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Natalie creía que podía derretir el gélido corazón de Connor, pero estaba muy equivocada. Cuando por fin decidió marcharse, descubrió que estaba embarazada. Aun así, decidió abandonar la ciudad en silencio, lo que llevó a Connor a movilizar todos sus recursos y ampliar su negocio a escala mundial, todo en un intento por encontrarla. Pero no había rastro de su mujer. Connor se sumió poco a poco en la locura, poniendo la ciudad patas arriba y dejando el caos a su paso. Natalie apareció años más tarde, adinerada y poderosa, solo para encontrarse de nuevo enredada con ese hombre.
La noche después de la larga separación estuvo llena de pasión desenfrenada.
Tras perder y recuperar la conciencia varias veces durante el sexo, Natalie Simpson finalmente registró el familiar sonido del agua corriendo en el baño.
En ese momento, estaba apoyada contra una almohada y se sentía completamente agotada, pero en cuanto el hombre regresó a la habitación, reunió toda la energía que le quedaba para incorporarse.
Connor Hughes salió sin camisa y con gotas de agua deslizándose por su húmedo cabello. Su piel, inusualmente suave para un hombre, parecía irradiar un atractivo casi hipnótico que era imposible pasar por alto.
Él agarró una carpeta, la colocó en la mesita de noche y la deslizó hacia la chica, diciendo: "Contrato rescindido".
Esas palabras golpearon como una ráfaga a Natalie, dejándola congelada en su lugar.
Instantes después, clavó su mirada en el encabezado del documento: Acuerdo de Apoyo Financiero. En el acto, un temblor la recorrió, mientras luchaba por mantener la compostura.
"Aún faltan tres meses. ¿No puedes esperar un poco más?", sondeó.
Ella siempre había sabido que ese día llegaría; de hecho, lo veía como algo inevitable después de tantos años a su lado. Sin embargo, se había aferrado a la esperanza de que todavía tenía un poco más de tiempo junto a él.
Y mucho menos quería que eso pasara ahora, pues acababa de enterarse de que solo le quedaban seis meses.
El pesado silencio que se instaló entre ellos le dio una respuesta clara y devastadora.
"Era solo una broma", soltó Natalie, encogiéndose de hombros casualmente para restarle importancia al asunto. "Honestamente, había estado pensando en terminar con esto desde hacía tiempo. Mi familia ya lleva un rato presionándome para que siente cabeza y, de hecho, ya me organizaron varias citas a ciegas para la siguiente semana. Estaba pensando en cómo decírtelo".
Acto seguido, se obligó a soltar una carcajada, como si el asunto fuera una trivialidad.
Connor, que estaba a punto de secarse el pelo, se detuvo y clavó sus ojos en ella. "¿Vas a salir con desconocidos?", la cuestionó.
"Después de todo, no puedo estar contigo para siempre; necesito sentar cabeza", corroboró la joven, y por su expresión parecía que era la cosa más natural del mundo.
Natalie era consciente de su salud y, por ende, sabía que un futuro a su lado era imposible. Todo lo que quería hacer era irse sin armar una escena.
La mirada del hombre se oscureció. Irritado, aventó su toalla a un lado y se vistió apresuradamente, sin molestarse en secarse el pelo.
"Dean se encargará del resto", dijo en un tono carente de calidez, tratándola más como un objeto en el que había perdido el interés que como una pareja.
Natalie sintió un profundo dolor en el pecho. En ese instante, todos los pensamientos persistentes que había tenido se disolvieron: ya no albergaba ninguna ilusión.
Connor fijó su mirada en la blusa rasgada en el suelo, consciente de que no tenía arreglo. Tras una breve pausa, añadió: "Quédate aquí esta noche. Dean te traerá ropa limpia mañana por la mañana".
"No olvides recordarle que traiga pastillas anticonceptivas", respondió ella, intentando sonreír.
La mano del otro se congeló, quedándose con el reloj a medio ajustar. Sin mirar atrás, se dio la vuelta para irse, mientras decía: "¿No puedes decírselo tú misma?".
La sonrisa forzada en el rostro de la chica se tensó, antes de desvanecerse lentamente.
A la mañana siguiente, exactamente a las diez en punto, Dean Williams, el asistente de Connor, apareció en la puerta. Como estaba previsto, le entregó a Natalie un vaso con agua tibia y una pastilla familiar.
"Señorita Simpson, gracias por su colaboración".
Durante los tres años que llevaba saliendo con Connor, ella se había tomado esa píldora. Siempre se la entregaba Dean, con la misma expresión educada y distante, y no se iba hasta asegurarse de que se la tragara.
La mujer miró la pastilla en su palma y sintió un perturbador escalofrío recorriendo su cuerpo.
"Le traje agua tibia. Bébala antes de que se enfríe", la animó el asistente, en un tono educado.
Sin embargo, ella podía ver sus verdaderas intenciones detrás de esa fachada: solo cumplía con su trabajo, asegurándose de que no quedara embarazada de Connor.
Natalie sonrió débilmente, colocó la pastilla en su lengua y bebió lentamente un sorbo de agua; momentos después devolvió el vaso vacío.
"Gracias, pero prefiero mi agua con hielo".
Dean, imperturbable, sacó un montón de documentos y comenzó a desplegarlos uno por uno, diciendo: "Una villa en Fincas Aroma, un pent-house en Torres Bloom, una suite en Residencias Spring...".
Mientras el hombre continuaba enumerando las propiedades, la chica comenzó a divagar.
Había visitado Fincas Aroma por primera vez hacía dos años, durante su cumpleaños.
Esa noche, le había dicho casualmente a Connor que nunca en su vida había visto el océano. A pesar de haber regresado de un viaje a Uzrersey, él manejó durante horas para llevarla a la costa, solo para que viera las estrellas brillando sobre el mar.
Ella todavía recordaba la brisa salada, el ritmo constante de las olas al chocar contra la costa, y cómo su cabello se mezcló con los granos de arena. Lo que se había grabado más en su mente fue la voz de Connor, susurrando su nombre una y otra vez.
Esa noche tuvo el mejor cumpleaños de su vida.
Aqui narramos la historia de zack que es un soldado, un dia en una de aua misiones fallece y cuando abreblos ojoa esta en un mundo completamente diferente ¿que aventuras le esperan a nuestro protagonista?
Todo el mundo pensaba que Lorenzo quería de verdad a Gracie, hasta el día de la operación de corazón de su hija. Para sorpresa de Gracie, Lorenzo donó el preciado órgano que necesitaba su hija a otra mujer. Desolada, Gracie optó por el divorcio. Impulsada por su necesidad de venganza, Gracie se unió al tío de Lorenzo, Waylon, y orquestó la caída de Lorenzo. Al final, este se quedó sin nada. Consumido por el remordimiento, él suplicó por una reconciliación. Gracie pensó que era libre de seguir adelante con su vida, pero Waylon la retuvo con un abrazo. "¿Pensaste que podías abandonarme?".
El marido de Vivianna se casó con ella por su herencia, y después de quitarle todo lo que tenía, la mandó a la cama de un acompañante y le tomó fotos. La amenazó con divorciarse con esas fotos y la obligó a salir de su casa sin un centavo. Dejó su país de origen en desgracia. Cuatro años más tarde, regresó a casa como Jefa de Diseño de Joyas y tuvo un hijo de tres años. Su niño genio le dijo después de bajarse del avión: "¡Conseguiré que el hombre más rico del mundo sea mi papá y te respalde!" Ella lo tomó como una broma, pero dos días después, su asistente le dijo que el hombre más poderoso del mundo se había robado a su hijo y la invitó a cenar. Al encontrarse, ese hombre sostuvo a su hijito y le dijo dominantemente: "Es mi hijo!".
Llevaba dos botellas de whisky y 3 semanas de insomnio, no comía bien, tampoco había parado de llorar. Me sentía hundida en un infierno que nunca imaginé experimentar. ¿Quién con un buen juicio creería que la persona que más amas en este mundo podría hacerte vivir semejante pesadilla? Nunca nadie se esperó que él me enseñara cómo tocar el cielo, solo para luego arrastrarme hasta lo más profundo del inframundo. ¿Cómo puedes explicar que la persona que amas te traicione y te mienta durante tanto tiempo? Antes de conocer a Amílcar Ferrer, el señor que se convirtió en el dueño de mi cielo, yo era una mujer soñadora con un futuro por perseguir. Pero todo eso quedó en el pasado. Este hombre, un exitoso empresario y el soltero más codiciado de todo el país, por alguna casualidad o maldición de la vida, posó sus ojos en mí. Descubrir que mis cinco años de amor están multiplicados por dos fue un golpe duro. Algunos llaman a todo esto destino, pero yo solo puedo decir que fue lo que me tocó vivir. Ahora estoy atrapada en un torbellino de engaños, dolor y desconfianza. Mi corazón está roto y mi mente llena de preguntas sin respuesta. Mi nombre es Rose Dewit, una mujer que tuvo su cielo pero fue arrastrada al inframundo por la persona en quien confiaba más. Mi historia es un relato duro y sin escrúpulos sobre el amor, la traición y la lucha por encontrar la verdad en medio del caos. ¿Seré capaz de encontrar el camino de vuelta a la felicidad o me sumergiré aún más en este abismo de oscuridad? Solo el tiempo y mi fuerza interior podrán responder eso.
Celia Kane proviene de una familia adinerada, pero perdió a su madre a una edad temprana. Desde entonces, ha vivido una vida difícil. Peor aún, su padre y su madrastra le tendieron una trampa para que ella se casara con Tyson Shaw en lugar de su media hermana. No dispuesta a aceptar su destino, Celia se escapó el día de la boda y, accidentalmente tuvo una aventura con un desconocido. Al día siguiente, ella se fue en secreto y, más tarde, su padre la encontró. Habiendo fracasado en escapar de su destino, se vio obligada a convertirse en la novia sustituta. Inesperadamente, su esposo la trató muy bien después de la boda. Celia también conoció poco a poco que él tenía muchos secretos. ¿Descubriría Celia que el hombre con el que se acostó era en realidad su marido? ¿Tyson sabría que Celia era solo una sustituta de su media hermana? ¿Cuándo iba a descubrir Celia que su anodino marido era en realidad un magnate misterioso? Descúbralos en este libro.
-Nuestro amor nos llevará a terminar como Romeo y Julieta. - ¿Juntos? - ¡No! Muertos. -Tú siempre tan romántica. -Y tú, tan estúpido. -Ya hablo doña perfecta. -Aunque te cueste reconocerlo, así que no pienso seguir perdiendo mi tiempo contigo. Me retiro antes de que se me pegue lo malo, con permiso joven Sanz. -Hasta nunca B-R-U-J-A fea. Espero que choques en tu escoba voladora y te destroces el rostro para no volverte a ver la cara de mustia amargada que tienes. -Qué tus buenos deseos se te multipliquen insecto -grito la chica al salir corriendo de la casa para tratar de llegar lo más pronto a la parada y alcanzar el último autobús que la llevaría de regreso a la Universidad de Barcelona, donde estudiaba. Esto era tan solo una pequeña pelea a la que se tenía que enfrentar cada vez que se encontraban en la residencia de la familia Sanz o donde coincidieran, en donde había sido contratada como niñera del menor de los hijos de la familia. - ¿Podrás algún día dejar tranquila a "Mi Vale"? Sigue por ese camino y me voy a asegurar que papá te quite todas las tarjetas, congelé todas tus cuentas y de pasada te ponga a trabajar para que dejes de estar molestando a mi chica. - ¡Mocoso! Nadie pregunto tu opinión, ¡Cuidado y abres la boca o me desquitaré contigo! Deberías de estar de mi lado y no de un espantapájaros como ese que no es parte de tu familia y a duras penas conoces. -Mira, quien habla, el chico más estúpido que puede existir en toda la ciudad, si no fuera por tu cara bonita, nadie se fijaría en ti. Te aseguro que en esa cabeza no hay ni gota de masa encefálica de la cual puedas presumir como ella. - ¡Basta! Lárgate a tú cuarto o voy a acabar contigo en menos de un segundo. - ¡Huy! Ya se enojó el niño bonito. Te estaré vigilando, no vuelvas a molestar a Vale. Si ella se marcha por tu culpa, me aseguraré de cumplir todo lo que te he dicho y sabes que no bromeo HER-MA-NI-TO. ¿Quién se atrevía a desafiarlo de esa manera? ¡Claro!, otro Sanz, uno que por lo menos conocía el amor y respeto a las personas sin importar su clase social o personalidad. Para este chico todas las personas eran iguales, hasta que demostraran lo contrario.