a, que ahora no se aferraba a Mateo, sino que buscaba algo en su diminuto bolso. Con u
ra, colgaba una llave. Una llave idéntica a l
eles baratos. La había traído aquí. A su cama. Al espacio que ella había construido con amor
jo Ximena, su voz peligrosamente tranquila
mente, como si de repente quema
eíble. "Es... es por seguridad. A veces, después de los ensayos, ella me trae cosas del
na casi se ríe. Sofía, por su parte, miraba a Ximena con un aire de desaf
amente, una sonrisa
derado de tu parte, Mateo. Sie
cansancio profundo, no del cuerpo, sino del alma. En ese instante, supo que ya no había nada que salvar. Ni siquiera el
buscó un contacto en su
saje de texto c
mera hora. Divorcio necesario por infidelidad. Y quiero una orden de restri
dudarlo. El mensaje fu
u teléfono vibró. Er
saje. Tienes todo mi apoyo. Mañana a las 9 am tienes
había desconfiado de Mateo. Recordó sus palabras el día de su boda, dichas en un susurro mientras la ayudaba c
cuánto tiempo le hab
e invitados, cubriéndola con una manta que Ximena había teji
o. La tormenta seguía rugiendo afuera, pero ya no le importaba
salir,"
a cocina, con un
ra cómo está afue
bolso y un paraguas. "El ambiente aquí
de ella, sin mirar atrás. La lluvia fría la golpeó al instante, empapánd
ndo sus pensamientos. Después de un rato, se detuvo frente a un pequeño rest
os de la mano, mirándose con una devoción tan genuina que le dolió
l amor no debía ser un sacrificio unilateral. No debía
e había llegado a cero. Con el corazón roto pero el espíritu extrañamente en paz, se dio la vuelta y empezó a cam
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