la multitud afuera sonaba más fuer
ruja! ¡Quemen a
l olor a carne quemada, la mí
n atados juntos, una úl
uego, solo la helada traición de nuestr
sacado de un orfanato,
stra ruina, acusando a Ricardo, u
inal, con una sola pregunta en
ces, de
or la ventana, iluminando el
n mi cam
echo subía y bajaba con una ca
rio en la pared
d
todo comenza
nacimiento. Se me había da
el frío suelo de madera. Fui a la cocina y comenc
y huevos fritos
s días,
ta, la menor, me lleg
respondí, mi voz sonan
guía de cerca, más sile
e de sus vidas, a punto de ir a la universidad. Cualquie
abíamo
stadas. Les leíamos cuentos por la noche, curábamos sus rodillas r
propios, su esterilidad fue un golp
. Incondic
creí
ico rutinario. El día en que el doctor nos llamó a
. ambas chicas es
k. La c
la ac
llenos de lágrimas falsas, mientras R
ueña comunidad, luego en las noticias nacionales, alimentada
abusa de sus h
lice encubre
alda. Extraños nos escupían en la calle. La policía abrió una
a turba fue rá
gasolina y
is manos no temblaban. La furia en
sería d
a Ricardo. No iba a permitir que n
asada. Conocía cada uno de sus mov
yo estaría
importante", dije con una son
echa en su mirada. Siempre fue la
de importa
la directamente a los ojos. "Un presentimie
erdad que se me escapó en mi vida anterior. Iba a d
teger a m
piar nues
cia, la verdadera justicia, cay
vivencia era lo ún