desmaya. Justo entonces, la puerta del quirófano se abrió y salió una enfermera para informarles que Lily había perdido al bebé.
Margaret se puso como una fiera al escuchar la noticia y enseguida se abalanzó sobre Irene para halarle el cabello y caerle a puñetazos y patadas. Irene no aguantó los golpes y se desmayó. Cuando por fin volvió en sí, abrió los ojos en un cuarto blanco. Intentó incorporarse, pero le dolía tanto el cuerpo que tuvo que apoyarse en el cabecero de la cama para recuperar el aliento. Justo en ese momento, se abrió la puerta de su sala y entró un hombre con unos lentes de montura dorada.
-Hola, Srta. Nelson. Soy el abogado del Sr. Myers.
-¿Abogado? -repitió Irene sorprendida y se quedó mirando al hombre que tenía delante.
-Sí, soy el abogado del Sr. Myers. Él me confió los trámites del proceso de divorcio.
-¿Divorcio? ¿Edric quiere divorciarse de mí? -le preguntó Irene, que apenas podía creer lo que acababa de oír.
-Este es el acuerdo de divorcio. -El abogado se acercó a su cama y le entregó el documento-. Por favor, léalo.
Las manos de Irene comenzaron a temblar. Nunca le había pasado por la cabeza que Edric quisiera divorciarse de ella algún día. Luego, en lugar de leer el acuerdo, miró fijo al abogado y le dijo:
-¡Qué venga él a verme! Quiero escucharlo de su boca.
-El Sr. Myers está muy ocupado. No tiene tiempo.
-¿Está ocupado y no tiene tiempo? -Irene sonrió mientras se preguntaba en qué momento habían empezado a ser tan indiferentes el uno con el otro como para que él ni siquiera tuviera tiempo de ir a verla. Acto seguido, tomó el celular de la mesita de noche y marcó el número de Edric, pero no consiguió comunicarse con él. «¿Cómo terminamos Edric y yo así? De la aventura al divorcio...», pensó.
-Señorita, por favor, lea al acuerdo -la instó el abogado, que seguía esperando por su respuesta-. Todavía tengo mucho trabajo que hacer.
Por la actitud del abogado, era obvio que no aceptaría un «no» como respuesta. En los tres años que llevaban de matrimonio, todos habían sido respetuosos con ella, así que el abogado adoptaba aquella actitud fría y dura, de seguro, por instrucciones de Edric.
Sosteniendo el acuerdo de divorcio, Irene echó un vistazo a la columna sobre la repartición de bienes y, como todos pertenecían a Edric antes del matrimonio, no se dividirían tras el divorcio. Irene no pudo más y se echó a llorar. «Una vez me dijo que yo era el mundo para él y que todo lo que tenía me pertenecía. Sin embargo, solo han pasado tres años desde que nos casamos y ya no siente nada por mí». Se preguntaba si ese que estaba viendo en ese momento era el verdadero Edric. El hecho de que su marido hubiera mantenido una amante a sus espaldas e incluso la hubiera embarazado comenzó a calar en su mente. «Supongo que es hora de arrancar de raíz al árbol estéril», pensó Irene con amargura. Dejó de leer el acuerdo y levantó la vista para dirigirse al abogado, que la había estado mirando todo el tiempo.
-¡Deme un bolígrafo! -le pidió.
-El señor Myers me dejó claro que no podrá llevarse ninguna de las joyas que le compró -añadió el abogado después de entregarle el bolígrafo que guardaba en su portafolios.
Irene se quedó paralizada por un rato, con la mirada perdida en el espacio, y, justo cuando el abogado pensaba que iba a impugnar el acuerdo, aceptó.
-Por supuesto -dijo calmada. Tomó el bolígrafo y estampó su firma en el papel.
El abogado le echó un vistazo al documento firmado, se dio la vuelta y se dirigió al estacionamiento del hospital. Allí se detuvo ante un lujoso Aston Martin tras cuya ventanilla se observaba el rostro de un hombre incomparablemente apuesto.
-¡Sr. Myers, la señora lo firmó! -informó el abogado con respeto.
-¿Lo firmó? -repitió el hombre del auto mirándolo con una expresión indescifrable.
El corazón del abogado se aceleró al ver lo malhumorado que parecía el hombre y, aunque quiso decir algo, optó por guardar silencio. El Sr. Myers se volvió a mirar el oscuro cielo nocturno y al cabo de un rato dio la orden a su chofer de marcharse del lugar.
Darren, quien para salvar a su madre adoptiva, se casó con una familia adinerada y vivía como un siervo. Un día consiguió un jade que podía curar las enfermedades y en ella también había otras habilidades poderosas para cambiar el mundo. A partir de entonces, Darren consiguió todo lo que anhelaba: la vida de su madre, el amor, dignidad, dinero, etc.
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Al principio, Karen Daly había creído que estaba casada con un hombre común y corriente. Nunca esperaba que, de repente, su esposo se convirtiera en su jefe. Siendo el hombre más rico en Asia, también era el heredero más misterioso de Rovio Corporación, S.A. En público, era un director decisivo y de sangre fría que dirigía el imperio empresarial. En privado, era un lobo vestido con piel de oveja y un verdadero diablo que nunca le dejaría escapar con facilidad."
"La misión de Valen era reemplazar a su hermana mayor, por eso se casó con su futuro cuñado. A partir de ese entonces, empezó a llamarlo "Querido esposo". En el mundo de los negocios, era conocido como el Señor Oscuro. Sin embargo, para sorpresa de muchos, consentía mucho a su esposa. Un día, un periodista le preguntó a Valen: "Sra. Lu, ¿qué es lo que más la asusta?". Inmediatamente, se mostró alterada. Había dos cosas que le asustaban. Durante el día, su querido y serio esposo; durante la noche, su querido y salvaje marido."
"Savannah quería vengarse de su exnovio, así que se fue al aeropuerto a buscar un hombre guapo para hacer un video besándolo y enviárselo a su ex; sin embargo, tuvo tan mala suerte que escogió a Callan Handerson, uno de los solteros más codiciados del mundo. Aunque Savannah fue quien lo besó sin previo aviso, nunca se hubiera imaginado que sería el propio Callan, el que le terminaría enseñando cómo era un beso francés de verdad; la chica entró en pánico y salió huyendo. Callan no se esperaba que, gracias a una sucesión de coincidencias, una historia romántica se terminaría formando entre ellos; este mismo día se volvería encontrar a esta chica traviesa, pero adorable, en el club de entretenimiento más lujoso y de más alto nivel de ciudad T. ¡La vio borracha mientras lo observaba en el baño de hombres!, él la arrinconó contra uno de los cubículos, cerró la puerta, y luego la besó sin vacilar. Después de esa noche, el destino los sumergió en un juego de trucos y engaños, en el que Savannah caería víctima de una de las trampas de este hombre, el mismo que al principio creyó que sería su víctima para la venganza. En esta montaña rusa de emociones, la chica, casi sin darse cuenta, terminaría mezclando el amor y el odio en su corazón."
Everleigh era una dama noble que tenía una familia feliz. Se suponía que se casaría con Theodore, un director ejecutivo rico y atractivo. Sin embargo, un accidente la obligó a dejar al hombre que más amaba. Siete años más tarde, se convirtió en una hábil doctora con lindos gemelos. Y volvió a encontrarse con Theodore, quien ahora se convirtió en su paciente, también en el novio de su mejor amiga. Ella les felicitó a esta futura pareja. Pero su corazón estaba sangrando. Es hora de decir adiós al pasado. Pero sus gemelos tenían una opinión diferente. ¡Planearon convertir a Theodore, el hombre que se parecía exactamente a ellos, en su padre! Mientras tanto, Everleigh descubrió que el accidente que hizo que Theodore y ella se separaran, fue un complot vicioso...
Ella cayó en la trampa que la tendieron su prometido y su mejor amiga. Lo perdió todo y murió en la calle. Sin embargo, ella renació. En el momento en que abrió los ojos, su esposo estaba tratando de estrangularla. Afortunadamente, ella sobrevivió a eso. Firmó el acuerdo de divorcio sin vacilación. La joven estaba lista para su miserable vida. Para su sorpresa, su madre en esta vida le dejó una gran cantidad de dinero. Ella dio la vuelta a las tornas y se vengó. Todo le salió bien cuando su ex marido apareció en su vida.
Hace mucho tiempo, dos reinos convivían en paz. El reino de Salem y el reino de Mombana ... Todo marchó bien hasta el día en que falleció el rey de Mombana y un nuevo monarca asumió el mando, el Príncipe Cone, quien siempre tenía sed de más poder y más y más. Después de su coronación, atacó a Salem. El ataque fue tan inesperado que Salem nunca se preparó para él. Fueron tomados con la guardia baja. El rey y la reina fueron asesinados, el príncipe fue llevado a la esclavitud. La gente de Salem que sobrevivió a la guerra fue esclavizada, sus tierras les fueron arrebatadas. Sus mujeres fueron convertidas en esclavas sexuales. Lo perdieron todo. El mal aconteció en la tierra de Salem en forma de Prince Cone, y el príncipe de Salem, Lucien, en su esclavitud se llenó de tanta rabia y juró venganza. *** *** Diez años después, Lucien, de treinta años, y su gente asaltaron un golpe y escaparon de la esclavitud. Se escondieron y se recuperaron. Entrenaron día y noche bajo el liderazgo del intrépido y frío Lucien, quien fue impulsado con todo en él para recuperar su tierra y tomar la tierra de Mombana también. Les tomó cinco años antes de que tendieran una emboscada y atacaran a Mombana. Mataron al príncipe Cone y lo reclamaron todo. Mientras gritaban su victoria, los hombres de Lucien encontraron e inmovilizaron a la orgullosa princesa de Mombana, Danika, la hija del príncipe Cone. Mientras Lucien la miraba con los ojos más fríos que alguien pueda poseer, sintió la victoria por primera vez. Caminó hacia la princesa con el collar de esclavo que había fabricado durante diez años y con un movimiento rápido, la sujetó del cuello. Luego, inclinó su barbilla hacia arriba, mirando a los ojos más azules y el rostro más hermoso jamás creado, le dio una sonrisa fría. "Eres mi adquisición. Mi esclava. Mi esclava sexual. Mi propiedad. Te pagaré con creces todo lo que tú y tu padre me hicieron a mí y a mi gente", dijo él secamente. El odio puro, la frialdad y la victoria era la única emoción en su rostro.
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Lascivia. Lujuria y Deseo Las vacaciones acabaron y Rachel debe volver a su puesto como teniente en el ejército de la FEMF, encontrándose con que la central de Londres no es lo mismo. Llegó un nuevo coronel, soberbio y con una belleza que no parece humana. Hombre que no tiene ojos sino dagas de acero que la ponen entre la espada y la pared al sentirse tentada por su superior. Ella sabe que no es sano, bueno, ni correcto sencillamente porque quien incita deseos impuros es el mejor amigo de su novio; Bratt Lewis. Christopher Morgan no es solo el coronel, verdugo y dictador del ejército más importante del mundo, tambien es el terror de la mafia italiana y a futuro el arma que dañara al que predica ser su hermano. Él tenía claro a lo que iba, pero Rachel despertó tentaciones sexuales regidas por aquel pecado desconocido llamado lascivia, demostrando que en cuestiones de pasión no hay amigos, alianzas ni compromisos. Él esta casado y ella sueña con lo mismo, pero la tentación desencadenará entre ellos un torbellino de pasiones, lujurias y deseos que solo viven aquellos que se hacen llamar amantes. "Sus actitudes son las de un desalmado sin sentimientos, pero su físico... Joder, su físico me humedece las bragas." Mafias, ejércitos secretos, infieles, adicciones y engaños. ¿Complicado? No, complicado es convivir con la tentación hecha hombre.
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