a y pesada, cada minuto un recordatorio del inminente encuentro. Se levantó y caminó hasta la ventana, la ciudad dormida extendiéndose
sintiéndose extraño en sus labios, como s
o abría. Años que no se permitía la debilidad de mirar hacia atrás. Pero esta noche, la barrera se ha
resplandor dorado. Él mismo, más joven, una sonrisa genuina adornando su rostro, un brazo rodeando la cintura de u
os -dijo en voz ba
casi dolía. Recordó la facilidad con la que hablaban, las horas que pasaban simplemente existiendo en la compañía del otro.
costada sobre la hierba, los ojos cerrados, el sol besando su piel. Él estaba a su l
per la quietud del recuerdo -Me dijiste que querías viajar por el mundo, pint
atravesó el pecho. Era un dolor que creía
o, la suavidad de su piel, el perfume de su cabello. Recordó la conversación que lo
o suavemente las tablas de madera. La luna lle
do suave, pero firme -¿Qué te es
iado inmerso, demasiado comprometido con la "familia". Los lazos eran más f
. Solo estoy
Hay algo que te persigue. Al
en el alma. Pero no podía decírsela
hacer, Elena. Cosas de
ano, sus dedos entrela
as. No tienes que car
otegerla de su propio mundo superando el dese
me. Nadie puede.
en sus ojos. Una decepción
mino es ese, Lucas? Cada día
ibilidad de discusión. Sabía que la estaba lastimando, pero pensó que e
bía dicho ella, sus ojos llenos de lágrimas. Las lágrimas que é
pareciera de su vida, convencido de que era lo mejor para ella. Se había sumergido en el mundo criminal, cada día
que había sido su única conexión con la luz, ahora en peligr
ndo en el silencio del apartamento. No había vuelta atrás. Ya no era el hombre de esas fotos. Era Lucas, el guardaespaldas de la mafi
n pasado no resuelto y un futuro incierto. Se vistió con su habitual traje oscuro, cada movimiento preciso y mecánico. El arma, fría y pes