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Zekira es una formación geográfica del tamaño de un pequeño continente, que un día apareció repentinamente en las cercanías de Japón. La aparición de este peculiar archipiélago se debe a la presencia de un fenómeno que ha estado circulando por la Tierra desde que se fusionó el mundo real con el mundo gacha. Este fenómeno es el maná. En este mundo lleno de varias razas, además de los propios humanos, vive Leo, nuestro protagonista. Leo vive solo junto a su hermanita, Mirai, desde que sus padres fallecieron en un accidente hace muchos años atrás cuando ambos eran niños pequeños. Leo y Mirai están a punto de empezar su primer día de clases, Leo en la Preparatoria UNION y Mirai en la Secundaria Yuuki. Pero lo que Ninguno de los dos sabía era que ese día la vida de ambos iba a dar un giro de 360º, dando paso a situaciones desfavorables y catastróficas, así como también momentos felices y memorables. Pronto, Leo acabaría convertido en la criatura más despreciada y temida de todo Zekira, un Undead.
El Sol se asomaba al amanecer en una tranquila mañana en Ark City.
Un resplandor matutino se filtraba a través de la ventana, inundando la habitación de luz. Era una casa común de 2 pisos en un pequeño barrio urbano de la ciudad.
Leo, un joven muchacho residente de dicha vivienda, se levantaba con todo el pesar del mundo. Su cuerpo le pedía más descanso y solo quería seguir durmiendo, pero no podía darse ese lujo, pues era 1ro de septiembre y era su primer día de clases.
"... Wahh... qué sueño..." Decía Leo mientras bostezaba y se estiraba en la cama.
Después de levantarse, fue a revisar su teléfono celular para comprobar la hora.
"¿Son las 6:40 de la mañana? Hm... aún es algo temprano..." El joven muchacho se mostraba poco entusiasta con respecto a su primer día de clases. Se dio media vuelta, planeando meterse en la cama de nuevo.
"Creo que dormiré un rato más..." Anunciaba el joven perezoso con sueño, solo para ser interrumpido por una suave, calmada y a la vez firme voz.
"¡No! ¡Ya has dormido lo suficiente! ¡Si no te das prisa, llegaremos tarde a nuestro primer día de clases!" Una pequeña niña de aparentemente unos 12 años hacía acto de presencia en la habitación.
Vestía un elegante uniforme de marinera conformado por una cuidada blusa blanca acompañada de una pañoleta color rojo claro y una falda celeste que le llegaba hasta encima de las rodillas.
Por otra parte, su calzado era algo más casual, un par de calcetines negros que llegaban un poco por encima de sus tobillos y un par de zapatos negros con detalles blancos. Su nombre era Mirai, la hermana menor de Leo.
A pesar de que se mostraba molesta ante la actitud de su hermano, irradiaba una energía vivaz y elegante que cubría toda la habitación.
"¡¿Ehh...?! Pero... eso es..." Exclamó Leo con una mezcla de sorpresa y desgano. Su rostro no mostraba motivación alguna.
"¡Pero nada! Ya has dormido lo suficiente, ¡¿no?!" Mirai regañó a Leo por su conducta poco productiva.
Dándose cuenta de que iba a ser inútil persuadir a su hermana, Leo dejó salir una pequeña risa avergonzada mientras se rascaba detrás de la cabeza y evitaba contacto visual con la niña.
"Ahora, baja a desayunar y ponte el uniforme antes de que se haga demasiado tarde" Ordenaba Mirai mientras se daba media vuelta hacia la puerta de la habitación y miraba a su hermano de reojo.
Entonces, la niña salió de la habitación, dándole privacidad al muchacho para que se preparase.
"Bueno... supongo que tiene razón" Decía Leo luego de dejar salir un suspiro perezoso.
Se dirigió hacia la ventana de su habitación y la abrió completamente. La refrescante brisa de la mañana sopló en su rostro, percibió el hermoso trinar de las aves en la mañana y los destellos dorados del Sol danzaron al entrar en su cuarto.
"No quiero empezar mal el primer día de clases después de todo" Afirmaba con una sonrisa en su rostro, emocionado por lo que estaba por venir.
Dejando la ventana de su cuarto abierta para que se refrescara el ambiente, Leo se dirigió al baño a cepillarse los dientes. Se cepilló correctamente y volvió a su cuarto a cambiarse de ropa. El uniforme de su escuela, la Academia UNION, consistía en una chaqueta de color rojo oscuro y un pantalón de color negro. Debajo de la chaqueta lleva una camisa blanca y bien cuidada, acompañada de una corbata de color negro. Además de esto, Leo usa un calzado deportivo de color blanco y azul celeste.
Al terminar de cambiarse, bajó al primer piso para desayunar junto a su hermana, quien estaba sentada en la mesa del comedor, degustando un par de tostadas con jalea de fresa acompañadas con una taza de café negro.
"¿Otra vez acompañas las tostadas con el café? No entiendo cómo puedes comer así..." Leo se sentía un poco incómodo con la elección del desayuno de Mirai.
"El amargor del café contrasta bien con la dulzura de la jalea de fresa. Aunque un adolescente de mente simple como tú no entendería de mis refinados gustos, hermanito" Mirai se burlaba de Leo, mientras tomaba un sorbo de su taza de café con su meñique en alto y sus ojos cerrados. Reflejaba la imagen de una niña rica mimada.
"Sí, sí, lo que diga la señorita perfecta" Leo le hablaba a la joven caprichosa de forma sarcástica mientras la observaba con los ojos entrecerrados.
El desayuno de Leo no era muy diferente del de Mirai. También eran un par de tostadas, pero en vez de tener untada en ellas la jalea de fresa, tenían Nutella. La bebida, por otra parte, era una taza de chocolate caliente.
"¡Definitivamente, el chocolate forma parte de mi vida!" Pensaba Leo mientras disfrutaba de su dulce manjar.
Pronto, Mirai terminó de desayunar y dio un vistazo rápido a la hora de su celular. Las 7:05 am, ponía.
"Será mejor que vayamos caminando o perderemos el autobús" Avisaba la niña mientras se levantaba de la mesa.
"Cierto" Respondió su hermano al darle el último bocado a su tostada y beberse el último sorbo de chocolate caliente.
Los parientes salieron de su hogar y se dirigieron a la parada de autobús más cercana, no sin antes asegurarse de que la puerta había sido cerrada con llave. Ark City era tan pacífica como siempre. Las personas vivían su día a día de forma pacífica y sin demasiados contratiempos. Era una ciudad situada en la nación de Lemuria, una de las tantas que conformaban el continente mágico de Zekira, situado cerca del país de Japón en el Mar Pacífico.
Hace muchos años, la magia tuvo su primera aparición en el mundo, causando confusión e inquietud entre sus habitantes. A raíz de esto, los gobiernos de los distintos países optaron por construir una zona especial dedicada únicamente a aquellas personas capaces de emplear la magia. A través de los años, se construyó una isla artificial que, más tarde, sería afectada por el fenómeno mágico, convirtiéndola en el vasto continente que hoy en día es la Zekira actual.
Con la llegada de la magia, apareció una nueva generación de personas,
La Academia UNION, a la cual asistirá el joven Leo, es una escuela militar a nivel de preparatoria dedicada a desarrollar a las jóvenes promesas tanto como estudiantes adolescentes normales, como arcanautas.
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Dentro de un autobús de apariencia moderna y ligeramente avanzada, los hermanos descansaban en sus asientos, deseosos por descubrir lo que sus respectivas instituciones tenían para ofrecerles.
"A propósito, la nueva secundaria a la que asistirás será la Secundaria Femenina Yuuki, ¿cierto?" Dudaba Leo de forma casual.
"Si..." Reaccionó Mirai con una expresión de duda en su rostro.
"Dicen que es una escuela a donde solo van las chicas más listas. Tendrás que esforzarte mucho para salir adelante, Mirai" Leo intentaba intranquilizar a su hermana mediante sus comentarios en forma de broma. No obstante, la niña no se dejaba amedrentar por su hermano.
"Sí, sí, lo que tú digas, pero, ¿no deberías preocuparte más por ti mismo?" Preguntaba Mirai de forma maliciosa.
"La Academia UNION te va a comer vivo, hermanito" Casi como si de una bruja malvada se tratase, Mirai advertía a su hermano, quien había sido vencido por los nervios a causa de las palabras de su hermana.
"¡N-No te preocupes! No creo que sea tan malo... quizás... probablemente..." Leo no dejaba de tartamudear. La inseguridad, la impaciencia y el miedo se habían apoderado de su ser casi al instante.
"Bueno... si tú lo dices..." Respondió Mirai en un tono de voz casi mudo, sintiéndose un poco mal por haber asustado a su hermano de esa manera.
Unos minutos más tarde, el autobús se detuvo en una parada cercana al destino de Mirai. La parada aún era algo lejana a la escuela de la pequeña infanta, por lo que Leo no alcanzó a verla con sus propios ojos. Los hermanos se despidieron y se desearon suerte mutuamente.
"Hasta luego, hermanito. Esfuérzate en tu primer día de clases, ¿quieres?"
"Si. Tú también, Mirai"
La niña abandonó el autobús con gracia y delicadeza, las personas a su alrededor no podían quitarle la mirada de encima. Su presencia era tan destacable, que no podía ser pasada por alto por ningún transeúnte.
"Y ahí va... Espero que no tenga problemas. Aunque bueno, es mi hermana. Dudo que tenga problemas" Pensaba Leo con completa confianza. Los lazos que lo unían a la pequeña niña eran inquebrantables, lo hacían confiar plenamente en su capacidad.
Al ponerse el autobús en marcha nuevamente, una joven mujer de aproximadamente unos 28 años se aproximó a Leo. Su esbelta figura llamó la atención del adolescente al instante.
"¿Disculpa, puedo sentarme a tu lado?" Preguntaba la mujer de forma casual. Irradiaba un aura de madurez y gentileza en las palabras que su armoniosa y adulta voz emitía.
"Oh, claro. No hay problema" Accedió Leo, amablemente.
La mujer tenía el cabello castaño y claro, recogido en una coleta con adornos florales y un par de extensiones a los lados de su cabeza. Al parecer era de visión pobre, ya que usaba unos lentes de color gris oscuro. Vestía un suéter de color marrón claro con un hermoso collar de perlas en su cuello, llevaba puesta una minifalda de color negro que llegaba hasta sus muslos y calzaba un par de largos calcetines negros y largos que llegaban justo debajo de la falda, estableciendo una zona absoluta, acompañados de unas sandalias de color blanco como la nieve. Sin embargo, sus hermosos ojos de color verde esmeralda eran su característica más destacable.
Leo cayó presa de la bendición visual que esta belleza madura tenía para ofrecer. Tragó saliva y, cerrando los ojos, se convenció a sí mismo de que le debía respeto a tan educada persona.
La hermosa mujer se sentó a su lado expresamente para hablar con él.
"Perdona mi atrevimiento, pero quería preguntarte si eres un estudiante de la Academia UNION"
"Así es, hoy es mi primer día en la academia"
"¡Qué coincidencia tan maravillosa!" Exclamó felizmente la joven mujer.
"Mi nombre es Alexa Reni. Hoy también es mi primer día como bibliotecaria en la Academia UNION"
La señorita Alexa se presentó de forma cordial y educada, pero sin demasiadas formalidades. Quería que Leo no se sintiese incómodo a su lado.
"Un placer conocerla, señorita Alexa. Me llamo Leo. Espero poder contar con usted cuando la necesite" A pesar de todo, Leo no podía evitar ser formal con la mujer que pronto sería oficialmente parte del profesorado de la escuela a la que asistiría.
"Es un muchacho muy educado, seguro que será un buen alumno" Fue el pensamiento que tuvo Alexa mientras se veía la complacencia en su rostro.
"Aún quedan unos minutos antes de llegar a UNION. ¿Te parece bien si hablamos un poco?"
"No veo por qué no" Respondió Leo de forma afirmativa
Pasaron unos pocos minutos hablando de temas triviales en el transcurso del viaje. No pasó mucho tiempo antes de que Leo se diera cuenta de que había dejado de ser formal con la señorita Alexa.
"Por casualidad, ¿esa niña que se bajó del bus hace unos minutos era tu hermana?" Los ojos de la bibliotecaria reflejaban sus ansias de conocimiento y su deseo de saber más acerca de Leo.
"Así es. Es mi hermana menor, Mirai. Tiene 12 años. Hoy es su primer día en la Secundaria Femenina Yuuki" La forma en la que el muchacho expresaba sus palabras reflejaban lo orgulloso que estaba de su hermana menor.
"Ya sabía yo que el parecido era por algo, incluso ambos van a instituciones prestigiosas de Lemuria. Sus padres deben estar orgullosos de ustedes"
En un descuido otorgado por la casualidad del momento, Alexa pronunció unas palabras que no debía, pues la realidad no era tan bonita como ella la imaginaba.
Leo cambió su expresión en un instante, apartando la mirada hacia la ventana del autobús. Mientras miraba con melancolía el cambiante paisaje citadino de Ark City, decidió contarle a Alexa un poco acerca de su pasado y el de Mirai.
"En realidad... nuestros padres murieron en un accidente de tráfico cuando ambos éramos más pequeños. Por aquel entonces, yo tenía cinco años y Mirai, dos. Al no tener otro lugar a donde ir, fuimos acogidos por la familia de mi mejor amiga, quienes nos cuidaron y trataron como si fuéramos parte de ellos. Cuando cumplí mis 15 años, decidí vivir solo junto a Mirai en la antigua casa de nuestros padres, aunque seguimos recibiendo sustento de nuestra familia adoptiva. He pasado tanto tiempo sin verlos que ya ni siquiera puedo recordar sus voces o sus rostros..." La voz de Leo se escuchaba algo apagada en comparación a como estaba con anterioridad.
Un pequeño momento incómodo surgió entre ambos, haciendo que Alexa se arrepintiera de su tosca actitud y pidiera disculpas por ello luego de apartar su mirada.
"Vaya, yo... lo siento... no tenía ni idea. He sido muy brusca..."
"No se preocupe por eso. Ya ha pasado bastante desde aquello, así que se podría decir que ya lo he superado" Leo volvió a expresarse de forma casual y despreocupada. Verdaderamente, se puso algo nostálgico al hablar de su pasado, pero al ser una historia de hace mucho tiempo, ya no tenía tanto impacto en él como por aquel entonces.
A pesar de los intentos del joven muchacho, la bibliotecaria continuaba insatisfecha con el desarrollo que había tenido el diálogo establecido entre ellos. Quería el perdón de Leo a toda costa, pues estaba sumamente arrepentida por su comportamiento.
"¿Estás seguro de dejar las cosas de esta manera? De todas formas, es un tema bastante delicado... no quisiera que te sintieras incómodo a causa de mi falta de tacto" Con una expresión de preocupación en su rostro, la profesora Alexa mostraba sus inquietudes.
Respondiendo ante su inseguridad, con una actitud refrescante y relajada, tal cual como si del mismo cielo se tratase, Leo dejó en claro que no le brindaba importancia al tema.
"Como ya dije, es algo que superé hace bastante tiempo, por lo que no me supone ningún problema. No te sientas incómoda por ello. De todos modos, no había manera de que lo supieras" Terminando su aclaración con una pequeña sonrisa, Leo aseguró que las cosas habían terminado de la mejor manera posible.
Dejando entrever la presencia del alivio en su ser, Alexa expresó gratamente su tranquilidad.
"Bueno... si tú insistes, supongo que está bien si lo dejamos así"
Las palabras de la joven mujer marcaron un punto y final a la conversación que ella y Leo habían tenido, ya que el autobús por fin había llegado a su destino, la parada cercana al campus de la Academia UNION.
Tanto Alexa como Leo se bajaron en el mismo sitio, pero no tardaron en separarse, pues ambos tenían planes distintos para su llegada.
El vehículo se marchó mientras Leo contemplaba la magnificencia que emanaba de la estructura de lo que, frente a sus ojos, más que una escuela común a nivel de preparatoria, parecía una edificación súper moderna, comparable a la más grande empresa del más grande magnate. Leo había llegado a su destino, la Academia UNION.
Su vasta extensión se podría decir que cubría los 200 o 300 mil metros cuadrados.
A simple vista, parecía una pequeña ciudad. El campus estaba conformado por: El edificio principal (En este estaban situados los salones de clase, clubes, la sala del profesorado y el despacho del director), un auditorio (lugar donde se realizaban los eventos escolares a los que debía asistir toda la escuela, así como también era donde se daban los diversos discursos e informaciones sumamente importantes), el gimnasio (constituido por una larga pista de carreras de atletismo y una edificación donde habían salones para practicar natación, esgrima y artes mágicas, además de una zona donde llevar a cabo diversos ejercicios), la casa del consejo estudiantil (como su nombre lo indica, es donde está situado el salón del consejo estudiantil. Además, también hay una cafetería y las salas de algunos clubes que no están presentes en el edificio principal, como el club de fotografía, el club de ajedrez o el club de literatura) y una gran zona que abordaba tres edificaciones que consistían en los dormitorios de los estudiantes.
Los estudiantes no paraban de llegar a la institución, estudiantes de todos los años desde 1ro a 3ro.
Algunos incluso se reían del rostro estupefacto de Leo al ver la Academia UNION.
Al darse cuenta de esto, deja ver algo de rubor en su rostro y, avergonzado, se rasca detrás de la cabeza casualmente, sonríe y muestra una contagiosa motivación mientras apretaba su puño.
"¡Bien! ¡Aquí comienza mi nueva vida escolar! ¡Toca echarle ganas!"
Sin más que decir, Leo se adentró en la Academia UNION más inspirado que nunca en su vida. Por primera vez desde que tiene memoria, se siente impaciente por experimentar lo que su nueva escuela tiene por ofrecer.
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