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Historia
Vendido a Don

Vendido a Don

Autor: Edi Carg
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Capítulo 1 ¿Te casarías conmigo

Palabras:1718    |    Actualizado en: 27/02/2024

ÍTU

tonio S

on las yemas de los dedos. Aquella conversación me estaba en

rtaleza, donde estaba dando sorbos a mi whisky... si

para dejarla sufrir en esta situación! - dice el tío Hélio, y se sienta frente a mí. Aunque lo respeto mucho por haber estado casado con la hermana de mi madre y haber sido el

RESUELVO LAS COSAS? - grité, poniéndome en pie y clavándosela en la cabeza. Por muc

onido del gatillo de su 357 en mi cabeza... él también es bueno con un arma, estábamos a mano. Su mirada er

nía los dientes apretados y un

whisky contra la mesa, casi rompiéndolo. - ¡Sólo

ecer, ¡eres como un hijo para mí! - Se levantó y puso las manos sobre mi mesa en la

! - Golpeé la mesa con la mano

ahora ya no hay nada que hacer! Vengo a informarte de que el consejo está presente, te esperan en tu habitación, con dos hermosas chicas vírgenes de la alta so

quí en Roma, ¡y muchas veces hasta he pensado en renunciar a ser el nuevo D

capatoria! - Me estiro para liberar

uno y me voy a la mierda

é todos los botones, me pus

in mirar a mi alrededor, mi objetivo era

la corporación mafiosa comenzó a presionarme, además de mirarme, sintiéndose complacido por haberme acorralado. Go

o fue suficiente... Le dediqué una sonrisa satisfecha, antes d

estión de segundos saqué mi 9mm y disparé a quemarropa a ese pequeño bastardo. - Que sirva de ejemplo a cualquiera que piense lo co

iría. Entonces mis ojos encontraron a una mujer muy hermosa en el jardín... se estaba quitando

na para verla mejor. Salió al balcón de la entrada principal y recogió algunas cosas, parecían basura... er

y tiraba de las bolsas, poniéndolas en un carro

ojos verdes, pero iba mal vestida e incluso sucia. Con m

rqué a ella y le pregunté en v

irrumpir en la casa! - dijo ella, qu

ed aquí? - La apunté con el ar

las bolsas a ella. - ¡Recojo el reciclaje! - su voz era tembl

e ahí fuera, tú? -

amente la tiré del brazo hacia un ri

un codazo en la mandíbula, pero la sujeté con fuerza

iración caliente junto a mí, su desesperación e incluso su pelo suelto rozándome llamaban mi atención. Me miraba enfadada, pero aquel rostro hermoso y d

ché la oportunidad para acercarme. Nuestros cuerpos c

cara, y ella me miró asombrada, casi dejando de respirar dur

bió de semblante, con l

ella abrió la boca al instante, conmocionada. - ¡CONTÉSTAM

dificultad y me miraba fijamen

a respuesta. ¿Quie

- Qué mujer más rara... y lueg

do! - La saqué a rastras, y todos los del consejo nos miraban con aprensi

era y vi que el ama de llaves nos volvía a en

uiera dijo que lo que yo había dicho era ment

ejar de sujetarla por el brazo. Le propuse

- ¿Me daría un gran terreno y una máquina de prensar cartón?

a de preocupación, jugueteó dese

era necesitaba compensación... - Contestó el

oy a ir... - La

is manos en su cintura, cerca de sus caderas e intenté besarla.

La miré a la boca y la acerqué a la mía, ella no quería dejar que la besara, pero conseguí lo que quería y acabó

a... - Se la entregué. - ¡Ahora vete! ¡Pasaré a verte pronto! - se quedó paralizada mirándome, me di cuenta cuando su mirada se posó en mi boca, así que la cogí

, Antonio? - preg

a, puedes reservar para el sábado

o una esposa? - p

e me ha llamado bas

- Me detuve un momento y le dediqué u

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