ta de visitar a su madre, después de tantos días sin verla. Se puso una camiseta blanca, con un estampado de flores, sobre ella una chaquet
iasmo, su carisma, la manera en qué siempre sonríe ante cualquier situ
a despedirse y en el camino se encontró con Germán, quié
sonrío de manera pícara y morb
no me molestes -Ella lo e
tomó del brazo y
ijo con rabia,
brazos-. Así me gustan las mujeres -Continua
s conmigo -Le dijo con energétiú -Le toca la frente con su dedo
vuelta y caminó di
rás -Germán frunció el ceño y subió e
an que ya se iba a su casa. Sólo salió de la mansión y se fue. Sólo duró 20 minutos en llegar a su casa. Al entrar, encontró
estás
-Estela estaba feli
y mis jefes son buenos -Le contestó a su
bien, pero a la vez mal, porqué tuviste que dejar de estudiar
a llegará el momento en que pueda volver a e
res un regalo un de dios, mi amor -La
mucho mamá
o más, mi ci
sabía que estaba pasando, se asustó por su madre; le preguntaba que le sucedía, que sentía, pero el no poder respira
os golpes en la cara, para que despertara. Gritaba más, esperando que algún vecino la escuchara, pero nadie la escuc
nació, creando escenas negativas en su cabeza. Caminaba de un extremo del pasillo a otro, esperando noticias de
s. La incertidumbre estaba por enloquecerla. Seguía sentada, llorando de desesperación. Le dolían sus enroje
tenía hacia él. En ese momento, en ese pequeño instante, Cecilia se dió cuenta de que Estela, su madre, era muy importante para ella. Recordó pequeños pero maravillosos momentos junto a su madre y eran esos recuerdos los que la mantenían un poco tranquila y calmada ante tan terr
e preguntó Cecilia exaltada. La
logramos estabilizarla, pero tengo que decirte que e
r? -Al escuchar eso, Cec
cardíaca; creo que lleva mucho tiempo así -Él hombre suspiró-. Lo que
nas cuantas lágrimas recorrieron sus mejil
ho; con esto no quiero decirte que a tu mamá le quede poco tiempo de vida, pero con un estricto tratamiento y la operación, tu mamá
r -Sintió cómo si su cora
có su mano en el hombr
a, haría hasta lo imposible por salvar a su madre. Cecilia estaba golpeada por la noticia y parada en un rincón del pasillo, vivía su dolor en silencio. Al sentirse así, se dejaba invadir por la embriagadora y torturosa sensación que produce el dolor. Trató de calmarse un poco, con llorar no ganaría nada. Estel
ró y con la frente en alto y un po