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Separada de su familia desde que nació, Linda está decidida a regresar y vengarse de todo lo injusto que le sucedió. Nacido en una familia rica, Charles creció siendo un magnante del mundo de negocios, parecía invencible hasta que fue derrotado por una mujer misteriosa. Atrapado en un dilema inesperado, el amor gradualmente unirá dos almas solitarias. Embarazo, secuestro, lesiones, la pobre Linda fue arrastra a un río sin marcha a trás... ¿Quién estará detrás de toda la trama? ¿Qué querrán de ella? ¿Quién será la supuesta Linda que aparecerá al lado de Charles?
El Crown Club estaba a tope esa medianoche. Las luces de las habitaciones parpadeaban débilmente.
"¿Ese cara de cerdo de Douglas Zhou fantaseaba con trabajar junto a mí? ¡Bah! ¿Y pide tanto dinero? ¿Quién se cree que es? ¡Si no fuera por acabar con la familia Xia, nunca firmaría el contrato con ese puerco!".
Se oyó un chasquido.
Alguien presionó el teléfono del escritorio, apagando la grabadora con su blanca, suave y delicada mano.
"Jefe Zhou, ¿escuchó esto?", preguntó, con una sonrisa, la persona que apagó la grabadora.
Al otro lado de la mesa, el rostro de Douglas Zhou había enrojecido, creando un divertido contraste con la parpadeante luz del fondo.
"Ah, todavía hay algo más". Linda Xia tomó el celular y abrió la galería. Delante de Douglas Zhou una imagen en alta definición mostraba a un hombre y una mujer besándose y acariciándose.
Súbitamente, el hombre estrelló la copa de vino contra el suelo.
"¡Mierda! ¡Jodiendo con mi esposa! ¡Cómo se atreve!", gritó Douglas.
Diez minutos después, Linda salió de la habitación con un reluciente contrato. Todo este asunto de aparentar ser camarera empezaba a dar resultado.
Besó las hojas del contrato antes de doblarlas y esconderlas alrededor de su cintura, debajo del vestido.
El uniforme del Crown Club dejaba poco a la imaginación, por lo que se subió la parte superior de la camisa tratando de cubrirse el pecho. Antes de que terminara, sintió que alguien le sujetaba el hombro.
"Oye tú, lleva esta botella de vino a la habitación 8069".
El ajetreado gerente tomó a Linda del brazo y colocó la bandeja en sus manos.
Ella se encogió de hombros. 'Ser camarera también significa seguir una ética de trabajo. Debería tenerlo en cuenta. Además, ya que el contrato está asegurado, estoy de buen humor, voy a servir la botella antes de escabullirme', pensó, '¿Qué dijo, 8096 o 8069?', se preguntó.
Linda comenzó a caminar a tientas y, mientras sostenía la bandeja, fijó su mirada en los números de las habitaciones.
Llamó a la recepcionista, pero la línea estaba ocupada y no pudo comunicarse, así que tuvo que decidir a qué habitación ir primero.
'Demonios, solo tengo que elegir una habitación y
si es la equivocada, puedo volver a salir'.
Con este pensamiento, Linda llamó a la puerta de la habitación 8069. Al no recibir respuesta, decidió entrar y, suavemente, abrió la puerta.
"¡Ah!", gritó ella sorprendida por la escena que había en la habitación. "Lo siento mucho jefe, le ruego que me disculpe...".
Aunque la luz no era particularmente brillante, Linda alcanzó a vislumbrar un sofá en el que un hombre estaba encima de una mujer provocativamente vestida.
Al darse cuenta de que la puerta estaba abierta, la pareja dirigió simultáneamente sus miradas en aquella dirección.
Linda también pudo apreciar el cabello despeinado y la cara borrosa de esa belleza, que además vestía un top escotado y revelador, lo cual hacía que la escena fuera aún más vergonzosa.
"¡Detente!", vociferó el hombre
cuando ella ya estaba a punto de cerrar la puerta y marcharse.
Charles Mu estiró una mano para desenredar las de la mujer alrededor de su cuello, y entornando los ojos, miró hacia Linda, con aspecto amenazador.
"Nunca hubiera pensado que me harían esto a mí", dijo él al tiempo que se sentaba derecho, lanzando a Linda Xia una mirada fría.
"Jefe, está equivocado. No sé de qué habla. No la conozco". Linda sabía muy bien que los clientes del Crown Club eran gente poderosa o ricos, por lo que no quería meterse en problemas en este momento. Después de asegurarse el contrato y entregar la botella de vino, estaba lista para seguir con su ruta.
"¿Hiciste fotos? Dámelas", exigió el hombre.
En ese momento Linda se dio cuenta de que llevaba el celular en
una mano.
'¡Mierda!
Probablemente piense que tomé fotos para chantajearlo, ¡y por eso desconfía!
Bastardo descarado. ¿Está engañando a su esposa, teniendo una aventura, y tiene miedo de ser fotografiado? Míralo, todo cortante y guapo. Una mierda al fin y al cabo', pensó Linda.
"Jefe, me temo que se equivoca. No tomé ninguna foto".
Asqueada como estaba, Linda siguió haciéndole la pelota al hombre. Ella sí que tenía fotos de la esposa de Douglas Zhou con otro hombre y no podía dejar que nadie viera eso.
Charles Mu cada vez estaba más convencido de que esas dos mujeres estaban juntas, y que una de ellas lo incriminaría mientras la otra tomaría las fotos con que chantajearlo más tarde.
"¿Quién las ha enviado?", preguntó él gélidamente, lo que irritó a Linda. '¿Qué quiere decir? ¿Significa que no tenemos ni opción de probar nuestra inocencia?'.
"Vengo sola, nadie me envía", respondió ella inconscientemente. Al vislumbrar los ojos sorprendidos de la mujer, Linda agregó: "Jefe, como ves solo soy una camarera, ¡y tengo otras habitaciones en las que entregar vino!".
"Déjate de tonterías y dame el teléfono", dijo él después de mirarla de arriba a abajo sin creerse sus súplicas.
Linda estaba atónita. '¿Quién se cree que es? ¡Vaya paranoico! Además si tiene tanto miedo, ¿por qué molestarse en venir al Crown Club?'.
"Yo..."
"¿Por qué sigues aquí?", dijo él.
"Ah, bueno, me voy ahora mismo, señor...". Al escuchar esto, Linda Xia inclinó la cabeza tan agradecida como si le hubiesen ofrecido un perdón en la corte.
"No te hablaba a ti". Charles Mu la detuvo de inmediato, inclinando levemente la cara hacia un lado. Su mirada era tan fría como temible.
La mujer a su lado se arregló el cuello abierto. Linda estaba deslumbrada por sus sinuosos pechos nevados.
"Sr. Mu...". La mujer suplicó con un tono femenino pero agitado, sin embargo, estaba demasiado asustada por la mirada helada de él como para hacerle frente.
Antes de irse, la mujer dirigió a Linda una mirada feroz.
Sintiéndose confusa, Linda observó a Charles sorprendida.
'¿Qué acaba de suceder?', se preguntó, intentando aclarar sus ideas.
"Esto... solo soy una camarera", le dijo tras reunir todo su coraje, intentando hacerle entrar en razón.
Él se burló, "¿Sabes...? Las camareras en Crown Club no solo entregan bebidas".
Ella entendió la insinuación nada más fueron pronunciadas esas palabras, de manera que levantó la bandeja con un resoplido y estaba lista para irse, pero antes de que pudiera dar dos pasos fuera de la habitación, Charles Mu tiró de ella con tal fuerza que el vino cayó al suelo y se hizo pedazos.
'¡Ay, por Dios! ¡Mierda, este debía ser un vino de seis cifras!'.
"¿Estás chalado?". Ella estaba realmente enfadada, sin embargo a él no parecía molestarle en absoluto su enojo y continuó presionándola hacia el sofá.
Al ser inmovilizada por su peso, Linda agitó los brazos rápidamente, enfurecida, tratando de hacerle retroceder.
"¿Acaso no es esto lo que quieres? Ya que estás aquí, seguiré jugando", dijo él.
"¿De qué demonios estás hablando? ¿Estás loco?".
Linda se retorció, pero su esfuerzo fue en vano, ya que Charles forzó sus manos sobre su cabeza, inmovilizándola con firmeza.
"¡Suéltame, cabrón descarado!".
Al no poder mover sus manos, trató de morderlo, pero él la dominó, dejándola inmóvil.
'¿Acaso no está aquí para incriminarme con esa mujer?'.
"Espera, solo un segundo. Escúchame...", Linda trató de dar una explicación mientras se retorcía, pero él no escuchaba
ni una sola palabra. Para Charles, cuanto más se retorcía, más tentador era el calor y más fresca la fragancia que ella emitía.
En ese momento, él pudo sentir un vacío momentáneo, y de repente la suavidad
de esas manos que agarraba y que hicieron que bajase a besar aquellos ardientes labios.
"¡Ah!".
El grito de Linda fue acallado por el calor intruso que oprimía sus labios.
'¡Este sinvergüenza!'.
Con la boca abierta, ella intentó morderlo, pero Charles bloqueó hábilmente su ofensiva y comenzó a volverse loco con esos labios.
Entonces, justo cuando a Linda le costaba respirar y todo su cuerpo comenzaba a calentarse, un comentario la dejó helada.
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