Lujuria
Lujuria
Emma Thompson era una mujer hecha y derecha, independiente de su padre desde una edad temprana, durante toda su infancia vendió dulces para comprar sus cosas y evitar pedirle dinero a su padre; en cambio sus hermanas eran despreocupadas y no tenían en cuenta todo el trabajo que hacía su padre para poder sostenernos económicamente. Nunca carecieron de dinero, pero nunca estaba demás ahorrar. Me encontraba con mis amigas en el café internet que está a la vuelta del hospital en donde trabajo.
- Vamos Ema debes salir a mover un poco el bote, estas muy joven como para quedarte todo el tiempo en casa ¿Qué te impide salir? Que yo sepa eres soltera- habla mi amiga Sonia, la conocí en la universidad, aunque simplemente la veía por los pasillos de la universidad hasta que nos tocó una clase institucional que la universidad nos hacía tomar por política, así poco a poco nos fuimos acercando; perdimos contacto y dos años después me encontré con ella trabajando en el mismo hospital. - es muy cierto lo que dice Sonia, a tus cortos 25 años eres una fisioterapeuta, no vives con tus padres y ningún hombre que te ate, con atar me refiero a todos los sentidos- las tres nos reímos de aquello. - No me siento cómoda yendo a la fiesta del hospital, todos irán con sus esposas e hijos y yo veré como todos se divierten mientras yo me quedo comiendo algunos bocadillos – un atractivo hombre se viene acercando a nuestra mesa, de inmediato supe cuáles eran sus intenciones, le iba a dar su número o a Sonia o Sabrina, estaba muy acostumbrada este tipo de escenas. Por alguna extraña recordó cuando su madre la obligaba a hacer dietas estrictas con las cuales no me sentía cómoda, mi madre siempre me regañaba solo porque tenía unos kilos de más y al ser bajita se notaban aún más; en cambio mis hermanas siempre fueron la luz de sus ojos, con un cuerpo esbelto y delgado. Nunca tuve envidia de ellas, pero si me molestaba que mi madre les pusiera más atención a ellas que a mí que también era su hija. Muchas veces llegué a llorar por las noches porque necesitaba un abrazo de madre, uno que nunca llegó ni por equivocación. Actualmente trato de evitarla lo más posible, evito ir a las reuniones familiares para evitar sus comentarios de mal gusto, tengo por lo menos 6 meses sin ver a mi padre y a veces tengo esos pensamientos de que si algún día muero me van a encontrar meses después. Descompuesta y sola. El chico que se acercó a nuestra mesa le entregó su número a Sabrina, a ella si la conocí en el hospital y a penas la vi pude imaginar a una de mis hermanas trabajando como doctora, pero ese pensamiento se esfumó segundos después. Sabrina era mujer hermosa, a decir verdad, es alta, rubia y de ojos azules, toda una belleza norteamericana
Solo pude sentir como alguien me jalaba del cabello. - ¡Oye! ¿Qué te pasa loca? - zona había jalado mi cabello, al verlas puedo ver que tienen sus bolsos sobre el hombro. - estabas en Júpiter Emma, te llamamos por lo menos cinco veces- habla Sabrina- aunque yo hubiera optado agitarte toda. - lo siento, estaba pensando en mi padre, no lo he visto hace mucho- me levanto de la silla y las tres salimos del café internet. Durante todo el camino de vuelta al hospital ellas empezaron a hablar de nuevo de la fiesta que hará el hospital. Esta fiesta se hace todos los años para celebrar su fecha de apertura. Al entrar al hospital saludamos al portero y cada una tomó su camino, Sabrina es enfermera y Sonia es pediatra. Las puertas de emergencias se abren estrepitosamente haciendo que todos en la sala mirasen a ella. Auxiliares pre hospitalarios entran junto al paciente en una camilla, un enfermero en jefe se acerca al paciente revisando sus signos vitales. La camilla se pierde al entrar al cuarto de operaciones y resonancias magnéticas. Me encuentro en mi consultorio atendiendo a uno de mis pacientes favoritos. Tobías. Él es un niño de diez años que sufre de espina bífida el cual no le permite estar de pie por mucho así que necesita silla de ruedas. - Dime Tobi, ¿te sientes cómodo con las terapias? - me gusta que mis pacientes se sientan bienvenidos y no causarles ningún dolor. - Me siento bien, has sido la mejor fisio que he tenido, ya puedo permanecer de pie por unos cuantos minutos, pero a veces me pongo triste porque todos en la escuela corren y yo no puedo. – los niños no merecen sufrir ningún tipo de enfermedad, ellos merecen divertirse durante toda su infancia, corran, hagan travesuras, practiquen algún deporte sin que nada se los impida; pero nada en la vida es perfecto. Trato de tener mucho tacto con él ya que es un niño susceptible a caer en una depresión por todo lo que está pasando. - Tobi no te desanimes, sabes que eres un niño fuerte, así como iron man o el capitán américa e incluso hulk, es más, ¿Qué quieres ser de grande? - Pues...- el niño hace una pequeña pausa, él coloca su barbilla en su mano y apoya en mi escritorio- ya se, quiero ser doctor como tú. Sus palabras me llenaron de felicidad, no pude evitar imaginarme a Tobías siendo un fisioterapeuta como yo, ayudando a todo el que se le atraviese sin importar que tenga otra patología. Él definitivamente va a ser un gran hombre en el futuro.
- también me gustaría regalarle gomitas y chupetas a los niños cuando vengan a mí, así como tú- rió ante su comentario, al final de cada sesión suelo regalarles dulces a los niños para que animen un poco más durante las siguientes sesiones. - claro que lo harás- me acerco al niño y tomó su silla de ruedas para salir de mi consultorio- y harás el trabajo mejor que yo- abro la puerta y la madre del niño se encuentra en la sala de espera, al vernos nos brinda una sonrisa y se acerca a nosotros. - hoy fue una gran sesión señora Bender. - gracias Emma, no sé qué hubiera sido de nosotros sin ti. - la familia Bender es de muy pocos recursos, la madre tiene dos trabajos y su padre simplemente los abandonó cuando supo que iba a ser padre, Tobías suele quedar bajo el cuidado de sus vecinas las cuales lo ayudan con su terapia en casa, tuve la oportunidad de conocerlas y explicarles un poco como era la dinámica. - saben que pueden contar conmigo para lo que sea- sonrió. Cuando Tobías y su madre se alejan de mi consultorio, vuelvo a entrar para tomar mi bolso y salir de aquí, aquel niño fue mi último paciente del día. Bajo hasta el estacionamiento para subirme en mi auto y llegar lo más rápido a casa, me estaba muriendo por un baño de espumas y música de Adele, el tráfico en Nueva York es muy pesado y más cuando es hora pico y todos salen de sus trabajos, me preparo conscientemente de que durare por lo menos media hora atorada en el tráfico. Dicho y hecho, Salí del hospital a las seis en punto y llegue a mi casa faltando cinco para la siete, dejo mi bolso sobre uno de mis muebles y me voy hasta mi cuarto para quitarme los zapatos que ya me estaban matando. A lo lejos, puedo escuchar el sonido de mi teléfono, con mucha flojera salgo de mi cuarto y rebusco en mi desordenado bolso. Hola- respondo. Hola Emma, hablas con papá- creo que lo invoqué con mis pensamientos ya que todo el día pase pensando en él. Hola papá ¿cómo estás? Justamente estaba pensando en ti. Estoy muy bien hija, sabes que puedes visitar a tu viejo cuando quieras, me tienes un poco abandonado.
Lo siento papá, sabes que tengo una agenda muy ocupada, pero prometo visitarte el fin de semana. ¿Qué te parece hoy? Tus hermanas llegaron hace una semana de parís y dijeron que tenían una sorpresa. ¿y estoy invitada? - pregunto extrañada. Mis hermanas menores son modelos de Victoria Secret y de Versace, estas nunca me han invitado a sus pasarelas porque consideran que su hermana no combina con aquel estilo de vida. Son muy famosas, si buscan Sandra Thompson y Kendall Thompson les aparece una reseña de Wikipedia con prácticamente toda su vida, prácticamente, porque en ningún momento mencionaron a su hermana mayor. Claro que sí, tus hermanas quieren que estés ahí, cuando a esas mellizas se les mete una idea no hay poder alguno que las haga desistir.
Papa aceptare ir solo por ti, pero sabes que muy poco me llevo con ellas. Está bien, te comprendo- mi padre es un hombre cariñoso, amoroso y es todo un osito cariñoso, a él le duele ver como sus únicas tres hijas, herederas a toda su fortuna se lleven tan mal como el agua y el aceite. - la cena será en el restaurante italiano que les gusta a tus hermanas, ya sabes cuál es, será a las 9 no llegues tarde. Nos veremos ahi papa- cuelgo la llamada y miro la hora, son las 8:10, vaya, el tiempo pasa muy rápido. Corro hasta el baño y me despojo de toda la ropa. El baño de espuma quedara para mi día de descanso; poco tiempo después me encuentro en frente mi guarda ropas tratando de elegir que vestido colocarme, en el fondo puedo ver un vestido negro que llegue hasta la mitad de muslos, sin pensar mucho el que dirán cuando me vean me lo coloco. Me maquillo de forma sencilla y tomó una cartera de mano en conjunto con mi teléfono y dinero. Las calles de Nueva York son las más hermosas, con todos aquellos edificios que la hacían ver como la metrópolis más bella de todo el mundo. Al entrar a la calle en donde se encuentra el restaurante italiano mi nerviosismo se dispara, hace mucho que no me reúno con mi familia ya que siempre salen mal. Le entregue las llaves al valet parking y me acerco a recepción. Buenas noches, reservación a los Thompson- la chica busca en la lista de personas. Este restaurante es de la alta sociedad, en donde te puedes encontrar con cualquier famoso. Claro, la llevaré hasta su mesa- la chica va delante de mí y me lleva hasta la mesa en donde se encuentra mi familia y dos hombres más. Emma hija- mi padre es el primero en verme- me alegro de verte. Lo mismo digo papá- veo que la única silla desocupada era la que estaba al lado de él. Buenas noches, saludo para el resto de la mesa. - soy Emma Thompson- extiendo mi mano para saludar a los dos desconocidos. Emanuel West- habla uno de ellos, físicamente es atractivo, es morocho y de ojos café claro. Justin McCain- a él si lo conocía, había aparecido en varias revistas, como Bazar y Vogue. Bueno, basta de tanto saludo- habla mi madre, inconscientemente coloco mis ojos en blanco. Se que ustedes ya conocen a Emanuel y Justin- señala a mis padres- tenemos una gran sorpresa para ustedes. No me digan que están embarazadas al mismo tiempo- veo el rostro de mi padre preocupado. Claro que no papá- habla Sandra. -¿Qué tal si lo decimos juntas?- le pregunta Kendall, y esta asiente con la cabeza. Telepáticamente estas se comunican, es algo que hacen desde pequeñas. ¡Nos vamos a casa! - dicen la dos al mismo tiempo, vaya eso sí que no me lo esperaba, mis hermanas se van a casar primero que yo. Mis padres se levantan y van hasta donde están ellas, cada uno les da un abrazo a sus hijas y a los que van a ser sus nuevos integrantes de la familia. Mientras yo me quedo sentada viendo aquella imagen, definitivamente yo no encajaba en esta familia. Tenía mucha más fe en ustedes que en Emma- habla mi madre. De inmediato me tenso y espero el siguiente comentario para levantarme y salir de este estúpido espectáculo.
Elizabeth por favor, no delante de Emanuel y Justin- dice mi papá enojado. Yo mejor me voy, realmente no sé qué hago aquí, yo no pertenezco a esta familia, a ustedes les doy mi más sentido pésame por que se van a aguantar a la hija de satanás, o sea, su nueva suegra. Sin esperar algún comentario me levanto y salgo de aquel lugar en el cual me sentía abrumada, espero que el valet me entregue mi auto para así irme. Sabía que esta cena iba a terminar como todas las anteriores, una catástrofe.
Amber Weys es una chica con curvas prominente, pero lo que es una cruda realidad en el mundo actual es que la chica es considerada una chica gorda, a raíz de eso el acoso escolar se agrava hasta el punto de ser golpeada en grandes grupos de estudiantes. Uno de los causantes de que esto sucediera es Adam Raymond, jugador de Futbol americano, quaterback del equipo y estúpidamente guapo. Pero no todo lo que brilla es oro, el pasado del chico lo hacen vivir una pesadilla dándose cuenta que daño a la persona equivocada. Una hermosa chica con curvas prominentes lo ayuda a salir del hoyo que lo consumía llevándolo a luz.
Linsey fue abandonada por su novio, quien huyó con otra mujer el día de su boda. Furiosa, ella agarró a un desconocido al azar y declaró: "¡Casémonos!". Había actuado por impulso, pero luego se dio cuenta de que su nuevo esposo era el famoso inútil Collin. El público se rio de ella, e incluso su fugitivo ex se ofreció a reconciliarse. Pero Linsey se burló de él. "¡Mi esposo y yo estamos muy enamorados!". Aunque todos pensaron que deliraba. Entonces se reveló que Collin era el hombre más rico del mundo. Delante de todos, se arrodilló y levantó un impresionante anillo de diamantes mientras declaraba: "Estoy deseando que sea para siempre, cariño".
Para la mayoría, Verena era una doctora de clínica rural, pero la realidad era que prácticamente hacía milagros. Tres años después de que Isaac se enamorara perdidamente de ella y pasara noches en vela de soledad, un accidente lo dejó en silla de ruedas y le arrebató la memoria. Para mantenerlo con vida, Verena se casó con él, solo para escuchar: "Jamás podré amarte". Ella simplemente sonrió y respondió: "Eso está bien, yo tampoco estoy enamorada de ti". Atrapado en la duda, él se alejó de la esperanza, pero ella mantuvo la paciencia y arrodillándolo para mirarlo a los ojos, le acarició la cabeza hasta que lo tranquilizó. Luego, le dedicó una sonrisa resplandeciente avivó sentimientos que Isaac creía perdidos para siempre.
Tras ser expulsada de su casa, Harlee se enteró de que no era hija biológica de su familia. Se rumoreaba que su empobrecida familia biológica favorecía a los hijos varones y planeaba sacar provecho de su regreso. Inesperadamente, su verdadero padre era multimillonario, lo que la catapultó a una inmensa riqueza y la convirtió en el miembro más apreciado de la familia. Mientras esperaban su desgracia, Harlee poseía en secreto patentes de diseño valoradas en miles de millones. Por su brillantez, fue invitada como mentora a un grupo nacional de aviación, atrajo el interés de varios pretendientes adinerados y llamó la atención de un misterioso personaje, ascendiendo a la cima del mundo.
Belinda pensó que, tras el divorcio, separarían sus caminos para siempre: él podría vivir su vida como quiera, mientras ella podría dedicarse a disfrutar el resto de la suya. Sin embargo, el destino tenía otros planes. "Cariño mío, estaba equivocado. ¿Podrías volver conmigo?". El hombre arrogante, al que una vez ella amó profundamente, bajó humildemente la cabeza. "Te ruego". Belinda apartó con frialdad el ramo de flores que él le había regalado y respondió fríamente: "Es demasiado tarde".
El día en que Raina dio a luz debería haber sido el más feliz de su vida. En cambio, se convirtió en su peor pesadilla. Momentos después de parir a sus mellizos, Alexander destrozó su corazón, divorciándose de ella y obligándola a renunciar a la custodia de su hijo, Liam. Con nada más que traición y desamor a su nombre, Raina desapareció, criando a su hija, Ava, por su cuenta. Años después, el destino le dio una oportunidad cuando Liam caía gravemente enfermo. Desesperado por salvar a su hijo, Alexander se vio obligado a buscar a la única persona que alguna vez despreció. Frente a la mujer que subestimó, el hombre suplicó una segunda oportunidad, no solo para él, sino para su hijo. Pero Raina ya no era la misma mujer quebrada que en su día lo amó. De esa no quedaba nada más. Había construido una nueva vida, una basada en la fortaleza, la riqueza y un legado olvidado por años que esperaba desenterrar. Raina había pasado años aprendiendo a vivir sin él. La pregunta era... ¿Arriesgaría remover viejas heridas para salvar al hijo que nunca pudo amar? ¿O Alexander había perdido a Raina para siempre?
¿Cómo se tortura a otra persona? Para Vincent, se trataba de atraparla en un matrimonio sin amor y llenar sus días de humillación y miseria sin fin. Estaba convencido de que la traicionera Kaitlin se lo merecía todo, y nunca se arrepintió de sus actos... hasta que estuvo ante su tumba. Kaitlin tenía veinte años cuando se enamoró de Vincent. Pasó los tres años siguientes como su humilde y dócil esposa, ayudándole a alcanzar la gloria mientras aguantaba su despiadado rencor. "¿Amor?", él se burló de ella en sus últimos momentos. "Nunca hubo amor entre nosotros". ¿Cómo se destruye a otra persona? Para Kaitlin, era hacerle comprender que se había forjado una tragedia a sí mismo. Cuando Vincent supo la verdad sobre lo que siempre había anhelado, ya lo había arruinado con sus propias manos.
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