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Antes del divorcio, todos pensaban que Belinda era solo una ama de casa que no servía para nada. Incluso su esposo en ese momento, Russell, lo creyó. Sin embargo, después del divorcio, se reveló rápidamente que ella era la heredera de la familia Lindfield. No solo era competente en diseño, sino que también era una mujer de negocios astuta que sabía cómo obtener ganancias. Tenía varios hermanos que la adoraban. Al enterarse de que estaba soltera de nuevo, varios hombres guapos la persiguieron, decididos a ganarse su corazón. Cuando volvió a cruzarse en el camino de Russell, levantó con orgullo la barbilla y le preguntó: "¿Te arrepientes de divorciarte de mí?". El hombre respondió: "Sí. ¿Y si nos volvemos a casar?".
"¡Ah!".
Un grito desgarrador rompió la tranquila atmósfera de la mansión de la familia Kameron.
Hoy era el octogésimo cumpleaños de Rena Kameron, y los invitados se habían reunido en el salón, charlando alegremente. Sin embargo, todos se pusieron alerta al oír el grito.
Al pie de la escalera, Cassidy Bradley estaba hecha un ovillo, retorciéndose de dolor. Tenía los brazos y las piernas llenos de moratones, que resaltaban sobre su impecable piel. Incluso tenía un labio roto y le corría sangre por la barbilla.
Asombrada y conmocionada, la multitud miró hacia la escalera, donde había una mujer con el rostro inexpresivo.
¿Belinda Fletcher?
Enseguida, los invitados intercambiaron miradas de complicidad, pues podían adivinar a grandes rasgos lo sucedido, y empezaron a reñir a Belinda sin descanso. "¡Debió hablar primero con Russell en lugar de amedrentar a esta mujer!".
"¡Claro que sí! Una mujer madura no recurriría a la violencia, ni siquiera cuando se trata de otra mujer. Más bien, ¡debió aprender a domar a su marido!".
Belinda cerró los puños con fuerza. Estaba tan furiosa que no encontró palabras para replicar en ese momento.
Aquellos curiosos no tenían ningún interés en averiguar la verdad. Estaban demasiado ocupados señalando con el dedo a Belinda con desprecio y sorna.
Aunque Belinda y Russell Kameron estaban casados, todos en Eimbury sabían que Belinda prácticamente arrebató a Russell de Cassidy.
Esta última tuvo la gentileza de no vengarse de aquella rompehogares, pero Belinda, por su parte, no dejó de complicarle la vida a la pobre muchacha desde entonces.
En ese momento, Russell salió de entre la multitud en silencio, frunciendo el cejo ante la escena que tenía delante.
Al ver su expresión de disgusto, alguien no pudo evitar deleitarse con el picante incidente. "Russell, por fin llegaste. ¡Tu esposa no ha hecho más que abusar de esta pobre mujer!".
Al oír este comentario fuera de lugar, Russell arrugó el entrecejo.
Se dirigió presuroso al lado de Cassidy, con los ojos llenos de preocupación. "¿Te encuentras bien, Cassidy? ¿Qué sucedió?".
"Estoy bien... No es culpa de Belinda, ella no lo hizo a propósito. En realidad soy yo. Es que fui un poco torpe...", tartamudeó Cassidy con voz débil.
¿No fue culpa suya?
Russell conocía a su esposa demasiado bien, y sabía que haría lo que fuera con tal de conseguir sus objetivos.
Russell montó en cólera y actuó por impulso en cuanto oyó la versión de Cassidy. Subió corriendo las escaleras y siseó a Belinda: "¡Discúlpate con Cassidy ahora mismo!".
Su voz sonó tan fría e indiferente, que casi parecía que estuviera dando órdenes a una humilde esclava en lugar de a su esposa. Belinda sintió que se le revolvía en el estómago.
¿Disculparse?
Ni su propio esposo se molestó en escuchar su versión de los hechos y prefirió creer sin rechistar el relato de Cassidy. ¡Qué ironía!
Con una sonrisa amarga, Belinda levantó la barbilla con obstinación y replicó: "Yo no hice nada malo, ¿por qué debería disculparme con ella?".
"¿Ah, sí? ¡¿Estás diciendo que Cassidy se cayó por las escaleras por su propia culpa?!", bramó el chico.
"Eso es justo lo que pasó. ¡Quiere que todo el mundo crea que yo la empujé por las escaleras!".
Al oír esa excusa tan poco convincente, los invitados estallaron en carcajadas y señalaron a Belinda con gesto de desprecio.
¿Cómo podía alguien ser tan estúpido como para lanzarse por las escaleras por su propia voluntad?
¿Quién arriesgaría su propia vida para tenderle una trampa a otra persona?
¡Nadie creería una historia tan disparatada!
Ni siquiera Russell.
Con el rostro fruncido, agarró a Belinda sin previo aviso y la arrastró escaleras abajo. Al ser tomada con la guardia baja, Belinda perdió el equilibrio y su frente se golpeó contra la barandilla y se le hinchó de inmediato.
Pero Russell no se apiadó de ella en absoluto. Al contrario, dijo sarcásticamente: "¡Bravo! ¡Te lo mereces! Ahora, ¡discúlpate con Cassidy!".
"No. Yo no hice nada malo". Belinda negó con la cabeza con obstinación.
¡Era cierto! ¡No había hecho nada malo!
¡¿Cómo iba a disculparse por algo que no hizo?!
"Russell, no te preocupes por mí, estoy bien. No quiero que te pelees con tu mujer por culpa mía".
En ese momento, Cassidy, que se encontraba sentada en el suelo, frotándose los moratones con expresión de dolor, intentó mediar en la situación.
Sin embargo, su actitud solo sirvió para enfurecer aún más al chico. Miró a Belinda con furia indisimulada, preguntándose cómo una mujer podía ser tan despiadada.
Agarró a Belinda por la barbilla y gruñó con los dientes apretados: "Discúlpate o nos divorciamos. Elige".
A Belinda le sorprendió su actitud decidida. De inmediato, la multitud se deshizo en murmullos, cotilleando acaloradamente sobre la pareja que tenían delante. Ella, en cambio, solo se quedó en silencio.
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