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Ese amor era venenoso, pero no pudo evitar entregarse a él. Ella era la belleza que todo hombre deseaba tener. Fue el hombre que tomó la ciudad bajo control. Durante los tres años que llevaba con él, le dio todo menos amor. Pensó que se ganaría su corazón con el paso del tiempo. Sin embargo, esa relación lo agotó y decidió dejarla ir. Sólo entonces ella se dio cuenta de lo que sentía por él.
Whitney Qi miró al hombre alto frente a ella y con una sonrisa irónica le espetó: "Fuera de mi camino".
"Está realmente ocupado, Whitney. Puede venir más tarde", respondió Ethan Ji con el ceño fruncido, visiblemente avergonzado.
"¡Quítate de mi camino!", la mujer levantó su voz. Había estudiado música en el pasado, así que conocía las variaciones de tono necesarias para lograr ciertas reacciones en los demás.
Como si quisiera competir con ella, otra mujer dentro de la habitación dejó escapar una risita que se escuchó donde ellos estaban.
'Así son las cosas, entonces', pensó Whitney y lanzando una mirada de desprecio al hombre, lo empujó hacia el interior. Ethan cayó contra la pared, no sin antes ver la expresión de ella por el rabillo del ojo. Se dio cuenta de que no estaba dispuesta a fallar esta vez.
Cuando abrió con violencia la puerta de la oficina, Whitney encontró a una mujer menuda sentada sobre las piernas Marvin Lan. Cuando la vio, esa mujer levantó la barbilla y le dedicó una sonrisa provocadora. Marvin sostenía un cigarrillo en una mano, mientras la otra estaba enterrada dentro de la ropa de la chica. Ignoró a Whitney, como si no estuviera allí. No fue hasta que ella se acercó a la lasciva pareja que él finalmente habló: "Vete".
Whitney fingió no escuchar nada y en su lugar procedió a inspeccionar los senos de la mujer, que parecía estar exhibiéndolos. 'La talla es 34D al menos, ¿no?', se dijo a sí misma. 'Se ve dispareja, es muy pequeña para tener los senos tan grandes. De todos modos es muy bella, exactamente como le gustan a Marvin'.
"¡Sal de aquí!", repitió el hombre enojado ya que al parecer no escuchó sus palabras.
"Saldré ahora mismo, después de que desbloquees mi tarjeta, eso es todo". Su mirada se desvió de la chica y lo miró directamente a los ojos, insistiendo con impaciencia: "Apresúrate, solo haz la llamada y no arruinaré tu diversión".
La expresión de él cambió de repente, y su voz sonó fría: "¿Así que para eso te apareciste por aquí de esta forma?".
"Por supuesto. ¿Cómo no voy a hacer un escándalo si cortaste cualquier fuente de mi dinero?".
"¿Tu dinero? Dejemos algo muy claro en este momento. ¡Ese dinero es mío!".
Las palabras de Marvin resonaron por la habitación, y la mujer en sus brazos sonrió satisfecha, aunque permaneció en silencio.
Los labios de Whitney se curvaron hacia arriba con ironía, pero sus ojos desbordaban desprecio: "Bueno, como digas. ¿Me vas a ayudar o no? Tampoco es que no puedo sobrevivir sin ti, por si no lo sabías. Hay una fila amplia de hombres esperando para estar conmigo".
Los ojos de él eran tan fríos que sus palabras cayeron como hielo de su boca: "De acuerdo, entonces. ¡Vete con esos otros hombres y deja de molestarme! Como ves, estoy ocupado aquí".
"¡Bien, los buscaré ahora mismo!", no estaba de humor para seguir discutiendo, así que se dio la vuelta y salió por la puerta sonando los tacones altos sobre el suelo.
Durante toda la discusión, Ethan había escuchado a escondidas y su ansiedad crecía a cada segundo, hasta que al final casi patea el piso por la frustración que lo consumía. Ahora más que nunca, deseaba golpear de alguna forma al idiota de Trent Li, nunca debió haber escuchado las desastrosas ideas de ese tipo. Después de esto, las cosas iban a empeorar muchísimo y ellos eran los que debían sufrir las consecuencias.
Ethan se sentía profundamente arrepentido, y solo pudo mirar con impotencia mientras la figura de Whitney desaparecía por el pasillo. Luego se alejó lentamente de la puerta.
Ni siquiera llegó a contar diez cuando ya dentro de la oficina estalló un caos terrible y, en lugar de esconderse, salió corriendo para huir de la escena que estaba a punto de suceder.
Mientras veía a Whitney salir, el rostro de Marvin se transformó en una expresión cada vez más amenazante. La mujer sentada sobre él parecía haber disfrutado de la experiencia, ya que permanecía tranquila sin moverse. Pero cuando Whitney salió finalmente por la puerta, este la lanzó con mucha fuerza hacia un lado, y cayó ruidosamente en el suelo lejos de donde él estaba sentado. El violento diablo había hecho acto de presencia. Sin prestar atención ni al dolor en su cuerpo ni a su ropa desordenada, la mujer se arrastró fuera de su alcance, escabulléndose de la habitación.
Marvin ardía en cólera, las venas de sus sienes estaban dilatadas y un músculo le latía en el cuello. Se puso de pie, agarró su silla y la estrelló contra su escritorio con una fuerza descomunal. Todos los objetos volaban por el aire y se rompían con estrépito en mil pedazos.
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