o diario de una vida que no me pertenecía, puliendo los sue
g, era una sombra gélida en nuestro hogar, un fantasma de pasión
so de mi matrimonio, solo para escuchar su propia voz temblar al admitir la esterilidad de su esposo
n la ausencia de contacto, ella en la ausencia de futuro, pregun
to desesperado: utilizar el caos vibrante del Día de Muertos