img Una Luna para el Alfa  /  Capítulo 4 ESE LOBO CRUEL | 6.78%
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Historia

Capítulo 4 ESE LOBO CRUEL

Palabras:1329    |    Actualizado en: 11/05/2023

ro, su padre siempre le había dicho que animales tan magníficos nunca se quedarí

labras del mayor al entrar, — pero estoy segu

, los alazanes en el tranquero están felices con su encierro, ella no serí

spuesta tranquila que recibe. — puedo oír tu corazón,

cos ¡todos

acercó a la ventana y tras el segundo aullido se acercó rápidamente a la cocina tomando de allí rápidamente un frasco el cual procede a abrir,

res marcharte, ento

sma que aumenta cuando el contrario soltó s

ces, — dice mientras señala el lugar con la ma

Pe

e, te quedarás allí si

imero que pensó fue que Alice había llamado la atención de la pequeña, pero al ver a Alice salir

pregunta mientra

s ho

o de su pareja. Ese no era el mejor momento, para jugar al cazador y a la presa con su Luna, esperaba llegar a casa y poder hablar con ella calmadamente,

ldi

o de tela del vestido de su Luna, pero no es lo único que está en el lugar, dejando

e estaba llena de flores. Sin perder un segundo se comenzó a colocar la

no temas a

re, Alan abandonó su piel de lobo y s

— pregunta al ver a su padre limpi

una casa que no es la tuya? — es la respue

que en esa casa r

no eres capaz de algo tan simple como mantener a tu pareja junto a ti, no veo qu

ado para decir si soy capaz de algo

briendo el grifo lava sus manos. — dirás como siempre que fui un mal padre,

as te afecta, porque ninguna de esos actos te causó repudio

ambos alfas a gruñir, sus lobos saliendo a

len con una mezcla de su voz y un tono salvaje — Tu olor estab

Luna, y aunque lo supi

nversación que estaba llevando a cabo en la sala, y más allá de la claram

ña, ven c

os sobre sus oídos, como si eso fuese capaz

lugar y a matarte si es n

enazante que recibe. — Si te mostraste así de imbécil ante tu luna, ahora puedo enten

ar es don

edianamente educado, pero ahora, al escucharlo hablar de esa forma y con ese tono cruel, se terminó de convencer de que su vida corre peligro. Pasean

es iré aldea por aldea y no dejaré una s

e toda la vida pudiesen morir por su culpa la aterra. Retirando su mano del cerrojo de la ventana, deja salir sus lá

lavar sus manos para retirar el hollín. — Por lo menos, ella estuvo conmigo por amor, me aceptó como su pareja, pero tú, en tu estupi

e hacen entrar en razón. Es cierto, su Luna

ncia sus palabras. Anne salió de la habitación, sus manos apretando con

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