/0/8003/coverbig.jpg?v=c82138be9380a18ded3eb90e9139157b)
"Se busca una esposa para el príncipe", así lo anunció la corona, en últimas instancias para doblegar la voluntad de un hombre rebelde que no quiere cumplir con las funciones que su título amerita, porque Farid Sabagh era todo lo que el reino de Angkor NO esperaba de un príncipe. Alana Bozkurt es una mujer valiente cuyo objetivo, es salvar a su pueblo arruinado, y en un acto atrevido, su voz por fin logra ser escuchada por el dueño y señor, de la voluntad de su destino y el de su país... Sin embargo, su apellido es simplemente una maldición que la acompañará hasta últimas instancias, y todo esto, para arruinar todas sus esperanzas... Ella podría ser la candidata perfecta para el príncipe, pero, es una mujer prohibida para el reino...
NOTA. Esta historia es la continuación de la saga "Reinos" si usted no ha leído las historias anteriores, le recomiendo hacerlo antes de comenzar con esta, aunque se puede leer por separado como Kader, usted entenderá más la trama si conecta los libros desde el principio. Matrimonio Forzado, Kader, y este último, Una esposa para el príncipe.
Tiempo actual.
Farid.
EL ALBOROTO.
Leer la historia de mi nación era como sentir una sensación refrescante cada vez que venía a este lugar, donde podía liberar un poco el estrés de mis hombros e ir a los acontecimientos de mis abuelos y muchas generaciones atrás.
Porque, allí se contaba una historia que siempre había marcado mi corazón, a pesar de ser como yo era, y de no creer que actualmente esto pasara de nuevo.
Kalil Sabagh y Saravi Eljal habían sido los reyes más ejemplares que Angkor había tenido nunca. Y eso me enorgullecía sobremanera. Muchas generaciones pasaron después de ellos, sin embargo, la marca que había dejado aquella monarquía se podía respirar aun en estos tiempos actuales.
Después de varios siglos, Angkor todavía sostenía una monarquía de la que actualmente mi padre era el rey, así que el apellido Sabagh se mantenía vigente. Remuel Sabagh, mi padre, estaba llegando al fin de su corona, situación que hacía un tiempo me ponía los nervios de punta.
Sabía que este era mi propósito, entendía que había nacido para ello igual que mis antepasados. Pero, la sensación de inseguridad y miedo hacían mella cada día en mí.
Los reyes pasados, incluso mi padre, fueron ejemplos de gobierno, fueron intachables en todo momento. Pero la palabra -irreprensible- no figuraba en mí si era sincero conmigo mismo. A mis 31 años ya había dado más guerras familiares de las que Angkor tuvo en toda su historia, por lo tanto, más que cualquier persona, yo mismo dudaba de mi forma de gobernar.
Pero eso no se lo demostraba a nadie.
No podía negarlo, era terco, engreído y un poco arrogante. Bastante complejo y muy escéptico a casi todas las cosas.
Así que no tendrían a un rey fácil. No está vez...
Resoplé un poco por el vidrio mientras divisaba el paisaje. Comparado con las pinturas antiguas, Angkor ya no era la misma. Su crecimiento fue acelerado y brusco desde el reinado que las páginas de los libros y la misma red de internet me mostraban, ahora podía ver un país, nuevo y muy desarrollado. Una potencia como ninguna otra. Y yo estaba más que feliz por eso.
-Señor... el auto lo espera -me informó el general que me acompañaría a mi primera reunión.
Mi padre me había enviado a la reunión que se solían hacer cada mes.
Akram.
Así se llamaba la unión de naciones que ahora se había hecho obligatoria en todos los territorios para mantener la paz, las alianzas y la resolución de muchos problemas que llegaban a diario de las fronteras.
Así que esta era mi primera presentación, y muy esperada. Muchos buitres y personas interesadas querían llegar a mí para seguir manteniendo sus riquezas. No lo decía por engreído, aunque podía presumir. La situación era que Angkor estaba en la cima de las naciones más ricas y poderosas que existían dentro de esta comunidad.
-Que le vaya muy bien, señor -agregó un mayordomo abriendo mi puerta mientras me acerqué al auto.
Asentí hacia él y luego el general ingresó conmigo en el asiento trasero.
Toqueteé la puerta con mis dedos a la vez que pensaba en el discurso que debía dar, tal como mi padre lo había indicado.
-¿Nervioso? -preguntó Abud, a mi lado, él más que nadie sabía que podía preguntarme cualquier cosa, no tenía otra mano derecha más leal. Y lo sabía.
No lo observé, pero respondí de inmediato.
-Para nada. Voy por satisfacer a mi padre, a mi parecer esas reuniones son una pérdida de tiempo...
-Angkor estuvo a salvo gracias a esas alianzas, mi señor.
-Conozco la historia -le corté. Tenía confianza con Abud, pero eso no impedía que fuese un poco pedante con él.
-Eso me alegra y me alivia a la vez, no quisiera correr peligro en su reinado -dijo en tono de burla, entonces asomé una sonrisa sarcástica en su dirección.
Llegamos en el transcurso de veinte minutos. Angkor contaba con un edificio diseñado para esta reunión, muy cómodo y acondicionado para que varios huéspedes se quedaran cerca.
Cuando llegamos al recinto, fui recibido de una forma apabullante por la prensa. Muchos se arremolinaron a mi lugar mientras Abud y otros del personal de seguridad trataban de separar un poco la distancia que debían tener para conmigo. A pesar de que muchos hombres y reporteros hicieron preguntas hacia mí, no contesté a ninguna de ellas.
Estaba harto de las revistas, la cotillera y todos los artículos que sacaban de mi persona.
Me pasaron al salón de reuniones de inmediato, guardé mi móvil en el traje y procedí a sentarme. Muchos habían llegado, así que no esperaría para comenzar esta reunión.
Las presentaciones comenzaron por parte de mi general, y uno a uno fui dando la mano, repitiendo mi nombre infinidad de veces. Felicitaciones, agradecimientos y saludos a mi familia fueron parte de las palabras que recibí, y cuando pensé que esto no acabaría, un hombre anunció que iniciaríamos la reunión.
Respiré aliviado.
-Bienvenidos, sean todos, pónganse cómodos porque esta será una reunión larga.
Por supuesto, mi aliento salió después de la última palabra dicha.
La situación comenzó, muchos colocaron sobre la mesa algunos problemas sobre los materiales que salieron defectuosos. Ellos habían sido donados para algunos puentes que conectaban varias fronteras, me había enterado de ello hace algunos días.
Uno a uno hablaba sobre sus diferencias, muy pocos daban aportes, y varios solo daban quejas sobre su situación actual. Miré a mi oficial que estaba a mi lado y él me envió una sonrisa sabiendo lo que pensaba de todo esto.
Estaba a punto de intervenir, si seguíamos bajo este paso llegaría la noche y no terminaríamos nunca. Sin embargo, un portazo más una voz bastante forzada llegó a mis oídos y al de todos los presentes procediendo a un silencio que dominó el momento.
-¡Tienen que dejarme entrar! ¡Es suficiente!
Me levanté de golpe, pero no podía ver de quién se trataba la interrupción. Así como yo, todos en la mesa extensa se levantaron para saber qué sucedía.
-¡Mi nación ya no lo soporta más, son años... generaciones de hambre y miseria!, no pueden seguir con esta crueldad, ¡no pueden!
Los sonidos de asombro se esparcieron hasta llegar a mí. Así que giré hacia el general y él se adelantó para tranquilizar a los presentes. Después de todos estábamos en mi nación y la seguridad de todos y de lo que estaba sucediendo era mi responsabilidad.
-Por favor, tomen asiento -iba diciendo Abud caminando, mientras yo seguía de pie.
-¡No! ¡No me iré! ¡No, hasta que me escuchen!
-¡Debe salir ahora, señorita! -escuché como la voz de Abud se intensificó.
-Abud... -intervine con el ceño fruncido, porque escuchaba a una mujer, y algo me dijo que debía intervenir. Después de todo, debía ser diplomático.
Entonces, cuando todos decidieron sentarse, pude ver que al final estaba la dueña de la voz que había irrumpido con la reunión.
Allí estaba una chica, una chica joven, vestida de forma muy sencilla, y muy pelirroja. Pero no fue hasta que esa mirada rabiosa, cargada de adrenalina y agitada, se posicionó en mí, hasta el punto en que mi cuerpo reaccionó como una bomba, pidiéndome a gritos que frenara esta situación o me arrepentiría para toda la vida...
-¿Quién es usted? -mis palabras fueron duras, con toda la intensión de amedrentarla-. ¿Cuál es su nombre?
-Mi nombre no es importante -ella desafió-. Pero mi país Yomal, si lo es, y sufre mucho...
Iván Vasíliev fue criado para dos propósitos en su vida... Uno, para crear un emporio, una mafia implacable, y un único poder que lo hará impenetrable. Dos, llevar a cabo una venganza, una por la que vive y respira y la que se ha vuelto su único pensamiento en los largos años de espera. Sibel es solo una mujer con sueños que espera salir de la cobertura de su familia, para emprender una vida, al lado del hombre que ya eligió. Sin embargo, ella está muy lejos de eso, porque es su misma familia la que la lleva a un rincón sin salida, haciéndola caer en manos de un hombre hambriento de venganza, que quiere reducirla a ser su esclava. Iván no solo va a ejecutar su venganza de forma siniestra, él... va a obsesionarse con ella... con la única mujer, que simplemente él no puede tener...
Enzo y Antonella eran una de las parejas más estables públicamente en Italia, y uno de los rostros favoritos de los tabloides, pero desde la intimidad de su casa, ellos ocultaban una discusión constante que los estaba llevando al punto del declive. A sus 32 años, Enzo Cavalli quería un hijo, una familia para formar y herederos que dejar, cuestión que su mujer no aceptaba por el simple hecho de no dañar su figura. En un momento de una fuerte presión, Antonella utiliza todas sus armas contra su fiel y dulce asistente, Gianna Ricci, porque decir que le debe hasta el alma, es quedarse bastante corta. "Quiero que me alquiles tu vientre", esto más bien se escuchó como una orden, y teniendo la casa de sus padres hipotecada, y un montón de deudas por atender, a Gianna no le quedó de otra, que sucumbir a un trato oscuro que tenía muchos sucesos ocultos, entre ellos, una cercanía irreparable con Enzo, de la que ella no iba a poder escapar...
En medio de un engaño y traición, Rashad, el rey de los imperios y el más poderoso del mundo, decide invadir a los reinos que lo traicionaron, por aliarse a sus enemigos. Nadie sabe que el país de Radin ha sido devastado injustamente, y su princesa Hadassa, ahora reducida a la nada, solo camina totalmente perdida con sus manos atadas observando la devastación de su pueblo alrededor. Las lágrimas frías no cesan, ella no sabe cuánto tiempo durará su martirio, pero sabe que, al llegar a las tierras de Babel, estará completamente perdida. No le queda más que levantar la mirada al cielo y pedir a su Dios que tenga un deceso rápido, antes de llegar al horror que le depara su destino... Porque nadie ha salido ileso después de enfrentar a Rashad, el rey más perverso de todos... y Hadassa no parece ser la excepción para él... hasta que cruza miradas con esa princesa de cabellos revueltos y mirada diferente, que lo hace replantearse cada uno de los mitos, formados a su alrededor.
Lía James es una chica británica común, despreocupada de la vida, y con un trabajo básico que le permite llevar una vida simple. Su mejor amiga es la obsesión de todo lo ella que puede soñar; graduada con las mejores notas, y una profesión que le permite viajar a rincones del mundo, que ni siquiera Lía puede imaginar. Un golpe de suerte llega cuando Mila la invita a un viaje para asistir a una convención de negocios internacionales, y por qué no, tomar su fin de semana en las islas más codiciadas de Arabia Saudí con todo pago. Una noche en celebración por el nuevo puesto de Mila, reciben una llamada que cambiará todos los planes de Lía, y su vida entera. Entre mentiras y enredos, Lía suplanta el puesto de su amiga, para trabajar con un importante jeque al que le es imposible respirar en su presencia. Said no solo es el Emir de un país entero, él es el hombre del desierto que mantiene secretos de los que nadie se puede enterar, porque arruinaría su monarquía, y su vida entera...
Ellie fue aquella niña que creció con el concepto de que todo lo que una mujer necesitaba, era una familia que cuidar, y cuando la idea se hizo su sueño cumplido al casarse con Michael, ella pensó que su vida color de rosa, apenas estaba a punto de comenzar. Sin embargo, su mundo se volvió oscuro desde la primera noche, desde la primera reacción y desde el momento en que cayó en ese abismo sin fondo que siempre temió encontrar. Michael estaba muy lejos de lo que era un marido perfecto, pues su carácter ególatra, frío, y muy superficial, hacía que la vida en casa fuera un suplicio para una Ellie, que intentaba aparentar lo contrario. Pero como todo en la vida tiene un punto sin retorno, un negocio que está próximo a firmarse y salvará a la compañía familiar, trae a un hombre parecido a una tempestad, que viene a devastar sus emociones y pondrá en cuerda floja sus sentimientos y la supuesta estabilidad familiar... Un romance prohibido está a punto de estallar, uno, que ni siquiera la recatada y sumisa Elizabeth puede dejar pasar...
A sus 29 años, Andrew White era un importante cirujano asociado del hospital de Durango, con una carrera envidiable para cualquier hombre. Dinero, mujeres y una familia perfecta. Han pasado 6 largos años desde que Anaelise dejó Durango, y esos mismos en que jamás pudo superarla. Muy preocupado por el alejamiento que Andrew está profesando sobre su familia, su padre, Jarol White, interviene en su vida involucrando a una chica que parece inofensiva. Jarol hace un trato ofreciéndole dinero para poder seguir con sus pasantías en medicina, y ante la desesperación, Natali, sucumbe a negociar con el hombre mayor decidida a utilizar todos sus encantos para que Andrew olvide de su pasado. ¿Cuánto le costará a Natali el amor de Andrew? Y ¿cuál será el precio de su amor?
El día de su aniversario de boda, la amante de Joshua drogó a Alicia, que acabó en la cama de un desconocido. En una noche, Alicia perdió su inocencia, mientras la amante de Joshua llevaba a su hijo en el vientre. Desconsolada y humillada, Alicia pidió el divorcio, pero Joshua lo consideró una rabieta más. Cuando finalmente se separaron, ella se convirtió en una artista de renombre, admirada por todos. Consumido por el remordimiento, Joshua se acercó a su puerta con la esperanza de reconciliarse, solo para encontrarla en brazos de un poderoso magnate. "Saluda a tu cuñada", dijo este.
Ethan siempre consideró a Nyla una mentirosa, mientras que ella lo veía a él distante e insensible. Nyla había acariciado la idea de que Ethan la quería, pero se sintió fríamente rechazada cuando se dio cuenta de que su lugar en el corazón de él era insignificante. Como ya no podía soportar su frialdad, dio un paso atrás, solo para que él cambiara inesperadamente de actitud. Ella le desafió: "Si confías tan poco en mí, ¿por qué me tienes cerca?". Ethan, que antes se había comportado con orgullo, ahora estaba ante ella y le suplicó desesperado: "Nyla, he cometido errores. Por favor, no te alejes de mí".
Belinda pensó que, tras el divorcio, separarían sus caminos para siempre: él podría vivir su vida como quiera, mientras ella podría dedicarse a disfrutar el resto de la suya. Sin embargo, el destino tenía otros planes. "Cariño mío, estaba equivocado. ¿Podrías volver conmigo?". El hombre arrogante, al que una vez ella amó profundamente, bajó humildemente la cabeza. "Te ruego". Belinda apartó con frialdad el ramo de flores que él le había regalado y respondió fríamente: "Es demasiado tarde".
El millonario Paul Romano, obsesionado con preservar su reputación impecable, se ve obligado a ocultar un secreto oscuro que lo atormenta. Cuando contrata a Valeria Williams como niñera de su hija, Abril, su mundo se ve sacudido por la presencia de la joven y valiente estudiante de arte. A medida que Valeria descubre la verdad detrás de los muros del lujoso hogar de los Romano, se ve irresistiblemente atraída por Paul, a pesar de su naturaleza misteriosa y dominante.
¿Qué pasaría si el chico que arruinó tu vida ahora es el CEO de la empresa donde trabajas? Adelaida, una chica con curvas, tímida y solitaria, ha tenido una adolescencia difícil ya que en el colegio recibió muchas burlas y bullying por su peso. Pero por fin su vida adulta va por buen camino, tiene un buen trabajo y ya ha hecho las paces con su apariencia. Hasta que aparece el nuevo CEO: Brandon Clark. No solo es su amigo de la infancia y de su familia, su primer crush... sino el hombre que atormentó su adolescencia, y más atractivo que nunca Ella lo adoraba desde que era niña y cuando creció supo que estaba completamente enamorada de él, pero el rompió su corazón en pedazos y gracias a sus palabras por años recibió burlas, haciendo tambalear su autoestima. Sus curvas y su físico eran motivo de risas. Y su mundo se vino abajo, fue el hazmerreír de la escuela por años. Pero ahora Brandon regresa como su jefe y parece tener otras intenciones con Adelaida, quiere que trabajen juntos y usará su nuevo rol para lograrlo. ¿Cuáles son sus intenciones después de tanto tiempo? Esta obra está registrada. Reservados todos los derechos. No se permite la reproducción total o parcial de esta obra, ni su incorporación a un sistema informático, ni su transmisión en cualquier forma o por cualquier medio (electrónico, mecánico, fotocopia, grabación u otros) sin autorización previa y por escrito de los titulares del copyright. La infracción de dichos derechos puede constituir un delito contra la propiedad intelectual.
Sabrina tardó tres años enteros en darse cuenta de que su marido, Tyrone, era el hombre más despiadado e indiferente que jamás había conocido. Él nunca le sonrió y mucho menos la trató como a su esposa. Para empeorar las cosas, el regreso del primer amor del hombre no le trajo a Sabrina nada más que los papeles del divorcio. Con la esperanza de que todavía hubiera una posibilidad de salvar su matrimonio, le preguntó: "Tyrone, aún te divorciarías de mí si te dijera que estoy embarazada?". "¡Sí!", él respondió. Al comprender que ella no significaba nada para él, Sabrina finalmente se rindió. Firmó el acuerdo de divorcio mientras yacía en su lecho de enferma con el corazón hecho pedazos. Sorprendentemente, ese no fue el final para la pareja. Fue como si Tyrone despejara la mente después de firmar el acuerdo de divorcio. El hombre que alguna vez fue tan desalmado se arrastró junto a su cama y le suplicó: "Sabrina, cometí un gran error. Por favor, no te divorcies de mí. Te prometo que voy a cambiar". Sabrina sonrió débilmente, sin saber qué hacer…