El Esposo del Senador

se

tarme en el sentido económico era lo que había deseado desde que fui consciente de que las fa

entendimiento, po

das de pena

promesas

, vivir, soñar y triunfar, en un mundo con tan “poco”, el hecho de que, en alguna parte del c

as que jamás fueron cumplidas y sonrisas fingidas, pero n

bolsillos, en mis expectativas, en mis sueños, en mis ganas

hijo del senad

o… luego estaba el hecho de que era alto, cabello azabache, de piel blanca y brillaba como la

o

de la manera en que me hubiese encantado,

e mí cuando resbalé en la grama nada má

parte de la mano olía a excremento; él estaba aún a metros alejado de mí; extendía su copa c

camero sí, el chico que solo recogía la bosta de los cabellos en los torneos de polos de sus familiares, amigos y algunos no tan

uerte en la pant

on solo ocho años había parado en un hospital por recibir algunos peligrosos volti

bien, tal vez la compar

on sus ojos grises, su cabello sudado y pegado a la frente, las manos

l baño de los caballeros que o

alado de tal forma con, y espero no te ofend

e pre

ar de traerlo a las c

¿

scó l

está pequeño y n

eso lo en

es

olví a decir conte

e a Ronett qu

e escuchar porq

demasia

quier otro de su tipo lo había hecho

mis piernas no flaquearan al salir, aumentara el dolor en mi pant

Am

e quitarme las fuerzas que tenía con tan solo pan y agua esa mañana, y q

sabe

cuando me tomó por los antebrazos y de un momento a

co. Así que solo pude no hablar y contener la respiración mientras lo veía ir y venir por co

alejara de mí, porque no estaba seguro

ón con él desde que todas las revistas e incluso Hey!, lo tuvieron por más de tres mes

sí que mientras él estaba siendo aceptado en cada continente por muchos, yo aún estaba encerrado e

n alguna crema a mi pantorrilla, alejados de todos cerca de

eranza de que lo que pasó después

r con deseo dirigiendo su rostro hacia a mí

ucha, entré en ella antes de quitarme la ropa, y antes de que él con desespero y mucha lujuria me la quitara, me vol

onerme mi ropa mojada, sin verlo a los ojos, cor

l deseo que brotaba de mí cada que lo observaba a distancia, y habí

ento en que acepté ese beso, porque er

sido despedido por andar sin camiseta en una casa qu

en cuenta de lo que había pasado. Y aunque yo como siempre no me espe

bios haciéndome soltar un suspiro—.

o… —Me dejo caer en la silla, estirando mis brazos a los

sarme, como antes solía hacerlo al verme cansado, solo se acerca

riz, hasta con l

puesto permanentemente al lado de la reina Isabel?” —Al terminar de leer sé que m

ientras toma café, y con la otra

illy —digo e

desde que Sasha Baker lo entrenó para tener las herramien

a todos los católicos, judíos, y heterosexuales convencidos d

ramente se da cuenta de lo mucho

como fuera de ella, porque teniendo yo tan poco dinero, tan poco apoyo, y tan poco

e nudo en mi garganta—. No tienes idea de lo mucho que me preocupas, y a veces yo solo quisiera… —suspira con los ojos grises, que aún me hacen vibrar, a pu

do esa mirada—. No, Darwin, estamos a

tú quis

ello? —cuestiono viéndolo; él no dice nada—. No, Darwin. Me arrepiento de muchas cosas e

a nada, me derrum

noche se repite mucho más en mi mente que el

zo como estos y aún así no puedo evitar sentirme tan solo

e de sus brazos, pero con fuerza para decirle al

de estab

Qu

ontener sonar como si estuviese para

Y luego, u

taba haciendo un

explique. Lo sé des

ser presidente, y yo, aunque aún enamorado, solo estoy con