isas con mi hermano Leo, olía aquella noche a podre
e nuestra alma, hasta que su sobrino destrozó
, abofeteó a ambos,
n ese momento, viendo solo mi "
la vergüenza y las lágrimas fals
a, un lugar desolado presentado com
, al ala de servicio, y a mí, a una c
extenuantes, obligada a servir a "benefact
o a Leo por cada atisbo de mi rebeldía, obl
vinieron a "ver mi reforma", riénd
i frente contra el suelo de piedra, pidiendo
uando Mateó pr
la cabeza, diciendo que ha
sabía que Leo nunc
stró a mi celda, exigie
ejo armario, y él, al patearlo, d
Leo, acurruc
haber matado a m
a que me regaló por nuestro aniversario grababa
lándose de Leo, drogándolo y escondiéndolo e
verdad, arrasaría con todo, per
través del dolor y la propia justicia, porque la veng