n Máximo comenzó
la ciudad, él se sentó en una silla frente a
ias. Mi madre siempre estuvo agradecida con la tuya por salvarle la vida. No espero que esto se
í, al
Máximo. Lo
. "Ahora eres mi esposa, y eso te convierte en parte de la famil
bálsamo para las heri
lo dejó con una lesión terrible. Un incendio provocado. Le costó la capacidad de tener hijos y casi l
eron con un cariño que nunca había conocido. Eran personas cul
en tu casa", dijo mi suegra, una m
pequeña finca en las afueras, cerca del mercado principal. No era gran
on mis propias manos, empecé a restaurar el lugar.
a región, y también jugo de uva fresco. Cada mañana, antes del
idad, sin los químicos ni los procesos industriales d
raban para sus familias, los dueños de pequeños restaurantes
apeles para obtener mi licencia de productora artesan
o, un hombre de pocas palabras pero de gran
mpo, sentí que pertenecía a un luga