No está en tus planes

Elenore intentó contenerse en cuanto vio a Howard entrar a su nueva oficina. Cerró sus puños, sintiendo como uñas se clavaban en sus palmas.

—¿Quién te pidió que vinieras? —fue lo único que se atrevió a decirle al hombre al cual alguna vez amó con todo su corazón, y que ahora por diferentes cosas de la vida, odia sin remordimiento.

—En la empresa todo el mundo habla sobre tu regreso, quería venir a verte y comprobar que fuera cierto —le mencionó, incapaz por mirarla a los ojos. Sin duda el tenerla cerca provocaba cientos de emociones que una vez creyó se habían disuelto con el tiempo.

—Ya veniste, ahora vete —farfulló con odio—Aunque si necesitas que te ayude con algo respecto al trabajo con gusto lo hago, pero, como parece que este no es el caso ya llegó el momento de que te retires de mi oficina.

El corazón del hombre se retorció dentro de su cuerpo mientras ella luchaba consigo misma para comportarse de tal manera con él.

—¿Sabes Eleonore? La gente está hablando muchas cosas sobre ti ahora mismo...

—¿Acaso consideras que me importa en lo más mínimo lo que los demás crean o piensen sobre mí? —soltó una risa colocando sus manos a ambos lados del escritorio. —Si buscan que alguien les explique el verdadero motivo por el que he regresado a Londres, la única verdad es que he venido porque mi familia me lo ha pedido y ese es el punto final. Dejen de meterse en lo que no les importa.

—Puedes intentar mentirle a todo el mundo, sin embargo, te conozco con profindida y sé que estás mintiendo. Me preocupo por ti Eleonore, y solo quiero saber cómo estás...—Por primera vez en tantos años él estaba demostrando que seguía interesado en la mujer.

—Dejaste de conocerme desde el día en que nos dijimos adiós —mencionó enarcando una ceja —. Es un tema personal, agradezco que te hayas tomado el tiempo de venir a percatarte por tus propios medios, no obstante, no quiero que cruces mis límites ¿De acuerdo Howard?

—Está bien, debo hacerlo si es eso lo que deseas —apenas pudo decirle, al notar la actitud tan frívola que aquella chica que una vez lo conquistó le estaba rompiendo el corazón.

—Si eso es todo, retírate por favor. Adiós Howard, qué tengas un buen día. —Intentó mostrarle una leve sonrisa mientras tomaba asiento en su escritorio.

—Igualmente para ti, Eleonore —él le respondió, alejándose de ella y saliendo de su oficina.

Se encontraba con el alma deshecha, acababa de comprobar que la mujer que una vez fue el amor de su vida ahora lo despreciaba debido a los errores que cometió en el pasado. Ella por su lado se echó a llorar pensando en lo dura que estaba siendo con él, pero no contaba con otra opción puesto que era eso o volver a aquel círculo de relación viciosa que una vez acabó con ellos.

Al final, nunca está en nuestros planes los asuntos del amor.