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Abylenia Maria Gabarri la vigésima hija del Duque Gabarri, una joven de tez bronceada la cual jamás había salido del Ducado, recibe una propuesta de matrimonio haciendo que la joven de dieciséis años este asustada por lo que pasara de ahora en adelante con su vida, siendo una futura Duquesa de un Ducado bastante respetado en Lyon. -Es un honor conocerlo-Dijo la joven María. -El honor es mío-Dijo Alphonse, su prometido.
1844
-Señorita, cuidado-Grito un transeúnte mientras observaba como aquella joven de vestido ancho y rosado caía al bravo rio y poco a poco este se llevaba a la joven.
¿Pero qué había pasado? ¿En qué momento paso esto? ¿Quién es la joven que ha caído al rio?
1839
-Señorita-Alguien llamaba a la señorita de la casa.
- ¿Si? -Preguntaba una joven de tez bronceada la cual salía de su habitación y detrás de ella venia su Nana.
-Señorita-La joven que llamo a la señorita la reverencio. -Sus Padres, requieren de su presencia-
- ¿No sabes el motivo? -Pregunto curiosa la joven.
-No-Contesto.
-Bien, vamos Nini-Dijo la joven mientras le hacia una señal a su Nana para que esta fuera con ella.
La joven señorita de tez bronceada, la hija menos querida del Duque de Gabarri. El Duque de Gabarri un anciano que rondaba por sus 60 años, decrepito, sus manos temblorosas y su poco cabello el cual ocultaba con un peluquín, mandaba a llamar a su ultima hija, la joven que llevaba consigo a su Nana.
La Madre de la señorita había dado a luz a tres niños antes de su hija, el Duque de Gabarri tenía 19 hijas y solo 3 hijos, lo cual para él fue un milagro que a sus 40 años pudiera engendrar tres herederos para la casa Gabarri y así continuar con el apellido por más tiempo.
La ultima hija del Duque paso muy desapercibida por todo el castillo, sus hermanas le prestaron atención solo por unos dias y de allí se olvidaron de la existencia de la bebe, sus hermanos ahora de 20 fueron los únicos que le prestaron atención, los trillizos eran mayor solo por cuatro años, pero aun así querían y amaban a su única hermana menor.
La vigésima hija del Duque fue cuidada por las sirvientas del Ducado, su Nana se encargó de ella desde pequeña dado a que su Madre la Duquesa no le agradaban las niñas y se apartó de toda obligación como Madre para la joven bebe.
Abylenia María Gabarri, así fue llamada la pequeña, el nombre provenía de su Tatarabuela, la cual había sido una mujer importante para el Ducado, así que su Padre aunque no quería más hijas la nombro por respeto y honor a su Tatarabuela, la cual falleció el mismo día que nació la pequeña María.
-Señorita, recuerde los modales que le he enseñado-Le comentaba su Nana.
-Si Nini, los recordare-Dijo María.
-Recuerde llamarlos Duque y Duquesa, Señorita-Le comento nuevamente su Nana.
-Si Nini, sé muy bien que tengo que llamarlos así-Dijo María. -Aún lo recuerdo-
Aquel traumático día para la joven señorita fue la bomba que hizo que esta les tuviera miedo a sus progenitores, unos progenitores que ni caso le hacían a la pequeña.
4 de Diciembre de 1831.
-Madre-Gritaba una joven María de 8 años.
-Madre...
-Madre...
-Padre-Gritaba la pequeña.
Pero ninguno de sus Progenitores le prestaba atención a la niña de tez bronceada y cabello negrizo ondulado, la cual quería que sus Padres vieran como esta había bordado su primer pañuelo, el cual era para entregárselo a su Padre.
-Ahora no María-Dijo su Madre, la cual ya estaba harta de los gritos de su hija.
-Calla, escucha a tu Madre-Dijo su Padre.
La pequeña aun sin entender los regaños de sus progenitores siguió gritando "Padre" y "Madre" por un largo tiempo y aquellos adultos se empezaron a desesperar más y más y en un momento, los nervios de su Madre estallaron y hicieron que su Madre se levantara de su asiento y con su abanico esta golpeara el rostro de su hija.
-Calla-Grito su Madre.
Esta mujer le quito la aguja de las Manos a la pequeña y se acercó a la chimenea la cual estaba encendida, calentó la aguja en aquella chimenea y cuando esta, estaba bastante caliente se acercó a su hija y empezó a pincharla con la aguja.
-Madre, duele-Chillaba la niña.
Su Madre se empezó a reír y poco después su Padre también, los dos gozaron de escuchar los gritos de la infanta ante los pinchazos de la aguja caliente.
-Parare si prometes jamás decirnos Padre y Madre-Reía su Madre mientras empezó a sacarle sangre de los bracitos de la pequeña.
-Si-Gritaba la pelinegra.
Su Madre se detuvo y ante ello la niña empezó a llorar desesperadamente más y más fuerte haciendo que su padre se levantara y con su bastón le diera tres bastonazos a la pequeña.
-Calla, calla-Grito el Padre. -Las mujeres como siempre siendo unas escandalosas-
-Calla o te muelo a golpes más fuertes-Grito.
-Golpéala para que deje de llorar, así aprenderá-Se reía su Madre mientras volvía a su asiento y empezaba a bordar un pañuelo para su esposo.
El Duque Gabarri golpeo unas cuantas veces más a su hija para luego llamar a una sirvienta que se atendiera de las heridas de la pequeña, la cual se había desmayado por los golpes, desde allí la pequeña obtuvo un trauma al estar cerca de sus Padre o al decirles Madre y Padre, esta después de eso, los llamo Duque y Duquesa y fue así como pasaron 8 años.
Presente 1839
-Se cómo tengo que llamarlos, Nini-Comentaba María.
Poco a poco esta se acercó a la oficina de su Padre donde como siempre su Madre se encontraba al lado de él, ayudándolo con la compañía de su mujer.
-Sr. Henry-Saludaba María al Sirviente personal de su Padre el cual salía de la Oficina de este. -Señorita-Reverencio a la joven. - ¿Aviso que está aquí? -
-Por favor-Pidió la Joven.
-Un momento señorita-Indico Henry y volvió a entrar a la Oficina.
Nini se quedaría a esperar afuera de la Oficina, solo podría ingresar María a la Oficina del Duque Gabarri.
-Gracias por esperar, señorita-Hablaba Henry mientras abría la puerta para que pasara María. -Ya puede pasar.
Nerviosa por ver a sus Padres luego de 8 meses sin verse, María era excluida de todos los lados en el ducado, María comía con su Nana, María tenía sus profesores diferentes a sus hermanas y hermanos, María no tenía permitido ir algunos lados del Ducado, María no podría salir del Ducado, María pasaba castigada casi todo el año.
Era a la única que se le prohibía todo y ella no se enojaba por sus prohibiciones ya que esta se había acostumbrado a esos tratos y mas bien pensaba que era algo normal para cualquier jovencita de su edad.
Madisyn se quedó de piedra al descubrir que no era hija biológica de sus padres. Luego la verdadera hija de esa familia le tendió una trampa, haciendo que la echaran de casa y se convirtiera en el hazmerreír de todos. Creyendo que era hija de campesinos, Madisyn se sorprendió al descubrir que su verdadero padre era el hombre más rico de la ciudad y que sus hermanos eran figuras de renombre en sus respectivos campos. Todos la colmaron de amor, solo para enterarse de que Madisyn tenía un próspero negocio propio. "¡Deja de molestarme!", dijo su exnovio. "Mi corazón solo pertenece a Jenna". "¿Quién te crees que eres? ¿Mi mujer siente algo por ti?", reclamó un misterioso magnate.
Dos años después de su boda, Ximena perdió el conocimiento en un charco de sangre durante un parto difícil, olvidando que su exmarido se iba a casar con otra persona ese día. "Nos vamos a divorciar, pero el bebé se queda conmigo". Estas palabras resonaron en su mente. Sabía que él no estaba allí para ayudarla, sino para quitarle a su hijo. Ximena preferiría morir antes que ver a su hijo llamar madre a otra mujer. Posteriormente perdió la vida en la mesa de operaciones con dos bebés en su vientre. Pero ese no fue el final para ella... Años más tarde volvió a encontrarse con Ramon, que ha cambiado mucho. Quería quedársela para él a pesar de que ya era madre de dos hijos. Y cuando supo que ella se iba a casar de nuevo, irrumpió como un loco. "Ramon, ya morí una vez antes, así que no me importa volver a morir. Pero esta vez, quiero que muramos juntos", gritó ella, mirándolo con angustia en sus ojos. Ximena pensó que él no la amaba y estaba feliz de estar fuera de su vida. Pero lo que ella no sabía era que la noticia de su inesperada muerte le había roto el corazón. Durante mucho tiempo lloró de dolor y agonía. Siempre deseó poder retroceder en el tiempo o ver su hermoso rostro una vez más. Todo esto fue demasiado para Ximena, cuya vida estuvo llena de idas y venidas. No sabía si debía volver al lado de su exmarido o seguir adelante con su vida. ¿Cuál elegiría ella?
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Madison siempre había creído que se casaría con Colten. Pasó su juventud admirándolo, soñando con su futura vida juntos. Pero Colten siempre le fue indiferente, y cuando la abandonó en el momento en que más lo necesitaba, por fin se dio cuenta de que él nunca la había amado. Con la determinación de empezar de nueno y sed de venganza, Madison se marchó. Tenía por delante un sinfín de posibilidades, pero Colten ya no formaba parte de su vida. El hombre, por su parte, corrió a buscarla presa del pánico al darse cuenta de ello. "Madison, por favor, vuelve conmigo. Te lo daré todo". Sin embargo, fue su poderoso tío quien abrió la puerta y le dijo: "Ella es mi mujer ahora".
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