los griteríos desagradables de los ni

uieres? —pregun

ño que tengo frente a mí—. No, mejor

elvo a preguntarle, esta v

lla y

en su cono y se lo entrego. Me apoyo en uno d

, pero tomé alcohol y ahora te

rca a mí después de rellenar los

ele la

ue irte en un Uber sola —dice y yo asiento—. ¿Te hicieron mal los p

n mi propia sali

ado que follamos por u

bla bien de é

pepinillos desde

nto

de estómago. No sé que habrá s

a tu cumpleaños voy a dejar que no trabajes! —George le grita

ito

fiestas. Es un pesado —le susurro cuando se ale

y me acerco a las mesas que esta

l entre mis piernas y yo sentada en el lavam

cuerpo de

iembro

i cabeza. Yo no suelo comportarme así. No es muy común en mí follar

preparado, así que

s ganas de que pasara algo entre nosotros desde que me vio. Es tan gua

del m

emasia

e salió un pedazo de a

que no podía decidirse con los sabores. Suelo llevarme bien con los niños, puesto que demasia

estan los ruidos fuertes y

ca, ni siqui

as —respondo intentando ocultar mi estr

traía pedazos de avellanas. Pu

o eligió el sabor se veía claramente qu

alcanza a ver

asiento. No quiero seguir llevándole la contraria,

e daré otro h

on una sonrisa antes de devolverme su antiguo helado, el

n diente” y aun así d

do falsa—. Te cuento que el helado de frutilla tiene pedazos de la fruta

…

a mí cuando cerramos las puertas de la heladería. P

asero de la última clienta —digo todavía c

—hace un gesto con su mano para que le preste atención. La mir

a mayor cadena de hoteles de California, sí —re

pero necesito que no se lo cuentes a

e —pongo los o

ese hombre. Dicen que ti

izos ¿verdad? Una niña

o había

as a caer con lo q

e! ¡Ya

ellos tenían sólo unos meses de edad—me

ué

almente confundida—. Está dispuesto a pagar 30.000 dólares mensuales a la muje

es una completa estupidez. Alza sus cejas con cara de “créelo” y

; Marcel