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Proyecto Davilon

Proyecto Davilon

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La vida de Mía cambia cuando a la edad de diez años es llevaba al Davilon un bunker bajo tierra que es controlado por el Mandatus, doce hombres que han impuesto leyes para controlar las ciudadelas de Colbert, dejando a cargo a Ana una mujer decidida a hacer que se cumplan las leyes ante todo, ahí conocerá a Leo un joven de once años que le demostrara que aun con reglas o leyes pueden elegir como vivir, ahora deberán arriesgar su vida y escapar, juntos iniciaran una guerra contra todos ellos he intentaran a toda costa derrocar las leyes en busca de libertad.

Capítulo 1 Capitulo 1 - Al Cumplir los Diez

No recuerdo mucho de mi vida antes de hoy, solo sé que reprimí los recuerdos por alguna razón, algún trauma innecesario o podría ser un evento que detono una chispa que me haría mal, solo sé que hice lo que me pareció mejor para no sufrir porque según mi padre fue algo muy impactante y muy duro para recordar, solo ay fragmentos y voces en mi interior que no reconozco cosas vagas, a veces me atormentan un par de pesadillas por las noches pero jamás alcanzo a distinguir rostros, prácticamente son solo parte de mi imaginación, lo que si recuerdo es como llegamos a este lugar, un bonito pueblo en

las afueras escondido entre los bosques y montañas, hoy ya no lo nombran como un estado o una ciudad más bien es un estacionario, sigue siendo lo mismo más sofisticado según los dictarios del poder, todo el país se divide en ocho o más bien todo lo que quedo del mundo después de la guerra, se unieron en una gran sociedad a lo largo de las tierras lejanas y cada uno se dividió en regiones pequeñas con murallas grandes que se extienden en las costas y los campos, ocho estacionarios compuestos por ciudadelas todos unidos por mar y tierra, pero eso solo dio lugar a la esclavitud.

No hace mucho tiempo que paso, estuve en ese lugar cuando tenía cinco años, un grupo de personas uniformadas abarrotaban las calles en la ciudadela, soldados, tenían una vestimenta extraña, es su uniforme obligatorio y con el cual se identifican, lucen una chaqueta de cuero, su color es negro, camiseta gris y en el lado derecho de esta hay una insignia con el símbolo de Davilon, es de color negro delineado con rojo, asemeja un alfil y sobrepuestas las iniciales PD, en la parte de atrás colgando en su espalda llevan una mochila pequeña donde cargan sus aparatos de trabajo, radios, transmisores, navajas incluso puede que lleven fotos de su familia, su pantalón también es de color negro y ajustado a su cadera mediante un cinturón grueso de color marrón con botas de cuero negras amarradas con agujetas del mismo color, por ultimo un casco un poco extraño que no deja ver sus ojos, es de metal negro amarrado al mentón y con unas gafas de color azul obscuro, se hacen llamar Solders, el término que se le da a un guerrero al concluir su entrenamiento, montan un escenario en medio de la plaza principal de Amorsis, la gente comienza a acercarse y los que no son sacados de sus hogares porque este acto tiene que presenciarse, la voz de una mujer retumba en los altavoces del estrado causando escalofríos y temor disfrazado con sonrisas falsas, fingiendo dar una oportunidad y dividiendo las ciudadelas, se cree tan poderosa y su mirada penetra en los ojos de aquellas personas recordándoles que no hay esperanza, tras ella una pantalla enorme redirigida con los rostros de doce hombres gobernantes de Colbert, que no conformes con arruinar la vida de esta gente, les dan un poco de fe por nada.

…Día tras día luchamos por mantener un orden, paz en vez de guerra, libertad en cada frontera, somos una nación construida con cimientos que nos sostienen y esos cimientos son nuestras leyes que permiten fortalecer el sistema, sacando adelante un mundo nuevo, reconstruyendo todo aquello que nos une, nos propusimos iniciar el Proyecto Davilon y ha salido a flote, creamos un lugar de aislamiento para la gente que se revela en contra de los ideales y lo hemos logrado, una prisión que resguardara nuestra seguridad por mucho tiempo, en este momento el día de la bienvenida número cincuenta nuestra unidad que forjo todo… siguió alentando a un pueblo sumido en el control, recito cada una de las doce leyes, he insistió que siempre las pusiéramos por encima de todo y de todos.

Ana es su nombre, la más entregada al proyecto, aquella que no tiene remordimiento, que jamás teme, una mujer de semblante lúgubre, cabello castaño y ojos azul profundo, hermosa y de unos 35 años, ella quien dice ser mi madre y que aún no acepta que yo sea su hija, en realidad no me parezco a ella, en cambio mi padre es diferente, un hombre de 33 años que disfruta los días entrenado de pelo castaño y lacio, ojos cafés claros, soy como él en realidad, libre y lleno de vida, “eres fuerte porque tu corazón está hecho de hierro sólido” siempre me lo dice y tiene razón.

Me educo para ser una guerrera, valiente y poderosa, todas las mañanas me lleva a un lugar secreto muy adentro en el bosque, ahí me enseña a pelear, me entrena con el único propósito de sobrevivir, sabe que algún día tendré que defenderme, que luchare, que estaré preparada para cualquier tormenta, también me ama, como ninguna otra persona lo hace, el me dio lo mejor y siempre voy a agradecérselo.

Esta mañana me levanta muy temprano, un poco más de lo normal, es mi décimo cumpleaños, lo festejaríamos con un pastel y su famosa canción especial, sus manos sudan y tiemblan aunque no sé por qué, es como si estuviera nervioso, algo asustado, lo veo en sus ojos —Mia, cariño levántate, escúchame —que pasa papa, le pregunto, con mis ojos aun entrecerrados —vístete ya es hora de irnos —pero aún es temprano, son las seis, normalmente salimos de la casa a las ocho y para eso nos levantamos media hora antes regresamos a las diez y desayunamos —esta vez no tenemos tanto tiempo, además tenemos que hablar, no me agrada ese tono de voz que usa, por lo general me besa en la mejilla o en la frente y su voz es suave, hoy está más distante, más seco, pero obedezco, observo ese nerviosismo al titilar sus dedos en la taza de café, esta todo alrreves, desayunamos primero y luego partimos a nuestro lugar en el bosque, después me lleva al campo donde entrenamos cada día, regresamos a casa justo a las ocho con cincuenta y solo le toma diez minutos de tiempo decirme que me tendría que alejar de él, entiendo la manera en que todo paso, sé que no fue fácil para él, pero no pudo prepararme con anterioridad, tuvo tiempo de decírmelo en cambio, solo decía cosas como —entrena duro, se fuerte, alguna día vas a necesitarlo, esas habilidades de combate van a sacarte adelante, así que solo se sentó afuera en las escaleras del pórtico y me dijo —ven, escúchame con atención, te diré algo que la mayoría aquí jamás le diría a sus hijos —que sucede estas bien papá, de pronto comenzó a llorar —que tienes, hice algo malo, no entiendo que pasa —no claro que no, escúchame, vas a ir a un lugar lejos en el cual yo no voy a estar, uno terrible, mezquino, donde no serás tú misma, trataran de cambiarte de que estés en contra de todo lo que te enseñe, así que te pido que lo recuerdes, que no escuches a los demás, quiero que me prometas que lucharas, sobrevive y si puedes escapar con vida hazlo, tu corazón está hecho de hierro sólido como el mío, eso te mantendrá fuerte —de que hablas, tengo miedo —no debes temer, por la acera viene caminando un hombre, en su mano sostiene una pistola extraña, es uno de esos guardias, alto y rígido, no lleva puesto su casco así que se le puede ver viene que tiene los ojos negros y un cabello muy obscuro, llega a nosotros y dice —es hora señor, con una voz gruesa y vibrante —solo deme un momento, quiero despedirme de ella —papá no, por favor, no dejes que me lleven, lo abraso tan fuerte como puedo y no lo suelto, el me empuja con sus manos y las pone en mis hombros, levanta la mirada —siempre, oye bien, siempre aquí, señala a mi pecho —siempre voy a estar en tu mente y en tu corazón, no olvides, jamás olvides nada de lo que te enseñe, me da un beso en la frente, como muchas veces lo hizo de cariño, aunque hoy es más de una despedida.

El hombre me sostiene tan fuerte que duele, casi a rastras me sube al camión, ha dejado una marca en mi brazo derecho, una especie de moretón, en el camión hay otros cinco niños de la misma edad, solo puedo poner mis manos contra el vidrio de la ventana, los demás niños tienen los ojos llorosos y están asustados, el camión arranca y solo veo alejarse más y más a mi padre, me llevan con ellos a un lugar que no conozco, a tierras desconocidas más haya dentro del bosque, justo pasando las montañas que esconden el rincón del pueblo en un camino solitario, la ciudadela de Potniel, al terminar el sendero justo después de largos días cruzando unas cuantas ciudadelas, hay un gran terreno desierto de unos 60x30 metros de largo, rodeado por un bosque inmenso, donde se encuentran muros gigantes hechos de concreto, 5.4 metros de alto evitan ver el interior, se abren las puertas de metal sólido color gris obscuro, casi toda la barda está pintada del mismo color, al pasar siento tanto miedo, justo en medio del lugar hay un elevador, ahí es donde se encuentra, bajo tierra sepultado Davilon.

Esta es la situación por la cual todos alguna vez tuvimos que pasar, a los diez años apenas cumplidos todo niño de los ocho estacionarios es llevado a Davilon.

Iniciaron el proyecto hace cincuenta años, una legión llamada Mandatus tomo posesión de los ocho estacionarios, doce poderosos y liricos señores que reconstruyeron las ciudadelas lejanas de entre las cenizas, llegaron a un acuerdo, cada uno crearía una ley que debería ser cumplida con el único fin de mantener la paz y el control de todo Colbert, cuan más duras fueran mucho más poder tendrían.

Al final del ultimo semblante de un otoño de guerras y disturbios, se propusieron una idea contemplada ya mucho antes, crearon dos bunkers bajo tierra, implementarían una propuesta de lo que era un proyecto, el proyecto Davilon, así lo llamaron, en el cual tendrían un futuro para todos los jóvenes, uno creado a base de esas leyes.

Las leyes que según ellos ahora permiten que su sistema funcione, se dice que fueron forjadas para protegernos de volver a llegar a la guerra pero más bien son una implícita solicitud para estar a merced de estas personas poderosas, las mantienen ocultas guardadas en una bóveda sellada en la ciudadela oculta detrás de las montañas, en las instalaciones donde operan Colbert, donde viven los doce, este documento está firmado por cada uno de ellos y transcribe la declaración de su nación conformista y altruista, la verdad es que son solo reglas vacías que usan para dominar y mantener controlado a un mundo que lo único que necesita y que no puede obtener es su decisión libre de elegir como vivir.

Documento Oficial De Leyes De Colbert

1. Un individuo dará su entrega voluntaria, haciendo un periodo de entrenamiento, desde la edad de diez años recluido en el Davilon, hasta cumplir treinta y ser asignado a su hogar en algún estacionario bajo el juramento y consentimiento de los doce.

2. Se le otorgará a cada individuo un nivel de confianza donde se elegirá su labor en la sociedad.

3. El respeto y conformidad de todo individuo en Colbert teniendo en cuenta la superioridad como objetivo principal.

4. La familia de cada individuo será conformada y aprobada por los miembros del Mandatus.

5. Aquellos que no cumplan con las expectativas o se reúsen a acatar las leyes serán juzgados y emitidos a la prisión según las órdenes del Mandatus.

6. Los bienes de las ciudadelas serán propiedad única y exclusiva del Mandatus.

7. El amor está prohibido, cualquier muestra de afecto entre individuos no conformados por el Mandatus se juzgará de acuerdo a la ley número cinco.

8. Sentencia de muerte a cualquier rebelde que ose ofender los ideales del Mandatus.

9. Cumplir al pie de la letra los protocolos de rutina forjados para cada individuo.

10. Se otorgará una ofrenda de agradecimiento al Mandatus.

11. Cada semana recibirán una pequeña dotación de alimentos suficientes como pago por sus servicios de trabajo.

12. Todo individuo llevará un uniforme específico que distinguirá su estacionario y no podrá utilizar ninguna otra prenda.

El primer bunker es llamado Davilon en honor al proyecto, es una escuela disciplinaria donde jóvenes entregan su vida voluntariamente, (así es como le llaman a la esclavitud) en el cual acceden a uno de los tres niveles otorgados al final de tu estancia y con el cual pueden definir quiénes serán el resto de su vida.

El primer nivel, exige grandeza, si estas en el mientras te mantengas firme a las leyes podrás sobrevivir, nacen ricos y morirán de la misma manera, con privilegios muy especiales, aunque no tienen escrúpulos también llevan un régimen estricto si quieren seguir al mando, obteniendo los mejores puestos en las ciudadelas más grandes, aunque eso no los libera de su deber, pueden ser científicos, líderes y estar en un rango muy alto en la escala social, al final siguiendo las marionetas de los doce.

El segundo nivel es el de los Solders, aquellos soldados con uniformes ostentosos, ellos cuidan de cada centímetro de Colbert, incluidas la prisión y el Davilon, se encargan de capturar traidores, de doblegar rebeldes, de abatir a todos aquellos que se resisten, hacen ante cualquier cosa que cumplan las leyes, son entrenados física y mentalmente para no rendirse, son los más fuertes, listos para no flaquear para jamás dar segundas oportunidades.

El ultimo nivel son obreros que utilizan para mantener en funcionamiento los caprichos de los más poderosos, las personas como yo o mi padre somos los menos indicados o capaces de sobresalir en este mundo hipócrita, somos los pilares que sostienen estas ciudadelas, los que manejan todo Colbert sin darse cuenta, la pieza más importante en esta sociedad, sin nosotros no existirían las fábricas, los cultivos, la tecnología, la vida en sí, somos una fuente de supervivencia, ellos tienen claro de que somos capaces y por esa razón nos mantienen al margen controlándonos.

El segundo bunker es una prisión para encerrar a los rebeldes, para mantener confinados a aquellos que no comparte su afán por las leyes, es una cárcel que reinventa a muchos hombres a ser lo que eran, estarán ahí hasta que cumplan una condena, hasta que vuelvan a redimirse y anteponer las leyes por encima de todo, quizá muchos de ellos estén ahí para siempre encerrados como lo que somos todos esclavos.

Una vida insoportable rigiéndonos, manteniendo un perfil bajo, hasta estar listos, veinte años de tortura agonizante, de vivir bajo una jurisdicción eterna e insólita, que solo permite a los más poderosos hacer su voluntad y que destruye a los más débiles, quebranta la voluntad que nos mantiene firmes.

Al final cuando cumples treinta, después de todo el proceso, se hace una ceremonia en donde te posicionan, una especie de ritual, yo jamás lo he visto, ningún niño tiene conocimiento y se prohíbe hablar de él, pero yo no tengo las mismas condiciones que los demás, soy hija de mi padre, él me ha dejado claro lo que pasara, de como ellos van a encerrarme y querer convertirme en una imagen diseñada a su manera para después definir quien debo ser según sus expectativas, saben cómo manipular, alejándote por completo de lo que más quieres, juegan contigo y como en una tómbola deciden tu destino, eso somos para ellos simples marionetas que pueden mover a su antojo.

Al entrar un frio helado me recorre el cuerpo entero y me eriza la piel, mucha gente me observa y no puedo dejar de mirarlos, aquí dentro se encuentran muchos niños y jóvenes de entre 10 a 29 años, es grotesco y aterrador para los nuevos pisar el suelo del comedor, los mayores controlan todo, ellos han definido su carácter al estar aislados del mundo y al experimentar todo en este lugar durante mucho tiempo, puede que su único propósito sea intimidar a los nuevos para dejarles bien en claro a los que vigilan que no podrán con ellos en un futuro.

Llevo en mi espalda una mochila pequeña y de color negra con cosas de mi casa, como un par de fotos de papa y mías unas figuritas de adorno que gustaba coleccionar en secreto y varias piezas de ropa dobladas, mi padre me ayudo a hacerla antes de que me fuera para así poder recordar a papa, pero no te dejan conservar nada, todo lo confiscan y se lo llevan a otro lugar del cual no tengo conocimiento, pero quisiera recuperarlas porque mi padre debe haber escondido una carta lo sé, lo conozco muy bien es igual a mí.

La primera semana te aíslan del resto, en un lugar llamado control de individuos, donde te hacen pruebas, te analizan y evalúan, después te mandan de vuelta, las agujas se encajan en mi piel y veo que llena pequeños frascos tubulares con mi sangre, los rayos rojos deslizando mi rostro indican que me monitorean, tal vez para saber mi capacidad neuronal o mi estado físico, aprendí algunas cosas con mi padre, sobre todo de circuitos y maquinaria, en los libros prohibidos también hay escritas muchas cosas de las cuales memorice la mayoría, como el ser capaz de armar y desarmar una pistola en varios minutos o como hacer una fuente de alimentación con bayas y ramas, si quisiera en este momento les enseñaría de que soy capaz de crear con solo piezas de refacción o como mi habilidad de resolver problemas matemáticos me ayudaría en una situación de riesgo pero mi padre me advirtió que mis conocimientos y habilidades debían mantenerse en secreto, aunque si pongo un poco de empeño en ciertos experimentos para que no crean que soy muy tonta, no quiero que me manden con los inaceptados como suelen llamar al grupo de niños que no sabe qué hacer o no entiende porque está en este lugar, eso me hace destacar ante el resto en los ejercicios que usan para ponernos a prueba, creo que quiero pasar desapercibida pero no logro hacerlo, cada vez que intento no esforzarme demasiado termino por ser la primera en algo más, hay muchas personas con distintas tabletas de madera escribiendo notas, todo tipo de medicamentos que me obligan a tomar, análisis químicos y pruebas con mi cerebro que no he visto que hagan a los demás, creo que soy la única porque a ellos solo los mantiene en las camillas, después de una semana, dos tres más y más pruebas son algo absurdas como elegir imágenes, cambiar circuitos, resolver problemas tácticos y muchas de ellas son de lógica, están experimentan conmigo, aun no sé de qué se trata, temo que me aparte del resto y me encierren para siempre en una jaula de la cual solo me dejaran salir para hacer lo que ellos me ordenen, debo bajar el nivel en que enfrento a ellas o sospecharan de mí y lo que menos quiero es que me sigan monitoreando, pero que será lo que buscan, algo no cuadra en todo esto, no sé de qué se trata, pero lo averiguare.

Ya he cruzado la puerta sé que por fin me enfrentare a lo más duro de todo este proceso la verdadera zona donde todos se encuentran, veo el corredor largo hasta un aparato grande que te registra al entrar es de color negro obscuro y tiene luces parpadeantes que dan miedo al pasar atravez de él, te pinchan con un pequeño apartito en el dedo izquierdo y después tienes que poner tu muñeca sobre un aparato de metal, se siente un pinchazo aún más doloroso pero no sé si el bufido que me arranca de mi boca me hace ver débil o definitivamente enfadada, esa cosa deja una marca color morado justo en esa parte con el símbolo del Davilon, luego más de ese corredor que lleva hasta una puerta grande, es de color gris obscuro, cuando llego al final del corredor hay alguien que te da indicaciones, suena un poco seria, de inmediato da su nombre Tabita creo entender, es una mujer de piel morena ojos obscuros y cejas arqueadas el cabello lo lleva en un moño y su voz es demandante y profunda solo me da una mirada rígida y luego comienza a hablar, para este proceso nos separan a cada uno y siempre nos asignan un asesor el cual nos prepara, pero cuando llegamos al comedor estamos todos juntos.

—pasa, deja tus pertenencias aquí, al final de este proceso cuando hayas cumplido tu estancia se te entregaran, miente sobre eso, jamás te devuelven nada, porque tu vida ya ha quedado en el pasado ahora eres parte de algo más, es firme en la forma que habla, no hace comentarios arcaicos ni sarcásticos, todo el tiempo es clara con los puntos de asignación y con los deberes que se te asignan —este es tu uniforme lo llevaras hasta tu termino, se te entregara uno nuevo cada vez que sea necesario, el uniforme es de color negro y ala izquierda el logo que identifica a el Davilon, camisa de mangas largas y un pantalón pegado entre sí como un conjunto completo que tiene botones desde la cintura hasta la parte de arriba, bajo el solo llevo una blusa blanca y mi ropa interior —perdón, le interrumpo preguntando —¿qué es aquí? —no están admitidas las preguntas, solo doy indicaciones, sigue hablando, sin detenerse —los días se te dividirán en secciones, con tareas diarias que cumplirás manteniendo las leyes por encima de todo, por cada falla o error cometido, se te otorgara un castigo, al desobedecer se te hará la misma dosis al doble, hay varios libros en tu aislamiento, es importante que leas cada uno de ellos, memoriza las leyes, al final se te hará un examen sobre toda tu estancia, este aparato, me entrega una pequeña tablilla de madera con un sensor —te indicara cada sección, llévalo siempre contigo, hay tres comidas diarias la primera empieza en cinco minutos, mi única advertencia es que cuando entres en el comedor no te sorprendas, no podemos entrar ahí, más vale que te prepares, libertad total significa solo una cosa, sin reglas, sin guardias, bien por último, oirás un sonido fuerte en los parlantes de cada pasillo, hay toque de queda y empieza a las nueve en punto, si la revisión no te encuentra en tu habitación, serás llevada cuatro días al rincón del silencio, sin comida ni agua, ahora ve, con el tiempo te acostumbraras, sus palabras quedan suspendidas en el aire y me retumba por varios días (con el tiempo te acostumbraras) quiere decir que no saldré en mucho tiempo y que si me va bien seré como ellos, no quiero eso para mí y creo que mi padre tampoco lo querría, así que mi mente en este momento solo sugiere una cosa «huye de aquí, escapa con vida».

No lo puedo negar, estoy nerviosa muy muy asustada, me tiemblan las manos y me sudan las palmas, las restriego en el pantalón unas dos o tres veces, el corazón me palpita rápido y si todos lo pudieran oír haría más sonido que todos los que están en este lugar creo que cuando voy caminando por ese corredor enorme, mi cuerpo empieza a hormiguear, los demás se me unen al cruzar otra puerta ellos llevan la misma vestimenta.

El comedor es muy grande y el único lugar con luz real, literalmente el techo es muy alto y un enorme ventanal cubre la superficie haciendo que el sol entre por todos lados, dentro hay unos cuantos árboles distribuidos, prácticamente es un tiempo de rehabilitación son como mínimo dos horas en las cuales puedes hacer lo que te plazca ya sea comer, descansar en las aceras que están al fondo, hay un sección recreativa con diferentes tipos de deportes y una pequeña biblioteca con libros específicos autorizados, entre ellos los libros marcados con las leyes y su historia, que básicamente son obligatorios de leer, hay una sala de juegos y de cine aunque tiene también sus reglas y solo puedes ver cortos de lo que paso en la guerra, historias de Colbert y discursos de los gobernantes así que no tiene mucho interés.

Todos están mirándonos, a mí y a los cinco chicos que me acompañan, solo me toman por sorpresa las burlas, los comentarios, es como dijo papá, terrible para variar; aunque eso solo es la primera etapa de muchas otras cosas que tendré que enfrentar —serán mi nuevo juguete niños, creo que se creen superiores o aparentan serlo solo para pasar desapercibidos y que los guardias no los molesten fuera, no lo tengo claro —llegaron las princesas, trapeare el piso contigo estúpida, miren acaban de entrar las nenitas, aunque corran idiotas, no podrán esconderse aquí, son algunas de sus frases más comunes aunque ya comparadas con otras más son demasiado grotescas, para ser sincera esas son algunas de las suaves pero ya estando el tiempo suficiente las palabras te azotan en la cara y se encarnan como una herida hasta hacerte una costra que si se arranca duele aún más que la misma herida, que hare ahora, que voy a hacer, sus palabras suenan fuerte y nadie aquí puede detenerlos, pasan a nuestro lado gritándolas, suenan y suenan tanto que me da rabia mirarlos, siento que en cualquier momento golpeare a alguien si no se callan, como voy a soportarlo, si soy la nueva, la novata, debo que hacer algo o si no ellos no me dejaran en paz, en este momento sé muy bien lo que tengo que hacer, me paro en medio del comedor, solo alzo la mirada y finjo que no me importa, tengo tensos los labios y miro con frialdad, sé que por dentro estoy gritando papá ven y sácame de aquí, pero eso solo puedo oírlo yo, está claro que nunca había estado en esta situación, papá solo me enseñó a pelear, no a lidiar con personas como estas aunque parece funcionar porque se retiran.

Me siento en la mesa del centro donde están dos jóvenes dos años más grandes, miro al fondo y junto a las puertas de salida, está un chico a solas, nadie se le acerca, él me mira de una manera que no puedo entender, es diferente y más intimidante que los demás, solo dirige sus ojos hacia mí, así que volteo de golpe hacia mi comida, sus ojos se me clavan y aun después de voltear siento su mirada tras de mi así que pregunto a uno de los chicos que están a mi lado —¿quién es él? se nota que estoy algo inquieta —el, enserio, es Leo Bandercort, ingreso hace un año, fue el único en esa fecha —solo el, no había nadie más —no —porque está solo —bueno es una larga historia pero te la contare, llevaba más o menos dos semanas o es lo que dicen ya ni siquiera hablan de él, había pasado una en la enfermería como todos pero cuando salió, fue un desastre, justo antes de que lo volvieran a llamar a revisión uno de los más grandes de veintisiete años creo, quiso tratarlo muy mal, pero Leo se defendió, nadie nunca había hecho algo parecido, lo golpeo hasta dejarlo inconsciente, al terminar se levantó y grito que cualquiera que se atreviera a mirarlo o acercarse a él tendría el mismo fin —no es muy joven para ser tan fuerte, y que paso con la otra persona —tiene 11 y ya es un gran peleador dicen que murió que estuvo recluido mucho tiempo por lo que hizo pero demostró ser fuerte y por esa acción los Solders lo admitieron jamás un menor de 20 había llegado a su nivel, su hermano también está aquí, pero él es más un nerd —¿un nerd? pregunto desconcertada —es un loco de los experimentos, es un año mayor que él, ese que esta haya siempre anda en grupo con sus amiguitos, miro al fondo y hay un grupillo que parece criticar al resto —de inmediato gano su reputación, todos tenemos miedo a acercaron —ya entiendo por eso nunca habla con nadie verdad —jamás, sigue mirándome fijamente, es una extraña y confusa mirada.

El Primer día después de lo del comedor me llevan a mi primera tarea parece que aquí lo único que cuenta es el trabajo porque para este momento ya deben decidir qué lugar te conviene más en el recinto, como empleados de una planta de fabricación de platicos, constructores de edificios, cultivación, cocineros, maestros y una larga lista de empleos disponibles, mi primer examen resulta ser exacto por casualidad tenia aptitudes y era lo único que me mantenía concentrada, entrenar me hacía sentir motivada para seguir y no caerme, así que no fue difícil convencerlos de dejarme unirme a ellos y de empezar en el nivel más bajo y terminar en mas alto. El me resultaba un impulso ya que su mirada era lo único que sostenía mis esperanzas de que al menos una persona aquí no puede hacerte daño, algunas veces era diferente pero no lo vi hacer esa mirada solo hasta aquel día cuando ingrese al nivel dos de los Solders, cuando decidí hacer lo que papá tanto me enseño y era la única forma de no volver a las tareas, pase la prueba y me dije quiero hacer lo mismo que él, que no me molesten ser solitaria y no tener nada que ver con los demás.

Los días siguientes se volvieron normales, voy a entrenar temprano y en los ratos libres me la paso recostada en las bancas de cemento junto a los arboles leyendo páginas y páginas de libros, esperando que nadie ponga atención en mí y concentrarme en cómo debo salir de aquí, extraño a mi padre mucho, lo recuerdo a diario cuando me decía que fuera valiente, aquí son muy duros, te castigan por lo que sea, te hacen llegar al límite hasta llorar, de pie bajo la lluvia fría descalza y solo con ropa ligera casi desnudos, sin poder moverte, en un calabozo sin comer o con muchas más tareas de lo normal, lo que sea te hace perder la paciencia, me acostumbre a caer y ponerme de pie, a sobresalir, cuando estoy en mi estancia miro al techo, las lágrimas salen se resbalan sobre mis mejillas, cierro los ojos y veo cada parte de mi rompiéndose, son dos años, dos duros y largos años, ahora es que entiendo todo, es entonces cuando se cuánto importan las segundas oportunidades que se nos presentan, causan un impacto tan grande en nuestras vidas, es muy fácil saber aprovecharlas, lo difícil es aceptar que nos equivocamos, que pasaría si además de una consiguiéramos cien, no resistiríamos el seguir cometiendo los mismos errores, es condenarnos en un vacío profundo, caer hondo y nunca salir, es así de simple como te sientes al estar aquí, cometiendo errores y recibiendo oportunidades vacías, por eso es que lo hice unirme a ellos, llegar hasta mi punto más alto y ser una verdadera guerrera o como se conoce aquí, convertirme en un Solder.

Que significa eso para mí «Solder» es algo en lo que estuve pensando por varios días hasta que llegue a la conclusión, es una máscara que utilizo para ocultarme, no de los del comedor, ni de Leo, si no ocultar mis sentimientos, es una máscara que me ayuda a no caer sin levantarme, a no sufrir cada día temiendo morir, una máscara que me esconde de cualquier persona que piense que soy débil o que me quiera hacer daño eso es para mí ser un Solder fingir que todo está bien.

Salgo al comedor por una de las puertas de la esquina, busco una mesa, miro a todos lados y lo único en lo que pienso en este momento es en cuan cansada estoy, en lo derrotada que debo parecer, me siento en la silla acomodándome suave en el respaldo y estirando mis pies para relajar mis músculos, después comienzo a llevarme la comida a la boca, tengo hambre y solo sé que estoy muy cansada para fijarme donde me encuentro, olvido totalmente de quién es este el lugar, olvido todo solo quiero comer un poco, terminar y salir de aquí para dormir unos segundos más, este entrenamiento fue demasiado, me azotaron tres veces por no hacer las cosas bien frente a la clase, frente a él, que solo me miro una sola vez y aparto de inmediato la vista haciéndome saber que por lo menos sentía un poco de pena por mí, en ese momento quise gritar, salir huelleando y esconderme; pero a fin de cuentas se trata de aparentar de no dejar que descubran lo que sientes porque no se te tiene permitido llorar.

Se para justo frente a mí, Leo Bandercort, cabello negro, ojos marrones, tés clara y de muy mal carácter, a veces solitario y tímido, no lo puedo negar es apuesto aun siendo niño, me siento atraída a su mirada. Toma la bandeja de comida en la mesa y la arroja al suelo, todo sale volando y se dispersa en las frías losas bajo mis pies, está furioso, frunce el ceño pero en vez de darme miedo, noto que su expresión es algo divertida, así que sonrió, me sostiene de la blusa con fuerza hasta elevarme en el aire, mirándome fijamente, es tan fuerte aun siendo joven, me lanza al suelo y después solo dice —este es mi lugar acaso no sabes las reglas, nadie puede sentarse aquí, quítate y lo dejare pasar, me suelta y caigo golpeándome el brazo, tengo un pequeño raspón en el codo, me paro enojada del suelo, tomo la bandeja y justo cuando se da la vuelta para irse, lo golpeo fuerte en la espalda, es muy tarde yo lo provoque, pude irme pero no, tenía que demostrar que no siento miedo como los demás, tenía que hacerle saber que no soy una niña débil y tonta, que jamás voy a dejar que me insulten o que me humillen —eres un cretino, no puedes tratar a la gente así, los demás comienzan a abuchear, a gritar, nos rodean en círculo, se para frente a mí de nuevo, me lanza un golpe a la cara, vuelvo a caer, aun así me levanto y sigo peleando, —quieres seguir princesa, esa es la forma más común en la que los otros me llaman y se me hace extraño oírlo de él, —ya te cansaste, yo todavía no acabo o temes perder niño bonito, me suelta un par de golpes, solo sonríe como si ha ganado, me paro y sigo peleando, dentro de mí solo puedo escuchar las palabras «ya basta, por favor para» entonces, grita aún más fuerte, aparentando superioridad como si quisiera que todos, no solo dentro del comedor sino desde dentro en los pasillos lo escuchen —soy un Solder, entrenado para jamás rendirse para nunca doblegarse, no podrás vencerme, está en mis venas, yo no perdono —no importa lo que seas no voy a parar jamás me rendiré no hasta que aprendas el verdadero significado de luchar, se abalanza sobre mí, con cada golpe que incrusta en mi cuerpo, siento aún más dolor, pero no para, siento destruirse una parte de mí, una que no volverá, veo en sus ojos esa expresión de nuevo y quiero con todas mis fuerzas que se detenga pero no lo hace, siento que sinceramente no quiere lastimarme, veo algo en él, algo que me hace sentir extraña, algo que ni yo misma puedo explicar, es lo único que recuerdo antes de desmallarme, su mirada que no refleja arrepentimiento pero es tan limpia que me deja ver sus ojos, son hermosos y puros, tan diferentes a los de cualquier persona en este lugar, es como estar viendo su alma no siento temor, prefiero morir, si de algo me sirve, moriré aquí, ahora, valiente como siempre, llevándome la única cosa que hasta ahora me ha hecho sentir bien, su mirada.

Yo pensé haber vivido lo más horrible durante todo este tiempo, pero llego este momento el peor y mejor día de mi vida, este día fue en si terrible, pero no me arrepiento, me hizo entender que valgo mucho más que la mayoría, que no soy una niña tonta y débil, después de todo yo puedo seguir luchando, aunque caiga, aunque tenga todo en mi contra no importa seguiré. Haber cometido ese error me ha cambio todo, mi manera de ver las cosas, la forma en la que pienso, volvería mil veces atrás y lo haría otra vez, me enfrentaría a él solo para demostrarme que tan fuerte soy.

Despierto en la enfermería, me han dicho que ha pasado una semana desde el incidente, abro lentamente los ojos, tengo un pequeño tubito en mi nariz que llega a un aparato extraño, me duele intensamente casi la mitad de todo mi cuerpo, me siento con cuidado y miro a todas partes, mi cabeza da vueltas y todo se mueve, se oscurece un segundo y luego vuelve a la normalidad, la luz me encandila, mis ojos aun sensibles notan una especie de puntos que desaparecen cuando parpadeo, entonces sé que me encuentro de nuevo en esta sala a la que llegue la primera vez, veo a esa gente de nuevo moverse de un lado a otro y mis ojos encuentran a mi hermano quien viene muy elegante y es tan grande que apenas puedo reconocerlo —hola pequeña, como has estado —Owen, Owen, repito varias veces sin poder creer que sea él, de inmediato me tomo la iniciativa y lo abrazo —te he echado de menos, donde has estado —veo que has seguido los pasos de papá debió hacer un gran trabajo contigo, él está bien cierto —sí, comienzo a lloriquear porque no he tenido mucho tiempo de sacar mis emociones, aunque sé que está prohibido no creo que importe mucho porque él está aquí, —no llores tranquila, solo has lo que papá te dijo, quiero que sigas su consejo, ten, esto era de mamá, —Ana —no nuestra madre, supongo que ya lo sabes, ella debe habértelo dicho, póntelo y te protegerá, me tengo que ir, vete de aquí, sal no lo olvides tu si puedes ser libre, sale de la sala deprisa, veo la cadena que me pone en el cuello y me pregunto si es verdad, tiene un dije con un guardapelo lo abro y estamos en el mi hermano y yo, es ahí cuando me distraigo y miro detrás de las cortinas que dividen las camillas, noto que es igual a uno de esos hospitales que están en el centro de cada estacionario, lo encuentro recostado a lado derecho de mi camilla, escuchando con atención toda mi conversación, con puntadas en su labio y una mirada diferente que me da escalofríos, tengo pánico al pensar que talvez rompí esa línea que nos unía y que la única forma de recuperar de nuevo su mirada es alejándome de él —te sientes bien princesa, ya no te duele, oigo su voz y es tan aterradora como su mirada —sí, porque preguntas —es que tardaste mucho en despertar creo que me pase con los golpes, solo quería asustarte, me excedí, ahora noto que esta algo arrepentido —no tienes que preocuparte, ni disculparte estoy bien no me heriste demasiado, aun seria y con una mirada de rencor —y a ti que te paso, —hubo entrenamiento con la capitana Martha guías de combate, me rompió el labio, me voy no tengo nada que hacer aquí, lo miro confundida que hace preguntándome eso, acaso estuvo aquí antes, lo dudo mucho ni siquiera le agrado, de nuevo esa mirada me hace sentir que nada me importa. Ya han pasado varios días y noto que en poco tiempo me he recuperado entonces pueden darme de alta y volveré al comedor, solo salgo por las puertas con la mirada baja y en silencio, no quiero mirarlo, no puedo hacerlo después de quebrar la confianza que había entre nuestros ojos cuando se encontraban, entonces comprendo que después de esto lo único que quiero es irme a casa, no puedo soportar más tiempo aquí, aunque me he ganado el respeto de algunos será difícil seguir en este lugar estando la cosas como están, con el cómo mi enemigo, ya complique todo demasiado es hora de hacerlo, recuerdo lo que mi padre me dijo aquella mañana, como si retumbara en mi mente una y otra vez “escapa con vida” está bien papá lo hare.

Me pongo a escribir en mi pequeño cuaderno, tomando el tiempo necesario para urdir un plan, analizo cada aspecto, entiendo cada detalle, me hago una imagen mental como si dentro de mi cabeza tuviera un mapa de este lugar, lo memorizo porque es lo que hago mejor, identifico las salidas y las entradas, recorro cada rincón para así completar mi croquis, trazando líneas mi cuaderno, me someto al estrés y pido más tareas de las necesarias hasta entrar en diferentes grupos porque según mi disfraz un Solder debe mantener bien mentalizada su manera de actuar y por ellos solo soy una persona más que intenta llegar a un rango mayor para avanzar en la sociedad. Verifico datos, me hago experta codificando, para saber cómo funciona todo el sistema, las instalaciones, Owen de vez en cuando me deja entrar en las cabinas, me enseña cómo funcionan las cámaras y las compuertas, está bien mientras no lo descubran, en mi libreta tomo notas ellos creen que son garabatos para mi ceremonia por si se me olvidan las leyes o algo, prácticamente tengo una estrategia escrita en cada página, a veces también escribo sobre él, sobre sus ojos y cosas me importan, o cosas muy absurdas como que relatos de que me observa muy detenidamente como si supiera que planeo algo, me persigue a todos los sitios a donde voy y parece que está lleno de odio. El día de ayer lo vi platicar muy sonriente con una de las cocineras llevaba un gorro blanco y una tela del mismo color le cubría el rostro dejando solo al descubierto sus ojos, como si aquí quisieran que no supiéramos quienes son realmente, me inquieto que un muchacho de su edad pueda tener esas amistades, creyéndose un hombre para sonríele de esa manera a una mujer mayor que él, después de un tiempo observándolo con desdén como la mira logra verme y lanza una mirada furtiva como si anunciara que me cazara si vuelvo a molestarlo, me retiro de ahí y el corazón me palpita de lo asustada que estoy pero no bajo la guardia y antes de marcharme yo también lo miro con rencor al final su sonrisa es burlona y un poco fastidiosa. Me paso más tiempo escribiendo sobre el que tanto de apuntar todo lo que puedo de mi plan aun así jamás dejo mi cuaderno a la vista, siempre lo llevo a todos lados, es indispensable aparentar, hago todo lo posible para huir sin que me descubran.

Esta noche cuando se cumplen mis dos años de estancia, he decidido hacerlo, arriesgarme, estoy convencida de que lo lograre, es el último turno de una de las vigilantes, aprovecho para ir al sanitario, ella vigila la puerta, así que tengo que distraerla, es la única manera de que se aparte un momento, ya que no hay nadie más a estas horas, solo un Solder al final del pasillo —oye se acabó el papel, puedes traerme un poco, grito angustiada para que parezca creíble se da vuelta y cuando se descuida, salgo con cuidado recorriendo el pasillo del otro extremo sin que el Solder me vea, llego hasta el cuarto de provisiones, tomo mi mochila que esta guardada en un armario dentro del almacén con un montón de cosas más, todas acomodadas perfectamente en orden, supongo que son de todos aquí, la lleno con un par de alimentos, porque tendré que sobrevivir por lo menos unos seis o siete días, en lo que encuentro un refugio y más comida, llegar a donde planeo es muy arriesgado y son muchos días de camino, entonces oigo la bocina de alarma, sé que me están buscando, me escabullo hasta el cuarto de vigilancia, en la puerta se encuentra otro Solder, tomo la mochila y con fuerza golpeo su cabeza, cuando se desmalla le saco la llave y una pistola que guarda en su cinturón, de inmediato la meto a la mochila, entro en el cuarto y hay dos miembros más del andén monitoreando las cámaras y los controles, saco el arma apunto a sus cabezas, me siento culpable pero no puedo no hacerlo esto es por mí para huir —salgan ahora, no repetiré otra vez, se van tan rápido que tropiezan y cierro con llave la puerta, después por unos momentos no sé qué hacer, estoy nerviosa y me muevo dando vueltas en la habitación, cuando vuelvo en sí, actuó rápido antes de que haya más Solders afuera cubriendo la puerta, desconecto la energía y las luces se apagan, abro todos los confinamientos, las puertas superiores, los corredores y el comedor, entonces todo el personal se dirige haya, reúnen a todos en el comedor, salgo por uno de los pasillos detrás del comedor, lo rodeo mientras las cámara están inactivas, llego a la cocina principal, detrás hay una escalerilla que da a los campos de cultivo, son enormes y tardare un par de minutos en cruzarlos, voy entre los maizales cuando empiezo a escuchar pasos y me apresuro a salir de ahí creo debió tomarme al menos unos seis o siete minutos hasta llegar a la reja de los muros traseros por donde los miembros de la cocina regresan a sus casas, es vieja y esta oxidada, tiene un candado en ella, lo trozo con la pistola, tengo que darle un par de golpes para que truene, cuando por fin estoy a punto de salir escucho su voz —que estás haciendo, entonces volteo y apunto el arma cargada en medio de su frente con mis dedos en el gatillo —que haces aquí, porque me seguiste, quieres delatarme —baja el arma —contéstame, vas a entregarme, anda es tu oportunidad, no decías ser un Solder, vamos cobarde hazlo, es el, Leo de quien demasiadas veces hui pensado que no tenía la posibilidad de recuperar su mirada, pero esta noche puede ser diferente, porque ha venido, que hace aquí, acaso no fue suficiente castigo golpearme que ahora me atormentara toda la vida solo por haber cometido el error de sentarme en su lugar, —baja esa arma, bájala, voy a ir contigo, la bajo y sigo adelante, en realidad no me importa ya es muy tarde y no puedo detenerlo solo me queda seguir sin importarme que haga —está bien me da igual lo que hagas, lo único que quiero es salir de aquí así que me voy —a mí tampoco me importa, es por eso que iré contigo, —digas lo que digas no me molestare en escuchar, sigo caminando sin importar si el me sigue, entro en el bosque que está muy cerca de ahí, paso la noche a unos veinte kilómetros dejándome tendida en el suelo de un frio y aterrador bosque, pero con la presencia de ese chico que no debía haber venido, pero está aquí, sentado sobre un tronco, vigilando a la distancia, como si hiciera guardia para yo poder dormir tranquila, lo dejo que haga lo que le plazca ya que mi único objetivo es ir a casa, estoy agotada mientras no me encuentren puedo descansar un poco, cierro mis ojos fácilmente y después el día comienza con los rayos del sol que se disparan en mi rostro, me levanto y recojo mis cosas, avanzando en dirección contraria huyendo de mi hogar porque he puesto mis pensamientos en el temor de que eso afecte a mi padre, después de caminar una media hora volteo y no lo veo, se ha ido, excelente mejor para mí una preocupación menos, entonces vuelvo la mirada de nuevo y ahí está, ha casado un conejo y se prepara para hacer una pequeña fogata y cocinarlo, algo tiene, no confió nada en él, después de lo que paso, no confió en que tenga buenas intenciones, pero ahora eso no débeme importarme, me encargare de eso más tarde, le sacare la verdad, ahora solo quiero seguir con mi plan y alejarme de este lugar lo más pronto posible, me obligo a olvidar mis pensamientos sobre él y prepararme para comer, mientras disfruto de un delicioso manjar de conejo, me percato de que el bosque es mucho más bonito de lo que lo recordaba, siento esa paz y esa luz entrar por los agujeros de las ramas de los árboles y el sonido de los animales que llenan de ruido todo el lugar, me siento libre por una vez en mi vida y no quiero regresar a donde estaba aquí es donde pertenezco, terminamos de comer y apaga las brasas con sus botas, da pequeños golpes para extinguir el poco fuego que queda y tapa el resto con un montón de hierbas, entonces nos ponemos de pie y seguimos el sendero que ha dejado una de las camionetas de los Solder, es más seguro que guiarnos por los árboles y perdernos.

Recorremos el perímetro y un campo vacío hasta llegar cerca de una vieja casa en la cual entramos a buscar comida, agua, ropa limpia algo que nos haga falta, miro hacia la ventana el sol es tan intenso que noto su rostro aún más, algo en el me atrae aunque no sé qué es, debo averiguarlo, entonces se percata de que alguien viene, son guardias del Davilon aún nos buscan, me toma de la mano y me dice —vamos por aquí —espera —anda corre, hacia los árboles, ven, que es esta sensación que me toma por sorpresa al tener su mano apretando la mía, que es lo que pasa conmigo, es como si el nerviosismo me invadiera el cuerpo, tengo acelerado el corazón y una especie de cosquilleos me inundan el estómago, palpito a palpito retumban dentro de mí, es raro, muy raro. Nos ocultamos durante dos hora hasta que se van, después regresamos por las cosas, pasamos la noche ahí, esa fue la última vez que me dirigió la palabra y yo a él, está aquí aunque no se lo he pedido, la briza del día resopla y los arboles mueven sus ramas en dirección a la izquierda se nota que las nubes han cubierto el cielo y está apunto de llover tan pronto como lo menciono en mi mente se ha soltado y las gotas me mojan el rostro, Leo corre a un árbol y arranca varias ramas estrechas para intentar hacer una especie de carpa que nos cubra, me uno a él y comenzamos a atarlas, cuando la lluvia es más fuerte y el viento sopla con más intensidad ya estamos bajo nuestro pequeño refugio, de aquella vieja casa hemos recogido unas mantas y varias latas de sopa, con cuidado las abrimos y comenzamos a ingerir nuestros alimentos, el termina y me pasa un pequeño juguito sin decir ni una sola palabra, lo tomo y trato de agradecer con la mirada, me sonríe y se sonroja se voltea de prisa para que no lo vea pero ya es muy tarde y antes de que me dé cuenta me pasa lo mismo al intentarle sonreír, sus ojos se posan en los míos y de nuevo siento la misma sensación de aquella vez.

Volvemos a seguir avanzando durante todo este camino solo hay silencio insoportable que no hace más que atraer dudas, cuando llegamos a un lugar se rompe pero no entre nosotros, solo nos dirigimos a las personas agradeciéndoles su apoyo, uno que no necesitan dar porque saben que corren peligro evitando que nos descubran, todos mencionan que somos muy raros porque jamás hablábamos entre nosotros y que entienden nuestra pequeña conexión, la señora Berquins de una casa hogar para los niños de rebeldes que no han sabido manejar sus situaciones según el Mandatus, nos ha dicho que estamos muy unidos que lo que Leo y yo sentimos el uno por el otro jamás se perderá, que aun cuando no nos demos cuenta, siempre nos cuidamos y nos protegemos, que a veces piensa que aun sin palabras con las miradas es suficiente para demostrar lo que sentimos, que el amor que nos define se demuestra de esa manera, atravez de nuestros ojos, yo aún no lo entiendo porque yo no puedo amar a nadie mucho menos a él, soy una persona fría y altanera, inestable e incapaz de sonreír, soy absurda y por más que lo desee todo lo que está en mi control solo es entrenar para sobrevivir jamás he sentido amor por nadie que no sea mi padre y mi hermano, siento que si algún día llegara ese momento me destruiría porque la idea de perderlo o de no poder tenerlo acabaría con la poca fe que tengo. Aunque ella dice que ve algo que yo no, y que si no lo descubro a tiempo será muy tarde para mí, en ocasiones me siento detenidamente a observar la foto de papá, pienso en casa, que habrá sido de él, estará orgulloso de lo que he logrado y estará también de acuerdo con que Leo este aquí, quisiera preguntárselo, que pudiera verme en este momento, explicarme porque me siento de esta manera y si acaso está de acuerdo con mi elección.

Vamos demasiado rápido, el tiempo no se detiene, dormimos donde la soledad nos deja, en granjas vacías, fincas, fábricas abandonadas o en el helado bosque, que por las noche me parece tan tranquilizador, todos esos sonidos, los animales, los grillos que a veces paran de hacerse sonar, a veces caza animales, después prende una fogata y prepara la cena, con ella nos mantenemos calientitos, sigue aquí, sin ninguna razón, aquella noche que huimos, vi que algo cambio, algo dentro de él, no es el mismo, ya no usa un disfraz como antes, creo que quiere mostrarme quien es realmente, debo saber la verdad, averiguar que trae entre manos.

En ciertos momentos de la noche lo veo en mis sueños, me sonríe y tengo esa sensación de dulzura en mí, corre, entonces empiezo a perseguirlo tratando de alcanzarlo para hacerle cosquillas, me veo feliz, me abraza y sonrió, el sonido de los pájaros, la luz del sol que irradia en su rostro que a pesar de todo es bello, siento que es real, que no despertare y empiezo a creer que es lo que quiero, pero despierto paralizada mirando el cielo obscuro con esas miles de estrellas, todo dentro de mi esta hecho jirones, revuelto a mas no poder, miro a mi izquierda y está observándome, sentado sobre una roca, se intimida y cambia su mirada, volteo de golpe asía el otro lado, con lágrimas en mis ojos, sintiendo ese nudo en la garganta y después el solo sigue ahí mirándome, nunca duerme mucho aunque no es importante para mí en este momento solo quiero encontrar un lugar seguro para ocultarme, esa es mi meta y no quiero distraerme solo por él, en las mañanas entrenamos juntos, no quiero olvidar lo que mi padre me enseño, combatimos entre nosotros sin hablarnos en un silencio incomodo, para hacernos un poco más fuertes por si alguien nos ataca, de igual manera solo vamos hacia adelante, siempre hacia el mismo rumbo, solitarios y en silencio en una carretera vacía cuando no se llena de guardias, es entonces cuando esperamos a que se vallan tras los árboles ocultos, vuelve a mí la incertidumbre y de nuevo me mira fijamente y sonríe, que oculta tras esa mirada, algunas veces yo también intento poner una sonrisa, pero parece más una mueca desagradable, entonces se voltea pero sigue intentándolo no para de hacer que yo lo mire, muchas veces he perdido la paciencia y he querido decirle que también lo veo, pero me arrepiento y destruyo el momento con una irónica mirada, bloqueo todo lo que tengo en la mente y me recuerdo que no estoy aquí para eso, que debo seguir y que nada me detendrá ni siquiera el. Cuando vemos una oportunidad seguimos por el bosque, pero no decimos nada, jamás se oye nada, solo los pájaros al amanecer que cantan sus canciones que me calman pero nada de sonido de nuestros labios; absolutamente nada, acampamos cerca de un arroyo, el me observa, cree que no lo noto, es tan constante, me asusta pensar de que se trata, es tan raro pero ya me acostumbre a su presencia, a que mientras yo observo las estrellas en las noches, el me mire, a que despierte y este a mi lado, sentado sobre un tronco o una roca observando de frente, protegiéndome, a que me acompañe por este camino que es muy largo y solitario, no sé pero me atrae algo en él, siento algo extraño al pensar que talvez con el tiempo llegue a agradarme o que en estos momentos ya estoy perdida.

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