/0/7456/coverbig.jpg?v=16e854eca27014d8dc64a836183a8ea1)
El príncipe Soren Kalevi, monarca del reino de los dragones de hielo, es conocido por tener el corazón tan frio como su reino mismo, pero una apremiante necesidad lo obliga a forjar una alianza con un pequeño pueblo agricultor. Pero todo pacto requiere una garantía, un matrimonio por contrato que obligue a ambas partes a cumplir con sus acuerdos. La princesa Ailén, sobrina del rey de Liam, será la elegida para este acuerdo, pero ¿su espíritu indomable será compatible con la dura coraza del príncipe de hielo? O quizás solo ella tenga la clave para derretir su helado corazón. En medio de la guerra, los secretos y las traiciones, el amor tendrá que romper las barreras y pasar las más duras pruebas para sobrevivir y unir dos almas que parecían tan distantes y a la vez unidas por el destino mismo.
Krad se sentía inquieto, casi tanto como yo, a pesar de ser un dragón fuerte y temerario, en estos momentos se veía bastante inquieto, nervioso. Llevábamos varias semanas planeando el ataque, sabía que mis hombres tendrían una desventaja notable en las tierras del reino de los dragones de fuego, pero no había otra opción, debíamos atacar.
Al ser nosotros del reino de hielo, las altas temperaturas nos afectan demasiado, perdiendo fuerza rápidamente, pero era imprescindible atacar, el rey de fuego no podía seguir manteniendo el control del trono, su avaricia y sed de poder me había arrebatado todo aquello que amaba, mis padres, la libertad de mi pueblo... y ahora a mi amada.
Estábamos a la espera de que el grupo de guardias del reino aliado llegara, no podíamos adelantarnos, requeríamos el apoyo de personas que no se vieran afectadas por las altas temperaturas, pero el tiempo se estaba acabando, algo en mi interior me hacía sentir intranquilo, de alguna manera, el vínculo que me unía a ella me permitía sentir su ansiedad, sus miedos... me costó trabajo entender los motivos por los cuales había hecho un vínculo con alguien de un reino diferente al mío, pero ahora lo sabía, después de todo lo que he averiguado en las últimas semanas ahora al fin lo entiendo.
Esta ansiedad me está matando, de la nada Krad lanza un rugido, sé que puede sentirlo él también a través de nuestra unión, extiende las alas y corro hacia él, subiendo a su lomo segundos antes de que el emprenda vuelo, puedo escuchar los gritos de mi gente llamándome sin entender lo que está sucediendo, pero no hay tiempo para regresar y dar explicaciones, es ahora o nunca... su vida está en riesgo...
Mientras volamos a toda velocidad directo a un enfrentamiento que puede costarnos la vida, la historia de mi entera existencia comienza a cruzar por mi mente, como cada suceso a través de los años me encaminaron directo a este preciso momento...
Mi nombre es Soren Kalevi, príncipe heredero del reino de los dragones de hielo, hijo del gran rey Olwen y la noble reina Ava. Desde pequeño fui instruido por mi padre para heredar el reino sin saber que esto sucedería a muy temprana edad, cuando la avaricia se apodero de una persona que había jurado lealtad y protección, y termino por traicionar la confianza de mi padre y la familia completa, dejándome huérfano al cuidado del guardia real Likantor y con la única compañía de mi primo de sangre Prágus a quien siempre consideré mi hermano.
Esto sucedió una noche, cuando yo tenía 8 años. Mientras dormía en mi alcoba escuche ruidos de pasos en el pasillo, el tintinear de un metal me hizo sobresaltarme, salí despacio sin hacer ruido, con cautela comencé a avanzar por el pasillo en dirección a la habitación de mis padres, no sabía lo que estaba pasando, pero algo en mi interior me tenía muy inquieto, y pasara lo que pasara, sabía que no había lugar más seguro que los brazos de mi padre y el regazo de mi madre.
Al avanzar pude ver cosas tiradas en el piso, como si alguien hubiese tenido una pelea, seguro eso fue lo que me despertó, quería creer que el viento lo habría irado, aunque bien sabía que era una posibilidad absurda. Al acercarme más a la habitación de mis padres pude escuchar quejidos y golpeteos, mi corazón comenzó a latir con fuerza, sea lo que sea que estuviera pasando, sabía que no era nada bueno, mi instinto me decía que me alejara y corriera a esconderme, pero mi padre me enseñó a ser valiente y justo ahora no podía decepcionarlo, sobre todo cuando pude escuchar un grito ahogado de mi madre, como si le hubiesen cubierto la boca mientras la estaban lastimando. Al escuchar esto, mi cuerpo entero se heló por unos segundos, pero de inmediato entendí que no podía quedarme ahí parado, quien sea que estuviera en la habitación al final del pasillo estaba haciéndole daño a mi familia y no lo podía permitir, mis pies comenzaron a moverse con lentitud, ganando velocidad poco a poco, buscando en el camino algo, cualquier objeto que pudiese usar como un arma. Estaba terriblemente asustado, no era más que un pequeño niño, ¿Qué podía hacer yo contra unos malhechores?, pero eso no importaba, no fue suficiente para detener mi avance... justo cuando el ruido en la habitación ceso, sentí el fuerte agarre de mi brazo que me jaló hacia atrás, mi boca fue cubierta por una mano antes de que pudiese gritar, intenté zafarme, pero el agarre de mi secuestrador era muy fuerte. Él se acercó a mi oído y me indico que guardara silencio, que no me haría daño, y justo en ese momento, un grupo de extraños pasaron corriendo frente a nuestro escondite, no pude verles las caras, mis ojos se concentraron en las manchas de sangre que cubrían sus ropas y las espadas que cargaban.
En ese momento sentí que mi alma se escapó de mi cuerpo, la respiración se detuvo y mi corazón estaba a punto de explotar, no pude pronunciar palabra alguna, deseaba gritar, correr detrás de ellos y matarlos, aún no había visto lo que habían dejado atrás, pero al no escuchar más ruidos, entendía perfectamente lo que había sucedido...
Yo estaba en shock aun no podía creer lo que acababa de ver, el extraño me levanto del suelo y me cargo mientras caminaba cauteloso hacia la habitación de mis padres, yo no opuse resistencia, aún estaba tratando de procesar la imagen de las espadas ensangrentadas que pasaban una y otra vez en mi cabeza, al entrar a la recamara, quise bajarme de sus brazos y comprobar lo que mis más grandes miedos estaba susurrándome al oído, pero el intruso no me lo permitió, al contrario me abrazo de tal manera que quede completamente de espadas, con mis piernas alrededor de su cintura y mi rostro recargado sobre su hombro, no necesité ver, el golpeteo fuerte de su corazón contra mi pecho y su respiración entre cortada me lo decía todo... mis padres habían partido a la tierra de los dioses, sus vidas acababan de ser arrebatadas salvajemente por los intrusos que ahora mismo estaban tratando de escapar, o peor aún, ahora me estaban buscando.
Este extraño era mi única esperanza, no lo conocía, pero de haberme querido muerto, lo hubiese hecho desde un principio, o no me hubiese escondido de los asesinos, no sé quién es, ni que hace en mi castillo, pero por ahora no me queda más que seguirlo. El hombre me abrazo con fuerza y comenzó a correr por el pasillo, mientras me decía "debo dejarte en un lugar seguro antes de marcharme", no tenía idea de quien sea este intruso, pero algo era claro, no debía estar aquí, o de lo contrario no estaría tratando de escapar.
A lo lejos se podía escuchar a los asesinos azotar puertas y tirar cosas, pude escuchar los gritos de algunos sirvientes cuando sus vidas era arrancadas de su cuerpo solo por cometer el error de atravesarse en su camino o negar la información que les pedían.
El hombre que me llevaba en brazos continuó avanzando con cautela, escondiéndose cuando creía escuchar cerca a mis enemigos. En un momento se detuvo y susurró a mi oído "¿en quién confías ahora que no están tus papás?, piensa en alguien a quien le confiarías lo más importante de tu vida"
- En mi primo, pero tiene casi la misma edad que yo, estaríamos en igual peligro, y además mi tío... pero, él suele discutir mucho con mi papá, a veces lo he escuchado hablar mal de él cuando cree que nadie lo escucha... podría ser... ¡Likantor¡, si, mi papá me ha dicho que es su hombre de mayor confianza, su mano derecha, qué si algún día necesito que alguien más me proteja, él lo hará con su propia vida. –
- Entonces hay que buscarlo, ¿dónde puedo encontrarlo? –
- Es el jefe de la guardia, pero no está aquí, lo enviaron a proteger una aldea que estaban atacando fuera del reino –
En ese momento me percaté de una cosa, y al mirar la expresión de mi acompañante, pude confirmar que mis sospechas no eran descabelladas... esto fue planeado fríamente, enviaron a los guardias a "defender" un supuesto ataque lejos del reino para poder desproteger el castillo, aunque aún no podía entender donde estaban los guardias reales, los que se supone que deben estar protegiendo a la familia real, ¿Dónde estaban ellos?, ¿sería acaso que fueron ellos mismos quienes nos traicionaron?, sea quien sea el traidor, estaba aquí mismo, dentro del reino y muy probablemente dentro de las paredes de mi propio hogar...
Mis lágrimas comenzaron a correr por mi cara, el dolor, el coraje y la frustración se aglomeraban en mi interior haciendo que cada fibra de mi cuerpo se sintiera adolorida.
El hombre volvió a sujetarme con fuerza y me dijo "debemos salir del castillo y ocultarnos, al menos hasta que la guardia real regresé y puedan protegerte, yo solo no podre contra todos ellos", yo asentí con mi cabeza, bien sabía que no tenía otra opción. Empezamos a dirigirnos hacia la salida, dejando atrás los gritos de dolor de mis sirvientes, deseaba ayudarlos, protegerlos como lo mandaba mi obligación, pero sabía que no podía hacerlo, lo mejor sería escapara para después encontrar a los culpables y hacerlos pagar.
Yo iba mirando hacia atrás, cuidando la espalda del hombre que intentaba protegerme, así que no pude ver en qué momento nuestros enemigos nos cerraron el paso, me percaté en el momento en el que el joven se detuvo en seco casi tropezando con sus pies, mientras nuestros atacantes gritaban algo que me dejó helado en el momento que lo entendí...
"Es él, es el príncipe Yuvén, ¡mátenlo!" ...
¿el príncipe Yuvén?, "he escuchado ese nombre"... intente recordar, y en fracción de segundos de inmediato recordé las lecciones que mi parde me había dado, donde había nombrado al actual rey del reino de fuego y a su hijo quien heredaría el trono, nuestros más grandes enemigos y perseguidores, un reino que se había encargado por años de intentar exterminar a mi gente, a mi pueblo, un reino que fue causante de la desaparición de los reinos de arena y agua, y que por generaciones han intentado exterminarnos a nosotros también... y ahora aquí estaba, el príncipe heredo de esa detestable nación, justo frente a mí, desenvainando su espada para protegerme de los invasores, que al reconocerlo, era evidente que eran de su mismo reino... ¿pero porque lo querían matar?, ¿ acaso todo esto no era más que un truco barato para desaparecerme?... ¿pero si fuera así, porque estaba dispuesto a perder la vida por proteger la mía?...
Ethan siempre consideró a Nyla una mentirosa, mientras que ella lo veía a él distante e insensible. Nyla había acariciado la idea de que Ethan la quería, pero se sintió fríamente rechazada cuando se dio cuenta de que su lugar en el corazón de él era insignificante. Como ya no podía soportar su frialdad, dio un paso atrás, solo para que él cambiara inesperadamente de actitud. Ella le desafió: "Si confías tan poco en mí, ¿por qué me tienes cerca?". Ethan, que antes se había comportado con orgullo, ahora estaba ante ella y le suplicó desesperado: "Nyla, he cometido errores. Por favor, no te alejes de mí".
Los rumores decían que Lucas se había casado con una mujer poco atractiva y sin antecedentes. En los tres años que estuvieron juntos, se mantuvo frío y distante con Belinda, que aguantó en silencio. Su amor por él la obligó a sacrificar su autoestima y sus sueños. Cuando el primer amor de Lucas reapareció, Belinda se dio cuenta de que su matrimonio era una farsa desde el principio, una estratagema para salvar la vida de otra mujer. Entonces firmó los papeles del divorcio y se marchó. Tres años después, Belinda regresó convertida en un prodigio de la cirugía y una maestra del piano. Perdido en el arrepentimiento, Lucas la persiguió bajo la lluvia y la abrazó con fuerza: "Eres mía, Belinda".
Durante diez años, Daniela colmó a su exesposo de un amor inquebrantable, solo para descubrir que no era más que un chiste para él. Humillada, pero decidida, se divorció de él. Tres meses después, Daniela regresó a lo grande. Ahora era la CEO oculta de una marca líder, una diseñadora codiciada y una rica magnate de la minería, y su éxito se reveló en su triunfal regreso. Toda la familia de su exesposo se abalanzó sobre ella, desesperada por implorar su perdón y suplicar otra oportunidad. Sin embargo, Daniela, ahora querida por el famoso Sr. Phillips, los miraba con gélido desdén y dijo: "Estoy fuera de su alcance".
Mateo Lester, un magnate de 47 años, es un hombre implacable en los negocios y exigente en su entorno. Durante un viaje a Brasil, vive un efímero romance con una mujer. Josabet, una joven aeromoza de 30 años. se traslada a Nueva York al ser contratada por una empresa para un puesto en las aerolíneas de la empresa Lester. Cuando Josabet es presentada ante Mateo como la nueva aeromoza de su jet privado. Ambos se reconocen de inmediato, pero Josabet fingir no hacerlo y todo por un secreto que oculta. Todo cambia en la celebración del aniversario de la empresa, donde Josabet decide llevar a su hijo, dispuesta a enfrentar las consecuencias. La abuela de Mateo, al verlo, queda impactada por su increíble parecido con los difuntos padres de Mateo. La duda queda sembrada y, a partir de ese momento, Mateo comienza a investigar el pasado de Josabet, descubriendo secretos que podrían cambiar su vida para siempre. Sin embargo, una amenaza inesperada surge cuando Natalie, la exnovia de Mateo, una mujer manipuladora y obsesionada con él, descubre la existencia de josabet y su hijo. Consumida por los celos, decide hacerles la vida imposible, dispuesta a cualquier cosa para sacarlos de su camino.
Jennifer Bennett, la legítima heredera de los Bennett, luchó denodadamente por el reconocimiento de su familia, solo para verse eclipsada por una impostora. Enfrentada a falsas acusaciones, acoso y humillación pública, Jennifer acabó renunciando a ganarse su aprobación. Con la promesa de superar la injusticia, ella se convirtió en la pesadilla de quienes la agraviaban. Los esfuerzos de la familia Bennett por doblegarla no hicieron sino alimentar su éxito, llevándola a la altura con la que sus rivales solo podían soñar. Alguien le preguntó: "¿Te sientes defraudada por tus padres?". Con una sonrisa tranquila, Jennifer respondió: "No importa. Al final, el poder prevalece".
Kaelyn dedicó tres años a cuidar de su esposo tras un terrible accidente. Pero una vez recuperado del todo, él la dejó de lado y trajo a su primer amor del extranjero. Devastada, Kaelyn decidió divorciarse mientras la gente se burlaba de ella por haber sido desechada. Después se reinventó, convirtiéndose en una cotizada doctora, una campeona de carreras de auto y una diseñadora arquitectónica de fama internacional. Incluso entonces, los traidores se burlaban con desdén, creyendo que ningún hombre iba a aceptar a Kaelyn. Pero entonces el tío de su exesposo, un poderoso caudillo militar, regresó con su ejército para pedir la mano de Kaelyn en matrimonio.