img Seduciendo al señor Maxwell  /  Capítulo 3 mi verdadera pesadilla… | 7.89%
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Historia

Capítulo 3 mi verdadera pesadilla…

Palabras:3069    |    Actualizado en: 04/03/2024

ítu

cuerpo se tambaleó, como pude logré llegar a tiempo al primer llamado del

olandeses, mientras que en una pantalla enor

la polla!»—Mis propias palabras golpearon con fuerza mi ca

me van a

r un poco, pero sus manos toscas y salvajes, tomaron rápidamente mis hombros, mientras mi cuerpo empezaba a ser zarandeado. Mi respiración se cortó en el justo momento en que lo entendí

r; la respiración caliente de Damián golpeó mi rostro con fuerza, entre tanto sus m

rodillas, entre tanto un dolor fuerte taladraba dentro de mi cabeza. Mi pecho se hundía a medid

su secretaria y mano derecha aparecía hablando mal de él. Sus manos se volvieron puño a cada costado de sus c

ta compañía por tu culpa?—Vociferó con

os de donde estaban. —No tengo excusa para esto, señor, pero he trabajado cuatro años

ía vulnerable al saber que si quedaba sin trabajo, los únicos que sufrirían las consecuen

e esta compañía—¡Tienes una maldita deud

orazón me hizo tambalear

me cortó, empecé a hiperventilar en el justo instante en que mis oídos escucharon semejante noticia tan devastadora. A puras p

señor, sé que cometí un error, por el amor de Dios, ¿Có

tu maldita culpa…—El enorme cuerpo del presidente de Maxwell Electronic, apareció delante de mí. Su dedo índice golpeó mi frente, logrando

o personal del señor Maxwell entró pausadamente dentro de la sala de juntas. El joven vestido de una man

ara pagar los nueve billones de dólares que perdimos por culpa de su video… ¿Quiere que ta

ero él asintió confirm

?!—Damián volteó a mirarme—, he tapado cada uno de tus secreto

rnó un tanto rojiza por la ira que est

lía demasiado, había perdido cada uno de los logros en un abrir y cerrar de ojo

llama Amatista en tu maldita compañía?, ¡¿Recuerdas a tu labrador?!—Damián miró a su abogado—¡

írle entonar esas palabras tan crueles—. Un perro espera todo de su amo, te doy dinero, pongo comida en tu mesa y te visto… ¿No com

rarme lejos de la oficina del presidente. Andrea, Camila y Carla corrieron haci

forma más cruel posible, a pesar de que le había dedicado tanto tiem

Mi pecho me dolía demasiado, tanto que me era imposible respirar con normalidad; necesitaba idear un plan para conseguir dinero antes d

ces en el camino, porque las lágrimas acumuladas en mis ojos blo

ace dos años con mi futuro sobre mis manos. Apenas cerré la

mi cama, mientras intentaba calmarme un poco, si vendía mi coche y me mudaba de nuevo a l

omento a otro, y lloré aún más al v

a, l

enc

e algo,

ez es

o estoy

mi rostro—, apenas es m

y en la oficina, es que, tengo algo d

mado—, hemos llegado a New York y qu

erd

ara buscar las llaves de mi coche—, ¿Para

a mi padre habl

ole indicaciones a alguien—, ya vamos en el taxi para

uede

e mi bolsa. Los vecinos me quedaron viendo en el momento en que me tropecé en la entrada d

siado transitadas por culpa de los empleados que salen a comer o de regreso

asta la compañía Maxwell; si no llegaba justo a tiempo para evitar que mis padres ve

lugar de trabajo. Sabía que estaba sufriendo con esto y no podía permitir quit

stro con fuerza a medida de que mi cuerpo se acercaba cada vez más a la meta. Mi respiración se corta

o en la entrada principal. Las recepcionistas intentaron persuadirme, pero todo se detuvo para mí en el instante

er a su hija mayor a unos cuántos pasos de ella. Luego de eso, tocó

e ellos, —¿Qué hacen aquí?—Indagué respi

ue la hacían ver muy elegante y coqueta para su edad. Las manos de

ma de ella, papá nos rodeó con sus enormes brazos y aunque

…—Solté dando un

aerle un rega

ron una línea curva que más bien era una mue

tunidad a nuestra bebé de trabajar en este en

n de mi boca, miré por un segundo todo a mi alrededor,

a silueta de Damián Maxwell. Mamá abrió los ojos, entre tanto yo solo pude retroce

uir,—¡Detente ahora, Amatista!—¡¿Por qué?!, ¿Por qué mi cuerpo le hizo caso a ese cabrón?, escuché los pasos de mi antiguo jefe corrien

rganta seca. La respiración del Damián mezclada con

ción actual.—Se aproximó a deci

hija?—, mamá apretó la mano de su esposo—,

emanda…La demanda es para una colega, papá…—El pelinegro de

pagar billones…—Agregó algo sofoc

é besando su frente—, sabes que siempre podrás decirnos las cosas, si te

o llo

aba atento a cada una de mis palabras—, ustedes hicieron tanto… Tanto por mí, ¿y no seré capaz tan siquiera de est

muerzo, pero apenas se dieron cuenta de la escena, detuv

lo de voz, sin embargo volvió a respirar al

raron, el abogado del señor Maxwell apareció a nuest

ián penetró mis oídos, obligándome a moverme lejo

ano y a trayéndome inmed

Eh

—Puntualizó haciéndole una pe

ué intentando zafarme de su agarre, no obstante sus o

pecho hacia el mío. El olor que desprendía de su piel, invadió rápidam

ar aflojar mi cuerpo un poco. Yo… ¡Ya no tengo que pagar los billones!, sin poder ev

iné hacia él

ndo tarde a ca

de sus padres. Al bajarme del coche, me di cuenta de la cantidad de miembros de la familia que se encontraba

uipo de trabajo de Damián caminaban junto con nosotr

s pre

torció l

stir, es mi mano derecha y

hacia la segunda planta de la mansión. Las mujeres comenzaron

cierre de un vestido color zafiro que se ajustaba perfectamente a mis curvas. Una de las chic

mbalearon. ¡Imposible!, Damián pasó demasiado tiempo i

e el Señor t

da penetrante de una de l

arecer el presidente de la compañía holandesa con la

roc

a por mi

intención de romper el acuerdo, pero de repente las cosas

l no es el tipo de hombre que

tación. Las mujeres caminaron detrás de mí, pero me detuve en el justo mo

e me mirara, el pelinegro entre abrió sus labios pa

ho cuidado. De repente todos los invitados comenza

ada y cabello platinado, su sonrisa se veía preciosa y ni hablar

eriedad posible, a lo lejos se le notaba

zo una seña para me col

sta la voz de aquella jovencita s

e y luego tomó la man

dijo el bastardo de mi jefe, mordí

ll, para él las personas solo eran

mientras que mi jefe se había perdido desde hacía media hora con su nueva novia oficial. Rodé los

do el cierre de su pantalón. Su mirada era de horror. La joven salió

saber todavía que ese día había

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Contenido

Capítulo 1 «Prefacio» Capítulo 2 ¡Mi jefe está gritando! Capítulo 3 mi verdadera pesadilla… Capítulo 4 ¡Voy a tener sexo todos los días con mi jefe! Capítulo 5 No puede ser… Capítulo 6 ¿Qué es lo que quieres Capítulo 7 Damián mismo había elegido para mí. Capítulo 8 Sentía que no podía respira. Capítulo 9 El señor Mauricio está aquí con la policía…
Capítulo 10 Voy a hacerte el amor…
Capítulo 11 Estoy enamorado de ella, pero jamás podré decírselo…
Capítulo 12 ¡¿Pero por qué !
Capítulo 13 El video de Damián y yo se había filtrado en internet…
Capítulo 14 ¡No puede ser!
Capítulo 15 Nunca le dije donde estaba…
Capítulo 16 Damián está celoso y esta será su forma de vengarse.
Capítulo 17 ¡Amelia está en peligro!
Capítulo 18 ¿quién es tu mujer
Capítulo 19 ¡La voy a matar!
Capítulo 20 Amelia…
Capítulo 21 Dios, ayúdame…
Capítulo 22 Su cara me lo dijo todo…
Capítulo 23 Te amo…
Capítulo 24 Alguien ya estaba detrás de mí.
Capítulo 25 un par de hombres que se quieren matar
Capítulo 26 porque eres mi mujer…
Capítulo 27 Sin que nadie se dé cuenta…
Capítulo 28 Estoy a punto de perderlo todo…
Capítulo 29 Mauricio nos traicionó…
Capítulo 30 si algo sucede quiero que sepas que te amo…
Capítulo 31 No te muevas, hoy yo te haré el amor…
Capítulo 32 Mauricio le había disparado a Damián…
Capítulo 33 Claro que disparé…
Capítulo 34 Celos, amor, sexo y mentiras…
Capítulo 35 Carajo…
Capítulo 36 Damián, esto no te lo puedo perdonar…
Capítulo 37 Final
Capítulo 38 Epílogo
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