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Historia

Capítulo 4 IV

Palabras:1457    |    Actualizado en: 02/04/2024

omo catorce familias. Habían cazado conejos y los cocinaban a fuego lento. El delicioso olor me atrapó de inmediato. Yo llevaba casi un d

un lobo alto, fornido y de brazos gruesos.

ertada por todo lo que está ocurriendo-, c

sotros y mata a los humanos-, dijo una

pregunté arru

cabar con los humanos, un virus, querían desatar una pandemia para eliminarlos a e

rus?-, p

tal que afecta a los hum

pasó?-, m

arece que los mismos lobos lo hicieron

ó con sus investigaciones, noté que había mucho hermetismo, demasiado. Averigüe que el

pregunté entonces, cuand

rgo yo recordaba que escuché una vez discutir a mi pa

uidado con Morriso

a todos, soplé mi miedo. -Cr

edaron en

*

on al complejo sanitario de Valle Verde. Fue cuando l

a, soplando su miedo, alterado y el corazón a punto de reventa

ndió el doctor Moore, pero

afectó?-, rascó s

más soldados, armados hasta los dientes. Fueron hasta un cuarto alumbrado por focos amarillentos. El médico abrió la puerta y Morri

n y se acercó titubeando tratando de

os es esto?-

-, dijo

pido pelaje, la boca se le había estirado

za-, di

, masculló

*

ó una frustración en su poder de mudar de piel y camuflarse entre los humanos. Ahora su metamorfosis estaba altera

el pasadizo. Los soldados se amontonaban porque estaban trayendo más heridos por la explosión. Aprovechó, entonces, para colarse hacia la

stiéndose apurada con un mandil que

nde y vio un gran descampado. Saltaron los dos y salieron corriendo, igual a galgos, perdiéndose en los terr

*

chard Towsend. Su voz estaba subrayado

lar. -Sí, señor, encontramos a dos des

que ya no habían lobos-, se mo

siguió sin resp

su piel se fue llenando de pelos y su hocico se fue estirando paulatinamente, afilando los colmillos. Le aparecieron las garras y

*

lgunas familias de lobos afincadas hacía ya, varios años atrás, no solo encontré desolación, sino también muchas cosas extrañas. El ambiente era irrespirable. Había un aroma a fármacos y de repente mis brazos se llenaron, otra vez, de pelos. Mi fino olfato se había tupido por esa fragan

chila. Alimentos y agua. También una linterna, un cuchillo, cuerdas, ropa íntima y me llevé camisetas y jeans y minifaldas cortas de una tienda de modas. Todo lo ac

!-, escuché

nos ventanales. Era Joseph, un lobo que también estudiaba medicina conmigo. Había llegado después que

urre?-, le

trol. El ambiente se está llenando de gama y e

do-, quedé b

anzado hacia unas rejas y se lastimó terriblemente. Sa

acia los cerros. La exposició

pone que debían experimentar para acabar con l

con los humanos. La reacción al gama no nos matará a nosotros pero a ellos s

mos el rugido de camioneta

, llenos de furia. Llevaban cascos y máscaras para evitar la exposición con el gama.

n vacío cuando empezaron a reventar los disparos. M

a pedazos. Esto recién empieza-, me suplicó. Yo tenía mis brazos

erán fácil-,

, donde no haya exposi

en una esquina recubierta de árboles cadavéricos que se secaron con los rayos g

obo! ¡U

alazos, y supe que ha

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