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Ser huérfana en el lugar del que provenía nunca era algo bueno. En primer lugar, porque las casas de acogida eran una mierda y más un centro de reclutamiento que de ayuda. Aunque para muchos ser reclutados era una bendición y algo muy bueno, para otros no. Yo estaba del lado que consideraba que ser reclutada era una mierda. Pero los hermanos Fire estaban en todos lados y era cuestión de tiempo que yo cayera en sus manos. Lo que no esperaba era caer en ellas de una forma tan poco convencional.
Él me había estado observando durante días. Me veía entrar y salir de los lugares en dónde se repartía comida durante el día.
Me veía ir hacia la zona más baja para ayudar a limpiar las aceras y también me veía recoger la basura de algunos lugares para conseguir dinero y poder comprar mantas que me ayudaran a mantenerme caliente mientras permanecía en los espacios abiertos en dónde vivían la mayoría de los que no tenían hogar.
También me servía para comprar algo de ropa ya vieja, pero en mejores condiciones que la mía.
La cuestión era, que ese hombre me estaba siguiendo más tiempo de lo que permitido y sabía que nada agradable podía salir de eso.
Sabía de quienes podría venir una acción como esa. Los hermanos Fire. Pero ninguno de ellos era lo suficientemente paciente como para enviar a uno de sus soldados a seguir a alguien.
Ellos iban directamente a ti y te decían que querían y cómo lo querían. Y ciertamente no querían nada de mí, porque ya lo hubiera enterado de ser así.
Por lo que la presencia de ese hombre no traería nada bueno y aunque trataba de perderlo de vista, de buscar lugares en donde él no me hubiese visto, era imposible perderle la pista.
Y lamentablemente ir a la policía no era una opción para mí, dormir en las casas de acogida tampoco lo eran. Por lo que acostumbrarme a la extraña presencia del hombre era lo único que podía hacer.
Evadirlo, no estar en lugares solos con él cerca, pero, sobre todo, no bajar la guardia nunca.
Creía tenerlo bajo control, sobreviviendo cada día y aceptando lo que la vida me daba. Cayendo cinco veces y levantándome otras seis veces más. Hasta que los conocí y mi vida dio una vuelta que dejó todo mi mundo volcado. Pero poco a poco lo fui reconstruyendo junto a ellos. Seis hombres capaces de hacer vibrar mi mundo con una melodía tétrica, pero placentera. Pero no todo siempre era como queríamos, los engaños eran algo a la orden del día y estos terminaban dejándome al borde del precipicio por creer fielmente en todo lo que me rodeaba. Hasta que aprendí que en el mundo de engaños en el que vivía no podía dar nada por sentado.
Segunda parte de Atada a ellos -¿Qué son? -cuestionó al ver que escribía por primera vez en la pequeña libreta que me había dado. -Nombres -dije simple tratando de contener las arcadas que me estaban atacando. -Nombres -susurró con desdén -¿de quiénes? -yo intenté sonreír. -De todas las personas que me hicieron daño -él se dejó caer en la silla junto a mí y se inclinó para prestar atención a los nombres. -¿Y qué harás con esa lista? -esta vez si sonreí. -Guardarla para cuando salga de aquí -él enarcó una de sus cejas. -¿Para qué? -yo lamí mis labios con lentitud. -Para vengarme. Él se dejó caer por completo en la silla y rio con suavidad. -¿Te vengarás de quienes amas? -cuestionó con algo de dejadez. -No de una forma cruel, solo los quiero a mis pies -dije con lentitud. -Ya los tuviste -me recordó. -Y por ello los tendré nuevamente, después de todo aquí he aprendido a que puedo obtener todo lo que me proponga y si estando en la mierda lo he conseguido, pues cuando ascienda lo obtendré más.
Estaba casada, sí, pero no era feliz, no hasta que ellos entraron en mi vida. Lo hicieron de una forma tan rápida que ni siquiera me percaté de que ya eran parte de mí y de la misma forma en la que entraron así mismo se marcharon dejándome en la absoluta miseria, una de la que no podría salir tan facilmente.
Hay personas que nacen rotas, carecen de algo desde el momento en que llegan a este mundo, otros se van rompiendo a medida que pasa el tiempo y estas son las peores rupturas, porque cuando naces roto mientras pasa el tiempo te acostumbras a esa ruptura en tu ser, pero aquellos que se rompen de un momento a otro sienten que no pueden reparar aquello que se rompió y simplemente colapsan; su ser se destruye de una manera tan impredecible que no saben cómo reponerse. Por eso les agradeceré infinitamente a ellos, les agradezco por haberme salvado, por haber detenido los pensamientos oscuros que se extendían por mi mente como una plaga infestando cada neurona de mi sistema programándome de una forma en la que no me enorgullece revelar, le agradezco a esos dos hombres por haberme hecho sentir; por haberme devuelto a la vida. Porque lo que la gente suele ignorar es que el suicida ya estaba muerto antes de saltar.
El silencio me había envuelto toda mi vida. Podía recordar mi infancia llena de respuestas cortas y asentimientos. Me alejé de las personas para evitar tener que conectarme. Y cuando comenzaron a tratarme como a una perra fría fue más fácil alejarme de todos. Hasta que llegaron ellos, arrastrándome hacia ellos con el poder que les concedía aquella tradición que había sido llevada a cabo por años. Y no me resistí, simplemente me dejé llevar y terminé deshaciéndome de todas las ataduras que me envolvían y de un par de cosas más.
Su vida tenía un perfecto orden. Perfectas rutinas, perfectos horarios, perfectos planes de comida. Y horas específicas para cada cosa. Mientras que la mía era una completa montaña rusa de descoordinación. Sin rutinas, sin horarios específicos, sin planes de comida. Sin horas específicas para cada cosa. Pero de una forma u otra mi mundo descoordinado colisionó con el de él sacándolo de esa perfecta rutina que lo estaba llevando lentamente a la monotonía. Y esa hermosa colisión entre ambos terminó permitiendo que yo rompiera todas sus reglas.
Cheryl, una huérfana ordinaria, logró casarse con el hombre más poderoso de la ciudad. Era perfecto en todos los sentidos, excepto en una cosa: no le gustaba ella. Tres años después de su matrimonio, finalmente quedó embarazada, en el mismo día en que su esposo le entregó los papeles de divorcio. Parecía que se había enamorado de otra mujer, y por alguna razón que ella desconocía, él creía que ella también se había encaprichado de otro hombre. Justo cuando ella pensaba que su relación estaba llegando a su fin, él no quería que se fuera. La mujer ya estaba dispuesta a renunciar, pero él le confesó su amor. ¿Qué iba a hacer Cheryl en esta maraña del amor y del odio, mientras estaba embarazada?
Rena se acostó con Waylen una noche cuando estaba borracha. Y como ella necesitaba su ayuda mientras él se sentía atraído por su belleza juvenil, lo que se suponía que sería una aventura de una noche se convirtió en algo más. Todo iba bien hasta que Rena descubrió que el corazón de Waylen pertenecía a otra mujer. Cuando esa mujer regresó, dejó de volver a casa, dejándola sola por muchas noches. Finalmente, un día, la pobre chica recibió un cheque y unas palabras de despedida. Para sorpresa de Waylen, Rena solo sonrió y dijo: "Fue divertido mientras estuvimos juntos, Waylen. Pero espero que no nos volvamos a ver nunca más. Que tengas una buena vida". Sin embargo, por voluntad del destino, los dos se volvieron a encontrar. Al ver que Rena tenía a otro hombre a su lado, los ojos de Waylen ardieron de celos y gritó: "¿Cómo diablos lograste seguir adelante? ¡Pensé que solo me amabas a mí!". "¡Es pasado!", Rena se burló, "hay demasiados hombres en este mundo, Waylen. Además, tú fuiste quien pidió la ruptura. Ahora, si quieres salir conmigo, tendrás que hacer cola". Al día siguiente, Rena recibió un anillo de diamantes y un mensaje del banco de que alguien había transferido miles de millones a su cuenta. Waylen apareció, se arrodilló frente a ella y dijo: "¿Puedo saltarme la fila, Rena? Todavía te quiero".
El marido de Vivianna se casó con ella por su herencia, y después de quitarle todo lo que tenía, la mandó a la cama de un acompañante y le tomó fotos. La amenazó con divorciarse con esas fotos y la obligó a salir de su casa sin un centavo. Dejó su país de origen en desgracia. Cuatro años más tarde, regresó a casa como Jefa de Diseño de Joyas y tuvo un hijo de tres años. Su niño genio le dijo después de bajarse del avión: "¡Conseguiré que el hombre más rico del mundo sea mi papá y te respalde!" Ella lo tomó como una broma, pero dos días después, su asistente le dijo que el hombre más poderoso del mundo se había robado a su hijo y la invitó a cenar. Al encontrarse, ese hombre sostuvo a su hijito y le dijo dominantemente: "Es mi hijo!".
Ibiza fue invitada a un evento importante de la empresa para la que trabaja y allí se encontró con una desafortunada situación. Sin que se dieran cuenta le suministraron un fuerte afrodisiaco, el cual la hizo pasar la noche con un hombre supuestamente desconocido. Sin embargo, aquel hombre resultó ser uno de los hijos de su jefe, pero todo se tornó complicado cuando producto de esa noche ella quedó embarazada. ¿Qué sucederá cuando un padre rechace a su bebé sin haber nacido y encima de eso pretende que lo aborten? Esa es una buena pregunta si resulta que años después regresas en busca de perdón para enmendar el error que jamás debió de haber sucedido.
Lucia Meller es mi vida, me enseño amar, me enseñó a adorarla, me mostró el mundo de forma diferente, le di todo lo que la vida me ofrecía, y se ha ido; se llevó mi vida, mi amor, dejándome el corazón y el alma hecha pedazos. Ahora me duele respirar, me duele amar, me duele la vida. La quiero, jamás podré volver amar a alguien como la ame a ella; la quiero de vuelta, la quiero conmigo, a mi lado donde pertenece; pero por más que la busco no la encuentro, es como si la vida me la hubiera arrebatado y eso me duele, ella me enseñó que se puede matar a un hombre, aunque se conserve la vida, sin embargo, me canse, no puedo llorar por alguien que no me quiere amar y aunque duele, hoy después de casi dos años le digo adiós a mi sirena; después de todo soy Gabriel Ziegermman. Un año desde que me aparte de Gabriel y mi vida dio un giro de ciento ochenta grados, amar a ese hombre es lo mejor que me ha pasado en la vida, a él le debo el hecho que hoy esté viva y tener a mi lado a mi mayor tesoro, él me enseñó que lo que se desea con el alma se obtiene, pero también me enseñó que amar duele, que su amor duele, a él le debo el dolor más grande, porque dejo de amarme, no fui suficiente para él, me enseñó que su madre, su exnovia y su destino no están conmigo, y aun así lo quiero de vuelta, sé que sus prioridades cambiaron; yo solo pedía una verdad sin embargo él prefirió engañarme y dejarme.Lo quiero olvidar y lo quiero conmigo, aunque no se lo merezca, pero como hago si amar ese hombre es mi arte. Ahora estoy de vuelta y lo único que quiero es tenerlo a kilómetros de distancia, porque me enseñó que yo también tengo derecho a cambiar mis prioridades. Novela registrada N ISBN 978-958-49-7259-0 Está prohibida su adaptación o distribución sin autorización de su autor. Todos los derechos reservados all rights reserved
Natalie creía que podía derretir el gélido corazón de Connor, pero estaba muy equivocada. Cuando por fin decidió marcharse, descubrió que estaba embarazada. Aun así, decidió abandonar la ciudad en silencio, lo que llevó a Connor a movilizar todos sus recursos y ampliar su negocio a escala mundial, todo en un intento por encontrarla. Pero no había rastro de su mujer. Connor se sumió poco a poco en la locura, poniendo la ciudad patas arriba y dejando el caos a su paso. Natalie apareció años más tarde, adinerada y poderosa, solo para encontrarse de nuevo enredada con ese hombre.