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Eramos dos jovencitos solos ante un mundo desconocido, un mu

que no podía visibilizar bien, yo me detuve un rato cargar ese alicate durante horas era cansador — ¡Mira! —mostrando aquel ukelele, el instrumento que más amaba de todos, ya que fue de las cosas

ar de canciones. —verlo rozar sus dedos a los hilos del instrumento era hipnotizante, l

nte tal golpe, verlo en shock mientras nos alejamos de allí, con el pedazo de madera que aún estaba en su mano, fueron cuadras intensas hasta que llegamos a un callejón y

s vimos la f

ado por

ncerlados por la IMOOM, pero era muy tarde para andar afuera, as

mal y ahí en planta baja encontram

a una bendición o una maldición, si había servicios lo más probable es que haya gente antes que ellos vivie

. —salimos rápido de ahí, para luego visualizar a lo l

níamos una colchoneta

hormigón lo suficiente para dormir ambos y acomodar nuestras cosas, así que merodeando por allí, encontramos un gran círculo de madera que

ve nos a

l ánimo, así que nos abrazamos y dormimos;

inúa