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Viajar en avión puede ser el sueño de muchas personas, estar sobre las nubes y ver el mundo tan pequeño, viajar sobre el inmenso océano y conocer muchos lugares; pero así de maravilloso como suena puede convertirse en una tragedia que podría ser recordada a través de los años. Así sucede con el vuelo 0-28, que sale de Londres con rumbo a Los Ángeles. Una tormenta y el agotamiento del combustible convierte este viaje en una tragedia para las cien personas que van en él, la caída es tan fuerte que solo hay siete sobrevivientes. Esta historia comienza como una tragedia, como un accidente de avión y poco a poco se convierte una historia con siete personas, quienes ven una oportunidad incluso en la peor de las situaciones.
Oliver Ferguson
Oliver Ferguson es un chico que nació en un lugar llamado Cheshire, y actualmente vive en Los Ángeles, se mudó allí dejando a toda su familia, ya que en este lugar le ofrecieron muy buenas oportunidades, entre ellas el modelaje y la música, a lo que se dedica, siendo uno de los modelos y cantantes más cotizados y solicitados de muchas partes del mundo. Tiene veintiséis años y aun así es uno de los jóvenes más famosos y con más dinero del mundo, soltero y con cientos de amigos, ya que su sencillez, su nobleza y su alegría permanecen a pesar de la fama.
Se encontraba teniendo sesiones de fotos en muchas ciudades como promoción del próximo álbum que estaba próximo a lanzar, ya había estado en veinte ciudades en menos de tres meses, era hora de finalizar en su ciudad, en Los Ángeles, se encontraba en Londres y era hora de regresar.
Subió al avión y se sentó en la silla que le correspondía, generalmente viajaba en un jet privado o en las zonas de primera clase, pero justo, justo ese día hubo un problema con sus boletos y le tocó viajar con el resto de personas "normales".
A su lado había un chico que parecía más o menos de su edad, y no pudo evitar pensar en lo guapísimo que era. El chico a su lado tenía su cabello castaño desordenado y se le veía muy bien, tenía unos hermosos ojos azules y una boca rosada que le hizo desear besarla, pocas veces, por no decir nunca, se había sentido así solo por ver a una persona.
Era abiertamente bisexual y eso no había significado grandes problemas, solo atosigantes preguntas y acosos de la prensa y comentarios de personas de mentes cerradas, nada fuera de lo común.
El chico llevaba unos audífonos en sus oídos y miraba fijamente por la ventana mientras cantaba en medio de susurros, ¿Hablarle o no hablarle?
Famoso, modelo, cantante, multimillonario, conocía cientos de famosos, pero aun así su timidez estaba allí, no se iba a ninguna parte cuando deseaba socializar con alguien atractivo.
Paulo Gallaguer
Paulo Gallaguer es un chico que nació y vive en Doncaster, vive en un pequeño apartamento cerca de la casa en donde viven sus hermanas y su madre, siempre le ha gustado el fútbol, así que creó una escuela para niños y jóvenes y dicha escuela ha recibido tanto apoyo de muchas personas, que con los chicos ha viajado a muchos lugares y muchos han salido directo a grandes equipos de fútbol.
Tiene veintiocho años, se casó con una chica que fue su novia durante cinco años, pero se divorciaron al año de estar casados ya que no funcionó de esa manera.
Un importante técnico había enviado un correo invitándolos a jugar junto a un reconocido equipo de EEUU, el partido sería en cuatro meses más, pero Paulo tenía que realizar un viaje en donde terminara de coordinar asuntos de hospedaje, alimentación y todo lo que los chicos necesitarían en su tiempo de estadía en Los Ángeles.
Estaba sentado en su correspondiente silla del avión, concentrado en la melodía de Sam Smith que estaba sonando en sus audífonos, y no notó al chico que se sentó junto a él hasta que olió su perfume, suena un poco perturbador, pero cerró sus ojos y olió, no era tan fuerte ni tan dulce, era como vainilla leve.
Giró y sus ojos chocaron con unos ojos verdes bastante bonitos, se sonrojó sin razón y volvió a voltear a la ventana ignorando las mariposas en su estómago.
Theo Halliwell
Theo Halliwell es un chico irlandés, que terminó viviendo en Londres junto a sus mejores amigos y junto a su novio, es cantante de una pequeña banda que apenas está floreciendo y dándose a conocer, tiene veintiséis años y está comprometido con el baterista de su banda, Uriel Keegan.
Era una tarde de un martes del mes de junio, cuando Theo recibió la llamada, una llamada que puso a todos los integrantes de su banda muy, muy felices, un importante dueño de una discográfica los llamó para grabar un disco en Los Ángeles. Ellos no tenían el dinero suficiente como para ir todos en un avión privado, así que fueron todos en un vuelo público, dichosos por la idea de cumplir sus sueños.
Uriel Keegan
Uriel Keegan es un chico nacido en Bournemouth, que ahora vive en Londres junto a su novio, es baterista en la banda que Theo, su novio de prácticamente toda la vida, creó, One Wish. Tiene veintiocho años y está comprometido con Theo desde hace seis meses, lo adora y daría hasta su vida por ese chico rubio revoltoso y soñador.
Cuando recibieron la noticia de la discográfica, se puso feliz al igual que los demás, abrazó con fuerza a Theo dándole vueltas en el aire.
Theo y Uriel no eran los únicos de la banda en el avión, iban todos sus amigos e integrantes de la banda, tres chicos aparte de ellos, dos personas encargadas de los equipos de sonido, y su mánager.
Valentino Lamont
Valentino Lamont es un chico que nació y vivió durante dieciocho años en Bradford, pero lleva nueve años viviendo en Los Ángeles, es un cantante y modelo británico famoso, vive con su prometida, Emma Novak, una reconocida modelo. La idea de la fama no es de sus cosas favoritas en el mundo, pero fue su extremadamente bellísimo físico y fue su hermosa voz que lo llevaron a que muchas personas comenzaran a seguirlo en las redes sociales, que las discográficas comenzaran a llamarlo y que las revistas lo solicitaran y pagaran millones por él sabiendo que ganarían mucho más.
Estaba terminando su tour siendo su penúltimo concierto en Londres, unas cuantas entrevistas y tendría que estar de vuelta en Los Ángeles para dar su último concierto. El jet en el que solía viajar con sus músicos, mánager y demás personas, se había averiado y tendría que viajar en la zona de primera clase de un avión público.
Jayden Perkins
Jayden Perkins es un chico nacido en una ciudad llamada Wolverhampton, a los dieciocho años viajó a Oxford para estudiar su carrera de medicina, y a sus veintisiete años ya es un médico graduado, gracias a su dedicación, talento e inteligencia, y estaba a punto de comenzar su especialización en neurocirugía.
Cuando tenía veinte años tuvo una relación con una mujer, parecía que era muy enserio, años después Sophia quedó embarazada y al no querer hacerse cargo del niño, estuvo con él durante el embarazo, pero al otro día de que el bebé naciera, ella se había ido del hospital sin dejar ni rastro.
Jayden tuvo que hacerse cargo de su hijo, Kai era su adoración, no podía pasar tanto tiempo como quisiera con él a causa de sus turnos en el hospital, pero las pocas horas que pasaba con él eran las mejores del día, era muy feliz junto a su hijo.
Tuvo que viajar a Londres para comprar y recibir un equipamiento médico, para luego ir a Los Ángeles a revisar y poder comprar otros aparatos de alta tecnología para su clínica privada, porque acababa de abrirla y quería los mejores equipos para poder dar la mejor atención.
02 DE FEBRERO DE 2020
- Hola- Dijo Oliver en voz baja.
Listo, se había decidido a hablarle con la mala suerte de que el chico no lo había escuchado a causa de la música en sus audífonos, pero no se iba a rendir. Puso la mano en el muslo del chico y este lo miró y se quitó los audífonos de sus oídos.
- Hola- Repitió Oliver esta vez más alto y seguro.
- Hola- respondió Paulo sonriendo amablemente.
- ¿Cómo estás? Me llamo Oliver.
- Paulo, me llamo Paulo, mucho gusto, Oliver.
Oliver frunció los labios pensando en qué más podría decirle al atractivo chico.
- ¿Ya habías viajado en avión anteriormente?
- Sí, varias veces, pero los nervios siempre están. ¿Y hoy? No sé qué me pasa, estoy temblando.
- Todo va a estar bien, yo he viajado mil veces en avión, ya me he ido acostumbrando a ello. Creo que he estado más en aviones que en el suelo.
Paulo soltó una adorable risa, Oliver miró con ternura las arruguitas que se le hacían a los lados de los ojos; simplemente hermoso.
- Exageras- Dijo Paulo sonriendo.
- No, es enserio, estoy siempre de un lado para otro.
Paulo frunció el ceño.
- ¿Te gusta viajar?
- ¿No me reconoces de alguna parte?
- No, creo que no, ¿Debería hacerlo?
- Bueno, no estoy acostumbrado a que las personas no sepan quién soy.
- El ego, querido Oliver.
- No, no es eso, soy Oliver Ferguson, soy modelo y cantante.
- Bueno, no me extraña, eres guapísimo.
Paulo abrió sus ojos como plato al haberse dado cuenta de lo que dijo.
- Perdón, yo y mi boca imprudente.
- No, no importa, como te decía, soy modelo y cantante, y estoy de un lado para otro en sesiones de fotos, pasarelas, conciertos y ese tipo de cosas, es mi trabajo. Justo estoy terminando sesiones de fotos para la promoción de mi álbum.
- ¿No es raro que estés viajando en un vuelo público, y no precisamente en la zona de primera clase?
- Sí, lo es, hubo un problema de último momento con mis boletos, y no puedo aplazar el viaje.
- Oh, entiendo. Quizás te he visto pero no me he detenido a mirarte.
- ¿Tan poco llamativo soy?
Oliver hizo un puchero y Paulo no pudo evitar pensar en lo adorable que se veía.
- No, no es eso, vivo muy ocupado y no soy de usar redes sociales o algo así.
- ¿Y tú? ¿Por qué estás viajando a Los Ángeles?
- Tengo una escuela de fútbol y un técnico me contactó para que mis chicos jueguen con un importante equipo famoso, así que voy a terminar de coordinar algunos detalles.
- Eso es genial, Pau.
Oliver sonrió y Paulo se deleitó con los hoyuelos en sus mejillas, justo cuando avisaron que estaban a punto de comenzar el vuelo.
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- Estoy muy, muy emocionado- Dijo Theo sonriendo.
Theo puso su cabeza sobre el hombro de Uriel, que dejó un beso sobre su cabello.
- Lo sé, Theo, yo también lo estoy.
Theo alzó su rostro buscando los labios de Uriel, el mayor sonrió y dejó un beso sobre los rosados labios de su novio.
- Ya empezaron con su melosería y muestras de amor- Dijo Kael, el bajista de la banda.
- Y tú celoso- Dice otro de los integrantes de la banda.
- ¿Yo? Puf, por favor, ¿De qué exactamente?
Todos rieron haciéndole burla a Kael hasta que avisaron que el vuelo estaba por comenzar.
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El avión ya estaba por los aires, había comenzado a llover y había vientos que generaban turbulencia, Oliver y Paulo seguían hablando y riendo entre ellos, Valentino estaba escuchando música, Jayden leyendo un libro y Theo había quedado dormido en brazos de Uriel. Una de las azafatas apareció y habló por el pequeño parlante.
- ¿Hay algún médico entre los tripulantes? – Preguntó- Necesitamos uno, tenemos una señora con un ataque de pánico en la zona de primera clase, por favor, ¿Hay algún médico entre los tripulantes?
Jayden levantó su mano ignorando el hecho de que primeros auxilios era algo que el personal de un avión debería saber.
- Yo, yo soy médico.
- Sígame, por favor.
Jayden se puso de pie y caminó detrás de la azafata, entraron a la zona de primera clase y el castaño se sorprendió al ver la comodidad de esa zona en comparación a la de atrás.
- Por aquí.
Jayden llegó hasta una señora de avanzada edad que respiraba con dificultad, tenía lágrimas en sus ojos y estaba muy pálida.
- Señora, yo soy Jayden Perkins y soy médico. Voy a pedirle que respire igual que yo, ¿Sí? De manera lenta y profunda.
Jayden comenzó a respirar de esa manera para que la señora lo imitara, y así lo hizo.
- Vale, siga respirando, ¿Tienen algún equipo de primeros auxilios?
La azafata asintió y se fue, Jayden comprobó el pulso de la señora, luego de que le trajeran el equipo comenzó a revisarla hasta que la señora estuvo bien.
- Ya está, ¿Se siente mejor?
La señora asintió.
- Muchas gracias.
Jayden le sonrió y recogió todo para dárselo a la azafata, se puso de pie y caminó de vuelta a su zona, chocando en el pasillo con un chico.
¿Atractivo?
Eso se quedaba corto, no existía aún la palabra que pudiera describirlo, no la habían inventado aún.
Guapo, era muy poco.
Atractivo, era nada.
- Me das... ¿Permiso? Por favor – Dijo Valentino sonriendo ante Jayden, quien se había quedado estático a medio pasillo.
- S-sí, sí, lo siento.
Jayden se hizo a un lado y caminó hacia su silla aún conmocionado por el latir de su corazón al ver a ese desconocido chico, tomó su libro y acomodó sus gafas para continuar con la lectura de su libro.
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