NA
tranquilidad en absoluto. Intento concentrarme en mi boceto, pero la intensa mirada de Giulio sobre mí no me permite continuar con mi
ntre mi novio y yo no hay secretos; él supo desde un principio que estuve mucho tiempo
ino hacia él. —Te prometí algo hace dos años atrás y pienso cumplirlo— le recuerdo y me sient
ometiste que pondrías un poco más de distancia, que no hablarías con él para olvidarlo c
… es una promesa conmigo misma,
e, es una tortura mi amor— expone y puedo entender perfectamente como se siente. No voy a negar que yo también siento ganas de experimentar todo aquello tan increíble que sie
e quiera que nos c
iente, ¿acaso no me
favor— le suplico y me levanto de
sus pasos detrás de mí y al abrir la puerta, él lleva su mano sobre esta y la cierra —Mi amor, por favor, dime que puedo hacer para que me aceptes com
ndo comenzamos esta r
años esperándote, entié
ero simplemente no puedo, hay algo que es más fuerte
les corriendo cuando comienzo a quer
uien quieras— hablo firme y a pesar de su intento por evitarlo, abro la puerta del taller con todas mis fuerzas y salgo chocándome con
ce una voz masculina grave que se me hace familiar, y al
ntiendo, «¿Qué hace aquí?
ido que puedo, me pongo de pie, y prácticamente huyo como toda una cobarde de la c
supongo que es porque se ha encontrado con él, con Amadeo Mancini; el hijo del du