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Aarya, una mujer loba de 19 años, nunca se había considerado una romántica empedernida hasta que el chico al que amaba la dejó al encontrar a su compañera. Con el corazón recién roto, asiste a regañadientes al baile de los licántropos, donde conoce al rey licántropo Dimitri adonis y siente una conexión instantánea. Ahora la ardiente compañera debe navegar por el peligroso mundo de las intrigas imperiales mientras se enfrenta a antiguas amantes despechadas, subordinados, celosos y mucho más.
Normalmente, no era el tipo de chica que se obsesionaba con las historias románticas, pero la semana pasada todo eso cambió.
Lo único que he hecho desde entonces es leer esas historias románticas irreales y, obviamente, imaginarme como la protagonista femenina. ¿Quién es el protagonista masculino?, Te estarás preguntando.
El mismo chico que me robó el corazón hace 4 años: Hunter Hall.
-Aarya, ¿Quieres venir a hacer la compra conmigo? -la inconfundible voz de mi madre gritó por las escaleras.
-No, mamá (contesté)
Aarya Bedi, ese es mi nombre. Tengo 19 años y, por si no lo has adivinado por mi nombre, soy India, y sí, también soy una mujer loba.
Actualmente vivo con mis padres, Sid y Tara; llevan 27 años casados. Mi hermano mayor, Sai, tiene 24 años y su compañera, Zoya, también tiene 24.
Nuestra manada se llama Luna Negra; me encanta nuestra comunidad. Todo el mundo se conoce, y crecer aquí fue maravilloso. Ahora mismo me estoy formando para ser médico de manada, que es lo siempre quise hacer.
Recuerdo que se burlaban de mí cuando decía que quería ser médico de manada. Era a causa de mi color de piel y los estereotipos, por supuesto.
Todo el mundo pensaba que era la carrera perfecta para mí, ya que soy India y, al parecer, todos somos médicos, abogados o contables. Antes me molestaba, pero ahora lo acepto.
En mi mente bullían pensamientos sobre Hunter Hall; es nuestro beta. Él y nuestro alfa, Carter Ward, habían sido enviados a entrenar cuatro años, y hoy regresaban.
Todavía recuerdo el día previo a su marcha. Hunter se acercó a mí con sus preciosos ojos azules y me dijo que esperara por él. En aquel momento yo solo tenía quince años, pero sabía que lo esperaría.
Después de todo, estaba enamorada de Hunter. Con él me di mi primer beso; aún recuerdo la sensación de sus labios contra los míos.
La mayoría de los lobos encuentran a su compañero a los 18 años, y como Hunter no estaba aquí cuando cumplí los 18 y no encontré a mi compañero, estaba convencida de que Hunter estaba destinado a ser mi compañero.
Gimiendo, me levanté de la cama y me dirigí a la estantería. Tenía que pensar en otra cosa, de lo contrario me volvería loca. Estaba repleta de libros. Se podría decir que era un ratón de biblioteca.
Mis dedos rozaron la cubierta de muchos volúmenes antes de detenerse en uno. Al cogerlo, suspire. Era la historia de los humanos, los hombres lobos y los licántropos. No era una fantasía, sino hechos reales.
Sin embargo, sabía que si leía otra historia romántica, mis pensamientos irracionales no me dejarían descansar.
Me acomodé en la cama y me puse leer. Los humanos, los hombres lobos y los licántropos vivían en paz, y así ha sido durante miles de años.
No era un secreto para nosotros que los licántropos nos dominabas a todos; eran muchos más fuertes que nosotros, los hombres lobos.
Nuestra familia real estaba formada en su totalidad por licántropos. Siempre me parecieron extremadamente intimidantes. Tenían un aura a su alrededor.
Hojeando la historia de como nos unimos todos para una gran batalla, encuentre el capítulo que siempre me había intrigado. Compañeros de los licántropos. Se les consideraba muy valiosos para los licántropos. Se decía que, si un licántropo perdía a su compañera, podría arrasarlo todo, matando a miles de personas y destruyendo ciudades enteras.
Hay un ejército especial entrenado para lidiar con estas situaciones. Los licántropos solo puede tener una compañera. No pueden marcar y aparearse con otra si su compañera muere, a diferencia de nosotros, los hombres y mujeres lobos.
Siempre me pareció fascinante. Si un hombre lobo perdía a su compañera, teníamos la opción de encontrar la felicidad marcando y apareándonos con otro, pero los licántropos no podían hacerlo.
Por eso la compañera de los licántropos era tan preciada, y también convertían a los licántropos en seres extremadamente leales. Mientras continuaba leyendo, me encontré con la parte del envejecimiento. Los licántropos dejan de envejecer a los veinte años.
Muchos siguen celebrando su cumpleaños. Pero técnicamente siempre tienen veinte, aunque pueden vivir cientos de años.
Antes de nuestro rey actual, el anterior gobierno durante quinientos años antes de entregar las riendas a su hijo. Se dice que partió de viaje con su compañera y nadie ha sabido nada de ellos desde entonces.
Los hombres lobo, también vivimos mucho tiempo, pero no tanto como los licántropos. Simplemente envejecemos lentamente.
También se dice que, si la compañera de un licántropo es una humana o una mujer loba, su cuerpo se adapta para convertirse en licántropa. Se vuelven más fuerte y poderosa, y se las considera licántropas.
Esa parte siempre me había asustado, pero sabía que era verdad. Después de todo, mi mejor amiga era ahora una licántropa. Aunque nunca lo admití, siempre me había sentido intimidado por ella. Cambio, y eso me asusto.
Como el libro no era nuevo, no mencionaba a nuestro rey, Adonis Dimitri Grey. Al parecer todo el mundo le llamaba Dimitri y solo los más cercanos podían llamarle Adonis.
Nuestro rey era extraño; subió al trono sin una compañera a su lado, lo cual era inaudito. Todos los reyes licántropos anteriores habían encontrado a sus compañeras antes de ser coronados. También odiaba las fotos. Al parecer, solo había tres de él. Una de cuando nació, otra cuando nacieron sus hermanos y la última de cuando ascendió al trono.
Yo era una niña entonces. Han pasado diez años, nadie sabe realmente la edad real del rey y sospecho que probablemente él tampoco se lo diga a nadie.
Empezó a sonar un tono de llamada que me resulta familiar y me di vuelta para coger el teléfono, que estaba cargando. Al ver el nombre que aparecía en la pantalla sonreí y conteste rápidamente.
-Sophia Butler, cuanto tiempo sin hablar- me burle.
-Aarya Bedi, deja de burlarte de mí. Sabes que he estado ocupada -se quejó sophia, mi mejor amiga.
-¿Realmente has estado ocupada? ¿O es que luke te ha tenido atrapada?- Continúe bromeando.
- Eres terrible -Río Sophia- Sabes que he estado ocupada. ¡Al fin y al cabo, y se acerca el baile de los licántropos! ¿No estás emocionada?
Ah, sí, el baile de los licántropos. La forma que tiene el reino de asegurarse de que todas las manadas vean el palacio y conozcan al rey. Lo odiaba.
Esta era la segunda vez que nuestra manada era elegida, pero en realidad era la primera vez que iba a ir. Siempre he odiado los bailes, tanto los del colegio como los de las bodas. No sé por qué si me encanta disfrazarme.
Aunque nunca había asistido a uno, tengo la sensación de que la razón por la que odiaba el baile de los licántropos era porque me intimidaban los licántropos.
La primera vez que nos eligieron, caí enferma con una gripe fuertísima. Mis abuelos volaron desde Canadá para cuidarme mientras el resto de mi familia iba al baile.
Así fue como mi mejor amiga conoció a su compañero licántropo, Luke.
Es la amiga que acabo de mencionar. Sophia conoció a Luke en el baile de hace cuatro años, y a partir de ese momento, cambio mucho.
No me malinterpretes, me alegré mucho cuando llamo y me lo contó, aunque por dentro se me retorcieron las tripas. Una parte de mi sabia que perdería a mi mejor amiga.
Después de todo, ahora era una licántropa y tenían funciones y responsabilidades muy importantes. Su compañero, Luke Martin, era el jefe de los guerreros, así que Sophia estaba ocupada todo el tiempo.
Como le gustaba tanto organizar, se encajaba de los eventos cruciales, y el baile de los licántropos era el más valioso que iba a organizar Sophia.
-Oh, sí, me hace tanta ilusión- Respondí sarcásticamente.
-Pero lo bueno es que podrás verme- Intento animarme Sophia.
-Es cierto. No nos hemos visto en un año. No desde que volviste a casa a ver a tu sobrino- Suspire
-Yo también te echo de menos. Ojalá pudiera volver más a menudo- Sophia también suspiro.
-Estás ocupada, lo entiendo. Pero doy gracias a Dios por la tecnología. Siempre podemos hablar, aunque no estemos juntas- Dije.
-Eso es muy cierto. ¡Ay, Aarya! ¡Me muero de ganas de verte! Vienes mañana, ¿Verdad? - Pregunto Sophia.
-Sí, Mañana bien temprano- Suspire.
-¡Deja de suspirar! Al menos intenta estar un poco más emocionada- Se quejó
-Vale, lo siento. Lo intentaré - Me reí.
-Bueno, ahora tengo que irme. El deber me llama, pero estoy deseando verte mañana- Respondió Sophia.
-Hasta mañana- dije, colgando.
No paso mucho tiempo hasta que mi madre entro en mi habitación con Zoya, llevando una bolsa. Sabía lo que había adentro: mi vestido para el baile.
- Aarya, tienes que hacer las maletas. Sabes que mañana nos vamos temprano- Dijo mama, sacudiendo la cabeza en mi dirección.
-La ayudaré a hacer las maletas- Dijo Zoya riendo y gimiendo a la vez.
Mama asintió y se fue. Zoya me saco de la cama y me ayudo a preparar el equipaje. Era una distracción para no pensar el Hunter.
-¿Alguna noticia sobre cuando volverán Hunter y Carter?- Le pregunte a Zoya cuando terminamos.
-¿Por qué? ¿Estamos impacientes?- Zoya se echó a reír.
-No, solo tengo curiosidad, eso es todo- repuse, poniendo los ojos en blanco.
Zoya era la única de mi manada que sabía que Hunter me había besado y que yo lo amaba. Los demás creían que solo era un capricho mío. No quería que mis padres lo supieran, y especialmente mi hermano. No se tomaría muy bien la noticia, pero sabía que podía confiar en Zoya.
-Bueno, deberían estar aquí muy pronto. ¿Estás nerviosa?- Pregunto Zoya.
-Un poco. Me muero de ganas de verlo- Admití.
Zoya y yo nos sentamos en mi cama y charlamos un rato. Me encanta poder abrirme con Zoya; era como mi hermana.
Sai decía que le encantaba ver que su hermana y su compañera tenían una relación tan increíble. ¡Había tenido suerte de que Zoya fuera tan genial! Después de que Sophia se fuera, me sentí muy sola, pero Zoya siempre estuvo a mi lado cuando la necesite.
Al poco tiempo, mi oído de mujer loba capto el sonido de los coches que bajaban por el camino. Me levanté de un salto, con el corazón latiendo a toda velocidad, mientras los nervios empezaban a apoderarse de mí. Por fin había llegado la hora. Iba a ver a Hunter después de cuatro años.
Zoya me cogió de la mano mientras bajábamos juntas la escalera.
-¿Tengo buen aspecto?- Me pasé la mano por el pelo y Zoya sacudió la cabeza.
-Respira profundamente, Aarya, tú puedes. No pasa nada.- Por suerte, nuestra casa estaba cerca de la casa de la manada, donde vivían con sus familias, el alfa y el beta. Sai nos estaba esperando y tomo la mano de Zoya.
-Vamos a ver a nuestro alfa y a nuestro beta.
Zoya no me soltó la mano mientras caminábamos la corta distancia que nos separaba de los vehículos aparcados. El corazón me latía muy rápido, y yo solo quería ver a Hunter.
Nos acercamos a los coches y mi loba estaba muy inquieta. ¿Esa era la señal que había estado esperando? ¿Mi compañero estaba ahí?
Mis sueños se estaban haciendo realidad. Hunter saldría de ese coche y sabría que somos compañeros. Al oír abrirse la puerta del coche, mi cabeza se dirigió instantáneamente hacia el sonido.
Primero salió nuestro alfa, Carter Ward. No había cambiado nada. Bueno, excepto que se había vuelto más musculoso. Sus ojos verdes brillaban con picardía y felicidad. Sí, el mismo Carter de siempre. Se apartó un poco el pelo rubio de la cara antes de abrazar a sus padres y a su hermano pequeño. Observe como los saludaba a todos antes de detenerse ante mí.
Había tenido la suerte de que el futuro alfa quisiera ser mi amigo. Durante nuestros años de escuela, Carter siempre había estado a mi lado cuando lo necesite, y nunca podría agradecérselo lo suficiente. Lo consideraba uno de mis mejores amigos, junto a Sophia.
Una sonrisa contagiosa se apoderó de su rostro, y me descubrí devolviéndole la sonrisa. Lo siguiente que recuerdo es que cárter me levanto y me hizo girar, provocando las carcajadas de todos los adultos.
-¡Aarya! ¡Ay, como te he echado de menos! Has cambiado bastante. La pubertad, ¿eh?- Se burló Carter. Puse los ojos en blanco y le abracé.
-Yo también me alegro de verte, Carter. No has cambiado nada. No te preocupes, a veces la gente llega tarde- Bromee, ganándome una risa de los padres de Carter.
-Te he añorado de verdad, Sonrisas.- Carter sonrió y me abrazo de nuevo. -
Yo también te he echado de menos- repuse, sonriendo ante el apodo que me había puesto Carter de niños, y no lo había olvidado.
Al oír que la puerta del coche se volvió abrir, mire por encima de los hombros de Carter para ver un cuerpo conocido salir del vehículo. Estaba de espaldas a mí, así que no podía saber que yo estaba detrás de él.
Quería ver sus ojos azules llenos de amor y adoración por mí.
Carter se apartó y se quedó a mi lado, lo que me pareció un poco raro. Seguramente debería haber seguido saludando a todo el mundo. Tal vez quería ver el momento en que Hunter y yo nos reconocíamos como compañeros. Sí, debía ser eso.
Mi loba seguía nerviosa, alimentando mis pensamientos de que Hunter era realmente mi compañero. Observe como su pelo castaño claro ondeaba el viento. Seguía de espaldas a mí, y yo solo quería que se diera la vuelta.
¿Qué estaba esperando?
Justo cuando pensaba que estaba a punto de darse la vuelta y que se produciría ese momento mágico con el que había soñado, Hunter se giró hacia el coche y tendió la mano.
Mi corazón se detuvo al ver que una mano delicada con manicura perfecta buscaba la de Hunter. La sonrisa se me borro de la cara y en su lugar apareció una mirada traicionada.
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