an del mismo modo. A veces solo basta qu
Bar
ada a la empresa donde iniciaría sus pasantías como asistente administrativo. Con una de sus manos intentó abrir la puerta lentamente, sujetando en la otra el vaso de café y tratando d
r— Disculpe señor por favor —se excusó la joven apenada por lo sucedido.
ue acaba de hacer —la tomó del
. —contestó un tanto nerviosa al ver la
u acompañante, la mirada fulminante de él hacia su acom
es la cabeza —ella abrió sus grandes oj
le compre un traje nuevo o que le lave el que
ara comprarme uno igual a este. —respondió de
s un viejo amargado y grosero! —co
die se había atrevido a
iolentamente, al escucha
stán mirando. —sacó un
ó iracundo, tomó el pañuelo y lo
, miró el imponente cartel en letras doradas "Virtual Reality". Sí, era allí, justamente donde iniciaría esa nueva etapa de su vida; pasó su mano aún mojada de café, sobre la
miró el nombre de aquel hombre borda
ada, ¿podría dejarme entrar, por favor? —lo miró suplicante; el
hizo un gesto con sus m
se acercó a la recepcionista y le pregunt
n aún no llega. Pero el resto de los pasantes ya
co minutos tarde. Subió al elevador, presionó el botón y se cubrió el rostr
stituto que la acreditaba como pasante, revisó las gavetas y tuvo que arrodillarse para buscarlo debajo de su cama, la media de nylon se quedó enganchada en pata de la cama y tuvo que quitárselas. Salió tan
eza y todos sus compañeros la observaron sorprendidos; usualmente, Sara solía ser la más p
resurada hacia ella. La saludó con un beso en la mejilla.
me tropecé con un ogro que de pa
rréglate el cabello y hueles a puro café. —dijo con
Ann. ¿A qué otra
har los pasos de la asistente principal
dijo con cordialidad— Van a acompañarme, por este pasillo hasta la sala de juntas —señaló con su mano— El Sr Anderson y el Sr Collins,
caminaron detrás d
ó Frank, mientras devoraba con los
capaz que me toca a mí —respo
aron. Cada uno de ellos se quedó parado al lado de l
ser respetuosos y muy tolerantes con ellos. Es importante, que entiendan que la primera impresión que ellos tengan de
jar dentro de una empresa con el prestigio que poseía