tregó la sentencia de muerte, Pa
onar idiopáti
ba por la ventana de mi apartamento, observando la
a por mí. Volvía para casarse con Tessa Bennet, la heredera de una familia tan in
o contaba los días que me queda
la, Patrick y Tessa sonreían, la imagen perfecta de la felicidad y el poder. Él,
vida despreocupada, de relaciones fugaces y noches de fiesta. Una facha
pero no podía esperar a que el des
forzar el
lugar donde po
ustero, un lugar de silencios y dolores ocultos. Al e
médico. Su traje a medida se ajustaba perfectamente a su
alidez cuando me miraba, ah
tacones resonando e
voz sonando más firm
rpadeó. "¿Qué hac
a Elena. ¿Cómo
Castillo, la abandonó. La abandonó para casarse con mi madre, Sasha. Ese acto nos convirt
todo contacto contigo hace cinco años por u
sesperación. "Ahora soy tu hermanastra
re era fuerte, doloroso. Me arrastró
conmigo, Luc
los ojos, dejando que viera un destello d
veché ese instante de debilidad. Levanté la mano y, con un gesto que solí
el gesto familiar. Por un momento, v
ció tan rápid
e dio la vuelta, dejándome
nde la música alta ahogaba los pensamientos. Pedí un ron doble y me lo bebí d
ebiendo sol
l que había ayudado a salir de la calle hacía unos años, principalmente porque su pe
uieres,
es manchados. "Oí que te quedaste sin tu últ
rga
e me debes una. Te he
í otra copa. Él
cen que eres fácil. Que cole
o, pero las palabras me dolieron. Era la reputación que me había ganado, la q
su voz volviéndose insinuant
su camisa barata. "Ahora lárgat
oso, pero se fue mu
Luciana Salazar". "Siempre metida en líos". "Pobre chica, di
en un reservado en el piso de arriba, mirándome fijamente. Su rostro
obsesionada con su amor perdido, busca
a, pero una verdad