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El mundo cambio, continentes ahora son reinos, somos uno solo. Todos tienen armonía y poder... Cada reino es prospero. ¿Qué pasará cuando se desencadena nuevamente una guerra por el poder?, se tendrán que unir para solucionar y para eso se tiene que reunir todos. Pocos estarán de acuerdo, y nadie podrá estar en contra. La lucha por el poder vuelve, y en esta lucha el amor surge.
Kahil
Todo se estaba volviendo un caos por la casa, mi madre ordenaba a la gente para arreglar, verdaderamente no me importaba demasiado, me daba igual cumplir los 15 años, aunque para el mundo sería una mujer que tendría pensamiento y albedrío para decidir sobre mi vida y ver si seguía ante mi la herencia de ser reina en mi familia.
Ninguno de mis hermanos quería seguir con eso, condenados. Todos sabíamos que carga se venía encima, podíamos ser perfectos ante los ojos de los demás, muchas veces habíamos tenido conflictos entre nosotros; al ser menor de todas fui la más escondida de los ojos públicos, al ver el daño que les había hecho a mis hermanos y hermanas tanta atención me hizo sentir un poco favorecida, sin embargo, al mismo tiempo casi nadie conocía mi rostro y por ahora me gustaba tenerlo de esa forma.
Siempre había seguido las reglas, era lo básico para sobrevivir en este mundo, para poder comprender que no todo era lo que parecía, sin embargo, hace poco empecé a pensar igual que mis padres en muchas cosas, con mis hermanos empecé tener más conflictos a la hora de hablar, mi madre con tal enojo trajo un psicólogo para que la ayudará a que fuera la misma.
-¿Entonces tengo que seguir las reglas siempre? -me acerqué un poco al hombre que estaba tratando de hacer caso a la gran reina.
-Usted es de la realeza, tiene que hacerlo -respondió un poco incomodo por mi cercanía, solté una pequeña risita al escucharlo.
-Tener y querer es total diferente, si no quiero hacerlo, ¿qué sentido tiene?, quiero hacer las cosas porque no me voy arrepentir en un futuro?, ¿no lo cree? -lo mire unos segundos, para luego volver al sofá en frente de él.
-Señorita, tiene que seguir lo que sus padres dicen.
-¿En que siglo estamos?
-¿por qué hace esa pregunta?
-Solo responde.
-Siglo XXX.
-¿entonces?, ¿tenemos que tener ese pensamiento tan retorcido como anteriormente? -cierro los ojos unos segundos para volver abrirlos y mirarlo -Tenemos un poco más de pensamiento hacia eso, ¿no cree?, tenemos la suficiente lógica para saber que los adultos se equivocan, ¿por qué cree que el mundo casi se va a la mierda? -me iba a regañar por la grosería, sin embargo proseguí como si nada -Muchas de las razones porque el mundo ya no sigue estando tan dividido, fue gracias a los jóvenes que decidieron en realidad quitar las fronteras, bajaron cada miedo del mundo, ¿violadores?, ¿mercado negro? cada una de esas cosas se fue estancando al ver que se podía cambiar al mundo -me levanté para ir hasta la ventana y sentarme -¿por qué mi familia tiene el poder?, porque no pusimos en mano con los otros que gobiernan en este momento para poner un mundo mejor, para que la economía se volviera una mierda, nos unimos todo lo que era latinoamericano, ahora se separa con lo fue Canadá y Estados Unidos, ¿sabe cuanto fue los conflictos internos entre ellos para ver quien iba gobernar?, sin pensarlo solo pusieron a alguien de cada país volviéndose más grande, lo que fue Europa también discutió, cada uno discutió, en cambio nosotros vimos un poco más de lógica "El que hizo todo posible que gobierne", por eso nos volvimos una potencia, no tuvimos miedo cuando los otros quisieron preparar una guerra, nosotros podíamos no tener la última tecnología, y mucho menos las armas más letales, pero teníamos apoyo y rencor dentro de nosotros, logrando así seguir con los reinos, ahora nos respetan y piden ayudan.
Creo que mi madre se canso en el tercer intentó para que alguien cambiara mi forma de pensar, y yo me había cansado un poco de todo a mi alrededor.
La fiesta sería pronto, todos los reyes, príncipes, duques, presidentes, un montón de personas importantes estarían presentes, por fin me harían conocer ante el mundo, 18 años, es algo importante, ¿no?, aunque seguía sin verle sentido a esta edad, era donde tenía que decidir todo lo que iba hacer mi futuro, y el promedio de vida había aumentado más de lo que se creía, 150 años era el tiempo de vida, mi madre tenía casi 60 años, sin embargo aparentaba como alguien de 30 años por la tecnología y los avances en la medicina, no me gustaría durar tanto, aunque muchas se habían arreglado a lo que era antes, seguía siendo un desastre en otros factores.
La codicia del ser humano puede durar toda la eternidad, así como muchos quieren quitar el puesto de los demás para tener el poder de asumir todo sobre los países, incluso algunos países se habían rehusado a unirse a los otros, por su forma de regir, pero la ONU había intervenido para tener le control sobre esas personas para tener un mejor régimen, al final ya todos los países están con reinos por la economía.
Mire mis pies descalzos en la alfombra, pronto vendrían a organizarme totalmente, sin embargo, no tenía muchas ganas de hacerlo, por esa razón, salí a escondidas para ir al gimnasio, donde estaba segura que estarían los gemelos, y cuando llegué estaban practicando boxeo mientras una y otra vez seguían dándole a la bolsa. Los gemelos Dylan y Danny eran los más cercanos a mi de edad, siempre estaban en la casa cuando terminaban alguna misión, había seguido el camino de uno de los mayores parta unirse al ejercito, sin embargo, estos habían hecho la naval, un marin, entonces pocas veces estaban con nosotros, y me habían enseñado a entrenar desde que tengo consciencia, eran unos malditos brutos al enseñarme aunque ahora agradezco esa manera.
-¿no deberías estar arreglándote? -Habla el mayor de los gemelos, Dylan, sin dejar de pegar al saco.
-Supongo -Danny me mira unos segundos y deja de seguir para pararse en frente mío.
-¿Sucedió algo?
-No estoy segura.
-Nena, si no hablas, no sabremos -dice Danny acariciando mi cabello, medía casi dos metros, ambos medían lo mismo, los hombres habían nacido con una genética bastante grande, los otros que eran adoptados, estaban igualmente en promedio de altura, el más bajito era 1'80.
-No estoy segura de cumplir lo que una princesa debe ser -juego con mis manos nerviosa -Siempre fui un poco diferente al resto, aunque iba al instituto, fue un secreto que era la princesa real, estaba rodeada de futuros duques, políticos, doctores, empresarios, gente que en este momento esta escalando tan rápido apenas terminaron el instituto; nosotros nos esforzamos cada día, Antholy cada vez que vuelve se ve más cansado de lo que dice, siempre esta cansada esa mujer, es una actriz donde no solo es alguien conocida como el título de la gran familia Rosett Mort, ¿cierto?, todos fueron conocidos desde cero, ya somos de por si una familia jodida mente importante, y hemos roto un montón de prototipos -alzo mis brazos al llegar al final, sin embargo no paro de hablar -Padre tuvo que tener más mujeres, el mundo de ahora no ve una pareja normal, ahora existe el poliamor, entre más mejor -suspiro -Por el propio ser humano, que creemos que todo lo podemos tener, incluso con parejas, yo me niego a casarme y tener ese paradigma -los señalo -Solo han aceptado eso porque somos la base de los reinos, porque fuimos los primeros en reunir lo necesario para ser la fuerza de lo que es hoy el mundo.
No han dicho más, supongo que se quedaron sin habla al escuchar toda la información que se me había ocultado en los casi los 18 años de vida que poseía.
-¿cómo sabes eso?
-Existe el Internet y los libros -respondo, ambos se miran unos segundos y se sientan en medio del gimnasio.
-Es difícil, ¿no crees?, nosotros príncipes militares, ¿sabes cuanto nos costo quitar el título de intocables?, entrenamos demasiado para solo ser conocidos como "Los intocables" por el apellido, aunque somos adoptados, seguimos siendo familia.
-Siempre será Duro -prosigue Dylan -Existen muchas cosas, no todo es lo que parece -el tarda unos segundos para seguir -Eres bastante inteligente para saberlo, no sigas nada lo que un protocolo, un prototipo, lo que el maldito mundo dice, rompe ese paradigma, somos príncipes, pero eso no quita que somos personas, y primero debemos ser personas antes que príncipes.
-Podrías ser la próxima al tomar el trono.
Cuando habíamos terminado esa linda reunión, volví a mi habitación y me encontré a todas mis hermanas, pero hicieron espacio para que Antholy me diera su mirada.
-¿dónde estabas?
-Gimnasio -murmuró retrocediendo un poco.
-¿hiciste ejercicio en este importante día? -ella enarca una ceja -Te vas a ir a bañar, el cabello, absolutamente todo, te pondrás exfoliante, luego de eso, vendrás aquí para vestirte, maquillarte y peinarte.
Seguí la orden de ella, era mejor no provocar a Anth, era una mujer de temperamento fuerte, que lo que ella diga es ley, tenía 30 años, era una de las mayores, sin embargo, era la única que no estaba casada, decía que no era tiempo, que estaba demasiado joven, no creo que estuviera para un matrimonio, le gustaba disfrutar de su vida, por esa razón muchas la respetábamos y lo que ella diga era ley.
Salí del baño mientras mi cabello mojado que se veía los crespos llegaba a mi cadera, mis hermanas me giraron a ver.
-Muévete -ordeno mi hermana mayor a las otras, y empezaron a secar mi cabello mientras decidían que color de ropa interior iba a utilizar, y ver si combinaba.
La ropa era moderna, uno podía utilizar pantalones, camisas, fuera hombre o mujer, incluso faldas. Sin embargo, la realeza había querido poner los vestidos que anteriormente se utilizaba, que era como un vestido que se utilizaba cuando una joven cumplía los 15 años, aunque solo cuando un evento era bastante importante para hacerlo, como la presentación de la última hija escondida de la familia que inicio todo.
Suspire mirándome, el vestido era negro con en encaje blanco en el borde de la tela, y una parte delantera, porque yo quería negro, yo no quería nada rosado, morado, y me gustaba como me quedaba el negro. Mi cabello estaba en una trenza de lado con flores plateadas y mariposas de fantasía del mismo color, aretes de aro, el maquillaje sutil que me hacia resaltar los atributos, no quería tacones, y eso me lo había respetado Anth, por esa razón tenía tennis. Esta era yo, Kahil Thiwt Rosett Mort, hija de los grandes reyes, Aaron y Camelia.
Suspire dando un insulto mental.
Mis hermanas se fueron arreglar mientras todo seguía organizando para dar las 6 pm para la fiesta, salí de mi habitación caminando viendo como todos organizaban bien el lugar, los empleados se movían viendo que todo estuviera como mi madre había pedido. Sentí un poco de ruido en una de las habitaciones cercana a la mía, entre y pude ver un niño saltando en la cama, sin embargo, había un bebé en ella que estaba boca abajo mirando a su alrededor, me acerqué un poco rápido para que el bebé estuviera a salvo por el movimiento de la cama, lo agarre con cuidado, en ese momento una de las mucamas entró a la habitación.
-Señorita Thiwt -habló ella para quitarme al bebé de mis brazos, el cual empezó a llorar. El niño que no aparentaba más de cinco años, bajo de la cama al ser regañado.
-Déjalo saltar, pasarme al bebé -La mucama se negaba a darme el bebé a pesar de que no paraba de llorar, las grandes puertas de la habitación se abrieron de golpe, un hombre que estaba casi segura que medía dos metros, entró. Sus ojos grises rasgados era lo primero que pude notar, sin embargo, cuando reaccione pude distinguir más que eso, sus cejas eran totalmente perfectas, su piel era blanca, jodidamente blanco, parecía de origen asiático, aunque al tener un cuerpo tan... Grande, no creo que fuera así.
-Hija, ¿qué sucede? -habló mi madre acercándose a mí cuando pudo distinguirme.
-Escuché ruidos, y la curiosidad me llamó -respondí quitando mi mirada al hombre desconocido que estaba al lado de mi padre.
-Estas preciosa -Ignoró lo que dije para verme por completo, me sonroje un poco, aunque, ¿por qué mierdas me sonrojaba?
-Yo... Gracias -mi madre se sorprendió por mi reacción, sin embargo, solo me dedico una sonrisa, pero nuevamente el lloriqueo del bebé llamo mi atención -dame el bebé, ¿si? -la mucama negaba mientras miraba al hombre, supongo que el hizo algo, que al final me cedió al bebé, que poco a poco se fue calmado, sus ojos rojos por tanto llorar me miraron, mientras sus manos se apretaban en un puño -Ya...Ya, tranquilo, ¿por qué lloras? -Hacía mucho tiempo en la mansión que me gustaba decirle castillo, no había ningún bebé, alguna que otra hermana había tenido un hijo, pero estaban tan ocupadas que casi no pasaban, los niños eran el ser más curioso y autónomo que podía conocer; simplemente que era entrenados para depender uno de otros, no preguntar sobre nada.
-Hija... -llamó mi madre, la mire mientras mecía al bebé en mis brazos, podía tener casi unos 6 meses -¿dónde aprendiste hacer eso? -Lo podía llamar instinto, sin embargo, cuando veía alguna serie o película, miraba particularmente como una madre cargaba y calmaba a su hijo, siempre había querido intentarlo, por esa razón había leído libros sobre bebés y niños.
-Libros, series, películas -respondí sonriendo le.
-Te agradan... -Escuché el murmuro de mis padres al tiempo; casi nada llamaba mi atención además de estar sola, leyendo, series, películas o simplemente mirando a mi alrededor, casi nada llamaba verdaderamente mi atención, hasta ahora.
-Quiero que conozcas al señor Kuznetsov Tanaka, el rey de Asia.
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