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Lia, había sufrido mucho gracias a alguien: maltratador. Pero decide salir adelante, con trabajo y una herencia inesperada. El problema: un hombre aparece en su vida, haciéndola estremecer, pero ella nunca pudo dejar que alguien la toque.
Lia, había sufrido mucho gracias a alguien: maltratador. Pero decide salir adelante, con trabajo y una herencia inesperada. El problema: un hombre aparece en su vida, haciéndola estremecer, pero ella nunca pudo dejar que alguien la toque.
Tres días después, tenía que ir a la biblioteca. Debía pedir un libro urgente, no ví la hora, ni ví nada.
-Nat..-Emiliano, me freno y me habló.
-Hola.
Dije cortante y me aparte de su lado, lo empuje con sutileza.
-Nat...¿por qué no te has aparecido?
-Estuve ocupada -evadí su pregunta.
-Lia -exclamó,.me sostuvo entre sus brazos.
Empecé a hiperventilar, ante su contacto enojado. Recordé todas aquellas veces que Javier, me tomaba de los brazos y me empujaba.
Mis ojos se llenaron de lágrimas, comencé a llorar.
-Nat... lo lamento.
El me llevo a la mesa donde siempre estábamos, no vi si alguien nos había visto, no ví nada..solo me ví envuelta en sus brazos cálidos.
Me aferre a él, con mucha fuerza.
-No eres el, no eres el, no eres el...
-Te quiero Nat, nunca te lastimaria.
Entonces hice lo menos pensado, tomé su rostro y lo besé con fuerza. El no era quién me había maltratado: por tantos años. Emiliano, era la persona a quien amaba.
Me perdí en su cálido aliento, en sus tibios y carnosos labios. Saboreo el sabor de su boca, mi lengua bailaba con la suya: en un juego que ninguno quería perder.
Sentí sus manos en mi cintura, empecé a temblar pero no quise que parara.
-Emiliano... si me alejé es porque, te Vi.
-¿Me viste, en dónde? -quiso saber confundido.
-Cuando...-tartamudie, queria concentrarme: pero sus labios estaban en mi visión-. Me hiciste el masaje y te marchaste -murmure, tome un respiro y continúe hablando : -, te seguí y estabas con aquella chica.
-No huí de tu lado, me alejé porque me estaba...
-Esta todo bien, talvez te de pena yo. Y..
-Estaba excitado Nat, por eso me fui -mencionó y me quedé de.piedra.
No sabía bien que contestarle.
-Yo... -susurré apenas audible, no sabía que decirle. Pero sus palabras prendieron un fuego en mí.
Mis mejillas se tornaron rojas.
-No quería asustarte,.lamento...
Pero lo besé, con fuerza. Me aferre a su lado.
-Queria besarte, siempre sueño que lo hago.
Cuando se hizo de noche, aún recordaba aquel beso. Cerré los ojos recordando: cuando me besó y se fue a cursar y yo me fui a hacer lo mismo aunque con una sonrisa de oreja a oreja.
Cerré los ojos y los recuerdos regresaron :
"Mientras caminábamos directo a casa, el me iba acompañando. Pude ver a Javier, con la chica bonita del curso menor. Aunque no estaban solos, estaban algunos compañeros de ellas y míos.
Algunos chicos saludaron a Emiliano, suspiré, era obvio que debíamos ir a saludar. Nos estábamos acercando, bufando no tenía muchos ánimos de verlo con ella.
-Hola muchachos, ¿qué hacen? -se saludaron y yo me quedé ahí parada sin saber bien que hacer.
-Ven-Al parecer Emiliano, notó mi incomodidad porque me tomó de la mano y me hizo sentar a su lado.
-Hola...-murmuré.
-¿Cómo estás?-quiso saber una chica que iba a mi salón
-Bien, ¿ustedes fueron al paseo de comidas? -quise saber.
-Si, compramos unos panchos y después vinimos aquí -estaban tres chicas a mi lado, al menos eran simpáticas.
-Nosotros comimos papas, estaba bastante llena de casa, iba a explotar -bromeo.
-Yo igual, mi mamá me obligó a comer -dijo divertida Sami.
-Perdon la indirecta pero...¿tu y Emiliano tienen algo? -quiso saber Mer.
-¿Qué?,no-afirmé.
-Menos mal, a mí me gusta.
Cuando dijo aquello, algo en mí: se lastimó. Por alguna razón, me sentía un poco mal al saber eso. Aunque no entendía bien el motivo, apreté el puño y sonreí incómoda.
-Tranquila, es todo tuyo.
Miré de reojo, como Emiliano hablaba con sus compañeros de escuela. Mer, se acercó a él.
Suspiré y decidí concentrarme en Javier, quien se había alejado de aquella chica y entonces me acerque.
Era mi oportunidad.
-Hola,¿cómo estás?-puse mi mejor sonrisa, pareció que a él no le agradó porque hizo una mueca.
-Bien.
-¿Qué comiste en el paseo? -quise saber.
-¿Cómo sabes que fui?-me pregunta.
-Le pregunté a las chicas, pero por un tema de conversación.
-Pues.. pancho y una bebida.
-¡Tu bebida favorita es el Daykiri!,¿verdad?-dije con entusiasmo.
-Si...-me miro confundido y añadió:-¿cómo sabes?
-Pues.. se varias cosas de ti..
-¿Cómo que cosas? -interrogó.
-No te gusta mucho lo dulce, prefieres lo salado. Además te gusta tomar mucha agua, nunca compras gaseosa y hacer ejercicio a diario.
-¿Eres una especie de pequeña investigadora?, y pequeña digo por tu altura -dijo divertido.
-Tengo una buena altura, además si saliéramos me puedo poner tacones y quedar más bajita que tú -expliqué.
-En eso tienes razón, pero, ¿por qué querría salir contigo?
-Tengo mis ventajas -contesté orgullosa.
-¿Cuáles?-preguntó dudoso.
-Soy buena escuchando, y tengo paciencia, además no soy celosa para nada -garanticé.
-Hola de nuevo -la chica bonita apareció y lo saludó con entusiasmo, el perdió toda la atención en mí y se enfocó en ella.
Bufé, pero tenía dignidad.
O bueno algo me quedaba de ella.
Volví dónde estaba sentada, Matías enseguida me vió y se acercó a mi.
-¿Pasó algo?
-No...¿Qué pasó con Mer?
-Nada-se encogió de hombros.
-¿Te parece... linda?-pregunté algo nerviosa.
-Es linda,¿por?
-Por nada -hice un puchero triste, sin saber bien porque."Empiezaó de hombros.
-¿Te parece... linda?-pregunté algo nerviosa.
-Es linda,¿por?
-Por nada -hice un puchero triste, sin saber bien porque."
Después de unas horas fingiendo amor frente a su jefe y de un pico después de decir "acepto", la noche pasó sin ningún otro contratiempo. Se marcharon en un Ford descapotable de los años sesenta y finalmente llegaron a la casa de Lionel. Tan pronto como pisaron el suelo, él la observó con aburrimiento y se giró para irse a dormir. No le gustaba estar rodeado de personas, a menos que fueran bailarinas en poca ropa. -¡Oye! -protestó Alexa, pero él no se giró para seguir avanzando-. Se supone que estamos casados -murmuró temblorosa. Finalmente, él se detuvo y Alexa se acercó a pasos firmes, rodeándolo. Lionel bajó la vista para fijarla en ella. Le resultó... ¿Bonita? Supuso que ese era un adjetivo acorde a esa mujer, aunque le parecía insoportable y aquello restaba la belleza que poseía. -¿Qué? ¿Quieres acostarte conmigo? -preguntó él. Ella levantó una ceja para negar, pero ya era tarde. Lionel la tomó entre sus brazos y la recostó sobre la pared. Una mano detrás de su cintura bajó hasta sus glúteos y los apretó. Alexa rodó los ojos para darle un empujón. -Al cabo que ni quería... puedo cogerme mujeres de verdad -se burló, pero no esperó recibir un cachetazo de la dama. Alexa observó sorprendida la mejilla roja de su ahora esposo. Su piel se volvió más pálida de lo normal y retrocedió un paso, luego otro. Lionel se limpió un hilo de sangre que caía en la comisura de sus labios y la observó furioso. Era raro verlo así. Corrió a su lado y la tomó del cuello con brusquedad. Poco a poco, Alexa pudo sentir que el oxígeno no pasaba por su garganta y que estaba quedándose sin aire. -P-por favor... -suplicó, pero Lionel siguió presionando hasta que la soltó arrojándola al suelo. Se limpió el saco, como si ella lo hubiera ensuciado, y se dio la vuelta. Alexa, perpleja por haber sido estrangulada por su esposo, se levantó. -¡Soy tu esposa! ¡Te guste o no! -gritó a todo pulmón. Lionel se giró, buscó algo en su bolsillo y dijo: -Bien. Ten, son diez mil dólares. El próximo mes te daré más, ahora vete. No me interesa tenerte en esta casa. -Somos marido y mujer. Merezco y debo estar aquí -susurró con la voz quebrada y los ojos llenos de sufrimiento. Él le lanzó una sonrisa ladina mientras avanzaba, pero ella, a pesar de temblar por ese hombre, no se dejó intimidar. -Entonces... -comentó mientras bajaba el cierre de su pantalón, sacando su enorme miembro frente a ella-... mételo en tu boca... -canturreó divertido. Lionel se rió de la desgracia de aquella mujer. Y ella lo sabía.
Observé de reojo al joven que estaba a unos metros delante de mí, Eric. Era el hijo de mi mejor amiga, Laura. Suspiré bajando la vista, pero no pude evitar verle. Ultimamente, para ser sincera podía llegar a jurar que el chico, se veía mas atractivo que antes. A sus veinte años, parecía un hombre sacado de una revista para mujeres maduras. Mis mejillas se tornaron rojas, y tuve que sostener con fuerza mi vestido. Mis ojos se volvieron frágiles ante la imagen que tenía frente a mí. Cuando flexionó sus brazos para sonreírle a mi hija, sentí un nudo extraño en mi garganta. Olivia, tenía la misma edad que Eric. Laura, me pasó un mate y desperté de la ensoñación, de observar la sonrisa de su hijo. -¿Estás bien? –cuestionó bajo una mirada intimidante, asentí enfocando mi vista a los dos. Eric, rodeaba en un abrazo a Olivia, tragué saliva en seco –son adorables. -Lo son –comenté sin titubear, si tan solo un solo sonido de mi voz sonaba insegura, Laura se tiraría sobre mí como una gacela. La conocía demasiado bien para saber que era curiosa, en demasía. -Entonces... ¿saldrás con el ingeniero? –su pregunta, provocó que mi concentración volviera a ella. Suspiré asintiendo, ¿qué le podría decir? De todos modos, ya era demasiado extraño que quisiera quedarme con su hijo en la ciudad. Yo tenía una casa en la capital, y me había ofrecido para que él fuera a vivir allí una temporada, incluso Laura fuera para hacerme compañía. No pretendía comenzar a mirar a Eric con otros ojos.
Una enfermera encuentra a una niña congelada en el exterior de su hospital y la rescata. Después de atenderla, descubre que la pequeña tiene un don mágico que le permite curar heridas y predecir el futuro. La niña la lleva a su manada, y se desarrolla una tensa relación con su cruel padre, el Rey de la Manada.
Kiara despierta en una carcel, había sigo secuestrada por unos desconocidos. Esperando no encontrar el peor amo, alguien la salva, un hombre lobo cuyo nombre es Alexander. Emilia, hermana de Alexander descubre que Kiara es su pareja, al parecer reencarnada en una humana. Pero él se niega a creer eso. Ella la cura y le borra la memoria. Vuelve a su vida normal ya la universidad, encontrándose aun profesor muy sensual, Alexander.
Liam, un joven ambicioso y decidido, está a punto de perder su empresa. Cuando se entera de que podría salvarla casándose con la hija de su padre empresario, decide aceptar la oferta. Pero, a medida que conoce a Elena, una joven inteligente y atractiva, empieza a sentir una atracción inesperada por ella. Al mismo tiempo, Elena siente que la relación se está poniendo más profunda, y se pregunta si Liam siente lo mismo que ella. ¿Qué ocurrirá si Elena descubre la verdad sobre el contrato? ¿Y sí Liam, se entera el secreto de Elena? ¿Se perdonarán?
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EXTRACTO DEL LIBRO. "Quítate la ropa, Shilah. Si tengo que decirlo de nuevo, será con un látigo en la espalda", sus frías palabras llegaron a sus oídos, provocando que le recorriera un escalofrío por la espalda. La chica sostuvo su vestido con fuerza contra su pecho, sin querer soltarlo. "Soy virgen, mi rey " su voz era demasiado débil para decir con claridad las palabras, que apenas se escucharon. "Y tú eres mi esposa. No lo olvides. Te pertenezco desde ahora y para siempre. Y también puedo optar por poner fin a tu vida si así lo quieres. Ahora, por última vez, quítate la ropa". * * Shilah era una joven que provenía de los hombres lobo, también conocidos como los pumas. Creció en una de las manadas más fuertes, pero desafortunadamente, no tenía habilidades de lobo. Ella era la única de su manada que era un lobo impotente y, como resultado, su familia y otros siempre la intimidaban. Pero, ¿qué sucede cuando Shilah cae en manos del frío Alfa Dakota, el Alfa de todos los demás Alfas? También era el superior y líder de los chupadores de sangre, también conocidos como vampiros. La pobre Shilah había ofendido al rey Alfa al desobedecer sus órdenes y, como resultado, este decidió asegurarse de que ella nunca disfrutara de la compañía de los suyos al tomarla como su cuarta esposa. Sí, cuarta. El rey Dakota se había casado con tres esposas en busca de un heredero, pero había sido difícil ya que solo dieron a luz niñas: ¿Era una maldición de la diosa de la una? Era un rey lleno de heridas, demasiado frío y despiadado. Shilah sabía que su vida estaría condenada si tenía que estar en sus brazos. Tanbíen tenía que lidiar con sus otras esposas aparte de él. Ella fue tratada como la peor de todas, ¿qué pasaría cuando Shilah resulta ser algo más? ¿Algo que nunca vieron?
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