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Historia

Capítulo 6 Una mujer fuerte e independiente

Palabras:1550    |    Actualizado en: 17/03/2024

zo Ga

s residenciales y rascacielos de la ciudad. Marie aún me estab

reglarlo s

que esperaba. — Ya te debo, no puedo

en su rostro, — pero enviaré a alguien para terminar c

gazo. Alisaba las articulaciones de los dedos,

io, señor, — su v

tro cubierto de heridas y moretones, no tenía a nadie p

uieres estar

e con él, necesito

acia adelante y asentí con la cabeza al c

s llevar

la direcc

imos un ligero enfrentamiento silencioso. A veces, miraba a la mujer que no dejaba de acariciar el dorso de su

as» sin siquiera mirarme a los ojos. Tan pronto como cerró

señor? — Jean-Cl

mis hombres

a

da en mi espalda. Aceleré mis pasos y cruc

la sala que solía limpiar todos los días, aún había manchas de s

partí con mi ex basura durante años. Mientras recogía mis cosas, pen

me apoyaran y mucha menos familia. Después de una ducha ráp

el cabello. Cogí el collar que heredé de mi madre y uno de los ositos de peluche de mi hija y lo

Levanté la vista para leer el letrero colgado en la ventana de un bar donde sonaba m

agar una habitación con baño donde pudiera pasar los fines de

puerta. Aún no había clientes, solo empleados que ar

rente se interpuso en mi c

to de trabajo, — sonreí mi

ía usado maquillaje para ocultar las imperfecciones

xperiencia

platos y se

tengo un tra

cuánto tiempo hacía que no trabajaba, tuve que ser sincera

cina, donde una mujer de mediana e

, me lla

mbre es

puede manej

to! — dije co

ra lavar. Tenía que dejar ese fregadero reluciente, sacar la basura y limpiar el suelo. De

mi cuerpo me dolía. Limpié la cocina y todo el sa

o. Cuando apoyé mi cabeza en la almohada sucia, solo pude pensar en mi hija. Quería a mi pequeña,

ntras la mujer de mirada triste me miraba. No parec

ó de tranquilizarme, —

ar la cantidad de dinero que Lucca me pidió y ese era el primer día de muc

paño de cocina de donde sacó un pan. No sé cómo lo ocultó, pero

ca! Necesita

mé y de inmediat

de tener un aspecto tan sufrido, t

beza en la almohada mientras Rosa se acostaba en el colchón de

contemplar las estrellas de la misma manera qu

rte. Estaba decidida a ganar mucho dinero, porque solo de esa

re

tro compromiso bastante importante. No hubo un minuto de ese día en el que el rostro herido de Marie no estuviera

do. Según las policías, Marie había entrado en una pelea. Ella no tiene el coraje de mat

ráig

ada, que simplemente parpadeó y fue en ese momento c

¿a dónd

asaje de cortesía, — S

a mí, guapo! — dijo la baj

que reciban el m

rré la puerta con llave. Con el hombro apoyado en la pared, me quedé allí esperando. Los malditos cinco minutos fueron demasiado largos.

de una ve

ma forma en que hicieron con Marie. Los hombres vestidos de negro las golpearon. Sol

qué te están

de cabrón, — la grandon

uno de mis subordinados

sto, — les di la

el hábito de golpear a mujeres. Cerré

o esto? — La policía pus

s golpeando a Marie? — Fruncí el ceño. Esperé u

e que los hombres vestidos d

o complet

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