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Los Hijos del CEO

Los Hijos del CEO

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Aitana Quiroga; una joven de 29 años que llega a trabajar en el área de producción de la empresa textil más grande de toda Europa. Se empeña en demostrar todo su potencial a fin de crecer profesionalmente en su ámbito laboral, a pesar de los estereotipos creados por la sociedad. Lo que no espera es encontrarse con uno, mejor dicho, dos hombres que son capaces de mojar sus bragas con una mirada y los cuales pondrán su mundo de cabeza. Los hermanos Zlemberger, hijos del C.E.O. de empresas Zerax; se enfrentarán cara a cara por la atención y el amor de la nueva empleada. Un trato acercará a Brant y Aitana, haciendo que Andreas pierda el control y enfrente a su hermano. ¿Quién ganará la batalla? ¿Será el alemán prepotente, imponente y controlador; o el amable, carismático y comprensible?

Capítulo 1 El trabajo ideal

Aitana

—¿Hola? —respondo al desbloquear la pantalla del móvil mientras mis nervios se hacen latentes, pues sé de dónde proviene el número destino.

—Buenas tardes, ¿me comunico con la señorita Aitana Quiroga? —pregunta la voz de una mujer por la línea telefónica.

—Sí, ella habla —comento con incertidumbre.

—Le llamamos de empresas Zerax para decirle que la vacante como encargada del departamento de producción es suyo. ¡Felicidades! La esperamos el día lunes por nuestras oficinas para dar inicio a su jornada laboral.

«¡Oh, por Dios!», exclamo de emoción internamente.

—¿De verdad, señora? —pregunto, conmocionada.

—Sí, señorita.

Doy pequeños saltos sobre mi mismo eje al escucharla.

—Muchas gracias por la oportunidad —logro decir—. Estaré el lunes sin falta por las oficinas.

—La estaremos esperando. Que pase feliz tarde.

—Igualmente. —Me despido.

—¡Sí! —grito, elevando los brazos al aire a modo de victoria.

Coloco música y bailo sola en medio de la sala.

Realmente ansiaba que me llamaran de esta empresa, cuando fui a la entrevista me gustó la estructura de las oficinas y el ambiente que se respiraba en la parte de producción fue maravilloso.

Pocas veces en mi vida me emociono de este modo con un trabajo, pero este en particular me genera mucha expectativa. Quizás es por el hecho de que podré hacerme cargo de un departamento que me encanta y del cual estoy dispuesta a dar lo mejor de mí.

Anteriormente, trabajaba en otra empresa textil como jefa de producción, pero mi supervisor inmediato era un insoportable de mierda que no toleraba a nadie y nos hizo la vida imposible a todos para salir de allí. Al final, cada uno tomó su rumbo y nos retiramos.

Fue el primer trabajo en darme la oportunidad como encargada de un área bastante extenuante, ya que, lastimosamente, vivimos en una sociedad en donde a la mujer no suele dársele el trato que se merece y me costó muchísimo llegar a donde estaba.

Había ido a varias entrevistas anteriormente, pero ninguna volvió a llamarme, así que esta noche hay que celebrar mi nuevo trabajo.

Marco rápidamente el número de Ela y esta me responde al cuarto tono:

—Aitana, estoy ocupada en este momento —escucho risas al fondo.

—¿Ocupada? Ya puedo imaginarlo… ¡Ela, te llamo por algo importante!

—¿Quién murió? —pregunta.

—¡Nadie! Por qué siempre estás matando a la gente, ¡por Dios! Es mucho mejor, ¡me dieron el empleo!

—¡¿Qué?! ¿Estás de coña?

—¡No, cariño! Tu amiga consiguió el trabajo, tal y como lo oyes…

—¡Ahh! —grita—. Para un momento, Claudio —dice en voz baja.

—Con que muy ocupada, ¿no? —bromeo.

—Estoy con el semental de Claudio, querida. Me lo encontré de camino a casa y pues, no perdimos oportunidad…

—Puedo darme cuenta… En fin, te llamo porque esta noche hay que celebrar por todo lo alto, preciosa.

Bailo sosteniendo el móvil.

—Totalmente de acuerdo contigo, cariño. ¡Mi amiga encontró un empleo! —la escucho gritar.

—Carajo, lo dices como si nunca lo hubiera hecho —comento riendo.

—Nena, tenías tres meses buscando y nada que te contrataban. Por poco y te habría una cuenta de streammer a ver si al menos encontrabas un suggar árabe.

Reímos.

—¡Estás loca, Ela!

—Loca, no, yo gano muy bien y lo sabes.

—Lo sé, amor, pero no es lo que quiero para mí…

—Está bien, no vuelvo a mencionarlo. Pero que conste que deseaba encontrarte una entrada de ingresos para que no te fueran a correr del departamento.

Me carcajeo.

—Por esto te amo, eres como una hermana para mí. No te cambiaría por nada en el mundo, ni a ti, ni a Raúl.

—Hablando de Raúl, hay que llamarlo. Esta noche romperemos la pista.

—Ya lo llamo y le digo, ve a disfrutar de Claudio, mujer sexi.

Ríe.

—De acuerdo. Adiós, cariño.

—Nos vemos esta noche donde siempre a las 10:00 pm, que no se te olvide.

—¡Vale!

Cuelgo la llamada negando con la cabeza por las ocurrencias de Ela. Ella y Raúl son mis mejores amigos desde que éramos pequeños. Nos criamos juntos y mantenemos una amistad fuerte a pesar de que cada uno tiene una vida diferente.

Vivo sola, mi madre se mudó con papá a Italia hace muchos años, pero no quise irme con ellos porque en su momento estaba comenzando en la empresa anterior. Tengo dos hermanos, Isabel de 19 años y Antonio de 24 años. Ambos viven en Italia con mis padres, yo fui la única rebelde en quedarse sola en una ciudad tan grande como lo es Madrid.

Actualmente, mi vida amorosa se resume en una relación a distancia que mantengo con mi novio Arturo, el cual se fue a Estados Unidos hace tres meses, justo al mismo tiempo que me quedé sin trabajo. Fue todo tan rápido que no vi venir la avalancha que cayó encima de mí cuando él se fue. Tenemos casi dos años de relación y hasta los momentos hemos sabido sobrellevarnos mutuamente.

Mis amigos dicen que una relación así es vivir felices los tres, o los cuatro; sin embargo, no lo veo de ese modo. Arturo es un hombre maravilloso, incapaz de hacerme tal cosa, y por mi parte lo quiero demasiado como para engañarlo. Sin contar el hecho de que en estos momentos únicamente estoy centrada en lograr mis metas a toda costa.

Me considero una persona tranquila para serle infiel, aunque si bien es cierto, me gusta salir a disfrutar con amigos y pasarla bien. A algunas personas suele chocarle mi forma de ser porque en ocasiones se encuentran con mi mal genio, y no es mi culpa. Siempre digo, el que busca encuentra; tampoco es que soy una perita en dulce para agradarles a todos…

Brant

Regresar a España no ha resultado como lo esperaba. Hace varios años mi padre me envió a Alemania para hacerme cargo de una de sus empresas, hasta que finalmente decidió dejármela. Por tal motivo, decidí regresar y trasladar la sede a Madrid.

Según las estadísticas de mercadeo, España es uno de los países con más afluencia de turistas, lo cual es ideal para la distribución y venta de la marca. Sin embargo, por más que quise traer conmigo a todo el personal que trabajaba en Alemania, no pude hacerlo. Esto me ha descontrolado un poco las cosas porque he tenido que buscar personal nuevo y los pedidos se están atrasando, tanto así que me ha tocado personalmente prestar apoyo al departamento de despacho para verificar que todo se envíe según las órdenes.

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