bien? , pregunta mientras me
ito comer algo
n sitio de camino a casa?
acia él. -No quiero
charcutería y comprar un par de sándwiches. Tam
le devuelv
ienda. Por alguna razón, me alegro de estar en su coche y con él. La situación ha estado muy te
apoyo en el capó y cierro los ojos, dejando que el aire fres
oy a vomita
rza, deteniendo mi caída, y espera a que lo saque todo. Un segu
l esfuerzo por animar el ambiente. Nadie quie
o. -Esto es
ando las llaves del bo
me lleva a casa. Tengo miedo de moverme o abrir los ojos, porque me
e nuevo mientras entra
evantarte todav
ndo, reclinándome
bablemente me está sujetando, porque creo que no tengo fuerzas para mantenerme en pie. Tod
e permanece conmigo unos minutos incómodos
conmigo , le digo, levan
egura de que estás bien?, pregunta, mirando haci
-Sí, es
de la mano. -Ven, te
, donde encuentro agua todavía derramándose po
? pregunta mira
ones. -Solo una gotera. El casero dijo que lla
omento. -No puedo dejarte aquí. Te quedarás conm
ro
onmigo -dice con severi
odeé el cuello con los brazos y hundí
ara . Lo arreglaremos. Ahora, vámonos. Te sentirás
. -grito, secánd
No es pa
e hablara a un niño que no esc
, admito, levantando las ma
entras mis palabras penetran y su expre
, ¿verdad? , bal
ho de esa noche, pero sí recu
No se dan cuenta, chicas, de eso..
lpa que no esperara tener
r la habitación. Esto dura un par de minutos, y luego añade: -Toma lo que
onde voy a pasar la noche. Todo está dolorosamente blanco, y hay flores artificiales espar
devolviéndome al momento presen
arazo en mi mano temblorosa. Muestra claramente dos líneas. Dos
ra mí misma, inhalando profu
tro es algo que recordaré para
do , le digo.
CT
co ha comenzado. Eso es cierto. Y p
nte cuando entra a mi oficina es mi primera pista de
pregunto sin levantar la vista
venido a verlo , dice. -La aca
i oficina. Se me revuelve el estómago al verla acercarse, y el cambio en la Sra. Guevara tiene todo el sentido.
el aviso, señ
responde ella, antes de
ieras al diablo en una cueva de hielo. Se derrite al instante. Me reí entre dientes la primera vez que lo oí. Ahora, es cas
tás? -pregunto, sintiendo qu
burla, sentándose en el
insistan en que lo están. No sé por
las manos en señal de derrota-. Al diablo c
irada penetrante y penetrante. -Una ac
ndo suspiro. -