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Valeria santo; es una abogada ética, profesional con valores morales y principios de honestidad, pero su mundo cambió cuando conoció a Alessio Di Carlo. Un mafioso que se esconde bajo la máscara de empresario. Negocios ilícitos y una serie de crímenes acompañan a Alessio Di Carlo, quien se enamora perdidamente de la firmeza y honestidad de Valeria. ¿Dejará su vida profesional con tal de sumergirse en una historia de amor y pasión prohibida? ¿Ella podrá soportar perderlo todo por amor? ¿Él dejaría todo atrás por amor a ella?
La lluvia caía sobre la ciudad como una manta interminable de gris. Desde el ventanal de su oficina en el piso 35, Alessio Di Carlo observaba las luces de los autos que se deslizaban como luciérnagas atrapadas en el caos urbano. Había llegado el momento que tanto temía.
-¿El trato está hecho? -preguntó, con voz fría y cortante, al hombre frente a él.
-Todo en orden, señor. El embarque llegará mañana al puerto.
Alessio asintió sin apartar la vista de la ventana. Su apariencia impecable, traje negro a medida, cabello peinado hacia atrás con un ligero mechón que sobresale y cae en su frente, y una ligera sombra de barba ocultaba las grietas en su alma. A sus 31 años, era el hombre más temido de la ciudad, dueño de un imperio empresarial que servía de fachada para negocios mucho menos legales. Pero hoy, algo lo inquietaba. Algo que no podía ignorar.
A unas cuadras de distancia, Valeria Santos se apresuraba bajo la lluvia con su maletín en mano, tratando de evitar que su vestido negro absorbiera más agua de la necesaria. Había pasado la tarde en los tribunales defendiendo un caso que no tenía futuro, pero no podía rendirse. No cuando creía, fervientemente, que la justicia era el único camino para sanar a la sociedad.
Mientras Valeria entraba a un café para resguardarse de la tormenta, no tenía idea de que la vida estaba a punto de ponerla cara a cara con el hombre que representaba todo lo que ella despreciaba.
-Un café negro cargado, por favor -pidió al barista, sacudiendo el agua que había caído sobre su cabello castaño oscuro. Miró a su alrededor buscando un lugar vacío y, tras dudar un momento, se dirigió a una mesa ocupada por un hombre que revisaba su teléfono.
-Disculpe, ¿puedo sentarme aquí? Todo está lleno-
Alessio alzó la vista y la vio por primera vez. Una mujer joven, con mirada decidida y un aire que contrastaba con la hostilidad del mundo exterior. Sin decir palabra, asintió y apartó su taza.
-Gracias -dijo Valeria, sin prestarle demasiada atención, era un simple hombre sentado en una mesa solo.
Durante unos minutos, el silencio reinó entre ambos, hasta que Alessio rompió la barrera que los separaba con una pregunta inesperada.
-¿Siempre trabajas tan tarde?-
Valeria lo miró, sorprendida. No estaba acostumbrada a que extraños le hablaran y menos con la confianza que él le habló.
-Soy abogada -respondió con cautela sin agregar más de lo que debería.
-A veces los horarios son complicados, pero ya estoy acostumbrada a mi pequeño caos-
Él dejó escapar una sonrisa que no llegó a sus ojos, pues ella hablaba mirando por la ventana las gotas de lluvia que empezaban a cesar.
-Debe ser interesante ayudar a los demás, ¿no?-
-Lo es. Aunque no siempre ganamos, simplemente no hay que rendirnos, confío en que la justicia es lo único que puede sanar la humanidad-
-¿Y qué haces cuando pierdes? -preguntó, inclinándose hacia ella.Valeria lo miró con más atención esta vez. Sus ojos grises parecían esconder tormentas propias.
-Sigo adelante. Siempre hay algo más que hacer, alguien más a quien ayudar, aunque nadie quiere perder, pero no siempre se gana, creo que simplemente hay que seguir-
Alessio no respondió de inmediato. En lugar de eso, tomó un sorbo de su café y desvió la mirada hacia la ventana. Algo en ella lo había desarmado, aunque no entendía por qué.
La conversación quedó suspendida cuando el teléfono de Valeria sonó. Ella se levantó apresuradamente.
-Gracias por dejarme sentarme aquí -dijo antes de salir, dejando tras de sí, un rastro de curiosidad en el hombre al que, sin saberlo, estaba destinada a enfrentar en más de un sentido.
Alessio la siguió con la mirada mientras desaparecía bajo la lluvia. En su mundo, las conexiones humanas eran tan fugaces como los relámpagos. Pero esta vez, algo había cambiado. Aunque todavía no lo sabía, esa mujer era mucho más que una simple desconocida en un café, necesitaba saber más, pero ni siquiera le preguntó su nombre.
Segundo libro, continuación de: Bajo el posesivo alfa. ¿Que pasará cuando Akira y Arturo tengan que enfrentar las adversidades de la vida y darse cuanta que tan diferentes son? ¿Podrán enfrentar el mal que los acecha nuevamente?
En el mundo de los lobos las almas son guiadas por dos dioses; la luna y el sol, padre y madre de cada lobo. Cada uno tiene una alma y se comparte cuando conocemos a nuestra pareja, es como un hilo que no nos permite estar separados, un hilo que nunca se puede romper, una atadura de amor inquebrantable donde dos almas se vuelven una sola. Pero yo... no quiero una mitad, quiero ser libre de las ataduras del amor y de todo sentimiento que implique una debilidad. Durante siglos las manadas han creído que la clave para ser más fuertes es conocer su pareja pero en mi caso no lo veo así, el amor es debilidad, los sentimientos son debilidades por lo tanto yo crearé un nuevo imperio y desafiaré a los mismos dioses, manadas y reinos temblarán ante mi poder y demostraré que no necesitas atarte al amor para ser invencible. Y, aunque la amo con locura prefiero que nuestros destinos no se unan, se que estoy desafiando las reglas del bosque y de la manada RAKSHA pero yo nací para crear mis propias reglas. Soy VAEL hijo del sol, yo nunca me oculto solo cambio de dirección.
Un hombre rico, una madre vanidosa que hará todo por conseguir lo que quiere, una ex mentirosa y un padre que guarda un oscuro secreto. Como siempre fui a dejarla en su casa luego de una cena de negocios, un negocio que solo sabíamos ella y yo. La tensión entre ambos era más que obvia, pero ninguno de los dos se dignaba a aceptarlo, esto era un negocio y quedamos en que los sentimientos no iban incluidos en dicho trato, pero...
Anoche pasé una noche erótica con un desconocido en un bar. No soy una mujer al azar. Hice esto porque estaba muy triste ayer. El novio que había estado enamorado de mí durante tres años me dejó y se casó rápidamente con una chica rica. Aunque actúo como si nada hubiera pasado delante de mis amigos, estoy muy triste. Para aliviar mi estado de ánimo, fui solo al bar y me emborraché. Accidentalmente, me encontré con él. Él es más que atractivo e increíblemente sexy. Como el deseo controlaba mi mente, tuve una aventura de una noche con él. Cuando decidí olvidarme de todo y seguir adelante, descubrí que mi aventura de una noche se convirtió en mi nuevo jefe. Un tipo posesivo.
Pensé que mi matrimonio podría seguir adelante. El amor platónico también era amor, ¿sí? Pero, estaba totalmente equivocada. Resultó que mi marido no tenía nada malo de cuerpo, todo esto solo porque no fui de su gusto. Conmigo, era un hombre anormal en la cama. Pero con mi madre, ¡podría hacer todo lo que ella deseaba! Y el día, ¡los encontré en la cama juntos! Sin querer afrontar a ellos, decidí saltar del puente. Pero un desconocido me impidió, y me ofreció una propuesta especial. Y yo la acepté, y le entregó mi primera vez por capricho. Después de una noche loca, hui de su casa pensando que nunca volvería a encontrarnos. Luego fui a la fiesta de compromiso de mi tía, y ella hizo alarde de su fiancé frente a mí. Pero este era el mismo desconocido que pasó la noche conmigo. ¡¿Y él pronto sería mi tío político?!
Los rumores decían que Lucas se había casado con una mujer poco atractiva y sin antecedentes. En los tres años que estuvieron juntos, se mantuvo frío y distante con Belinda, que aguantó en silencio. Su amor por él la obligó a sacrificar su autoestima y sus sueños. Cuando el primer amor de Lucas reapareció, Belinda se dio cuenta de que su matrimonio era una farsa desde el principio, una estratagema para salvar la vida de otra mujer. Entonces firmó los papeles del divorcio y se marchó. Tres años después, Belinda regresó convertida en un prodigio de la cirugía y una maestra del piano. Perdido en el arrepentimiento, Lucas la persiguió bajo la lluvia y la abrazó con fuerza: "Eres mía, Belinda".
Durante tres años, Shane e Yvonne estuvieron casados, compartiendo noches acaloradas, mientras él aún estaba enamorado de su primer amor. Yvonne se esforzaba por ser una esposa obediente, pero su matrimonio se sentía vacío, construido sobre el deseo más que sobre el verdadero afecto. Todo cambió cuando se quedó embarazada, sólo para que Shane la empujara a la mesa de operaciones, advirtiéndole: "¡O sobrevives tú o el bebé!". Destrozada por su crueldad, Yvonne desapareció apesadumbrada y más tarde regresó, radiante de plenitud, dejando a todos boquiabiertos. Atormentado por los remordimientos, Shane le suplicó otra oportunidad, pero Yvonne sólo sonrió y respondió: "Lo siento, los hombres ya no me interesan".
Ella cayó en la trampa que la tendieron su prometido y su mejor amiga. Lo perdió todo y murió en la calle. Sin embargo, ella renació. En el momento en que abrió los ojos, su esposo estaba tratando de estrangularla. Afortunadamente, ella sobrevivió a eso. Firmó el acuerdo de divorcio sin vacilación. La joven estaba lista para su miserable vida. Para su sorpresa, su madre en esta vida le dejó una gran cantidad de dinero. Ella dio la vuelta a las tornas y se vengó. Todo le salió bien cuando su ex marido apareció en su vida.
Su marido traicionó a ella y todo el mundo la consideraba como una asesina. Abrumada por el odio, Maria se divorció de su marido, James, y se fue de la ciudad. Sin embargo, seis años después, regresó con el rival más destacado de su exmarido. Como un fénix que se reencarna de las cenizas, juró hacer que todos pagaran por lo que le habían hecho. Ella aceptó trabajar con él solo para vengarse, pero no se dio cuenta de que ya se había convertido en su presa. En un juego entre el amor y el deseo, ninguno de los dos sabía quién ganaría al final.