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Historia

Capítulo 2 II

Palabras:1913    |    Actualizado en: 16/05/2023

nt

jar y estar pegada a él durante los próximos cuatro meses es un egocéntrico y

a planchaba mi cabello, aunque este ya fuese bastante lacio por naturaleza, pero, de igual manera, tenía un par de rizos en las puntas—Simplemente no le hagas caso, y concéntrate en hacer tu trabajo d

n gusto conocer a una señorita tan guapa como yo...Por Dios ¿Quién dice alg

eando...Tan simple como eso, no entiendo por

na como él que se salte todas las reglas y coquetee conmigo en medio de nuestras horas laborales? Ni est

as conociendo mejor a ese Devan Reed. Ya sabes, dicen que las apariencias engañan y a

ité, comenzando a perder la paciencia. No me g

termina en otras cosas en varias ocas

con uno de esos hombres. Y si lo hago, es porque he llegado a perder los malditos estribo

un principio fuiste tú quien

n segundo más. Voy a limitarme a cumplir con mi trabajo y no p

e

nidas, bonitas pestañas, largo cabello rubio y esa facilidad de rodar los ojos y fruncir el ceño lograba cautivarme por completo. Además de bonita, era inteligente y eso le agrega un punto. Antes q

susurró y me fijé en el maletín que llevaba. Supuse que allí

do —respondí sin dejar de lado mi expresión seria—Puede aco

le mencioné ayer, me encantaría que usted me comentase acerca de esos datos básicos sobre su pers

e se encontraba información acerca de los estados financieros, en el pequeño librero que tenía en la oficina. Mi empresa era u

refiero con su nombre completo, fecha de na

ecir que actualmente tengo veintisiete. No pertenezco a ninguna rel

omento y sin apartar la vista de la agenda—Ya sabe, todo lo que se considera importante en la vida de una

maba los autos debido a que mi padre siempre me llevaba a exposiciones y de tal manera, lo supe desde la primera vez. Estudié en una escuela privada

i secretaria nos interrumpió. Era guapísima la mujer, pe

ón de negocios con el señor Gael Bennet —me coqu

on sarcasmo y tuve que contenerme para no reírme a carcajada

—arrastró las p

, un gusto conocerla, Eliana —le saludó con una so

dejarle continuar, Winter se aclaró la garganta lo

ién necesita tener buenos modales para ser buena en su trabajo —le dio un golpecito en el hombro a Eliana, quien parecía q

ennet en cinco minutos en la sala de juntas número cinco —murmuró un

, pero, me encanta —solté sin pensar y

r y salimos de la oficina de

e comenté cuando estuvo a mi lado y me sorprendió ver que su estatura no era para nada baja. Yo medía cerca de un

nta... ¿Por qu

do —respondí y ambos reímos—Esta clase de reuniones suelen ser muy largas, así que cua

n usted —me dijo sin mirarme y reír bajo. Rápidamente entramos a la sala de

para las señoritas y era bueno en los negocios, aunque a veces fuese un poco estúpido. A él lo conocí tres años atrás en medio de una con

é hasta donde se encontraba para apretarle la mano—Te presento a la s

ó sonrojándose y de cierto mod

a vernos—¿La señorita estar

mbra desde hoy ¿Entendi

lo. Al contrario, creo que nos hará muy bien contar con la presencia de una señorita

n no tiene por qué ser algo más que profesional. Espero no molestarle —le sonrió luego de haberle

eo que jamás ha sido rechazado de esta forma por una chic

adecuado que demos inic

ternacional y nacional. Winter no dejó de escuchar con atención, supongo que lo que ella deseaba era conocer más sobre mi persona y sobre todos aquellos que me rodeaban. Me fij

ara almorzar —lo hice sin dejar de verla a l

ascensor y ella no parecía sentirse incómoda en ningún momento—Solo le advierto que no so

me permitiría conocer un poco más allá a la mujer con la que estoy tratando. Siendo sincero, me gustaría mucho conocer con mayor profundidad a Winter y descubrir

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