/0/8863/coverbig.jpg?v=b34477e2b4f886f76fb56becf4b16434)
Con una vida lujosa, un prometido perfecto y rodeada de gente, Beatrix una adolescente de diecisiete años vive una vida perfecta a los ojos de la sociedad, pero lo que casi nadie sabe es que es una chica infeliz. Su relación le hizo darse cuenta de lo importante que era, pero su opinión vuelve a cambiar con la llegada de la colegiala, y llevada por la rabia del momento, Beatrix se ve abocada a hacer cosas absurdas hasta que finalmente se da cuenta de que la verdadera protagonista de la historia es ella.
Me apresuré a prepararme para la primera fiesta de celebración de la vuelta al cole, solíamos llamarla el ritual del año escolar, pero no era más que una excusa poco convincente para que los jóvenes se atiborraran de comida. El reloj marcaba las 18:50, si no terminaba en menos de cinco minutos llegaría tarde. Estaba rizando frenéticamente mis rizos para terminar más rápido, lo cual no estaba funcionando, hasta que el crujido de la puerta me despertó y me hizo dejar de rizar el pelo. Por un breve momento pensé que era mi madre, hasta que Felipe entró por la puerta.
- Hola, ya estás aquí - sonreí al verle entrar en mi habitación.
- Sí, mi princesa, estás muy guapa. - Dijo tirando de mí por la cintura.
Llevaba un vestido negro que resaltaba mis curvas, el maquillaje era ligero, sólo utilicé una base de maquillaje y un delineador de ojos de gatito, junto con un lápiz de labios morado, que combinaba mucho con lo que llevaba.
- ¡Pareces un príncipe, como siempre! - Le devolví el cumplido.
- Sabes que me encanta cuando me haces un cumplido, ¿verdad? - preguntó, susurrando, lo que me puso la piel de gallina.
- En cuanto le contesté, comenzó un beso, tranquilo y lento, sin ninguna prisa, que me hizo jadear, él conocía en todos los sentidos cuales eran mis puntos débiles, y su suave beso era uno de ellos, estaba locamente enamorada de él, pero como todo lo bueno dura poco, el beso se acabó por la maldita falta de aire.
- Vamos o llegaremos tarde", advirtió.
Me miré por última vez en el espejo y me arreglé el pintalabios que acababa de manchar y tras coger mi bolso bajamos juntas al piso de abajo donde me despediría de mi madre. La sala de fiestas estaba a treinta minutos en coche de mi casa y a una hora andando, pero llegaríamos rápido ya que Felipe vino en su coche. Cuando llegamos a la planta baja mi madre estaba viendo una película con un cubo de palomitas en la mano, esto era lo que más hacía cuando echaba de menos a mi padre.
- Mamá, ya nos vamos. Prometo volver antes de medianoche. - Advertí
- Muy bien, hija mía, ten cuidado en el camino de vuelta y no consumas demasiado alcohol -Mi madre habló como si me rogara.
- No te preocupes, yo la cuidaré bien, suegra -le tocó el turno a Felipe, y si por él fuera, no tocaría ni una gota de alcohol en mi boca, porque conocía perfectamente mi relación con el alcohol.
- Entonces confiaré en ti, Felipe.
- No te preocupes Doña María.
- ¡Adiós mamá, hasta luego!
Después de despedirme de mi madre, nos dirigimos a su coche y, tras abrir la puerta, pude sentarme. Eduardo era dos años mayor que yo, lo que traía pequeñas ventajas, por ejemplo, podía conducir y llevarme a algunos lugares que le pedía sin necesitar el chofer particular de mi familia. Le habían regalado el coche por su decimoctavo cumpleaños, era lo suficientemente responsable como para conducir un coche.
Nos conocimos en el primer año de la escuela secundaria, en exactamente tres meses estaremos saliendo por dos años y nuestra fiesta de compromiso también sucederá, él me había pedido oficialmente en la fiesta de fin de año, lo que me hizo muy feliz. A diferencia de lo que la gente piensa, mi vida no fue tan buena como mi familia la hace parecer. Mi padre es un juez de renombre en nuestra ciudad, lo que le lleva a realizar varios viajes a lo largo de los días, dejando sola en casa a su supuesta esposa perfecta y a una hija sana, lo que era mentira, mi madre no era más que una mujer triste e infeliz y una hija depresiva.
Felipe me devolvió lo que mi padre me había quitado, mi felicidad. En estos casi dos años estaba volviendo a ser quien era antes, una chica sonriente, a la que le gustaba ayudar a la gente, pero como consecuencia de los actos y atrocidades del padre me había cerrado al mundo, y sólo quedaban a mi lado los mejores amigos.
- ¿En qué has pensado tanto? Ni siquiera te pareces a mi prometida - preguntó Felipe riendo, sacándome de mis pensamientos.
- Sobre las cosas de mi vida y cómo me ayudaste a mejorar - fui sincero.
- Y siempre estaré a tu lado, para ayudarte cada día más - dijo lo que hizo que mis ojos se llenaran de lágrimas y luego me hizo abrir una enorme sonrisa.
- Gracias por estar siempre conmigo". Me dio un largo beso nada más terminar la frase, lo que me hizo sonreír tontamente.
Nada más llegar al lugar, ya se oía la música a todo volumen y algunos adolescentes ya borrachos en la puerta de la casa donde se celebraba la fiesta. Fuimos juntos al parking y cuando salimos del coche, no tan cerca de la fiesta, había una chica de gafas profundas acorralada por dos chicas del grupo de baile, patética la chica nueva, ¿qué había hecho para cabrear a Aline tan rápido?
- No deberías hacerle esto -Felipe apareció mágicamente al lado de la chica haciéndome sentir un poco celoso, ¿en qué momento se fue de mi lado y no me di cuenta?
- Corta eso Felipe, esa ciega derramó refresco en mi falda, quédate en el lado en el Trix que es mejor que tú - dijo Aline enojada.
- ¡Vamos amor, esto no es asunto nuestro! - Lo atraje hacia mí.
- Pero no te gustaría que esto le pasara a tus amigos, ¿verdad? - preguntó en voz baja, lo que me hizo fruncir el ceño.
- Somos demasiado populares para que eso ocurra, ¡vamos! - Acabé ordenándole, lo que le hizo parecer asustado, e incluso yo me asusté por la forma en que había hablado.
Pisé con firmeza el suelo, aquella escena me había molestado, era raro que defendiera a alguien tan bien como responderme, más aún a una completa desconocida como aquella chica. Nada más entrar en la casa, el lugar estaba lleno de pelotas y vasos de bebidas en las mesas, y de lejos pude ver a mis amigos, lo que me hizo sonreír y saludar ligeramente.
- Mis amigos están en la mesa de las bebidas, hablaré con ellos y nos encontraremos pronto -advertí
- No olvides que tenemos que volver antes de medianoche.
- No te preocupes, antes de las 10:00 me reuniré contigo -me despedí con un beso y fui a reunirme con mis amigos y él se encogió de hombros.
Me acerqué y veo a Lucas devorando un vaso de bebida y como siempre la victoria quejándose de él, sabía lo frágil que era y aun así intentaba beber.
- Por supuesto que estaríais aquí -dije riendo.
- Este idiota sabe cómo es cuando se trata de beber y todavía se pone así -Victoria le golpeaba la espalda mientras se atragantó con su bebida.
- Sólo tiene diecisiete años y ya está así, ¡tu hígado puede soportarlo! - Cada vez que Lucas ingería alcohol, aunque fuera una pequeña cantidad, vomitaba horriblemente, por no hablar de que también se emborrachaba rápidamente.
- Mira quién habla, tú tampoco soportas nada, Beatrix -rebatió, lo que me hizo levantar las cejas por su atrevimiento.
- Qué atrevido.
- ¿Dónde está Felipe? ¿No viniste con él? - preguntó Victoria mientras lo buscaba.
- Sí, probablemente esté con sus amigos ahora mismo.
Lucas estaba sentado en una silla de madera a nuestro lado, estaba adormilado aún con todo el ruido que hacía, pero cómo podía hacerlo, por Dios, pero lo sabía, ya era el efecto del alcohol en su cuerpo y el siguiente paso era esperar el vómito.
- Una nueva chica llegó a la escuela - Victoria estaba escudriñando el lugar en busca de algo.
- ¿Y cómo se llama? - Pregunté, curioso.
- Caroline, es amiga de los empollones, João y Marlon -advirtió, los conocía bien, siempre nos peleábamos por la nota más alta de la clase, aunque sacáramos iguales notas.
- ¿Ha venido hoy?
- Sí, incluso se metió con Aline - dije, pensando que era lo más gracioso del mundo.
¿Así que esa chica fea con gafas profundas era la nueva chica de la escuela?
- Lo he visto, supongo que las noticias se propagan rápidamente.
- Ojalá lo hubiera hecho, igual que tú -Se tomó un sorbo de vino.
- Felipe incluso la defendió, antes de que le retirara -dije un poco enfadado.
- Apenas has llegado y ya estás causando todo este alboroto.
Acepté, nos dirigimos a la pista de baile, y nuestros cuerpos se movían con cada toque de la música, atrayendo la atención de la gente del lugar, las fiestas hechas en celebración siempre eran divertidas, sobre todo cuando podía hacer lo que más me gustaba, bailar.
Algunas personas nos acompañaron en el baile, y algunos chicos intentaron acercarse a mí, lo que fue un acoso, y yo sabía muy bien cómo lidiar con un acosador. En cuanto el reloj marcó las 10 de la noche, salí a buscar a Felipe, lo que me sorprendió, ya que estaba con el famoso grupo de empollones, la gente que más evitaba sobre la faz de la tierra.
- Nena, ya son las 10 de la noche -le besé dejando a la nueva chica un poco incómoda.
- Casi se me olvida que tenía que llevarte de vuelta - dije apartándome.
- Entonces, ¿nos vamos? - Le llamé y aceptó, sus ojos brillaron cuando se encontraron con los del nuevo alumno, lo que me enfadó un poco.
- Por supuesto, nos vemos mañana -se despidió.
- ¡Hasta mañana, perdedores! - También tuve la amabilidad de despedirme, lo que hizo que Felipe me mirara con tristeza, pero lo ignoré.
Fuimos al coche y evité mirarle, no quería armar un escándalo por algo que podría ser innecesario, pero de todos modos, estaba un poco triste. Él conocía todos mis miedos, no era posible que me hiciera daño, ¿verdad?
- ¿Por qué los trató así? - me preguntó prestando atención al volante. Yo quería evitar esta conversación y aparentemente él quería tenerla.
- No me gustan y no me gustaba esa chica -dije con sinceridad y firmeza-.
- ¿Dime quién te gusta? - Esta vez me preguntó un poco ignorante.
- Todas las chicas, excepto ella.
- ¡Ni siquiera la conoces!
- Y tú, ¿lo haces? - le pregunté y permaneció en silencio.
- Detengámonos aquí. No quiero continuar esta conversación.
El resto del viaje volvió a ser silencioso, a veces le miraba por el retrovisor del coche, mientras que él no hacía ademán de mirarme, podía tenerlo todo, dinero, viajes cuando quisiera, pero sabía lo insegura que era en cuanto a la apariencia, incluso con todos los que me rodeaban diciéndome lo perfecta que era, la realidad es que me odiaba, pero me gustaban las cosas que tenía. Cuando llegamos a mi casa eran las 10:40 p.m., el auto se detuvo justo frente a la casa y ninguno de los dos hizo ruido, tenía ganas de llorar, tanto por la forma en que me había tratado, como por la forma cruel en que mis pensamientos me hacían pensar en cosas que no existían.
- Nos vemos mañana, ¿de acuerdo? - Preguntó
- Sí, ¿puedes venir a recogerme? - Pregunté
- Me dio un beso que no pude evitar corresponder.
Le vi arrancar el coche y suspiré, qué noche. Tal vez metí la pata, pero sabía que sólo era mi ansiedad la que me jugaba una mala pasada y también sabía lo mucho que me quería y que nunca sería capaz de hacerme daño.
Cuando entré en el vestíbulo, me di cuenta de que la luz del salón estaba encendida, quizá mi madre aún me esperaba despierta, y al menos había cumplido mi promesa, llegué a casa antes de las 00:00 de la noche.
- ¿Qué haces todavía levantada, mamá?
- No pude dormir hasta que llegaste.
- Bueno, ahora estoy en casa, supongo que podemos dormir - dije.
- Sí, querida, por fin podemos dormir.
Mi madre suspiró aliviada, estaba medicada para el insomnio y yo sabía lo somnolienta que se ponía, en ese sentido estaba siendo una hija terrible para ella, pero ahora podría descansar.
- Buenas noches, mamá.
- Buenas noches mi niña.
Y así terminó otro día monótono.
Ellos no saben que soy una chica. Todos me miran como si fuera un hombre, un príncipe. Su especie compra humanos para satisfacer sus lujuriosos deseos. Y cuando ellos llegaron a nuestro reino para llevar a mi hermana, intervine para protegerla. Fue así como ellos también terminaron comprándome. El plan era escapar, pero mi hermana y yo nunca tuvimos una oportunidad. ¿Cómo iba a saber que nuestra prisión sería el lugar más fortificado de su reino? Se suponía que debía quedarme en el anonimato, pues no tenían un uso para mí. Solo era alguien a quien nunca debían comprar. Pero entonces, el hombre más poderoso de la salvaje tierra, su despiadado rey bestia, se interesó por ese "principito bonito". ¿Cómo podremos sobrevivir en este reino brutal, donde todos odian a los de nuestra especie y no tienen piedad de nosotros? ¿Y cómo puede alguien, con un secreto como el mío, convertirse en una esclava sexual? Nota del autor: es una novela de romance oscuro, apta solo para mayores de edad. Espera varios temas sensibles, como la violencia. Si eres un lector experimentado de este género, buscas algo diferente y estás preparado para entrar sin saber qué es lo que te espera, ¡entonces sumérgete en esta aventura! . De la autora del bestseller internacional "La Esclava Más Odiada Del Rey"
Lucia Meller es mi vida, me enseño amar, me enseñó a adorarla, me mostró el mundo de forma diferente, le di todo lo que la vida me ofrecía, y se ha ido; se llevó mi vida, mi amor, dejándome el corazón y el alma hecha pedazos. Ahora me duele respirar, me duele amar, me duele la vida. La quiero, jamás podré volver amar a alguien como la ame a ella; la quiero de vuelta, la quiero conmigo, a mi lado donde pertenece; pero por más que la busco no la encuentro, es como si la vida me la hubiera arrebatado y eso me duele, ella me enseñó que se puede matar a un hombre, aunque se conserve la vida, sin embargo, me canse, no puedo llorar por alguien que no me quiere amar y aunque duele, hoy después de casi dos años le digo adiós a mi sirena; después de todo soy Gabriel Ziegermman. Un año desde que me aparte de Gabriel y mi vida dio un giro de ciento ochenta grados, amar a ese hombre es lo mejor que me ha pasado en la vida, a él le debo el hecho que hoy esté viva y tener a mi lado a mi mayor tesoro, él me enseñó que lo que se desea con el alma se obtiene, pero también me enseñó que amar duele, que su amor duele, a él le debo el dolor más grande, porque dejo de amarme, no fui suficiente para él, me enseñó que su madre, su exnovia y su destino no están conmigo, y aun así lo quiero de vuelta, sé que sus prioridades cambiaron; yo solo pedía una verdad sin embargo él prefirió engañarme y dejarme.Lo quiero olvidar y lo quiero conmigo, aunque no se lo merezca, pero como hago si amar ese hombre es mi arte. Ahora estoy de vuelta y lo único que quiero es tenerlo a kilómetros de distancia, porque me enseñó que yo también tengo derecho a cambiar mis prioridades. Novela registrada N ISBN 978-958-49-7259-0 Está prohibida su adaptación o distribución sin autorización de su autor. Todos los derechos reservados all rights reserved
Su vida era perfecta hasta que conoció al hermano mayor de su novio. Había una regla en la manada Night Shade: si el Alfa rechazaba a su pareja, perdería su posición. Y la vida de Sophia estaba relacionada con esa ley, pues era una Omega que salía con el hermano menor del Alfa. Bryan Morrison, el Alfa actual, no solo era un hombre de sangre fría, sino también un encantador hombre de negocios. De hecho, su nombre era suficiente para poner a temblar a las demás manadas, pues era conocido por ser muy despiadado. ¿Y si por un giro del destino su camino se entralazaba con el del Sophia?
¿Qué esperas de tu cumpleaños? ¿Dinero? ¿Joyería? ¿U otras cosas? Lo que sea, pero por lo menos debe ser un día maravilloso. Lola Li, una mujer linda, encantadora e inteligente, graduada en la comunicación audiovisual a una edad muy temprana. Todo el mundo pensaba que Lola tendría un futuro muy prometedor pero las cosas no salieron como se esperaba. Su fiesta de cumpleaños de 22 años fue una pesadilla para ella. Cuando terminó su fiesta de cumpleaños, su mejor amiga la traicionó, su novio la abandonó y su familia se arruinó por completo. Cuando se despertó al día siguiente, Lola se encontraba tumbada en la cama de una habitación de hotel. Con el corazón acelerado, solo podía recordar vagamente a un hombre extraño con el que estaba anoche. ¿Había venido para salvarla? O, ¿era un demonio que lo estaba persiguiendo?
Celia Kane proviene de una familia adinerada, pero perdió a su madre a una edad temprana. Desde entonces, ha vivido una vida difícil. Peor aún, su padre y su madrastra le tendieron una trampa para que ella se casara con Tyson Shaw en lugar de su media hermana. No dispuesta a aceptar su destino, Celia se escapó el día de la boda y, accidentalmente tuvo una aventura con un desconocido. Al día siguiente, ella se fue en secreto y, más tarde, su padre la encontró. Habiendo fracasado en escapar de su destino, se vio obligada a convertirse en la novia sustituta. Inesperadamente, su esposo la trató muy bien después de la boda. Celia también conoció poco a poco que él tenía muchos secretos. ¿Descubriría Celia que el hombre con el que se acostó era en realidad su marido? ¿Tyson sabría que Celia era solo una sustituta de su media hermana? ¿Cuándo iba a descubrir Celia que su anodino marido era en realidad un magnate misterioso? Descúbralos en este libro.
Durante dos años, Bryan solo vio a Eileen como asistente. Ella necesitaba dinero para el tratamiento de su madre, y él pensó que ella nunca se iría por eso. A él le pareció justo ofrecerle ayuda económica a cambio de sexo. Sin embargo, Bryan no esperaba enamorarse de ella. Eileen se enfrentó a él: "¿Amas a otra persona y siempre te acuestas conmigo? Eres despreciable". En cuanto ella firmó los papeles del divorcio, él se dio cuenta de que era la misteriosa esposa con la que se había casado seis años atrás. Decidido a recuperarla, Bryan la colmó de afecto. Cuando otros se burlaban de sus orígenes, él le dio toda su riqueza, feliz de ser el marido que la apoyaba. Eileen, que ahora era una célebre CEO, lo tenía todo, pero Bryan se encontró perdido en otro torbellino...