os eran un
tras empacaba la poca ropa que me lle
do por una misión exitosa. Ella era una psicóloga que trabajaba en un programa de apoyo para las familias de
mánticas, planes para un futuro juntos. Ella parecía entender la carga de mi
isada. Mi instinto me hizo empujar a un joven recluta al suelo, y yo recibí la mayor
oscuridad y sonidos amortiguados, lo primero qu
rada por el llanto. "No me importa que no pued
sa promesa como un náufrago a una tabla. Ella supervisó mi recuperaci
dos se sentían com
ó de mis pensamientos. Era Sofía, volvi
jo, su voz alegre res
s pasos ac
er favorito, hace
ño me golpeó. Era una loción de afeitar masculina, una que yo no usaba
que mi mente. Un escalofrí
a. Me quité el suéter y lo dej
un poco desconcertada.
o todavía flotando en el aire, una presenci
o me tenía reservado
Sofía estaba a mi lado, respirando suavement
te, algo
o de luz, débil y borroso, a través de la ven
mo un televisor viejo encendiéndose. Formas, sombras,
estaba recuperando la vista? Los médicos habí
hacer el más mínimo ruido,
Podía distinguir las formas de los muebles en la penumb
es, la v
o y salió del cuarto. La seguí con la mirada, mi vi
n. Caminé sin hacer ruido hasta
la luz de la pantalla de su teléfono. Estaba de
a la puerta prin
entró. E
ver cómo la tomaba en sus brazos. Vi cómo la besaba, no como un sal
sentaban juntos, cómo la mano de él se
n en su forma más explícita. Se besaron, se tocaron, susurrando palabra
lablemente. Me volví a poner la venda, apretando los ojos con fuerza,
ble en mi pecho. Pero debajo del dolor, un
No había malentendi
, tomé una decisión final. No habría confrontación. No ha
frontera ya no
desaparecer, a dejarla con las consecuencias de su
ya no era una prisión.
usar hast