/0/11610/coverbig.jpg?v=66b37eb8b1c7502e6e58caeab2c07925)
Isabella Carson jamás imaginó que uno de los días más feliz para ella, se tornaría en uno doloroso e inolvidable al descubrir la infidelidad de su esposo con la persona que menos se esperaba. Por lo que su vida empezó a dar un giro de 360° al seguir descubriendo más verdades. Debido a estos sucesos, y en un estado de embriaguez y la necesidad de sentirse deseada y amada, cae en las manos del hombre más rico y poderoso de toda la ciudad. Dando así como inicio a un pecado que cada vez los envolverá más, y del cual les será imposible huir. Ya que este hombre volvería a su vida de la manera que menos se esperaba, y de la cual no podría volver a escapar de sus manos.
Isabella Carson se encontraba ultimando los últimos detalles para la cena que tendría con su esposo por motivos de su 7mo aniversario. Con ese hombre que amaba tanto. Y él cual, la había hecho tan feliz en todos los años que llevaban de casados y antes de estarlo.
James era perfecto, siendo un hombre muy atractivo y con un buen físico.
Sus hermosos ojos eran de color negro y cautivadores cuando de seducción se trataba. Tenía unas hermosas cejas y un aura cálida y poderosa a su alrededor. Era un hombre que podía cautivar a cualquiera con lo hermoso que era.
Al pensar en su hombre, una suave sonrisa se elevó en los delgados y finos labios de Isabella, al tiempo que su corazón latía emocionado.
Pero al pasar los segundos, esta sonrisa se fue atenuando como la llama de una vela hasta extinguirse, siendo reemplazada por una expresión sombría, con destellos de tristeza y desconcierto.
Los latidos de su corazón se habían tornado algo dolorosos, como si tuvieran espinas enterradas en este.
A pesar de que había intentado olvidarlo, enterrarlo en lo más profundo de su mente para no darle importancia, al final no lo lograba. Siempre terminaba sintiendo y teniendo esa inquieta sensación que le estaba perturbando su tranquilidad, y la cual perforaba su corazón lentamente como un taladro.
Y dicha perturbación giraba alrededor del hombre que amaba, James.
Aunque James seguía igual, sentía que algo había cambiado. No sabía como explicarlo, pero esa inquieta sensación la estaba torturando lentamente causándole una herida, lenta e imposible de ignorar.
⪻Vamos Isabella, deja de pensar en tonterías. ¡Nada está pasando!⪼. Se decía internamente cada que tenía estos pensamientos.
Mirando la hora, ya eran las 5:10 pm y James llegaría alrededor de las 6:30 pm. Por lo tanto; dándose prisa en organizar los últimos detalles, se fue a tomar una refrescante ducha al terminar.
Al estar nuevamente en la habitación, tomó el vestido que usaría para la ocasión, y el cual aún estaba envuelto. Ya que al llegar no lo había sacado de la pequeña caja negra donde lo habían guardado.
Y al abrirla, grande fue su sorpresa quedando conmocionada en su lugar al ver la prenda que tenía entre sus manos, la cual no era para nada el vestido que ella había elegido ── Ava ──. Mascullo con los dientes apretados al mirar el vestido de color blanco con pequeñas líneas de brillo en el.
El día de ayer, había salido a tomar el té con su mejor amiga, Ava Cromwell. Y esta le había insistido en comprar un vestido, ya que no quería que usará esas prendas aburridas que normalmente usaba. ¡Pero claramente ella había elegido uno gris, no uno blanco!.
Sin más opción y apretando los dientes, empezó a vestirse. No tenía nada más acordé a la ocasión, así que no podía descartarlo. Al mirarse en el espejo, no se veía nada mal, pero se sentía algo incómoda.
El vestido tenía un escote pronunciado que llegaba hasta la mitad de sus pechos, haciéndolos resaltar al verse provocativos y firmes. En la cintura tenía un delgado fajón que marcaba lo pequeño que era. Y desde allí, el vestido caía hasta la mitad de sus muslos.
¡Por Dios!.
── ¡No soy una jovencita para usar este tipo de vestidos! ── se quejó con la mandíbula tensa al ver que la tela era un poco traslúcida al recibir la luz.
⪻Bueno, tampoco es que sea tan mayor, solo tengo 32 años⪼. Se consoló mentalmente.
Sin más, comenzó a aplicar un maquillaje suave, resaltando sus labios con un tono durazno algo oscuro que le quedaba muy bien.
Mientras se colocaba los tacones, escuchó el ruido del motor del coche de su esposo. Asi que, al terminar, se miró una vez más en el espejo arreglándose el cabello para posteriormente salir.
Antes de bajar las escaleras, fue a ver a su hijo, él cual ya se encontraba dormido, dejando un beso en su frente salió al encuentro con su esposo.
Después que James entrará a su hogar, buscó con la mirada a Isabella, pero no la vió por ningún lado. Por lo tanto, se dispuso a subir a la habitación. Pero cuando llegó a las escaleras, se quedó impactado al ver a su mujer bajando estas.
Se veía tan hermosa y sexy. Había olvidado que debajo de esas prendas holgadas y aburridas que normalmente usaba, había un cuerpo bien definido con hermosas y sensuales curvas que podía volver loco a cualquiera. Y que solo él tenía el privilegio de verlo y poseerlo. Aunque ahora que lo meditaba, tenia mucho tiempo que no la tocaba.
── Te ves muy hermosa, Isa ──. La elogió con voz ronca, a la vez que extendía la mano para ayudarla a bajar los últimos escalones.
La tez de Isabella se tornó color rosa al escuchar el halago, y al mirar como sus hermosos ojos obsidiana se dilataban al mirarla fijamente. Había pasado tanto tiempo desde la última vez que esos orbes la habían mirado con pasión y deseo.
¿Cuánto tiempo había pasado?.
¿Un mes?.
¿Quizás tres?.
No lo sabía. Quizás la respuesta estaba en más de seis meses, o tal vez menos.
Su último encuentro, el cual fue alrededor de unos cuatro meses, se había sentido algo diferente. Como describirlo: había sido... ¿Sin deseo?. ¿Buscaba su propio beneficio?. ¿Por obligación?.
Fue algo que no demoró nada. No hubieron besos ni caricias. Y los cuantos toques que hubieron, se sintieron diferentes, algo superficiales y fríos. O quizás sin deseo o por error.
⪻¡¿Qué carajos estás pensando?!. James te ama, solo ha tenido mucho trabajo últimamente⪼. Se reprendió mentalmente.
── Gracias ──. Respondió con voz suave y una pequeña sonrisa. La cual no dejaba ver los latidos erráticos que querrían salir de su pecho y formar una orquesta en vivo.
James sujeto su mano suavemente hasta tenerla al frente suyo. Rodeando su pequeña cintura, la acercó a su cuerpo, mientras que una diminuta sonrisa se iba elevando en las comisuras de sus labios al delinear con las yemas de sus dedos delicadamente su rostro.
Al sentir el suave roce, el cuerpo de Isabella se estremeció. Sintiendo un cosquilleo que le recorría por las venas hasta llegar a su vientre, a la vez que un fuego empezaba avivarse.
── Pasemos a la mesa ── . Pidió con voz temblorosa al sentir el toque sobre sus labios.
James sonrió al ver su timidez, dejando un beso en sus labios, comenzó caminar con sus dedos entrelazados hasta llegar al comedor; el cual tenía un ambiente muy romántico y agradable.
Como todo un caballero, James la ayuda a sentarse y luego tomó su lugar al frente de ella.
── Esta muy hermoso, como todo lo que haces ──. Elogió con una sonrisa.
── Solo estas exagerando ──. Cuestionó Isabella con voz calmada.
¿Hace cuanto no le sonreía de esa manera?. O mejor dicho, ¿Cuándo fue la última vez que lo había visto sonreír?.
── Espero que te guste ──. Musitó mientras le extendía una pequeña caja de color negro con una cinta azul.
James lo recibió con una sonrisa abriéndolo, viendo un hermoso reloj Grandmaster chime de color dorado con incrustaciones de diamantes brillar en el interior. ── Gracias, esta muy hermoso cariño──. Agradeció sinceramente. Haciendo que Isabella respirara tranquila al escucharlo.
── Este es para ti, para mi hermosa esposa──. Dijo James levantándose de su lugar y entregándole una caja cuadrada adornada con una cinta blanca, la cual Isabella recibió. Quedando momentáneamente asombrada al abrirla y ver un hermoso collar de diamantes en su interior. Y del cual, solo habían sacado cinco ejemplares para la venta y costaban una fortuna.
──Es muy hermoso, gracias──. Expresó con una sonrisa al acariciar el collar.
──¿Puedo?.
Isabella asintió en confirmación, mientras apartaba su cabello, dejando su blanquecino y esbelto cuello al descubierto. James le colocó el collar, y al terminar, le dejó un húmedo beso en este. Acción que logró que todo su cuerpo se erizara.
Mientras disfrutaban de la cena, el móvil de James empezó a vibrar en su bolsillo, haciéndolo fruncir el ceño en molestia por tanta insistencia.
Cansado, llevó la mano a este sacándolo para ver quien era. ── Debo contestar esta llamada, discúlpame un momento ──. Comentó al tiempo que se levantaba de la silla.
Isabella asintió viéndolo alejarse. Quizás era su asistente y algo se había presentado en la compañía. Mientras esperaba, pensó en ir por los postres. James seguramente no se tardaría y había preparado su postre favorito.
Cuando estaba por entrar a la cocina, su cuerpo se paralizó al escuchar a su esposo.
── Sabes que también te amo, pero no puedo estar contigo en este momento.
──Lo sé, te prometemos que pasaremos más tiempo juntos.
──Cariño. ¿Qué pasa?.
──¿A qué hospital vas a ir?.
La tez de Isabella se tornaba más pálida a medida que lo escuchaba. Su hermoso rostro había quedado sin una gota de color, pareciéndose al vestido que estaba usando. Su corazón estaba latiendo frenéticamente mientras era perforado por un taladro haciéndolo drenar toda su sangre hasta dejarla sin fuerzas.
Con sus frías y temblorosas manos desprovistas de color, se cubrió la boca para no hacer ningún ruido, a la vez que sus piernas perdían fuerzas teniendo que apoyarse contra la pared para no caer.
Al percatarse que la llamada terminaría pronto, empezó a caminar con pasos inestables hasta llegar al comedor volviendo a tomar su lugar. Mientras veía como todo su mundo se estaba empezando a desmoronar.
Eso lo explicaba todo: su ausencia más de lo usual últimamente, sus largos viajes, su frialdad...
¿Desde cuándo la engañaba?.
¿Qué hizo mal para qué la traicionara?.
¿Ya no era bonita?. ¿No era tan joven?.
¿Qué tenía esa, qué a ella le faltaba?.
A cada segundo, su tez se volvía más pálida, ya que su corazón no dejaba de sangrar. Las manos sobre sus muslos temblaban sin control, junto a su corazón, el cual había sido apuñalado sin piedad una y mil veces hasta hacerlo trizas sin compasión.
──Lo siento cariño, se presentó algo urgente en la compañía y debo ir──. Mintió James al volver sin titubear.
Cariño...
Isabella no respondió nada, su labio tembló y sus manos se apretaron con fuerza hasta dejar marcas en su piel.
──Isa──. Llamó James al no obtener respuesta de su parte.
Isabella levantó la mirada, dejando ver su pálido rostro y sus complicados ojos. los cuales carecían del brillo que hace unos minutos antes tenían.
──¿Estás bien?──. Volvió a hablar sin obtener una respuesta inmediata.
Isabella solo lo miraba fijamente, mientras que sus largas pestañas temblaban queriendo soltar algunas lágrimas. Pero se rehusaba hacerlo.
──Si te digo que me siento mal, ¿te quedarías? ──.Preguntó repentinamente en un hilo de voz temblorosa. Y con una frágil esperanza en su ser, la cual fue destruida al escucharlo.
James la escudriñó con la mirada. ── Solo debes de estar cansada, sube a descansar. ── Respondió sin una pizca de preocupación en su tono de voz al acercarse a ella y dejarle un beso en su frente, para posteriormente marcharse.
Al verlo irse, Isabella no pudo contener más el llanto. Sus hombros empezaron a temblar mientras cubría su rostro con sus manos bañándolas con sus saladas lágrimas.
¿Por qué?. ¡¿Por qué?!. Se preguntaba repetidamente.
Limpiándose las lágrimas y tomando una decisión, llamó a la tía Ivonne, su nana, la que vivía en una cabaña que Isabella le había mando hacer para que viviera cerca de ella.
Ya que ella era alguien muy importante en su vida.
── Por favor nana, cuida a Jack, no me tardare mucho ──. Le pidió al salir apresuradamente subiéndose a su coche, sin darle tiempo de hablar después de que esta había llegado.
Después de subirse, Isabella condujo a toda velocidad para alcanzar a James. Estaba segura que aún no había dejado el camino de la villa, ya que estaba algo retirada de la ciudad y le tomaría como quince minutos en llegar.
Después de haber conducido, pudo ver su coche unos minutos antes que se adentrará a las transcurridas calles, siguiéndolo de cerca hasta llegar al hospital.
Al verlo bajarse, lo siguió a una distancia prudente. Se sentía estúpida por hacer ese tipo de cosas, pero quería saber quién era ella.
Cuando James ingreso a una de las habitaciones, se apoyó en la pared cerca de la puerta, la cual no se había cerrado por completo.
── Cariño, ¡por fin llegaste! ──. Exclamó una suave, delicada y melodiosa voz de una mujer. Logrando que los ojos de Isabella se abrieran grandemente al escucharla, haciendo que su corazón temblará, mientras sentía que estaba siendo rodeado por innumerables enredaderas espinosas.
Esa voz...
No podía ser cierto. ¿Verdad?.
──¿Cómo está tú cuerpo?. ¿Por qué de repente te enfermaste? ──. Inquirió con voz preocupada James al acariciar delicadamente la mejilla de la mujer.
El delicado rostro de la chica se volvió lastimero, y lloroso al mirarlo con sus grandes ojos llenos de culpabilidad. ── L-lo siento, no debí llamarte. Se que estabas celebrando tú aniversario. Perdóname ──. Pidió entre sollozos llenando de lágrimas sus mejillas.
──No tienes porque disculparte, no hiciste nada malo. Tú eres lo más importante para mí.
¿Cómo podía un corazón sentir tanto dolor?.
Se preguntó Isabella al escuchar tal respuesta, la cual perforó como mil flechas afiladas a su ya devastado corazón volviéndolo hacer trizas, al mismo tiempo que llevaba su fría y pálida mano a la altura de este apretándolo con fuerza.
Era como si intentará recoger los fragmentos que se estaban desprendiendo; y a su vez, tomaba las afiliadas flechas que la estaban desgarrando sin piedad y causándole una herida insoportablemente dolorosa.
Abandona justo antes de unos minutos de casarse por las mentiras de su familia. La vida de Rouss Wyner paso a desmoronarse en cuestión de segundos. Su reputación fue manchada y pisoteada quedando como una cualquiera delante de los ojos de los demás, y recibiendo la espalda absoluta del hombre que amaba con todo su corazón. Decide marcharse para volver a los años con deseos de venganza. Pero nunca espero llamar la atención del hombre más rico de la ciudad y casarse con él.
Se suponía que era un matrimonio de conveniencia, pero Carrie cometió el error de enamorarse de Kristopher. Cuando llegó el momento en que más lo necesitaba, su marido estaba en compañía de otra mujer. Carrie ya estaba harta. Decidió divorciarse de Kristopher y seguir adelante con su vida. Sin embargo, solo cuando ella se marchó, Kristopher se dio cuenta de lo importante que era ella para él. Ante los innumerables admiradores de su exesposa, Kristopher le ofreció 20 millones de dólares y le propuso de nuevo: "Casémonos de nuevo".
Kaelyn dedicó tres años a cuidar de su esposo tras un terrible accidente. Pero una vez recuperado del todo, él la dejó de lado y trajo a su primer amor del extranjero. Devastada, Kaelyn decidió divorciarse mientras la gente se burlaba de ella por haber sido desechada. Después se reinventó, convirtiéndose en una cotizada doctora, una campeona de carreras de auto y una diseñadora arquitectónica de fama internacional. Incluso entonces, los traidores se burlaban con desdén, creyendo que ningún hombre iba a aceptar a Kaelyn. Pero entonces el tío de su exesposo, un poderoso caudillo militar, regresó con su ejército para pedir la mano de Kaelyn en matrimonio.
Celia Kane proviene de una familia adinerada, pero perdió a su madre a una edad temprana. Desde entonces, ha vivido una vida difícil. Peor aún, su padre y su madrastra le tendieron una trampa para que ella se casara con Tyson Shaw en lugar de su media hermana. No dispuesta a aceptar su destino, Celia se escapó el día de la boda y, accidentalmente tuvo una aventura con un desconocido. Al día siguiente, ella se fue en secreto y, más tarde, su padre la encontró. Habiendo fracasado en escapar de su destino, se vio obligada a convertirse en la novia sustituta. Inesperadamente, su esposo la trató muy bien después de la boda. Celia también conoció poco a poco que él tenía muchos secretos. ¿Descubriría Celia que el hombre con el que se acostó era en realidad su marido? ¿Tyson sabría que Celia era solo una sustituta de su media hermana? ¿Cuándo iba a descubrir Celia que su anodino marido era en realidad un magnate misterioso? Descúbralos en este libro.
Sabrina tardó tres años enteros en darse cuenta de que su marido, Tyrone, era el hombre más despiadado e indiferente que jamás había conocido. Él nunca le sonrió y mucho menos la trató como a su esposa. Para empeorar las cosas, el regreso del primer amor del hombre no le trajo a Sabrina nada más que los papeles del divorcio. Con la esperanza de que todavía hubiera una posibilidad de salvar su matrimonio, le preguntó: "Tyrone, aún te divorciarías de mí si te dijera que estoy embarazada?". "¡Sí!", él respondió. Al comprender que ella no significaba nada para él, Sabrina finalmente se rindió. Firmó el acuerdo de divorcio mientras yacía en su lecho de enferma con el corazón hecho pedazos. Sorprendentemente, ese no fue el final para la pareja. Fue como si Tyrone despejara la mente después de firmar el acuerdo de divorcio. El hombre que alguna vez fue tan desalmado se arrastró junto a su cama y le suplicó: "Sabrina, cometí un gran error. Por favor, no te divorcies de mí. Te prometo que voy a cambiar". Sabrina sonrió débilmente, sin saber qué hacer…
"¡Ahh!". Ella solo podía gemir, a pesar de que no amaba a ese hombre; de hecho, lo odiaba. Las manos del hombre recorrían todo su cuerpo. Ella jadeó cuando él comenzó a bajarle el cierre del vestido. Este terminaba en su cadera, así que terminó con la espalda y la cintura descubiertas. "No me toq... ¡mmm!". El hombre movió sus dedos por su espalda descubierta y presionó su cabeza contra una almohada. Los toques le provocaron escalofríos a la chica. "Haré que te olvides de sus toques, besos y todo lo demás. Cada vez que toques a otro hombre, solo podrás pensar en mí". ---- Ava Adler era una omega nerd. Los demás la molestaban porque pensaban que era fea y poco atractiva. Pero Ava amaba en secreto a un chico malo, Ian Dawson. Él era el futuro Alfa de la manada Mystic Shadow. Sin embargo, a él no le importaban las reglas ni las leyes, solo le gustaba coquetear con las chicas. Ava no era consciente de la arrogancia de Ian hasta que su destino se entrelazó con el del joven. Él la descuidó y la hirió profundamente. ¿Qué pasaría cuando Ava se convirtiera en una bella capaz de conquistar a cualquier chico y, al verla, Ian se arrepintiera de sus decisiones? ¿Y si ella tenía una identidad secreta que aún no había descubierto? ¿Y si cambiaban las tornas e Ian le suplicaba que no lo dejara?
Como simple asistenta, enviar un mensaje al CEO en plena noche para solicitar películas pornográficas fue un movimiento audaz. Como era de esperar, Bethany no recibió ninguna película. Sin embargo, el CEO le respondió que, aunque no tenía películas para compartir, podía ofrecerle una demostración en directo. Tras una noche llena de pasión, Bethany estaba segura de que perdería su trabajo. Pero en lugar de eso, su jefe le propuso: "Cásate conmigo. Por favor, considéralo". "Sr. Bates, está bromeando, ¿verdad?".