Se suponía que mi matrimonio con Mathias me haría la mujer más feliz del mundo. Aunque sabía que él no me amaba, pensé que se enamoraría de mí una vez que lo colmara de amor. Ya pasaron cinco años y Mathias me trataba como a una cualquiera. Para colmo, conoció a su verdadero amor y cortó todos los lazos conmigo por culpa de ella. Él la presentó a todo el mundo; algo que nunca hizo por mí. Su infidelidad me llevó a la depresión. Me sentía totalmente destrozada. Tristemente, incluso en mi lecho de muerte, mi supuesto marido nunca apareció. Cuando volví a abrir los ojos, sabía que el destino me había dado una segunda oportunidad. Yo todavía era la esposa de Mathias y pasamos dos meses antes de que conociera a su verdadero amor. En esta vida, me negué a que él volviera a lastimarme. Consciente del gran error de mi antigua yo, le pedí el divorcio. Mathias rompió los papeles del divorcio una y otra vez y al mismo tiempo me encerró. "¡Rylie, deja de hacer estupideces! ¡Hacerte la difícil no me funciona!". Para demostrarle que hablaba muy en serio, seguí adelante y solicité a la justicia. Finalmente entró en pánico. Abandonó a la "mujer de sus sueños" y se arrastró a mi lado. "Por favor, dame una segunda oportunidad, Rylie. Te prometo amarte con todo mi corazón. Serás la única mujer en mi corazón de ahora en adelante. No me dejes, ¿de acuerdo?". Una guerra estalló en mi mente. Por un lado, no quería que me hicieran daño otra vez. Pero, por otro lado, no quería dejar ir al hombre que amaba tanto. ¡¿Qué debo hacer?!
Había mucho tráfico en las calles de Oldston. Llevaba dos horas sentada en una esquina del restaurante Blossom, y mi atención se desviaba de vez en cuando hacia el mostrador. Allí, una joven vestida con un delantal azul cielo estaba concentrada preparando unas bebidas. Era menuda. A mi juicio, apenas llegaba al metro setenta y probablemente pesaba menos de cincuenta kilos. Llevaba su pelo negro recogido en un nudo alto y sus ojos en forma de media luna brillaban cuando reía.
"¿Le apetece otra copa, señora?", se acercó esta con la sonrisa intacta.
Su presencia me distrajo momentáneamente, sacándome de mi ensoñación. Por fortuna, quizás, yo también era una mujer, de lo contrario podría haber sido confundida con un mujeriego.
"Sí, otro café, gracias", respondí, con un tono cortés y una sonrisa que correspondía a su calidez.
Con una gracia ágil, me sirvió otra taza. Luego se detuvo un momento y me advirtió:
"Ya ha tomado dos tazas, señora. Puede que el café le dé energía, pero en exceso no es aconsejable. ¿Por qué no guarda el antojo para la próxima vez?".
Sus palabras flotaron en el aire, melodiosas como el tintineo de las campanas. Entonces le eché un vistazo al café que tenía al frente y me levanté, recogiendo mi bolso.
"Está bien, ya voy a pagar la cuenta".
Al ver que yo había seguido su consejo, me dijo el valor de la cuenta.
"Serían quince dólares, señora. ¿Va a pagar en efectivo o con su celular?".
Después de pagar en silencio, salí del establecimiento sin pretensiones.
"Señora".
Lanny Mills, mi chófer, me saludó al salir, asintiendo con respeto mientras abría la puerta del auto.
"A casa, Lanny", le indiqué en voz baja, con una ligera sonrisa.
Mientras el vehículo se ponía en marcha, me recosté con los ojos cerrados. Sin embargo, mis pensamientos volvían una y otra vez a la joven camarera, con el semblante impregnado del rubor de la juventud. Así que ella era la mujer que, dentro de un año, obligaría a Mathias Murray a separarse de mí, incluso si eso significaba romper los lazos con su familia.
Nunca pensé que lo primero que haría tras renacer sería buscarla, observándola a escondidas en su lugar de trabajo. Lo que más me intrigaba era descifrar qué poseía ella para poder robarme al hombre que había amado durante casi una década.
En mi vida anterior, nunca tuve la oportunidad de conocerla, solo tropecé con un nombre y unas fotografías. Mathias la protegió como si fuera una joya de valor incalculable. Por eso, a pesar de todo lo que perdí, nunca vi la cara de mi competidora.
Era joven, guapa, inocente, amable y llena de vida, atributos que encajaban perfectamente con ella. Su único defecto era la falta de un pasado familiar prominente, en agudo contraste con la alta reputación de Mathias.
La voz de Lanny irrumpió en mis pensamientos.
"Señora, hoy es su aniversario de bodas con el señor Murray".
Lentamente, abrí los ojos, sintiéndome momentáneamente desorientada. Este año sería nuestro quinto aniversario. Cada año, en nuestro aniversario de boda, me pasaba todo el día ocupada preparando una cena a la luz de las velas y los regalos de boda, aunque antes de casarme con él no tenía ni idea de cocina. Ahora yo tenía veintisiete años y él veintinueve.
"Ya sé", respondí, masajeándome las sienes, con un nudo de inquietud formándose en mi interior. "No hace falta que me lo recuerdes".
Tal vez Lanny percibió que eso ya no me emocionaba como en el pasado, lo que le impulsó a mencionarlo. Pero eso me hizo preguntarme: ¿por qué siempre era yo la que daba? ¿Por qué tenía que ser yo la enamorada? Estas preguntas me atormentaron en mi vida anterior antes de morir. Por Mathias, acabé sacrificándolo todo, acabando en un trágico final.
Sumida en mis pensamientos, el auto se detuvo frente a nuestra casa, una lujosa propiedad, la cual nos regalaron nuestros padres como regalo de bodas. Inesperadamente, el vehículo de Mathias estaba estacionado ahí, eso quería decir que él estaba en casa. Mi corazón era una maraña de emociones en ese momento. Después de haber experimentado la muerte una vez, ¿qué expresión debía adoptar al enfrentarme con la fuente de mis penas anteriores?
Yo pensé que iba a odiar a Mathias, ya que este me había llevado al borde del abismo. Y él no solo me hizo daño a mí, sino que también lastimó a mis inocentes padres, dejando a mi familia destrozada. Pero, al verlo de nuevo, mi odio había disminuido. En vez de eso, sentía una especie de alivio.
En mi vida anterior, Mathias me propuso un divorcio civilizado, y me aseguró que me daría acciones del Grupo Murray suficientes para mantener una vida lujosa de por vida. Pero yo me negué. Durante nueve años, busqué su amor en vano, solo para que otra mujer me lo arrebatara en menos de nada. Así que recurrí a todos los medios para reconquistarlo, pero siempre terminábamos enfrentándonos.
Pero eso todavía no había pasado. Y yo, en lugar de quedarme en la amargura, preferí reescribir ese doloroso capítulo de mi vida.
"¿Por qué te quedas en la puerta?".
Mathias, sentado en la sala, apenas levantó la vista del cigarrillo que se consumía entre sus dedos. Luego echó la ceniza en el cenicero y me miró con su habitual indiferencia. El día de nuestra boda, él puso las condiciones: lo nuestro era una unión de conveniencia, desprovisto de cualquier vínculo emocional.
"No esperaba que estuvieras en casa", le contesté, agachándome para poner las zapatillas grises de Hermes, las cuales eran bastante cómodas, aunque el diseño era aburrido además de esto.
Mis pensamientos volvieron a la camarera con su delantal azul, adornado con una pequeña y alegre flor roja. Un marcado contraste con mi atuendo, el cual era costoso pero monótono. Repentinamente aborrecí las zapatillas, por lo que las tiré a un lado y entré descalza a la sala, Mathias arqueó una ceja al verme caminar así y preguntó:
"¿Vas a andar descalza?".
"Sí, no quiero ponerme nada", dije, sentándome frente a él.
"Estás actuando muy raro. ¿Qué planeas?", dijo él, medio alegre.
'Si supieras que estás sentado frente al pasado, mientras tu futuro espera en otra parte', pensé para mis adentros.
Mi mirada se posó en mis pies, demacrados y secos, lo mismo que pasaba con mi cuerpo. En cambio, Olivia Singh era esbelta, pero mostraba cierta robustez, una encantadora curva de la que yo carecía por completo.
Cinco años de matrimonio en soledad habían hecho mella en mi salud, provocándome diversos problemas físicos. Perdí el interés por la comida, adelgacé y cada vez me parecía más a un esqueleto.
"Mathias".
Él respondió con un gruñido, demasiado absorto en su celular como para levantar la vista. Iba vestido con una camisa negra y unos pantalones muy elegantes. Su figura alta y bien proporcionada, combinada con un rostro apuesto y unos ojos refinados y profundos, desprendía una belleza sorprendente, tanto que se robaba todos los corazones.
Entonces levanté los ojos de mis esqueléticos pies para mirar al hombre que estaba sentado al frente de mí. Mi voz salió ligeramente ronca.
"Quiero el divorcio".
La habitación se enfrió en el instante en que mis palabras flotaron en el aire, solo para ser destrozadas por la burla de Mathias. Este dejó el celular a un lado y me miró con ojos fríos.
"Rylie Fletcher, ¿qué pretendes esta vez?".
"Tú necesitas una novia y yo un novio. ¿Por qué no nos casamos?". Abandonados ambos en el altar, Elyse decidió casarse con el desconocido discapacitado del local de al lado. Compadecida de su estado, la chica prometió mimarlo una vez casados, pero no sabía que en realidad era un poderoso magnate. Jayden pensaba que Elyse se había casado con él solo por su dinero, por eso planeaba divorciarse cuando ya no le fuera útil. Sin embargo, tras convertirse en su marido, él se enfrentó a un nuevo dilema: "Ella sigue pidiéndome el divorcio, ¡pero yo no quiero! ¿Qué debo hacer?".
"¡Nunca dejes que nadie te trate así!". Lo aprendí de la manera difícil. Durante tres años, viví con mis suegros. No me trataron como a su yerno, sino como a un esclavo. Aguanté todo gracias a mi esposa, Yolanda Lambert. Ella fue la luz de mi vida. Desafortunadamente, mi mundo se vino abajo el día que la sorprendí engañándome. Nunca he estado tan roto. Revelé mi verdadera identidad para poder vengarme de ellos. Yo no era otro que Liam Hoffman, ¡el heredero de una familia con billones de dólares en activos! Los Lambert estaban completamente conmocionados después de la gran revelación. Se dieron cuenta de que habían sido tontos al tratarme como basura. Mi esposa incluso se arrodilló y me rogó que la perdonara. ¿Qué crees que hice? ¿La perdonaré o la castigaré? ¡Descúbrelo en el libro!
Allison se enamoró de Ethan Iversen, el futuro alfa de la Manada Moonlight Crown. Siempre quiso que él se fijara en ella. Sin embargo, Ethan era un alfa arrogante que pensaba que una débil omega no podía ser su pareja. El primo de Ethan, Ryan Iversen, que había vuelto del extranjero y era el verdadero heredero de la manada, nunca intentó conseguir el puesto ni mostró ningún interés por él. Era todo un alfa playboy, pero cuando regresó a la manada, una cosa cautivó sus ojos y fue Allison.
Durante tres arduos años, Emily se esforzó por ser la esposa perfecta de Braiden, pero él todavía se mantenía distante con ella. Cuando él le pidió el divorcio por otra mujer, Emily desapareció. Sin embargo, cuando reapareció más tarde, se convirtió en su última fantasía. Despidiendo a su ex con una sonrisa burlona, ella le desafió: "¿Te interesa una colaboración? ¿Quién te crees que eres?". Los hombres no le servían para nada; Emily prefería la independencia. Mientras Braiden la cortejaba sin descanso, descubrió las identidades secretas de Emily: hacker de alto nivel, chef, médica, talladora de jade, corredora clandestina... Cada descubrimiento aumentaba el desconcierto de Braiden. ¿Por qué los conocimientos de Emily parecían ilimitados? El mensaje de Emily era claro: destacaba en todos los aspectos.
Brad Smith, billonario, CEO de una empresa de Transporte Internacional, pero mafioso, resultó gravemente herido, al pasear solo, de noche por la playa, en pleno inicio de año nuevo. Una mujer joven inmigrante, que huía de la policía fronteriza, tropezó con su cuerpo herido, lo utilizó, lo llevó a su refugio y le salvó la vida. Jennifer Robert, enfermera, de veinte años, se convirtió para él, en su hada madrina. Ella, le hizo recordar a su mamá fallecida. Cuando Brad se recuperó totalmente de la herida, comprendió que se había enamorado de su hada y salvadora, a primera vista y no quería separarse de esta. Para mantener a Jenny a su lado, le propuso celebrar un contrato matrimonial por dos años. Durante este tiempo, ella obtendrá la nacionalidad de su país y él a cambio, recibirá su compañía a todos los eventos sociales, mientras, la conquista. Posteriormente, él descubrió que era la hija de su mayor enemigo, por lo que quiso vengarse de este y cambió radicalmente con ella. Un tiempo después, se enteró que Jennifer no era la hija biológica de aquel y quiso recuperar lo perdido. No obstante, este descubrimiento llegó demasiado tarde, porque ella había huido de su lado, al conocer el lado cruel de él, así como sus vínculos con las mafias. Aparte que llevaba en su vientre a los gemelos de Brad...
Janet fue adoptada cuando era niña, un sueño hecho realidad para los huérfanos. Sin embargo, su vida fue cualquier cosa menos feliz. Su madre adoptiva se burló de ella y la acosó toda su vida. La mucama que la crio le dio todo el amor y el afecto de una madre. Desafortunadamente, la anciana se enfermó gravemente y Janet tuvo que casarse con un hombre que tenía mala fama en sustitución de la hija biológica de sus padres para cubrir los gastos médicos de la criada. ¿Podría ser este un cuento de Cenicienta? Pero el hombre estaba lejos de ser un príncipe, aunque tenía un rostro atractivo. Ethan era el hijo ilegítimo de una familia rica que vivía una vida lujosa y apenas llegaba a fin de mes. Él se casó para cumplir el último deseo de su madre. Sin embargo, en su noche de bodas, tuvo el presentimiento de que su esposa era diferente a lo que había escuchado sobre ella. El destino había unido a las dos personas con profundos secretos. ¿Ethan era realmente el hombre que pensábamos que era? Sorprendentemente, tenía un extraño parecido con el impenetrable hombre más rico de la ciudad. ¿Descubriría que Janet se casó con él por su hermana? ¿Sería su matrimonio una historia romántica o un completo desastre? Siga leyendo para saber cómo se desarrolla el amor entre Janet y Ethan.