star sentada en el sofá, en la misma posición en la que Ricardo la había dejado, con la puerta principal cerr
o entró, tratando de ser silencioso. Al verla despierta, su rostro
stás en la cama? Te dij
ce y empalagoso de Camila. El olor la golpeó como una bofetada, y una oleada de náuseas la rec
él, intentando tocar su frente. "Estás
ue se ahogaba. Cada palabra de preocupación er
e puso de pie, apartándose de su contacto.
fusión que parecía genuina. "¿Por qué? ¿Pasó
Caminó hacia la pequeña habitación que planeaban
su mente reproducía en un bucle sin fin la imagen de Ricardo y Cam
suavemente. Ricardo entró con un vas
useas," dijo en un susurro
quedó parado allí un momento, como esperando una reacción. Al
verdadero, y que el hombre que había visto en Polanco era una aberración, un fantasma. Recordó todas las veces que él había sido bueno con ella, sus detalle
ba innegable de su traición. El bueno y el malo no eran dos hombre
ejado en la sala, vibró sobre la mesa. Ricardo no estaba. Seguramente se había id
e de un númer
tu novio llegue tarde. Estaba
o desaparecía bajo sus p
estaba en la cama, con las sábanas blancas revueltas a su alrededor. Detrás de ella, dormido
red para no caer. Su respiración
el golpe final.
medio tomar en la mesita de noche antes de dormir.
za de
do. Y él, sin falta, siempre dejaba un último sorbo en la taza, en el mismo lado de la cama. Era su pequeño r
Le había dado un pedazo de su int
nación. Había tomado algo que era sagrado, algo que era
lvía en un torbellino de dolor y náuseas. La verdad, en toda su brutalidad, la había alcanzado. Ya no había dudas, ni esperanzas, ni ne