era un almacén abandonado en las afueras de l
ro y silencioso, olí
mé, mi voz reson
o resp
un momento, tres hombres corpulentos salieron de l
, sonriendo
dijo uno de ellos, "dijo que
n, me golpearon, me patearon, me
do, pero la humi
ión, logré morder a uno de ellos en
el sonido de sus mald
ono vibró, era un mensaje
icardo estuvo de acuerdo en todo, dij
e que cualquier puñetazo, Rica
uró protegerme me había
iento, el cuerpo me dolía, pero mi corazón
ía mirado a los ojos y me había dicho: "Siempr
tira ta
mi rostro, lágrimas de do
mensaje a Ricardo, mis dedos tembl
ué me odias tanto? ¿Qué te
cardo, a pesar d
a mi padre, mi dignidad,
ué el teléfono, ya no que
su oficina, revisando unos docum
era vez, una duda se
ó a
stás?", l
erándote", respondió e
o de fondo, música alta, gen
estaba escrito, la malicia que destilaba, no era pro
ha se apoderó de él
filmación, al a
suelo, encontró un trozo de tela
zón se
ó a
gritó, su voz llena de pá
a preocupado, le in
la señora cerca del acantilado de
que te
cuando éramos felices, un lugar donde una vez le dije que s
miedo y el arrepentimient
a demasi
ego la había emp
de la magnitud de su crueldad,
que, si la perdía
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